Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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9/6/20

Informe X. Deéelij



            Nota preliminar: en Informe VIII avisé que en Informe X trataría de la forma de reconectar definitivamente tu Particularidad a tu Singularidad. Aquí lo tienes, y espero que lo consigas entender y poner en acción.

Aceptación y rendición

Aclaración: El tema actual posee una parte de petición popular. Anteriormente, escribí sobre la aceptación, nunca sobre la rendición. Si hablo yo, no es creíble lo que pueda decir. Así que, por un lado, poco más hablaré de la aceptación, de lo que he escrito anteriormente, y no explicaré la rendición, pues es complicado de entender. Así que mejor tomo parte del texto del libro “El silencio habla” de Eckhart Tolle, lo copio y pego al inicio y que cada cual entienda lo que pueda, no son mis palabras, si no las de un considerado Maestro Espiritual. Por tanto, de discutirse el mensaje, que se discuta con el Maestro, no conmigo. Sólo aconsejo que se tomen los párrafos para meditarlos, para reflexionarlos. Si lo lees del tirón, quizá, no sirva de mucho, hay que sacarle jugo a estas palabras que llegan en resúmenes magníficos, el resto es cosa tuya. Tras los textos de Tolle, expondré algunas cosas propias.

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Cuando puedas, echa una «mirada» a tu interior para ver si estás creando conflicto inconscientemente entre lo interno y lo externo, entre las circunstancias externas del momento —dónde estás, con quién y lo que estás haciendo— y tus pensamientos y sentimientos. ¿Puedes sentir lo doloroso que es oponerse internamente a lo que es?
Cuando reconoces este hecho, también te das cuenta de que ahora eres libre de renunciar a este conflicto fútil, al estado interno de guerra.

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Si verbalizaras tu realidad del momento, ¿cuántas veces al día tendrías que decirte: «No quiero estar donde estoy»? ¿Cómo te sientes cuando no quieres estar donde estás: en el embotellamiento, puesto de trabajo, en la sala de espera del aeropuerto, con la gente que te acompaña? Sin duda es cierto que lo mejor que se puede hacer en ciertos lugares es salir de ellos, y a veces eso es lo más apropiado. No obstante, en muchos casos no tienes la opción de irte. En esas situaciones, el «no quiero estar aquí», además de inútil, es disfuncional. Te hace infeliz y hace infelices a los demás.
Ha sido dicho: dondequiera que llegues, allí estás. En otras palabras: estás aquí. Siempre. ¿Es tan duro de aceptar?

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¿Realmente necesitas etiquetar mentalmente cada percepción sensorial y cada experiencia? ¿Necesitas tener esa relación reactiva de gusto o de disgusto ante la vida, que te lleva a estar continuamente en conflicto con personas y situaciones? ¿O se trata únicamente de un hábito mental profundamente arraigado que puedes romper? Sin hacer nada en particular; simplemente, dejando que este momento sea como es.

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El «no» habitual y reactivo fortalece el ego. El «sí» lo debilita. Tu identidad en la forma, el ego, no puede sobrevivir a la rendición.

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«Tengo muchas cosas que hacer.» Sí, pero ¿cuál es la calidad de tu hacer? Conducir yendo al trabajo, hablar con los clientes, trabajar en el ordenador, hacer recados, atender las innumerables cosas que constituyen tu vida... ¿Hasta qué punto eres total en lo que haces? ¿Es tu acción una rendición o una resistencia? Esto es lo que determina el éxito que consigues en la vida, no la cantidad de esfuerzo que pongas.
El esfuerzo implica estrés, tensión, necesidad de alcanzar cierto punto en el futuro o de conseguir algún resultado.
¿Puedes llegar a detectar en tu interior la más leve sombra de no querer estar haciendo lo que estás haciendo? Eso es una negación de la vida, y por ello no puedes conseguir un resultado verdaderamente
exitoso.
Si has sido capaz de detectar esa negación en ti, ¿puedes también dejarlo y ser total en lo que haces?

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«Hacer una cosa cada vez»; así es como un maestro Zen definió la esencia del Zen.
Hacer una cosa cada vez significa ser total en lo que haces, prestarle toda tu atención. Eso es acción rendida, acción poderosa.

