Malena, amiga personal y del Blog, nació en Paterna del Campo (Huelva, España). Escritora incansable, con obras como El sentido de tu vida eres tú. Ser Tú y El misterioso Templo de Salomón, tiene amplia experiencia como sofróloga y especialista en Técnicas de Desarrollo Personal. Articulista en revistas especializadas, trabaja hace 15 años como consultora en Técnica Regresiva, investigando y escribiendo sobre lo que descubre en estas experiencias.
Amablemente, pone a disposición de los lectores de El Cielo en
+La vida no acaba con la muerte: Prólogo e Índice (8 de julio)
+La vida no acaba con la muerte: Introducción (9 de julio)
+La vida no acaba con la muerte: Un “Maestro” inesperado (12 de julio)
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La sutil psicología de un Maestro
En éste caso, se trata de un hombre, Alberto, que -como otras personas-, también tenían miedo a la muerte y su intención era el saber si "había algo más después". Y otra de las causas por las que había venido a mi consulta, es que, se consideraba "introvertido y tímido” y se culpaba a sí mismo de huir siempre de las oportunidades amorosas que se le presentaban. También mencionaré otro caso, relacionado con el miedo que sentimos a aceptarnos a nosotros y a nuestras relaciones, tal y como son.
Pero lo que voy a destacar aquí, no son los detalles de su psicología personal de ambos. Tampoco lo que encontró mi cliente como respuestas, ya que estas sólo le incumben a él; pero si mencionaré lo "anecdótico", del Encuentro de mi cliente con su Maestro, para hacer notar la "psicología" tan hábil de
Revisamos varias vidas en una sesión. La primera que recordó, resultó ser realmente dura y llena de limitaciones. Al conducirle al momento de la muerte en ésa experiencia, ya quedó de manifiesto el miedo que sentía; y así, le costaba tremendamente "soltarse" y dejar que emergieran los recuerdos de ésa muerte del pasado. Así tuve que utilizar todos mis dotes de persuasión para convencerle que no le iba a pasar nada, si no más bien lo contrario. Vio el túnel, cuando hubo salido de su cuerpo, pero tenía tanto miedo que no conseguía avanzar por él; sencillamente no confiaba. Un momento después sintió una mano, la de su GUIA, que le animaba a que la cogiera para llevarle a otro lugar; pero su resistencia era tanta que le resultó imposible, confiar por completo y "dejarse ir " (que es una forma coloquial de expresar esta sensación).
El primer rasgo de la "sabiduría" de su GUIA, es que no le impuso nada, si no que sencillamente, le soltó en "otra vida" que había vivido antes que ésta; y así, Alberto se vio en otra vida totalmente distinta de la anterior. En ella, éste hombre leyó muchos libros sobre ocultismo, astrología, quiromancia y sobre el "Más Allá". .Por ejemplo, había leído que el alma no muere. Y esto resulta gracioso; se ve que "ésta vez", quería estar bien informado cuando le llegara el momento.
Bien, pues cuando llegó éste momento, supo que iba a morir. Un grupo de alemanes le iba a matar, a él y a su familia, durante el terrible periodo de la "2a. Guerra Mundial". Esta vez, consoló a su mujer e hijos, diciéndoles que no temieran, porque en realidad no iban a morir. Y, así ocurrió que el "tránsito" a la otra vida le fue mucho más fácil, que en la vida anterior.
Se encontró, casi inmediatamente, con sus seres queridos ¡de muchas vidas!, -lo comentó expresamente- que venían a recibirle; y momentos después, ¡ya estaba allí su GUIA!. Primero sintió su mano (como la primera vez), y después Su Cuerpo Energético completo. Inicialmente se había visto fuera del cuerpo, siendo consciente de que dejaba su cuerpo, allí tirado en la tierra -los alemanes los había trasladado a un campo para fusilarles. En ése momento hizo el siguiente comentario: ¡Así que es verdad que el alma no muere! -Sintió gran alivio al comprobar ésta gran realidad (1).
Cuando le sugerí que hablara con su GUIA, ya que le tenía ahí, siguió mi consejo y así lo hizo. Supimos entonces que se trataba de JUDAS TADEO -así dijo-.El Guía, que mostró bastante condescendiente con Alberto, al contestar a sus preguntas, respecto a lo que le preocupaba. No obstante, me dejó bastante sorprendida y desconcertada lo que éste hombre dijo a continuación a su GUIA: ¡estoy harto de volver una y otra vez a la vida! A .lo que el GUIA, respondió, algo mucho más sorprendente y simpático: ¡Más harto estoy yo de explicarte una y otra vez, lo que tienes que aprender y aún no lo has hecho!
