Las ciencias relacionadas con la salud han sido siempre pioneras en la incorporación de los avances científicos, arquitectónicos y tecnológicos. Y cuando el mundo ha acelerado su crecimiento científico y tecnológico de manera exponencial, la proa de la nave siempre (insisto, siempre), ha sido lo relacionado con la salud.
Evolución exponencial
En la larga era milenaria de la
“Salud o Sanidad 0.0” (como la cerveza 0.0), es decir, la Sanidad
pre-científica, los hospitales eran edificios que tenían siempre, al menos en
Europa, una disposición de sus pabellones, en torno a la capilla, el elemento
central del inmueble. Cuando nadie tenía claro ni el cómo ni el por qué se
producía el proceso de enfermar, sólo quedaba rezar, poner la vida en manos de
Dios, con el apoyo de algún que otro monje que, con sus conocimientos de
plantas, tuviera remedios para determinadas dolencias. Mil años hemos vivido
así.
La Salud (la Sanidad, la Medicina)
experimentó la primera revolución (Salud 1.0), durante el Siglo XIX, con los
primeros grandes médicos científicos que supieron profundizar en la etiología
de las enfermedades. Robert Koch y Pasteur iniciaron la era de la medicina de
las infecciones, Claude Bernard, el gran fisiólogo, Virchov, el patólogo,
Roentgen, descubridor de la Radiología, Cajal, padre de la neurología, y muchos
más, crearon la Ciencia médica moderna, de base científica, lo que poco a poco
originó la evolución topológica de los hospitales de principios de Siglo XX,
con lo que nos introducimos en la revolución 2.0 sanitaria, de la mano de la
creación del hospital moderno, de pabellonal al modelo torre-plataforma y, con
la llegada del ascensor, dispuesto en múltiples pisos, para dar paso a la
Cirugía y a la Medicina Interna, en competencia directa con la fe religiosa,
que poco a poco fue perdiendo su papel fundamental de antiguo.
Y algo muy importante, ¿quién paga
los gastos? Con la Sanidad 2.0, se creó el gran problema de los costes elevados
de la tecnología médica, que muy poca gente podía pagar. Inicialmente, la
revolución 2.0 comenzó con un modelo liberal de pago privado (es el modelo
básico actual de Estados Unidos), a lo que sólo la gente con recursos podía
acceder y con gran esfuerzo, mediante las aseguradoras. Fue Alemania, en 1883,
la que en tiempos de Otto von Bismark creó el primer Seguro de Enfermedad para
los trabajadores (Modelo Bismark), de financiación tripartita (Estado,
empresarios y trabajadores), para que, posteriormente, Reino Unido creara el
modelo Beberidge, primer sistema de Seguridad Social de cobertura universal,
que, tras la Segunda Guerra Mundial, dio lugar al NHS inglés (y en España a
nuestro Sistema Nacional de Salud) y abrió las puertas a la revolución 3.0, o
la Sanidad y la Medicina, tal y como la conocemos en la actualidad; la que
hemos estudiado los médicos que hicimos la carrera en la segunda mitad del
Siglo XX, con clara prevalencia de la tecnología emergente, pero también con un
predominio clave en el ejercicio profesional, de la Historia Clínica. Y la pequeña
capilla del Padre Abraham (tres cultos) quedó ubicada en algún rincón de la
planta baja.
Si mil años vivió la Medicina en su
fase pre-científica, en sólo cien años, más o menos, hemos experimentado tres
revoluciones y estamos en el umbral de la cuarta. De nuevo, vivimos una
evolución exponencial.
Salud o Sanidad
Parecen sinónimos los términos
servicios o sistemas de salud y sanitario, pero tienen un pequeño matiz, que
radica en contemplar la salud, es decir, vivir sano o la sanidad, es decir,
recuperar la salud una vez perdida. No es lo mismo el empeño preventivo (evitar
que la gente enferme) que el empeño curativo (recuperar la salud perdida).
