Y así meditaba Abul Beka:
—No quiero vivir la ilusión que me trae la luz de esta vida. No
quiero que me adormezca con su aparente realidad.
»No deseo dejarme llevar por las formas pasajeras, que,a lo más
cabalgan en el tiempo unos decenios y, después, se evaporan y deforman hasta
diluirse de nuevo en la tierra.
»Pido no entrar en la ilusión del oro y de la plata que relucen
como soles y lunas. Que deslumbran a los ojos y cierran los corazones y los
pintan de mezquindades y los encierran en los moldes del egoísmo.
»No es mi deseo sentarme en ilusiones de grandeza y creer que soy
grande. Ni pensar que, porque me llamen pequeño, soy pequeño. No busco ni lo
grande ni lo pequeño. Me busco a «mí mismo» en mí, a través de los demás: es la
única realidad. Tampoco deseo las alabanzas y voces huecas de las generaciones
que se transforman y forman como las estaciones del año. Sólo deseo la luz. Y
estar pronto a servir en cualquier lugar en que me coloque la mano del tiempo.
Yo voy buscando a la verdad, como quien busca a un amigo íntimo. Y si en mi
eterno peregrinar a través de las vidas, buscando la vida, me senté a descansar
algunas veces en el camino, fue para santificar también el paisaje y adorar a
la creación.
»He buscado muchos eones para darme cuenta de que «yo mismo» era a quien buscaba.
»He buscado, y de esta búsqueda ha nacido el tiempo.
»He andado, y de este andar ha nacido el camino.
»He rezado, y de mi boca ha nacido la palabra creadora.
»He llorado, y de la amargura de mi corazón ha nacido un hombre nuevo.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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