Tras las diversas entradas publicadas durante el fin de semana, poniendo de manifiesto la posible existencia de una élite mundial secretamente organizada y relacionada con los Illuminati, surge una gran pregunta: ¿qué hacer? (en caso, lógicamente, de que podamos hacer algo).
Abordaré este interrogante a la vuelta de vacaciones, que comienzo dentro de unas horas y me tendrán sin acceso al Blog hasta el uno de septiembre.
No obstante, para abrir boca y colaborar con vuestra propia reflexión, os proporciono tres aportaciones. Una, sacada del reiterado libro de Jan Van Helsing, o como realmente se llame. Otra, de una amiga de este Blog, Meli, que me la ha enviado por email. Y la tercera, la conclusión de un texto canalizado por Gillian MacBeth-Louthan que me acaba de hacer llegar otro amigo del Blog, Pepe Navajas.
+Jan Van Helsing: Algunos querrían eliminar a unos cuantos Illuminati, lo que a mi modo de ver no serviría para mucho, ya que serían rápidamente reemplazados (…) Los Illuminati son sólo los síntomas de un problema que, de hecho, se encuentra en otro lugar. Tienen tanto poder porque se sirven de nosotros, lo que es fácil, ya que no asumimos nuestras responsabilidades y nos satisfacemos con nuestra desidia. El corazón del problema está, pues, en lo más íntimo de cada uno de nosotros. Si no lo modificamos y si no transmutamos nuestras cobardías, de nada serviría eliminar a esos seres, ya que luego vendrían otros que se encargarían de nosotros, pues aceptamos ser manejados (…) Es preciso que hagamos la pregunta primordial sobre el sentido de la vida.
+Meli: Me es difícil, no quiero pensar que haya un grupo de personas organizadas, llámense Illuminati o como quiera que sean. No quiero, me resisto. Porque al darles entidad en mi mente les estoy dando vida, les estoy dando capacidad de actuar y me resisto. Tampoco quiero negar su existencia, porque de ese modo les estaría dando una entidad, la del no ser. Tan sólo no quiero pensar en esa trama urdida por un grupo de mentes egoístas y manipuladoras. Tenemos que ser consciente que esa maldad la tiene cualquiera de nosotros en los distintos niveles posibles, poder, manipulación, poder, egoísmo, poder,... y siempre poder. Aprendamos a no ser maniqueístas. La dualidad, bien y mal, la tenemos en nosotros mismos; no caigamos en la misma trampa y queramos darle a un grupo de individuos el protagonismo de tanta manipulación, de tanto poder omnímodo. Seamos capaces de reconocernos y de reconocer las actuaciones de esta índole, sin miedos, sin trabas; y seamos capaces de cambiar sus efectos. No formemos, ni construyamos en nuestras mentes dioses malévolos. No existen.
+Gillian MacBeth-Louthan: No se enfoquen en su guerra, su hambruna, su odio, su miedo y su enfermedad. Enfóquense solamente en el amor y la gracia, la paz y la alegría. Y entonces serán suyas.
Abordaré este interrogante a la vuelta de vacaciones, que comienzo dentro de unas horas y me tendrán sin acceso al Blog hasta el uno de septiembre.
No obstante, para abrir boca y colaborar con vuestra propia reflexión, os proporciono tres aportaciones. Una, sacada del reiterado libro de Jan Van Helsing, o como realmente se llame. Otra, de una amiga de este Blog, Meli, que me la ha enviado por email. Y la tercera, la conclusión de un texto canalizado por Gillian MacBeth-Louthan que me acaba de hacer llegar otro amigo del Blog, Pepe Navajas.
+Jan Van Helsing: Algunos querrían eliminar a unos cuantos Illuminati, lo que a mi modo de ver no serviría para mucho, ya que serían rápidamente reemplazados (…) Los Illuminati son sólo los síntomas de un problema que, de hecho, se encuentra en otro lugar. Tienen tanto poder porque se sirven de nosotros, lo que es fácil, ya que no asumimos nuestras responsabilidades y nos satisfacemos con nuestra desidia. El corazón del problema está, pues, en lo más íntimo de cada uno de nosotros. Si no lo modificamos y si no transmutamos nuestras cobardías, de nada serviría eliminar a esos seres, ya que luego vendrían otros que se encargarían de nosotros, pues aceptamos ser manejados (…) Es preciso que hagamos la pregunta primordial sobre el sentido de la vida.
+Meli: Me es difícil, no quiero pensar que haya un grupo de personas organizadas, llámense Illuminati o como quiera que sean. No quiero, me resisto. Porque al darles entidad en mi mente les estoy dando vida, les estoy dando capacidad de actuar y me resisto. Tampoco quiero negar su existencia, porque de ese modo les estaría dando una entidad, la del no ser. Tan sólo no quiero pensar en esa trama urdida por un grupo de mentes egoístas y manipuladoras. Tenemos que ser consciente que esa maldad la tiene cualquiera de nosotros en los distintos niveles posibles, poder, manipulación, poder, egoísmo, poder,... y siempre poder. Aprendamos a no ser maniqueístas. La dualidad, bien y mal, la tenemos en nosotros mismos; no caigamos en la misma trampa y queramos darle a un grupo de individuos el protagonismo de tanta manipulación, de tanto poder omnímodo. Seamos capaces de reconocernos y de reconocer las actuaciones de esta índole, sin miedos, sin trabas; y seamos capaces de cambiar sus efectos. No formemos, ni construyamos en nuestras mentes dioses malévolos. No existen.
+Gillian MacBeth-Louthan: No se enfoquen en su guerra, su hambruna, su odio, su miedo y su enfermedad. Enfóquense solamente en el amor y la gracia, la paz y la alegría. Y entonces serán suyas.
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