Bueno, esto queda muy mono en plan filosófico, y en ambos sentidos hay que
trabajar, pero en la práctica, y aunque los beneficios de mantener a la gente
en adecuados niveles de salud, son infinitamente superiores para la Sociedad
que luchar contra las enfermedades, en el otro extremo, los sectores
productivos que viven justamente de la enfermedad de las personas, no ven con
buenos ojos que la gente goce de buena salud. Y con esto entramos en lo que
referimos en entradas anteriores, el lado luminoso y el lado oscuro de la
Fuerza. Y aquí podemos estar tentados de iniciar un discurso desgarrador contra
las fuerzas del mal, personificadas en la medicina alopática, con grandes
multinacionales empeñadas en cronificar las enfermedades para ganar ingentes
cantidades de dinero o un discurso esperanzador a favor de las fuerzas del
bien, empeñadas en elevar los niveles de salud y bienestar físico y espiritual,
personificadas sobre todo en la Salud Pública y las medicinas homeopáticas y
naturistas. Creo que es un discurso maniqueo que nos llenará de hiel contra las
grandes farmacéuticas o nos elevará al nirvana de la Medicina Ayurveda. Estos
aspectos y componentes éticos ya quedan suficientemente explicados en el libro,
en su capítulo V-Salud, por Sergio Quiroga.
Del humanismo al predominio científico
Aquí, el discurso que pretendo
hacer es mostrar el cómo, inexorablemente, estamos pasando por las tres
revoluciones, de la 1.0 a la 3.0, en la que, partiendo de una medicina pre
científica de base religiosa, en 150 años, los temas de la salud han ido
cediendo el protagonismo del componente humanístico al científico, dejando por
supuesto atrás el religioso. Y en los últimos cincuenta años y, de un modo
uniformemente acelerado, incluso el componente científico está dejando paso al
tecnológico. El componente científico y tecnológico, en Medicina, parecen
sinónimos (como salud y sanidad), pero no lo son. En el componente científico,
el centro y el control lo constituía el médico, el cirujano o el internista,
aquel que sabía meter sus manos en las tripas del paciente y hacer una Historia
Clínica. En el componente tecnológico, el centro es la máquina, capaz de
analizar, asociar y manipular con increíble precisión todos los aspectos del
diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
En la Sanidad 1.0 y 2.0, los
médicos y cirujanos generalistas eran los protagonistas. Los médicos de mi
generación, tuvimos aún la suerte de aprender de los grandes internistas de la
era de Marañón, Jiménez Díaz, Farreras, Ortiz Vázquez y compañía. Pero nuestra
vida profesional ha visto cómo con el incremento de los conocimientos, la
Medicina Interna y la Cirugía General, se ha atomizado en multitud de
especialidades y subespecialidades, de modo que esa visión integral del
internista se ha ido perdiendo poco a poco (se ha intentado paliar con la
especialidad de Medicina de Familia), hasta convertir la Medicina en múltiples
compartimentos altamente especializados, pero donde es imposible comprender al
enfermo en su totalidad y complejidad.
No quisiera echar mano de los
isomorfismos, pero aportar una visión sistémica al mundo de la Salud, de la
Sanidad y de la Medicina me conduce, de nuevo, al mundo de los dinosaurios y me
explico.
Antes, cuando yo era joven y quería
comerme el mundo, para mantenerme al día en mi especialidad original, la
Microbiología, necesitaba leerme lo que las cuatro revistas más prestigiosas en
la especialidad, publicaban cada mes. Ahora, eso es imposible. Es decir, la
capacidad mental de los médicos no alcanza, ni de lejos, para estar al día, no
en la Medicina, sino en su particular especialidad. Es decir, es tanto lo que
se investiga, es tanto lo que se conoce y se publica, que es ya, del todo punto
imposible, que un ser humano medianamente inteligente, sea capaz de absorber
toda la ciencia que se publica periódicamente.
Es decir, los médicos hemos perdido
la capacidad de tener una visión sistémica del ser humano, sólo como organismo
físico, como “soma”. No digamos ya en lo referente a la mente y espíritu. Estamos
tan focalizados en un sector cada vez más pequeño de la ciencia médica, que
podemos llegar a ver cómo, por ejemplo, un oftalmólogo puede quedar
super-sub-especializado en, exclusivamente, cirugía del polo anterior del ojo;
la retina tendrá que llevarla otro colega, pero no él. O un traumatólogo,
especializado sólo en codo. Es decir, sabemos cada vez más de un sector cada
vez más pequeño del cuerpo humano. Con lo cual el ser humano, como ente
completo y complejo queda a años luz de nuestra comprensión.