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Tu aceptación de lo que es te lleva a un nivel más profundo, donde tanto tu estado interno como tu sentido del yo no dependen ya de que la mente los juzgue «buenos» o «malos».
Cuando dices «sí» a la vida tal como es, cuando aceptas este momento como es, puedes sentir dentro de ti un espacio profundamente pacífico.
Superficialmente puedes seguir sintiéndote feliz cuando hace sol y menos feliz cuando llueve; puedes sentirte feliz si ganas un millón de euros e infeliz si pierdes todas tus posesiones. Sin embargo, la felicidad y la infelicidad ya no calan tan hondo. Son olas en la superficie de tu Ser. La paz de fondo que hay dentro de ti permanece inmutable en cualesquiera que sean las condiciones externas.
El «sí a lo que es» revela una dimensión de profundidad en ti que no depende ni de las condiciones externas ni de la condición interna de los pensamientos y emociones en constante fluctuación.

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La rendición se vuelve mucho más fácil cuando te das cuenta de la naturaleza efímera de todas las experiencias, y de que el mundo no puede darte nada de valor duradero. Entonces sigues conociendo gente, sigues teniendo experiencias y participando en actividades, pero sin los deseos y miedos del ego. Es decir, ya no exiges que una situación, persona, lugar o suceso te satisfaga o te haga feliz. Dejas ser a su naturaleza pasajera e imperfecta.
Y el milagro es que, cuando dejas de exigirle lo imposible, cada situación, persona, lugar o suceso se vuelve no sólo satisfactorio, sino también más armonioso, más pacífico.

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Cuando aceptas este momento completamente, cuando ya no discutes con lo que es, el pensamiento compulsivo mengua y es remplazado por una quietud alerta. Eres plenamente consciente, y sin embargo la mente no pone ninguna etiqueta a este momento. Este estado de no-resistencia interna te abre a la conciencia incondicionada, que es infinitamente mayor que la mente humana. Entonces esta vasta inteligencia puede expresarse a través de ti y ayudarte, tanto desde dentro como desde fuera. Por eso cuando abandonas la resistencia interna, a menudo descubres que las circunstancias cambian para mejor.

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¿Estoy diciendo: «Disfruta este momento. Sé feliz»? No. Permite que se exprese este momento tal como es. Eso es suficiente.

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Rendirse es rendirse a este momento, no a una historia a través de la cual interpretas este momento y después tratas de resignarte a él.
Por ejemplo, puede que estés tullido y que ya no puedas caminar. Tu estado es lo que es.
Tal vez tu mente esté creando una historia que diga: «A esto se ha reducido mi vida. He acabado en una silla de ruedas. La vida me ha tratado con dureza, injustamente. No me merezco esto.»

¿Puedes aceptar que este momento es como es y no confundirlo con la historia que la mente ha creado a su alrededor?

* * *

La rendición llega cuando dejas de preguntar: «¿Por qué me está pasando esto a mí?»

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Incluso en las situaciones aparentemente más inaceptables y dolorosas se esconde un bien mayor, y cada desastre lleva en su seno la semilla de la gracia.
A lo largo de la historia, siempre ha habido mujeres y hombres que, cuando tuvieron que hacer frente a grandes pérdidas, enfermedades, prisión o muerte inminente, aceptaron lo aparentemente inaceptable, y así hallaron «la paz que supera toda comprensión».
La aceptación de lo inaceptable es la mayor fuente de gracia en este mundo.

* * *

Hay situaciones en las que todas las respuestas y explicaciones fracasan. La vida deja de tener sentido. O alguien que está pasando un apuro viene a pedirte ayuda, y tú no sabes qué decir ni qué hacer.
Cuando aceptas plenamente que no sabes, renuncias a esforzarte por encontrar respuestas con la mente pensante y limitada, y es entonces cuando una inteligencia mayor puede operar a través de ti. En ese instante, hasta el pensamiento puede beneficiarse, porque la inteligencia mayor puede fluir a él e inspirarlo.
A veces, rendición significa renunciar a tratar de comprender y sentirse cómodo en el desconocimiento.

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¿Conoces a ese tipo de persona cuya principal función en la vida parece ser la de ser desgraciada y hacer          desgraciados a los demás, la de extender la infelicidad? Perdónales, porque ellos también forman parte del despertar de la humanidad. Representan una intensificación de la pesadilla de la conciencia egótica, del estado de no-rendición. En su función no hay nada personal. Ellos no son eso.

