El concepto y propósito de la adoración en el Islam no se compara a ninguna otra religión existente. Combina lo mundano con lo espiritual, lo individual con lo social, y el alma con el cuerpo. La adoración tiene un rol único en el Islam, y a través suyo, la persona es considerada un verdadero musulmán que somete su vida entera a
La importancia de la adoración puede ser vista en el hecho de que ha sido prescrita por Dios en todas las religiones anteriores al Islam. Dios dijo en el Corán: “Por cierto que enviamos a cada nación un Mensajero [para que les exhortase a] adorar a Dios…” (Corán 16:36)
La adoración en el Islam tiene tantas facetas que es difícil describirlas todas en pocas palabras. El significado más general de la adoración en el Islam es todo lo que complazca a Dios, sean profesiones de fe relacionadas al dogma o actos corporales. Puede incluirse todo lo que una persona piense, intente, sienta voluntariamente, diga y haga. También significa todo lo que Dios requiera del creyente, externamente, internamente o para con sus semejantes. Esto incluye rituales, así como también creencias, actividades sociales y comportamientos personales.
La adoración se divide en dos clases:
1) Creencias específicas, sentimientos y actos visibles de devoción dedicados a Dios, que Él haya ordenado.
2) Todos los demás actos de bondad que el Islam alienta al musulmán a practicar en su vida.
Devoción a Dios
Esta faceta de la adoración significa cumplir con ciertas obras que Dios ha ordenado, ya sea que estén relacionadas con el ser interior o el cuerpo. En esta faceta de la adoración el musulmán no se limita sólo a seguir los preceptos religiosos, sino que también incluye dejar de lado aquellas cosas que Él ha prohibido. Esta clase de adoración, puede definirse como cualquier creencia, sentimiento o acción que se realiza por considerarlo un acto de obediencia a Dios.
En este sentido, la adoración también puede ser llamada “servicio a Dios”, pues hacer lo que Dios manda y evitar lo que él prohíbe, es exactamente eso. Todos los seres creados son siervos de Dios, les agrade o no, ya que están sujetos a las leyes que Él ha impuesto a Su creación:
“Todos los que habitan en los cielos y en
“¿Acaso desean una religión diferente a la de Dios, siendo que quienes están en los cielos y en
Pero la adoración se diferencia del servicio en que debe ser acompañada con amor, respeto y veneración. Ningún acto de obediencia o servicio es considerado adoración a menos que sea acompañado de estos sentimientos; se debe amar lo que se hace, amar, respetar y venerar a quien se está obedeciendo.
Por eso, al discutir este asunto, se debe enfatizar que la adoración es un derecho que se le debe atribuir sólo a Dios. El Islam observa el estricto monoteísmo y no tolera que ningún acto de veneración sea dirigido a otro que no sea Dios. Es solamente Dios quien merece nuestra obediencia y nuestro amor devocional. Cualquier acto de veneración dedicado a otras deidades, personas u objetos aparte de Dios, sean semidioses, profetas, Ángeles, santos o mártires, o sus reliquias, estatuas o retratos, se considera una violación del monoteísmo, y quien lo comete abandona el Islam. Aunque alguien pudiera justificar la veneración de los santos debido a su devoción a Dios, o sus reliquias como recuerdo de ellos, el Islam no diferencia entre la adoración directa e indirecta, o subordinada y primordial. Toda adoración o actos de veneración, homenaje y obediencia deben ser ofrecidos solamente a Dios.
Las formas internas de Adoración
Como se ha mencionado anteriormente, los actos de adoración prescriptos por Dios se relacionan con el ser interior o con el cuerpo. Los que se relacionan con el ser interior son las creencias y sentimientos. Los seres humanos debemos creer en ciertas verdades absolutas, tratadas en los artículos de fe, y este es el aspecto más importante de la adoración. La creencia es la base de lo que uno siente y hace, nuestras acciones y sentimientos se reflejan en nuestras creencias. Si la creencia de una persona es incorrecta o débil, nunca producirá el efecto deseado en sus sentimientos y acciones. Por ejemplo, si una persona incorrectamente cree que Dios ha perdonado sus pecados sólo por su profesión de fe, su creencia no producirá el sentimiento de temor devocional deseado, que debe estar presente en su corazón, ni tampoco esta creencia hará que la persona deje de pecar y realice actos virtuosos.
Dios nos ha ordenado tener ciertos sentimientos en nuestros corazones, hacia Dios como así también hacia otros seres de su creación. Los musulmanes debemos amar a Dios, temerle, respetarlo, confiar en Él y venerarlo, y también debemos amar a nuestros hermanos musulmanes, tenerles clemencia y compasión, amar la virtud y detestar las malas acciones y la corrupción. Todos estos son considerados actos de adoración del ser interior porque pertenecen en esencia al cumplimiento de los mandamientos de Dios; y por ellos seremos recompensados.
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