Como anotación al margen y, sin
querer echar leña al fuego (y de esto hablaré en una próxima entrega sobre la
actual pandemia), me estoy dando cuenta de cómo la Medicina y en general el
mundo sanitario, ante la aparición de una nueva cepa vírica desconocida, como
que no sabe qué hacer, le ha pillado de repente y no está sabiendo reaccionar.
Algo se nos escapa, que no sabemos qué es, pero que va a terminar causando
millones de muertos. Puedo estar equivocado.
Y volviendo a los dinosaurios…
¿Qué pasa si el ser humano, como
los grandes saurios del jurásico, está llegando al límite de su capacidad
mental, para comprender, adaptarse y manejar la extrema complejidad de la
ciencia médica, la extrema complejidad del ser humano? Salvo que mente humana e
inteligencia artificial se fusionen…
Salud, Sanidad y Medicina 4.0
Parece que la forma en la que la
Ciencia está tratando de resolver este umbral insuperable es lo que en Economía
se denomina “un salto de escala”, es decir, el salto de un sistema de
producción, agotado según la ley de rendimientos decrecientes, a otro nuevo,
que permita hacer saltar ese límite por los aires, ofreciendo un nuevo
horizonte y poner la ley de rendimientos, de nuevo a cero.
Y ese salto de escala está viniendo
de la mano de la Tecnología informática, de la máquina, de la revolución
tecnológica 4.0, que referimos en anteriores entregas..
La era del médico con fonendo en
mano, queda ya en la noche de la historia. Desde la invención del microscopio o
de la máquina de rayos X, la Medicina ha ido incorporando “máquinas” que le han
ido ayudando a resolver sus problemas diagnósticos y terapéuticos, de modo que,
en la moderna medicina, los hospitales están abarrotados de máquinas que ayudan
o simplemente realizan tareas diagnósticas y terapéuticas, informando al médico
de sus acciones. Yo siempre digo lo mismo, en los últimos cinco años me he
visto sometido a un largo proceso clínico en los que, sólo en tres ocasiones,
los médicos me palparon la tripa. El resto del tiempo han sido exploraciones
con alta tecnología analítica y de imagen. Aunque por fortuna el médico,
finalmente toma las decisiones… por ahora.
Con la Revolución 4.0 nos volvemos
a encontrar de nuevo y, apenas hace nada del anterior cambio, con un nuevo
paradigma, en este caso en la Medicina y en la Sanidad en general.
El origen de este nuevo cambio de
paradigma, esta vez viene vehiculado en su totalidad por una nueva revolución
tecnológica. Hablo de la referida 1.- la robótica, 2.- la inteligencia
artificial y 3.- lo que se denomina ya, el “internet de las Cosas”, o de cómo,
gracias a la introducción de 5G, los ordenadores asociado a miles de
dispositivos industriales y domésticos, hablarán entre sí, se comunicarán datos
y, esto es muy importante, cada vez más tomarán decisiones sin nuestra
intervención directa.
Asociadas a estos tres pilares,
empiezan a orbitar otros grandes avances que complementan y potenciarán la
efectividad de los cambios que aquellos tres provocarán en nuestras vidas. Los
más importantes, a mi juicio, son: Big data y la globalización.
Big data viene de la mano
especialmente de 5G y de la Inteligencia Artificial, así como la absolutamente
descomunal capacidad de obtener información en tiempo real de todos y cada uno
de los aspectos de nuestra vida y de la actividad humana en todos los ámbitos,
así como una monitorización en tiempo real del Planeta.
La globalización planetaria casi la
podemos considerar como la capacidad que la humanidad tiene, para bien y para
mal, de hacer realidad en tiempo real la teoría del caos y de la complejidad
expresada en el efecto mariposa, la ya conocida frase de que “el batir de las
alas de una mariposa en Hong Kong, hace que llueva en Nueva York” y casi en
tiempo real.