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Uno podría decir que rendirse es la transición interna de la resistencia a la aceptación, del «no» al «sí».
Cuando te rindes, tu sentido del yo pasa de estar identificado con una reacción o juicio mental a ser el espacio que rodea a la reacción o al juicio. Es pasar de identificarte con la forma -el pensamiento o emoción- a ser y reconocerte como aquello que no tiene forma, la conciencia espaciosa.

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Lo que aceptes completamente te hará sentirte en paz, incluyendo la aceptación de que no puedes aceptar, de que te estás resistiendo.

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Deja la Vida en paz. Déjala ser.
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Y aquí concluyen las palabras que te traigo de Tolle. Pero añadamos lo que Isha Judd dice sobre la rendición; es fácil de entender. Ella está considerada una Maestra Espiritual, así que no dudes de sus palabras:
Isha Judd nos habla sobre la rendición
Isha rendición

                                   Amplitud, diferenciación, conclusión

            Y ahora, tras las hermosas enseñanzas de la maestría espiritual de Tolle e Isha Judd, añado algunas cosas de cosecha propia, pero como no soy ningún Maestro Espiritual, ni aspiro a ello en modo alguno, no me creas, sólo, si quieres, me lees y verás si te dicen algo mis palabras.

·         La aceptación elimina el sufrimiento, pero no da paso al disfrute necesariamente.
·         La rendición lleva implícita la aceptación, e implica no sólo la eliminación del sufrimiento, sino el paso a disfrutar al instante.

·         Lo contrario a la aceptación es el conformismo.
·         Lo contrario a la rendición es la resignación.

·         La aceptación permite la lucha por un cambio.
·         La rendición implica la no lucha por nada, ni en nada, ni para nada.

·         La aceptación es dejar ser lo que sea que es, haciendo lo que quieras.
·         La rendición es ser lo que es, siendo el Ser, sin nada que hacer.


Tras este pareado de pautas anteriormente establecidas, que no pienso demostrar, pues es cuestión de que uno lo perciba en uno al aplicar ambos conceptos, te pregunto ¿dónde estás, en el bando de los conformistas resignados, sufriendo y padeciendo, o en el bando de los que rindieron apagando los sistemas de creencias y se dedican a disfrutar? ¿Eres de los que viven la vida (aceptación) o Eres la Vida (rendición)? Porque quien ni acepta y mucho menos rinde, se dedica a sobrevivir en la vida como puede.

En el Informe IX se habló del suicidio. En el Informe VIII del desapego a la vida, entre otros desapegos. Aquí lanzo la siguiente pregunta al aire: ¿rendiste la vida o quedan apegos a la misma? Si la rendiste, eres un valiente, pues depositaste toda tu confianza en la Fuente, en que la Misma te ofrecería todo lo necesario para esta encarnación en cada una de las experiencias a vivenciar. Y es que hay que ser muy valiente para llegar a rendirse, a abandonarse, a culminar en la confianza plena y absoluta a tu Ser, a la entrega total. Y es que la rendición posee a la valentía como bandera, mientras que la resignación se esclaviza a la cobardía sin nada que ondear. Y cuando ya te has desapegado de la vida y la has rendido, estás en la valentía de marchar de esta vida en cualquier momento, porque ni hay miedo a nada, ni apego a algo se posee; pero si es lo contario, estás en la resignación y con el miedo a perder la vida; entonces aparece la cobardía a perder la vida pues no hay confianza en la Fuente.
Llegados aquí, te lanzo una conclusión que te va a tocar las narices: El suicidio consciente es de valientes que ya han rendido todo, no hay apego a nada, y sí confianza absoluta en la Fuente. Mientras que el suicidio de los inconsciente es de cobardes que no rindieron la vida, sino que claudicaron en la resignación a su suerte, a lo doloroso; y aquí no hablo del que se quita la vida, sino del que sobrevive la vida resignadamente, cobardemente, por miedo a la muerte, dado que posee tremendo apego a la vida, a la vida de padecimiento y dolor a la que se somete y con la que se conforma.


