Subsistemas de apoyo al individuo
La segunda peculiaridad importante del
ser humano es su capacidad de armarse de subsistemas de apoyo, o dicho de forma
más coloquial, su capacidad para fabricar herramientas que potencian sus
capacidades particulares.
Hablamos de la capacidad del ser humano
de fabricar habitáculos, almacenes de recursos y máquinas para multiplicar su poder
muscular. Es decir, subsistemas de cubierta, de almacenamiento y subsistemas
motores. Estos tres subsistemas artificiales han sido capaces de permitir la
supervivencia del hombre frente a fieras de mucha mayor capacidad de ataque que
él de defensa, con sus propias manos y capacidad muscular. Han permitido
construir refugios contra inclemencias del tiempo gélido propios de las
antiguas edades de hielo y, han permitido “acumular” recursos más allá de las
necesidades inminentes para sobrevivir.
En la evolución del ser humano como
cazador y recolector hasta el sedentarismo del hombre agricultor, se asentó la
posibilidad de dejar de vivir para el simple e inmediato presente y poder
proyectar y planificar el futuro, prever y diseñar estrategias a largo plazo,
construir artificios pesados, tales como casas, graneros, corrales y estructuras defensivas como murallas y
torres de vigilancia.
Por otra parte, ese paso provocó una
lógica selección natural con los que aún eran cazadores. Primero por disponer
mucha más capacidad de alimentación (una Ha alimenta a mil veces más personas
que a un grupo de cazadores). Segundo su población puede crecer mucho más, dado
que una madre sólo puede transportar un niño y no lo puede hacer con rapidez.
El excedente de alimentos se puede almacenar y alimentar a parte de la
población no dedicada a producir alimentos, como por ejemplo un ejército y por
supuesto, los políticos y burócratas. Es decir, se pudo pasar del grupo a la
organización.
Fijaos que esto es radicalmente
importante, de cómo el ser humano ha podido evolucionar de la formación de
“grupos”, que desde la perspectiva sistémica no es más que un conjunto de no
más de veinte individuos, a las comunidades humanas, estructuradas en
“organizaciones”, que van desde lo que es una ciudad, pasando por un entorno
tipo valle o comarca hasta llegar a un reino pequeño. De esto trataremos en las
próximas dos entregas.
Y por último están los artificios que
denominamos máquinas, que elevan la capacidad muscular de un sujeto por diez,
cien o mil veces. Entendamos artificios, también la domesticación de animales
de carga, como los bueyes o caballos, que han sido hasta hace bien poco, hasta
la aparición de la máquina de vapor, la mejor capacidad tractora que ha utilizado
el ser humano para sus tareas diarias y sus desplazamientos. En todo este
punto, recomiendo la lectura del conocido libro de Gared Diamond “Armas, gérmenes y acero”, que describe
con excelente detalle todo este proceso de evolución tecnológica del ser humano
y de cómo, las armas, la vulnerabilidad del hombre ante agentes patógenos y la
capacidad fabril, han sido los tres determinantes de la Historia.
Por tanto y, para lo que nos ocupa, al
estudiar el factor humano en los sistemas biológicos de este Planeta, hemos de
comprender hasta qué punto el hombre posee características fundamentales que
hacen que el estudio de los arquetipos de comportamiento sistémico de las
sociedades humanas, se están alejando cada vez más de los márgenes de
viabilidad que desde la aparición de la vida han regido ésta sobre la Tierra.
Es decir, y resumiendo; enlazando con el
contenido del libro “Consciencia y
sociedad distópica”, todas las patologías sistémicas que en él se ponen en
evidencia en sus diferentes capítulos, tienen como base causal, el
comportamiento de una especie biológica que, primero, utiliza la
“intencionalidad”, tratar de conseguir algo que va más allá de lo suficiente y
necesario para poder vivir y, segundo, tiene la capacidad de diseñar y
construir sistemas artificiales que amplifican y potencian sus capacidades
tanto como para, en la actualidad, poder devastar regiones enteras del Planeta,
por el lado oscuro o hacer florecer la civilización, el arte y la cultura en su
lado luminoso.
Gestión de la incertidumbre
Posiblemente, una de las definiciones más
sorprendentes sobre la inteligencia, es aquella que afirma que “la inteligencia es la capacidad de gestión
de la incertidumbre”.
Y es que, probablemente, los dos
subsistemas de información, tal y como lo hemos descrito en anteriores entregas,
son el subsistema asociador y el subsistema decisor. Aunque ambos existen
también en los animales inferiores, sin embargo, mientras en ellos, su
programación hacia objetivo final, está basada en decisiones automatizadas con
el fin de garantizar la supervivencia, de modo que asocian los datos de entrada
(su percepción sensorial) y los de memoria, para emitir órdenes de ataque,
defensa o protección de las crías (en el caso de aves y mamíferos), en el ser
humano, y esto es extremadamente
importante desde el punto de vista del pensamiento sistémico, todo el proceso
de análisis, asociación, memorización y toma de decisiones, no es
automático, sino manual.
Es decir…
El
ser humano aborda conscientemente el proceso de gestión y decisión de sus
actos.
