Llegó
la hora. No te demores más, que es para nada.
Toma Tu
lugar, que ya es el tiempo.
Si yo
lo he asumido, ¿por qué Tú lo dudas?
Tal
vez haya algo que se me escapa:
¿que
aún no esté apurada la última gota?;
¿ee reservas
la sorpresa para el acto final de esta obra?
¡Te
temo!
Por
eso… insisto.
Ocupa
Tu sitio
y
permite que la unidad que nos anima se haga realidad
Qué yo
me integre con todo mi bagaje en tu unidad.
Mis
apegos, mis ilusiones,
mis
anhelos, mis sueños y realidades,
mis
errores y mis aciertos,
mis
penas y mis alegrías,
mis
odios y mis amores,
mis
fríos y mis calores,
Qué todos
mis opuestos se disuelvan en Ti,
qué se
condensen en la propia sabiduría del Demandante.
Creo
que se ha cumplido.
Al
menos, yo estoy satisfecho de lo logrado,
porque
al final he despertado
y a Ti
he vuelto seguro y confiado.
A Ti
me entrego y te remito lo logrado.
Mi yo
que eres Tú, que eres yo, se haga.
Y al
resto, que ha cumplido, su merecido olvido,
Qué
descanse junto a los otros yoes que le precedieron.
Si
acaso, ya te encargarás Tú de editar el libro de tus yoes
como
capítulos del Yo Divino,
Antes
que al final, como este del «mi mismo»,
te
toque integrarte en el «YO» final al que todos caminamos,
tras
la etapa de la Consciencia Universal,
en la
meta de la Unidad Divina.
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Autor: Anómino
Enviado por: Pedro Castañeda
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