Después de un instante de silencio, ante tan inesperada respuesta, no pudimos menos que echarnos ambos a reír, ¡Tenía toda la razón! Así lo comprendió también Alberto, que actualmente es un hombre muy racional y necesita multitud de argumentos para convencerse de algo. Bien, pues la siguiente cuestión se desarrolló como sigue. Alberto, seguía obcecado sin comprender el por qué n sabía resolver su vida amorosa.
El GUIA le contestó suficientemente claro, pero él seguía sin comprender. Yo, como en otras ocasiones, dije al Maestro, que le diera aún más argumentos, ya que no parecía enterarse de nada. A lo que el Maestro me contestó, que "no se los daba, porque si lo hacía, se enredaría en los argumentos, sin ir a lo esencial" . Así que se negó a hablar más.
Alberto, por fin comprendió que su problema, era un exceso de "racionalidad", y dedujo que las soluciones que buscaba, las encontraría si actuaba de una manera más instintiva, al menos en éste asunto. Su problema se derivaba, en parte, del excesivo perfeccionismo que se exigía a si mismo
Me resultó muy simpático, este modo de actuar ¡tan humano! A veces pensamos que ELLOS, son tan "sublimes", que se encuentran como en grandes pulpitos adoctrinando a sus fieles y esto ¡es falso! .Evidentemente no actúan así. Su enseñanza es mucho más personal y cercana.
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Mencionaré aquí otro caso muy similar. A veces, traemos a ésta vida esquemas muy rígidos, que son el fruto de experiencias anteriores que desde luego no "soltamos", y que nos afectan por completo en el momento presente. Así aludiré también aquí el caso de otro hombre que durante una vida pasada vivió un gran amor.
Este hombre, Carlos, en la vida actual, creía haber encontrado "su alma gemela", pero ella le dejó; vivía por tanto amargado, sin comprender el por qué, y además, sin que ninguna otra relación le satisficiera; sólo quería una relación perfecta con un amor perfecto. No aceptaba, que las cosas en la realidad actual, no fueran así para él (2).
Bien, pues al recordar una “vida pasada”; tomó conciencia de que efectivamente ésa mujer, que ahora le había abandonado, fue su gran amor en una vida pasada; pero ahora no tenía que volver a ser igual. Actualmente estaba en su vida, pero no para vivir con él, "otra vez" ése mismo tipo de vínculo amoroso, sino otro, que igualmente los enriquecería a ambos. Y además que tenía que aceptar, en el presente, otro tipo de relación sentimental, que ésta, no tenía que ser necesariamente tan perfecta, como lo fue la anterior, ya que tenía otras cualidades que aprender.
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Notas:
(1) “El principio de interpenetración permite comprender claramente el hecho de que los diferentes planos de
Lo mismo sucede con el plano astral y con cualquier otro. Todos existen, todos están aquí, pero inaccesibles a nosotros porque carecemos del sentido corporal o la facultad o el desarrollo mental o espiritual necesarios para captarlos. En el mismo instante en que nuestra evolución, sea suficiente., es cuando comprobamos que 'ese plano está aquí' y comprendemos que aquí ha estado en todo momento” El cuerpo astral, de Anthony W. Raver.
(2) “La curación con amor renunciando al perfeccionismo.- Usted es su sanador principal. Uno de los pasos más decisivos de la autocuración consiste en acceder a una relación emocional positiva consigo mismo. La mayoría de nosotros necesitamos trabajar mucho en éste sentido. Simplemente, no nos aceptamos tal como somos. Así, por ejemplo, un sentimiento de culpabilidad no es más que el rechazo del estado en el que nos encontramos en ese momento. lo cual indica que no estamos dispuestos a aceptarnos tal y como somos ahora .. Es más fácil sentirse culpable que hacer lo que debemos para mantener nuestra integridad... Es más fácil sentir culpabilidad que afrontar nuestro miedo. Nuestra culpabilidad oculta el miedo, pero conduce al auto rechazo. Preferimos el auto rechazo al miedo..... Basamos nuestra dignidad personal en lo que esperamos de nosotros mismos. Nos exigimos una perfección imposible. Nos juzgamos y rechazamos cuando no alcanzamos ésa perfección” Hágase la luz, de Bárbara Ann Brennan.
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