Y como la realidad que ha de manejar, con
sus amenazas y oportunidades y, a sabiendas de sus propias fortalezas,
capacidades y debilidades, es cada vez más compleja, incierta e impredecible,
el proceso de gestión de esa incertidumbre, requiere todo un proceso de
análisis de situación y síntesis, lo suficientemente elaborada como para
abordar la decisión, con una calculada probabilidad de éxito.
Cierto es que los animales, tanto los
depredadores como las presas abordan en sus extremas situaciones de ataque y
defensa haciendo un cálculo de probabilidades sencillo y a veces aciertan y se
salvan o capturan y a veces fracasan perdiendo la presa o siendo capturados;
pero son situaciones que en principio se basan en “cálculos” de sus propias
capacidades. En el caso del hombre la cosa adquiere una complejidad pasmosa.
Pero, además, hay un atributo humano,
específico del homo sapiens, la toma de consciencia, darse cuenta, ser
consciente de las decisiones que ha de tomar.
Así que se unen dos capacidades
extraordinarias, la primera, la alta capacidad de elaboración de datos, que
hacen transformarlos en conocimiento, estopor una parte, pero por otra, la
elevación a nivel consciente, de la toma de decisiones.
En esa toma de consciencia interviene
decididamente el “objetivo final” hacia el cual va dirigida la decisión, que
puede estar “dentro o fuera” de márgenes que garantizan el estado estable,
tanto del individuo como del grupo o del ecosistema en el que desarrolla su
vida.
Si los efectos de la decisión se
encuentran “dentro de los márgenes de seguridad” sistémica (llamémoslo
así), salvo imprevistos ajenos a la voluntad del decisor, el ser humano se
estará comportando de modo integrado con el entorno y estará salvaguardando
tanto su integridad como la estabilidad del entorno (ahora diríamos, la
protección del medio ambiente).
Si los efectos de la decisión se
encuentran “fuera de los márgenes de seguridad” sistémica, también salvo
imprevistos ajenos a la voluntad del decisor, el ser humano se estará
comportando de un modo adverso consigo mismo y con el entorno, poniendo en
riesgo tanto su propia integridad, como la estabilidad del entorno, que también
ahora diríamos, provocando efectos adversos sobre el medio ambiente.
Que se provoquen efectos dentro o fuera
de márgenes, depende de la toma de consciencia que el ser humano haya adquirido
de sí mismo y de su entorno, porque vivir dentro de los márgenes, no supone
precisamente la esclavitud de un corsé, sino la sabiduría de sentirse “uno con”
el entorno, donde estará garantizada tanto la vida de uno mismo como con él. Y
vivir fuera de márgenes, supone simplemente, estar permanentemente agrediendo
al entorno y jugar a la ruleta rusa con uno mismo. Porque al vivir “outlayer”
(fuera de márgenes), al final uno mismo también está en peligro.
Por tanto, al abordar el comportamiento
sistémico del ser humano, hemos de tener presente varias cosas.
La primera, que no responde al
comportamiento natural de la Naturaleza, debido a la variable permanente
denominada “intencionalidad”, un objetivo final que supera o no alcanza los
márgenes de estabilidad.
La segunda que este comportamiento no
natural, genera funciones “no lineales” de comportamiento caótico como el del
mercado bursátil, que habitualmente se catalogan en base a lo que se denominan
“arquetipos de comportamiento sistémico”, que veremos en posteriores entregas.
Y tercero, está la casi siempre respuesta
errónea del ser humano a lo que se denomina “complejidad dinámica”, o
comportamiento diferente de los grandes y complejos sistemas sociales en el
corto, medio y largo plazo, lo que exige de la inteligencia de los analistas y
decisores, una tremenda capacidad para poder gestionar la incertidumbre.
Todo esto lo iremos tratando en las
próximas entregas, que serán fundamentales para comprender por qué el hombre ha
tenido que luchar denodadamente durante toda su historia contra su propia
creación, la “Sociedad distópica”.
Y por último y no menos importante,
tenemos que abordar un elemento que completa la general distorsión que la
inteligencia humana hace de la realidad que le rodea, un mundo virtual llamado
“dinero”.
Sí, señoras y señores. El dinero es la
gran creación del Homo sapiens, fuente de riqueza, desarrollo y esplendor, pero
también la fuente de la pobreza, la involución y todo tipo de conflictos
imaginables, entre ellos, la guerra.
Como diría uno de los protagonistas de
una película que vi hace tiempo, de cuyo nombre no logro acordarme. Poli senior
que le dice al poli junior, “si ves que
en un delito no encuentras la lógica de los hechos, síguele la senda al dinero,
en el que siempre, y digo siempre, encontrarás el origen de todo”.
Comprenderéis que el dinero, es decir, la
Economía neoclásica, requiere le dediquemos un capítulo especial, tras hablar
primero del grupo humano y después de las organizaciones humanas, para encajar
el dinero como aspirante a “imagen fiel” de las organizaciones y comunidades de
seres humanos.
=========================================================
Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y
en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
=========================================================
La publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en
este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes
desde el 20 de enero de 2020.
Se puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto
por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
=========================================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.