Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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14/1/20

Nacer


¿Desde dónde nacemos?
Nacer, ese bello instante que nos abre a la vida, nuestra llegada.
Nacer nacemos, pero ¿desde dónde nacemos?
Los seres humanos estamos adormecidos en el pensamiento de nacimiento, es como un momento pasajero al que no queremos volver, nací y punto. Aquí estoy en estos momentos haciéndome mil preguntas sobre mi vida y ni tan siquiera me he preguntado de dónde vengo.
Nacer es ese momento mágico de fecundación, donde la unión del fruto del amor se materializa en una primera célula, yo, mi primera vibración en el planeta Tierra que da lugar al embrión que comienza a tener vida y toma forma humana.
Gracias a este misterio se garantiza la perpetuación de la especie humana en la Tierra, donde las almas vuelven para manifestarse y sus experiencias cobran vida, repito, almas que vuelven y experiencias.
Una sociedad consciente tiene que observar este momento inicial, sus primeras vivencias en relación con la madre que lo gesta, donde comienza a desarrollarse y tomar una apariencia humana única e implagiable, somos una gran obra de la creación divina. Es en esta admiración donde nace el amor incondicional entre la especie humana, amor que tanto nos cuesta mantener en el mundo de las relaciones y que, paradójicamente, tiene mucho que ver con esta contemplación desde la admiración, respeto, aceptación y compasión, que son fundamentales para avanzar en amor.
En esta primera etapa comienza nuestro desarrollo mental, formándose la personalidad y los primeros sentimientos en las experiencias compartidas con nuestras madres, conscientes o inconscientes, teniendo mucho que ver con quien soy hoy. Las parejas actuales viven condicionadas por la sociedad de consumo y bienestar exterior y son pocos los futuros padres y madres que integran en esta etapa a sus descendientes desde una perspectiva emocional y como el comienzo de sus relaciones con el nuevo Ser.
Los intereses económicos e ideológicos poco ayudan a avanzar en el cambio que necesita la humanidad en el despertar del nacimiento. Es una responsabilidad de la sociedad actual aportar una visión diferente que nos permita progresar, la humanidad demanda nacer desde el amor que somos y necesita de nuestra aportación para avanzar sobre los miedos, dolor y sufrimiento que se encuentran anclados al nacimiento.
La sociedad de consumo ha desplazado al futuro Ser, siendo este un objeto de recursos recaudatorios en todo su esplendor, ni que decir tiene todo lo que rodea al futuro bebé: ginecología, concepción, parto, ecografías en 3D, fiesta del futuro bebé, ropa de embarazada, cremas, gimnasia, ropa del bebé, accesorios, mobiliario, aseo personal del bebé, pediatría, etc. Estos intereses económicos generalizados en torno al nacimiento: dónde, cuándo, cómo, debo o tengo que…, son una verdadera locura económica que gran parte de la población teme asumir, es un empezar y no terminar: guardería, colegio, idiomas, deportes, formación específica, futuros trabajos, etc. Un sinfín de gastos externos que la sociedad nos va ofreciendo con el único interés de motivarnos al consumo y con la escasez de la verdadera esencia de la maternidad, relación madre-padre-hijo, sus emociones conjuntas y la construcción de sus relaciones, se aparta con pequeñas migajas al futuro bebé de sus verdaderas necesidades y esencia.
La sociedad actual poco ha cambiado con respecto al nacimiento, la preocupación por aliviar los dolores del parto no es de nuestros días, ni tan siquiera de los últimos siglos. Se sabe por crónicas y grabados antiguos de métodos utilizados para mejorar esta situación, se habla y se habla de cómo hacer ese momento más confortable para las futuras madres. Todas las generaciones anteriores han intentado acomodar externamente a las madres con el fin de aminorar el dolor asociado a esta vivencia y actualmente seguimos alimentando ese mismo sufrimiento, continuamos buscando fuera lo que se encuentra dentro.
Los últimos estudios sociológicos realizados catalogan el momento del parto como un miedo generalizado y normalizado dentro de nuestra sociedad. Sí, es el miedo generalizado y normalizado el gran causante de este estancamiento, tenemos que darnos cuenta de cómo está influyendo el mantener el dolor en el parto en el nacimiento de las futuras generaciones. Desde esta premisa de normalidad no vamos a avanzar en el descubrimiento de lo que realmente somos, os invito a dar un paso más, debemos progresar en la visión generalizada de miedo, dolor y sufrimiento que se sigue asociando al nacer y aportar lo que por derecho natural corresponde, nacer desde el amor.
El nacimiento es festejado cuando se recibe la nueva vida, pero hay mucho más en torno al nacimiento, no podemos justificar el principio con el final obtenido. Actualmente no estamos abiertos a experimentar ni observar el nacimiento desde otra perspectiva, como el gran milagro de la naturaleza que es, eso hace que se siga viviendo desde el dolor, sufrimiento e impotencia, y no desde el gozo, la dicha y la felicidad de todos.
Yo, ese Ser de luz experimentando en este plano humano mi experiencia de vida, mi llegada. ¿Cómo estoy siendo recibido? ¿Quizás ya condenado a sufrir al nacer? ¿Necesito este sufrimiento para ser? ¿El miedo se ha apoderado de la sociedad o la sociedad se ha apoderado del miedo?