            El adoctrinamiento de la no aceptación

Es tal el adoctrinamiento de esta vida, mediante el sin número de sistemas de creencias aprendidos y asimilados (de los que he hablado tanto antes), que el sumatorio de esos sistemas de creencias aprendidos y asimilados concluyen siempre en una NO ACEPTACIÓN de aquello que no sea igual a lo que manifiestan los sistemas de creencias aprendidos y asimilados. Por tanto, cuando algo nuevo te llega, si tus sistemas de creencias saltan de inmediato, lo que salta es la NO ACEPTACIÓN inmediata. Y cuando la NO ACEPTACIÓN salta, lo que se evidencia es la negación de lo nuevo que ha llegado. Evidentemente, entramos en el negacionismo, en la oposición, en la resistencia a algo distinto o nuevo. O si lo quieres, en eso que se ha dado en llamar las cinco fases ante el duelo, ante una noticia de enfermedad terminal, ante una visión brutal de algo (un shock), o a lo que sucede cuando salta la disonancia cognitiva, que no es otra cosa que el shock ante algo que es contrario a lo que se cree firmemente.
Las cinco fases son:
1.       Negación.
2.      Rabia, ira, enojo.
3.      Negociación.
4.      Depresión.
5.      Aceptación.

Y fíjate, que el quinto paso es aceptación, pero pasamos por los otros cuatro, de forma desagradable en vez de ir directamente a la aceptación del hecho nuevo, de lo que haya sucedido. Así que animo a saltarse los cuatro pasos, y aplicar aceptación de golpe, aunque si aprendes a rendir, mejor que mejor.
 Pongamos un ejemplo, aunque sea algo bruto, pero ponte en el pellejo. De pronto llega tu mejor amigo, el mejor de todos, el que jamás te podrían traicionar, y te dice que tu pareja te es infiel: ¿cómo te quedas? De entrada, lo vas a negar con un “Eso no puede ser” “es imposible”. Así que aparece de golpe el paso 1: la negación, la no aceptación, el NEGACIONISMO (resistencias a algo nuevo o distinto). Pero si además te lo demuestra con pruebas irrefutables, te va a pasar igual, solo que, al rato de negar lo innegable, pasas (paso 2) a la rabia, al odio a tu pareja… un poco más tarde (paso 3), empiezas a negociar, con eso de “a ver si no es una broma, si las fotos que te enseñan no están trucadas…” pero cuando ves que es real, esto te lleva a la depresión (paso 4), de la que no sales hasta que aceptas la nueva situación, el hecho (paso 5 y definitivo que todo lo soluciona). Pero desde la negación hasta la aceptación te has consumido en una serie de chutes de energía negativa… y además has sido el alimento de los Amos de 4D.
Lo mismo te pasa cuando te presentan, o te llega algo que te parece imposible, absurdo, increíble… pues pasa que lo niegas de entrada, sin pensarlo un solo segundo. Por cierto ¿cuántas veces has negado mis palabras en todos mis escritos o las de Tolle en el actual? Seguro que en todos mis escritos me has negado, al menos tres, veces, jajaja.

Este mundo, sus Amos, junto a otros adláteres, te educaron y adoctrinaron en la NO ACEPTACIÓN, que es lo mismo que el NEGACIONISMO. Así que ante cualquier hecho que no sea a lo que te acostumbraron, de entrada, lo vas a negar, y de entrada lo vas a pasar mal. ¿Ves cómo aún te siguen manipulando? Y tras observar esto ¿lo vas a negar o lo vas a aceptar? De mí no depende, que conste, yo ya me rendí y rendí la vida; y es que la rendición es un paso muy superior al de la aceptación. Así que hace que ni me acuerdo que no entro en eso del NEGACIONISMO, en todo caso me digo: “puede ser posible, ¿no?” Y lo examino, razono, y saco mis conclusiones; pero de entrada se acepta y luego se examina, no se niega de golpe.
Si te rindes a lo que llegue, a lo que pase, si no luchas contra eso, (1) de entra ya lo aceptas, (2) no hay negacionismo, (3) creas una posibilidad de que eso pueda ser distinto a como lo dicen tus sistemas de creencias, (4), es simultáneo al anterior, pero al menos apartas los sistemas de creencias sino los destrozas de golpe, y (5) puedes disfrutar de lo que llegue, pese a como llegue.
Concluyendo, o aceptas y dejas de sufrir, o mejor aún, rindes la vida y disfrutas de la misma.
Y dejo una perlita al aire dispara: el Ego siempre se cree que es algo, pero cuando has rendido lo que sea que es, ya no eres nada y lo Eres Todo al instante; y cuando lo Eres Todo al instante, el Ego ha muerto y has reconectado definitivamente tu Particularidad a tu singularidad.

