Y con la voz potente como
un vendaval, decía:
—¡Ah de aquellos que sólo piensan para ellos con pensamientos de
egoísmo, porque nunca serán felices ni harán felices a los que los rodean!
»¡Ah de aquellos que olvidándose de «sí mismo» atiendan más la
lengua de los demás y sus maledicencias, porque no tendrán hora en el día en
que su pecho esté tranquilo!
»¡Ah de aquellos que ven la cojera de su compañero de camino, y la
critican a viva voz y no comprenden que su lengua está podrida, porque aquello
que ven son «ellos mismos» y nunca podrán encontrar su purificación porque
creen que ya son puros!
»¡Ah de aquellos que cuando abren la boca es
para sembrar separación bien entre dos hermanos, entre región y región o entre
nación y nación, porque muestran qué pequeño es su espíritu y qué niña es su
mente, y no saben lo que es ser «ciudadanos del mundo» e hijos conscientes de
la humanidad!
»¡Ah de aquellos que levantan a unos contra otros en el nombre de
Dios, o del honor o de la fama; más les valiese no haber nacido, porque sus
propias conciencias harán que huyan del amor y no lo comprendan ni lo sientan
en toda su plenitud!
»¡Ah de aquellos que mintiendo se levantan
sobre sus hermanos los hombres, porque cuanto suban será para su caída!
»¡Ah de aquellos que miran con una cara y piensan con otra, porque
nunca conocerán la sinceridad ni sabrán la naturalidad que guarda la vida para
sus hijos que conservan la inocencia!
»¡Ah de aquellos que se quejan del papel que les ha dado la vida y
todos los días y las noches de su existencia piden al cielo el papel de su
vecino, porque no conocen la vida e ignoran sus leyes y nunca llegarán a
trascenderse, porque todo papel tiene su parte mala y su parte buena y cada
espíritu ha de hacer muchos papeles si quiere aprender en la Escuela del Mundo!
»¡Ah de aquellos que defienden un ideal hasta matar, si es
necesario, a un hermano que defiende otro ideal, porque no comprenden que el
mayor ideal de todo ser humano es respetar la vida de sus semejantes, y a él se
debe inclinar cualquier otro ideal. Ni comprenden el dicho: «Si quieres preservar
tu vida, no mates nada», porque lo que sembrasteis antes de este tiempo
sembrado está y ahora estáis recogiendo sus frutos; pero lo que sembréis en
este tiempo aún estáis en él para poderlo madurar!
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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