Lo de que las cosas sucedan “en
tiempo real” es una virtud, una oportunidad, pero también una maldición, porque
cada vez tenemos menos capacidad de respuesta ante sucesos adversos, tales como
un brote epidémico que en la actualidad puede llegar (y llega) al otro extremo
del mundo en lo que tarda un avión en volar doce horas hasta las antípodas. Todo
esto ya lo hemos referido en entregas anteriores, porque todo está relacionado,
conforma un único sistema.
Transhumanismo
Pues bien, aplicado a la salud del
hombre, todo esto se puede resumir en un vocablo de nuevo cuño que se denomina
“Transhumanismo” (+H) y que tiene
como objetivo final transformar la condición
humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnologías ampliamente
disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como
psicológico o intelectual, (Proyecto Ávatar).
Como todo invento humano, el Transhumanismo
nace con la buena intención de esa mejora de la condición física y social del
ser humano, pero, también como todo, tiene un doble filo que supone la amenaza
de diferentes tipos de peligros que, con la experiencia que ya tenemos de todas
estas cosas, no impresionan de ser agradables y de provocarnos, en frase de Fereidoun
M. Esfandiary, conocido también como FM-2030, una gran nostalgia por el futuro.
Con el advenimiento y conjunción de
la Inteligencia Artificial, Big Data e Internet de las cosas, queda
perfectamente abierta la vía hacia el “Punto de Singularidad”, en el que el
ordenador será capaz de tomar decisiones sin contar con el consentimiento del
médico, que, a rebufo de la tecnología, sólo podrá decir amén a lo que diga la
máquina.
Sin embargo, quiero detenerme un
momento en la robótica y en la nanomedicina o medicina de precisión.
Robótica
Estamos habituados a ver los robots
como brazos articulados en las cadenas de montaje de las fábricas de
automóviles, por ejemplo. Pero también son robots los que controlan el proceso
de tráfico de equipajes en las terminales de los aeropuertos. Pero también son
robots los equipos quirúrgicos tipo DaVinci en los que el cirujano controla la
intervención con un joystick desde metros o kilómetros de distancia sin tocar
para nada el órgano ni los tejidos del paciente. Y todo (otra vez), en tiempo
real.
La biónica es un
componente fundamental de la robótica aplicada al organismo humano. Es el más
allá de la era de los trasplantes alopáticos sustituyendo estos órganos o
tejidos por aparatos o compuestos artificiales que sustituyan al órgano
enfermo. Se plantea esta línea de desarrollo tecnológico como una
democratización de los trasplantes, pero también como un intento de traspasar
los límites de la evolución humana que, combinada con la ingeniería genética,
será el otro soporte fundamental del transhumanismo.
Nanomedicina y medicina
de precisión
"En el futuro habrá aparatos capaces de reorganizar los
átomos y colocarlos en su lugar". Con
estas palabras Eric Drexler en su obra Engines of Creation en 1986, preconizaba
la revolución que ha supuesto la aplicación de los conocimientos y las tecnologías
del nanocosmos a la Medicina. Hoy por hoy, la nanomedicina es ya una realidad
que está produciendo avances en el diagnóstico, la prevención y el tratamiento
de las enfermedades
La Nanomedicina es la rama de la Medicina y de la nanotecnología que
aplica los conocimientos de ésta en las ciencias y procedimientos médicos.
La Nanotecnología es el estudio, diseño, creación, síntesis,
manipulación y aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a
través del control de la materia a nano-escala, y la explotación de fenómenos y
propiedades de la materia a nano-escala. Cuando se manipula la materia a la
escala de átomos y moléculas, demuestra fenómenos y propiedades totalmente
nuevas. Por lo tanto, los científicos utilizan la nanotecnología para crear
materiales, aparatos y sistemas novedosos y poco costosos con propiedades
únicas.