 Gandhi, sin duda pasó situaciones duras en su vida, no sé si las aceptó o rindió, pero sí sé que pasó su vida con mucha dignidad ante esas circunstancias dejando por escrito su proceder al respecto de las mismas:

PRIMERO TE IGNORAN.                       Y añado: se oponen a ti.
LUEGO SE RÍEN DE TI.                          Y añado: te ridiculizan y humillan.
DESPUÉS LUCHAN CONTRA TI.         Y añado: reprochan, acusan y exigen.
Y FINALMENTE LES VENCES.             Y añado: te aceptan.
                        …………………………………………………………………

Y concluyo esta exposición sobre la aceptación y la rendición, con la manifestación de lo que denomino el credo mundial con el que se conforman y resignan la mayor parte de esta humanidad:       

Creo sólo en el dinero, dador Todopoderoso.
Creador del caos y de la miseria.
De todo lo visible y lo invisible (doy crédito).
Creo en el señor de todas las cosas: en el Euro y en el Dólar.
Hijo único de los Creadores del mal.
Nacido del padre de la codicia hace siglos:
Jefe de los jefes, Carcelero de los esclavos.
Jefazo verdadero de vileza verdadera.
Engendrado, no imaginado.
Que posee la misma naturaleza del poder.
Por lo que todo fue hecho.
Que por nosotros, los Humanos Consumidores,
y por nuestra salvación, salió del banco;
y por obra del Jefe de la Reserva Federal
se encarnó en papel, moneda y timbre.
Y por nuestra causa fue mancillado
en tiempos de gobernantes destartalados;
está padeciendo crisis y hemos de pagarlo,
y resucitará algún día, según los estafadores,
y querrá subir al estrado,
y sentarse a la derecha del sin pecado;
y de nuevo vendrá con gloria para timar a vivos,
                                         y si es, posible, a los muertos.
Y su reino no tendrá fin.
Creo en el Banquero, y en el botín a llevarme.
Jefe y dador de deuda,
que procede del político y la codicia,
que con todos juntos, siendo la misma cosa,
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló y habla por medio de los de la prensa.
Creo en la redención de la deuda,
que es una, grande y magnífica putada.
Confieso que hay un solo credo
para el perdón de los que no sabemos hacer dinero.
Espero la resurrección de los prestamistas
y la vida del mundo actual sin fin continuado.
Así sea.
            …………………………………………………………………………………

Bien hemos llegado a la penúltima entrega de esta saga llamada Informes que nunca pensé escribir, o sino repasa el primero y cómo surgieron los demás. El caso es que no sé qué más escribir después del Informe XI, tras el mismo se inicia la publicación en 29 partes de “Memorias de un descarnado”.  Si más adelante siento que he de escribir algo más, pues lo haré y listo. Pero por el momento esto es todo.

Anotación: a los que dicen que en mis palabras notan rabia, ira, odio… y no sé cuántas más emociones negativas han llegado a descubrir en mis palabras, lo que sí puedo decirles es que las he disfrutado, y que lo que tú sientes es lo que tu sientes, no lo que pretendo transmitir. Quizá es que te falta un toque de humor, de sentido divertido de la vida, o quizá es que quieres que hable al estilo del santurrón, o al de la new age, o al estilo que se ha denominado el buenismo, pero estos usos no son los míos. Lo mío es distinto: es ir a martillazos, darle a la sorna, a la ironía, al envite, a la jocosidad, al rebrinco, a la chanza, al empujón, a la embestida, al sarcasmo, a la burla, a la mofa, al escarnio, al remojón… en definitiva, divertirme escribiendo, y si no lo pillas, pues nada, me rendí a ello desde el primer día que escribí a sabiendas que se podía interpretar de mil modos distintos mis palabras. Ah, si un día me ves enfadado, enojado, cabreado o algo por el estilo, mejor que des la vuelta, que corras tan rápido como puedas y no mires atrás, pues como te pille… ni te imaginas.

Almitas, hasta la siguiente, yo escribiendo y vosotros leyendo, o dándole al audio libro. Pero recordar que no tenéis que creerme en modo alguno, que puedo estar equivocado. Eso sí, creer lo que os dicen vuestros líderes de cualquier orden, ellos siempre velan por vuestro bienestar continuamente y lo habéis podido comprobar con la gestión mundial del virus soltado para matar a todo ser humano posible y destruir la economía, cuestión está última que agradezco enormemente, por fin se han cargado lo que más esclavizaba al ser humano: la economía.

¿¿¿…???: deeelij@gmail.com

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