En un estudio antropológico realizado recientemente por Laura Cardús i Font del Depto. d’Antropología Cultural i Història d’Amèrica i Àfrica, Universitat de Barcelona (UB), se nos muestra una clara visión de nuestra sociedad actual con respecto al embarazo y parto. Datos preocupantes que necesitan de nuestra atención si queremos liberarnos de este sufrimiento y facilitar a nuestros descendientes sus nacimientos (ver PDF en el enlace https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5106938).
Como mujeres, hemos avanzado en cuanto a la aceptación social, integración, en la no violencia en nuestras relaciones, en vivir nuestra sexualidad, normalización de nuestra menstruación…, ahora toca incluir a la maternidad y el parto. Tenemos que soltar para avanzar que al nacimiento le acompaña el dolor, y es trabajo de todos, hombres y mujeres en general.
La figura de la mujer se ha estigmatizado como imperfecta y todos sabemos que no es así. No tiene ningún sentido que en algo tan importante como es la perpetuación de la especie humana, se creara un cuerpo de mujer imperfecto para afrontar los partos desde el riesgo y dolor.
Como mujer, no tengo dudas de que dentro de la creación ocupo el mismo lugar que todo, nacemos completas y perfectas, como todo lo creado, solo tenemos que observar la naturaleza, el mundo animal, vegetal, mineral… todo lo creado está en armonía y atención para cubrir y garantizar las necesidades de satisfacción, confort, sanación, supervivencia y crecimiento. ¿Por qué en el momento de la creación se iba a olvidar en el diseño de la mujer algo tan importante como es la perpetuación de la especie humana?, y ¿por qué castigar y condenar así a ellas y sus descendientes a vivir esas experiencias con riesgos, dolor, frustración o impotencia?
Todo ha sido creado desde un principio de perfección, para ello tan solo tenemos que mirar a nuestro entorno. Todo está creado en armonía cubriendo sus necesidades, cada especie animal ha sido dotada del plumaje, dientes, extremidades, garras, pico…, todo lo necesario para vivir, sanarse y alimentarse en el entorno donde se desarrolla. Si observamos las plantas, cada una tiene diseñadas sus hojas, tronco, raíces…, en atención a cubrir sus necesidades en el entorno en el que experimentan su vida. Las montañas, valles, ríos, lagos, cascadas, desiertos…, todo está ubicado de manera natural dando vida a un entorno que sostiene el general.
Toda la creación que forma parte del planeta Tierra tiene perfectamente cubiertas sus necesidades de hábitat, sanación, alimentación, supervivencia… y se ha mantenido desde milenios, aunque haya experimentado cambios. La verdad es que no tiene ningún sentido que al cuerpo de la mujer le falte algo para vivir los partos, nos toca dar un paso más en consciencia y mirarnos más adentro para poder liberarnos de los sufrimientos antinaturales que se viven al nacer.
Son muchos los conferenciantes que nos hablan de ello, de las causas del sufrimiento, el propio Emilio Carrillo está contribuyendo en gran medida a que nos demos cuenta de las verdaderas causas del sufrimiento: ignorancia, confusión, atracciones, repulsiones y apego; comparto esta enseñanza y la sitúo en el momento del parto, la ignorancia, creencia, miedos, tabúes, apego a lo material…, son la realidad que en estos momentos se está viviendo en torno al nacer, y que contribuyen  en gran medida al dolor y sufrimiento, tanto en el parto, como en cada momento de tu vida.
Todos coinciden: tienes la posibilidad de vivir y experimentar el verdadero ser que eres entregándote a vivir el presente, estando aquí y ahora, todo es perfecto, confía, el uso del libre albedrío, vive la compasión, siente la aceptación, crece en desapego, observa los espejos, siente la vibración de otro Ser, experimenta la unidad, etc., son algunas de sus expresiones. En definitiva, todo lo que hablan en relación con la espiritualidad se vive en el embarazo, en el parto y en la relación con nuestros hijos. Es ahora cuando toca incluir estas experiencias en nuestro desarrollo espiritual, con comprensión, compasión, aceptación y poder renacer. Esta apertura permitirá que se produzca la alquimia que devuelva a la humanidad el derecho natural de nacer que le corresponde, liberándose este sufrimiento.
Mi libro Parto desde el Amor es un bello homenaje a la mujer y su milagro, contado con emoción y amor, verdad y dicha, así nacemos, solo tenemos que recordarlo. Comparto mi experiencia de parto natural sin dolor e invito a vivir esa experiencia con la entrega de nuestros cuerpos sin miedos, viviendo ese momento presente, siendo conscientes de que son nuestros hijos los que hacen el trabajo de nacer y nosotras el cauce por donde nacen.
En esa entrega amorosa vivida conjuntamente desde la comprensión-compasión, no tiene presencia el dolor. Vives el momento con percepciones nuevas que te llevan a un estado de plenitud completa, llena y plena, integrando ese estado de felicidad en tu alma eternamente.
Si somos conscientes de dónde venimos, viviremos el Amor, incluido el parto. La inteligencia amorosa universal no se olvidó de la mujer en el momento de la creación, nacimos perfectas como todo lo creado. El dolor que se sufre al parir, lo genera o condiciona la mente humana.

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Por Petri Jiménez, autora del libro “Parto desde el Amor”:
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