Estamos hablando de poder efectuar
analíticas de miles de variables con una sola gota de sangre; de encontrar
y destruir células cancerosas sin necesidad de cirugía o radio – quimioterapia;
de poder reparar estructuras anatómicas con la inyección de micro compuestos. Estamos
hablando de trabajar con piezas (tipo Lego) a nivel molecular o atómico, o lo
que es lo mismo a escala nanométrica, que es a la que nos movemos al nivel
celular. Estamos hablando de llevar los
medicamentos al lugar exacto o de evitar las barreras biológicas.
Estamos hablando, en suma, del uso
de nano partículas que permiten atravesar membranas citoplásmicas y nucleares
para introducir material químico, biológico o genético en células determinadas.
Apuntar a un tipo de célula implica agregar dispositivos de reconocimiento de
funciones a la partícula para que le sea posible entrar a las células
seleccionadas.
Sistemas farmacodinámicos con
liberación controlada, nano partículas magnéticas o ferrofluidos para el
transporte de fármacos que se pueda controlar por campos electromagnéticos. Biochips
a partir de tejidos de médula espinal para reparar axones desmielinizados.
Hablamos de Inmunoterapias
consistentes en la secuenciación de ADN para identificar mutaciones cancerosas
y estimular así linfocitos específicos para atacar dichas mutaciones y
aniquilar específicos tipos de cáncer. Un ejemplo de estos nuevos tratamientos
son la inmunoterapia de linfocitos T conocida como CAR-T (Chimeric Antigen
Receptor). Y también el uso de animales (avatares antitumorales) donde estos
especímenes predicen de forma correcta si un determinado tratamiento va a
funcionar en una persona concreta o no. Será el fin de los fármacos genéricos
para pasar a la era de la farmacología personalizada.
Cirugía 4.0
En poco más de cien años habremos
pasado de la aparición de la cirugía tal y como la conocemos actualmente, a la
cirugía laparoscópica o mínimamente invasiva para llegar a la cirugía 4.0
digital y robotizada, donde el cirujano no volverá a tocar con las manos los
tejidos y órganos del paciente; no decidirá en función de las imágenes sino de
los datos que le aporten los monitores.
Se ha conseguido ya y es práctica
habitual lo que se denomina “Cirugía NOTES (Natural Orifice Translumenal
Endoscopic Surgery)” o cirugía sin cicatriz, empleando como puerta de acceso
los orificios naturales del organismo.
La robótica es el siguiente paso
con la generalización de los sistemas tipo DaVinci, con cirujanos in situ o
interviniendo por tele cirugía a miles de kilómetros.
También va a cambiar, lo está
haciendo ya, la formación de los cirujanos, basada en la grabación y
digitalización de todos los aspectos de la intervención, lo que no hace
imprescindible la presencia física de los alumnos en el campo operatorio, sino
que pueden aprender en diferido y ensayar en simuladores. Es el caso de la AIS
(Advances In Surgery), plataforma líder mundial en educación quirúrgica.
Podríamos seguir hablando de
genómica, la piedra angular del transhumanismo, de la selección artificial de
seres humanos, de la fabricación a partir de células madre de tejidos y, en el
futuro próximo, de órganos. Con ello, los actuales trasplantes de donantes
fallecidos, pasarán a la historia y, junto con el desarrollo de la biónica, en
pocas décadas el ser humano pasará a ser transhumano, es decir, “otra cosa”
diferente al actual. Y aquí cabe cualquier idea imaginativa propia de la
ciencia ficción, porque seguro que, al menos se intentará, con todo el cortejo
de beneficios y de peligros éticos y sociales asociados.
Globalización planetaria
Los pilares que hemos referido como
los que caracterizan a la revolución 4.0 junto con el nada despreciable factor
de las comunicaciones de personas y mercancías, han convertido y convertirán
cada vez más nuestro mundo en un “pañuelo”, una aldea global, donde cualquier
acontecimiento en un extremo de la tierra, en horas o minutos puede tener
repercusiones globales. En una sociedad global en la que el mercado de valores
es continuo y transacciones de miles de millones de dólares viajan a la
velocidad de la luz de un extremo al otro del Planeta, nada escapa a las
repercusiones, por pequeñas que parezcan.
La tecnología BigData, auténtico
blackhole (agujero negro) de información donde, más allá del horizonte de
sucesos (el interior de los sistemas de tratamiento de macrodatos) pocos son
los que saben qué sucede, va a permitir la creación de observatorios de salud
global que dejarán (esto es muy importante) los datos oficiales como un intento
inútil de que los gobiernos nos engañen con sus cifras maquilladas. Como por
ejemplo, ahora, con la pandemia Covid19, cuyas informaciones y cifras obedecen
más a los intereses de los que las publican que a la realidad.
La alternativa son los llamados macroscopios como la iniciativa GBD
(Global Burden Of Diseases): estudio de la carga mundial de enfermedades y
factores de riesgo, que demuestra cómo los datos “oficiales” no son sinónimo de
datos ciertos sino más bien de datos intencionadamente elaborados, favorables a
las políticas de los gobiernos.
La interacción de los diferentes
sistemas sanitarios, las grandes corrientes migratorias y la cada vez más fácil
vectorización de las enfermedades trasmisibles hacen cada vez más necesarios
estos macroscopios “no gubernamentales” y de carácter global para conseguir
generar respuestas “en tiempo real “(otra vez este término), por lo que la
tendencia descentralizadora de los Sistemas Sanitarios (justificada si se
quisiera potenciar las señas de identidad de cada pueblo y su relación con la
salud) puede suponer un serio problema.
Sanidad 4.0
Que la investigación científica ha
tomado estos derroteros y que la bioingeniería y ciencias de la computación
están pudiendo ya permitir todo esto, no es ciencia ficción, sino un hecho real
y palpable. Pero esto es Medicina 4.0
Sin embargo,
no obstante…
“No se ha hecho la miel para la
boca del asno”.
Porque, que nadie piense que todos
estos avances “transhumanísticos” se van a incluir en la futura cartera de
servicios de la Seguridad Social “Sanidad 4.0”.
Una cosa es lo que la ciencia
médica va a permitir en el presente y futuro y otra bien distinta es la
capacidad que tengan los Estados para financiar, vía Seguridad Social, todos
estos recursos. Porque una cosa es la Medicina y otra bien distinta, la
Sanidad.
En la actualidad, en cualquier
comunidad autónoma española, el 40% es gasto sanitario. El 80% de ese gasto se
lo llevan cuatro patologías crónicas por excelencia, la hipertensión, la
diabetes, la insuficiencia cardíaca y la insuficiencia respiratoria y además en
población mayor de 60 años. Con una población cada vez más envejecida, la
cronicidad de estas patologías está poniendo contra las cuerdas la
sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.
Como en todo, nos encontramos ante
una cara y una cruz donde la gran víctima de todo esto puede ser la Equidad y la Autonomía del paciente. La Equidad por cuanto un incremento
significativo de estas nuevas tecnologías y productos electromédicos pueden
discriminar a la población en base a su capacidad adquisitiva. La Autonomía en
cuanto la generalización de los macrodatos pueden generar de modo imposible de
detener, una invasión a la privacidad de las personas, de modo que, conociendo
predictivamente la patología de los ciudadanos, el sector del Seguro se pueda
permitir una selección perversa de los beneficiarios en función de la
predicción genómica y de qué enfermedades vamos a padecer con casi total
seguridad en el futuro.
La cara se basa en la capacidad que
tiene la Tecnología de la Información en hacer extremadamente efectiva las
soluciones basadas en el uso de esa información, en este caso para la
prevención, predicción, diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades, y de
esto hemos visto como se ha abaratado tremendamente todos los dispositivos
electrónicos desde su aparición en la década de los ochenta hasta la
actualidad.
La cruz vendrá en los costes de la
investigación de los nuevos fármacos, nanomateriales, dispositivos y
equipamiento y de cómo estos costes van a repercutir en el gasto sanitario.
En Economía hay dos leyes que
sorprendentemente se suelen cumplir, la Ley de rendimientos decrecientes y la
de rendimientos de escala.
Si la revolución 4.0 se rigiera sólo
por la ley de rendimientos decrecientes, estamos ante un mal asunto, porque,
aunque se produzcan claros avances en el beneficio, los costes se las nuevas
implantaciones serán cada vez mayores hasta llegar a ser insoportables o sólo
para los más pudientes económicamente. Pero si la 4.0 supone un salto de
escala, este nuevo paradigma volverá a iniciar el ciclo económico y la Sociedad
podrá situarse en otro nivel tanto tecnológico como económico y social, lo que
supondrá dar un increíble paso adelante.
Pero todo esto está por ver en un
escenario mundial donde las previsiones son cada vez más arriesgadas.
De momento sólo podemos imaginar
tres escenarios, el primero positivo, el segundo negativo y el tercero un
término medio.
El escenario positivo imagina que
el Estado pueda asumir el impacto de los nuevos desarrollos tecnológicos, sobre
todo la farmacia personalizada y los dispositivos personales (wearables) así
como los grandes equipos. Dependerá de los presupuestos que se asignen, del
pacto de precios y del margen de beneficios que pretendan las empresas
tecnológicas. Tal y como están las cosas y pueden que estén en el futuro
próximo, un escenario de “barra libre” y a gusto de todos es bastante
improbable.
El escenario negativo imagina lo
contrario, que el Estado no pueda (o no esté dispuesto a asumir este impacto
tecnológico y gran parte de estas tecnologías sólo queden accesibles a quienes
se lo puedan pagar, de modo que se configuren dos sistemas sanitarios, el
primero de élite con toda la tecnología más avanzada y un segundo, de segunda
división con un perfil tecnológico convencional (tecnología tradicional) y todo
ello, bajo la fuerte disciplina del mercado libre, modelo americano (EEUU).
El tercer escenario será un
deseable término medio en el que la realidad económica y social contraste con
la idea idílica de una tecnología para la inmortalidad, que de eso también hay
en todo esto. Es un escenario en el que todo aquello que las Tecnologías de la
Información permitan conseguir sin elevados costes marginales y dentro de una
adecuada eficiencia, bienvenido sea, pero todo aquello que requiera elevados
costes de producción y elevados gastos sin una demostrada eficiencia
respecto de un abordaje convencional, que se lo costee quien quiera.
Las agencias de Evaluación de
Tecnologías deberían tener un papel relevante para que la Medicina no caiga en
el sueño del canto de sirenas de coger todo lo nuevo porque es nuevo.
También parece razonable que el
mundo médico se plantee la sustitución de tecnologías en vez de lo que ha hecho
hasta ahora que ha sido la incorporación de nuevas tecnologías sin desprenderse
de las antiguas. Por ejemplo, aún hoy, se siguen haciendo placas de tórax,
porque ni la Resonancia magnética ha mejorado en según para qué, la imagen de
una placa de rayos X.
El futuro en este sentido es
incierto y, tanto más cuanto que es difícil de predecir cuál va a ser la
actitud de las grandes corporaciones farmacéuticas o electromédicas ante sus
deseados márgenes de beneficio y de qué modo van a pretender repercutirlos en
el precio de venta de los innumerables productos médicos y farmacéuticos que
van a salir a la venta.
¿Qué pasará con la medicina holística?
Buena pregunta.
La Medicina natural, la de toda la
vida, por poder, seguirá estando ahí. Y todo dependerá de varias cosas, de los
rendimientos bioéticos de la Medicina 4.0, de la capacidad económica y social
de acceso del conjunto de la población a la Medicina 4.0 y Cirugía 4.0, pero,
sobre todo de la capacidad que le quede
al ser humano normal, de resistirse al dominio y poder de las máquinas. Es
decir, todo dependerá del residuo de humanismo que nos quede a lo que termine
siendo el ser humano, tras el huracán 4.0.
Porque la pregunta es si la Acupuntura,
la Homeopatía o la Medicina Ayurveda resistirá el envite de la Inteligencia
Artificial.
Pues no lo sé. Nadie lo sabe. Como
tampoco, nadie sabe cuánto de humanidad le quedará al ser humano o al conjunto
de la Humanidad, después de que hombre y máquina sean una misma cosa.
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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor
en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y
en
Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
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La
publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en
este
blog, en el contexto del Proyecto
Consciencia y Sociedad Distópica,
todos los lunes
desde
el 20 de enero de 2020.
Se
puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal
Proyecto
por
medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
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