¡El regalo de Hitler?
Tal día, el capitán de
Corbeta Johann-Heinrich Fehler partía al mando del submarino U-234 desde la
base naval de Kristiansand, Noruega con destino desconocido,
pues recibió órdenes selladas que no podrían ser abiertas hasta días después de
su partida. Estas sería su primera y última misión como comandante de un
submarino, pero no lo sabía. Como tampoco se podría imaginar era lo que pasaría
con su real destino en aquella singladura: su misión tendría que ser abortada,
y lo peor, rendirse a quienes menos imaginaría. Queremos pensar que nadie de
los que iban a aborde del U-234 pensaron en el momento de soltar amarras cómo
su destino iba a ser el de cambiar el curso de la guerra de una forma
absolutamente inesperada, o quizá pactada entre las bambalinas a sabiendas de
pocos y en perjuicio de miles o millones.
El
U-234 había sido modificado, meses antes, para llevar una carga especial.
Inicialmente era un submarino minador, pero fue reconvertido en un transporte
de largas distancias. El Alto Mando del
Tercer Reich tenía prevista esta misión con tiempo de antelación, con meses de
antelación, pues un submarino no se modifica de un día para otro. El objetivo
de todo este lío, en inicio, era el de alargar la guerra por los medios que fuesen
y desde el campo de batalla que pudiera ser por muy lejos que quedara de
Alemania. El U-234 iba a llevar un cargamento de materiales que sin duda
podrían alargar la guerra, e incluso concluirla en favor de los nazis, que todo
era posible por aquel entonces.
Hitler, por otro lado, esperaba su gran arma
desde hacía tiempo. Era el arma de las armas, de la que tanto había alardeado
ante los suyos. Arma que cambiaría el curso de la guerra a su favor de forma
brutal e inexorable. Arma que pudiera ser que la tuviera y la usara (que parece
ser que la uso), y que luego se arrepintiera del uso de la misma, y que más
tarde prefiera que la usasen otros… todo es posible, y se irá viendo acorde a
los acontecimientos que iré describiendo.
Así que aquella letal arma podría ir en el U234 camino de un punto aún
desconocido para el Capitán Fehler y su tripulación.
A bordo del submarino, e independientemente de su tripulación, el U234 llevaba doce pasajeros, entre
ellos un general alemán, cuatro oficiales de la Kriegsmarine, ingenieros
civiles y científicos, y dos oficiales de la Armada Imperial Japonesa. Curioso
pasaje además de la carga ultra secreta que se había cargado en sus bodegas.
Antes de seguir con el relato de hechos, de forma resumida, hacer
alusión a una película llamada Das Boat
que relata el crucero de batalla de un submarino nazi desde su partida hasta su
llegada y amarre en puerto tras terminar su misión de combate. Es brillante la
puesta en escena de lo que el combate dentro de un cascaron, con las
limitaciones que supone la convivencia en situaciones extremas en un espacio
tan reducido, pero esta historia no es la cuestión aquí. Existe otra película
con título Das Boat 2, la última misión,
que relata los hechos que ocurrieron en el viaje del U234 desde su partida
hasta el final de su singladura al rendirse. En la actualidad es complicado,
que no imposible, encontrar la posibilidad de visionar esta película en
Internet, si alguien lo consigue que me pasa el enlace, que tengo ganas de
verla de nuevo.
Volvamos a lo que aquí nos trae. Al poco de partir de puerto, y atendiendo
a las órdenes que venían desde el mismo Hitler, el Capitán del U234 abrió sus
órdenes y supo de su destino: Japón.
Durante su viaje por el atlántico norte fue localizado y
bombardeado por aviones aliados, pero una inmersión a 300 metros evitó
cualquier daño. Así que el viaje iba en curso hasta que el transmisor Goliat de
la armada da nazi dejó de transmitir. Poco después dejó de hacerlo la estación
Nauen. Estaba claro, entonces, para el comandante del U234 que la sede naval
nazi había caído. El 4 de mayo se recibió un fragmento de una emisión de la radio
británica y la americana que anunciaba que el almirante Karl Dönitz se había
convertido en el Jefe de Estado de Alemania tras la muerte de Hitler. Era
evidente para el capitán del U234 lo que había pasado, sólo quedo esperar al
día 10 de mayo para recibir la orden de Dönitz a la flota de submarinos: a
superficie y rendición sin condiciones. Capitán del U234 no se fiaba de las
órdenes iniciales. El comunicado se confirmó al contactar con el U873, que
verificó la autenticidad de las órdenes, y así el U234 decidió rendirse.
En aquel momento el U234 estaba a distancia similar para rendirse bien
en puerto británico, canadiense o americano. ¿A quién se rendiría, y por qué?
Se dirigió hacia la costa americana pensando que estos los enviaría pronto a
casa, pues sospechaba que los británicos y canadienses le someterían a prisión
por años y vete a saber cuándo regresarían a Alemania.
¿De veras fue este el porqué de rendirse a los americanos, siendo
EEUU el único país al que Hitler le declaro la guerra de forma oficial y contra
los que también habían luchado en el frente oeste? ¿Rendirse a aquellos a los
que desde la flota submarina nazi le produjeron estragos en la costa este
americana? Esto hay que replanteárselo y lo dejo aquí en el aire para que
decidas qué final darle a esta cuestión. Otra cuestión que planteo, ¿no serían
mejor recompensados por los americanos por la magnífica carga que llevaban a
bordo del U234? Es de suponer que el capitán en algún momento tuvo que saber
qué transportaba abordo, y que podría ser un buen producto a negociar con sus
captores. Sea como fuere, sigamos con los hechos.
Fehler comunicó por radio el 12 de mayo que navegaría hacia
Halifax, Nueva Escocia, así los canadienses no tendrían que salir de sus
puertos a buscarlos, se entregaría al llegar sin tener que ser perseguidos o
escoltados en alta mar. Pero engañó a los canadienses con su comunicado y puso
rumbo a las costas americanas. Se deshizo de sus máquinas enigmas, de los
códigos cifrados y del nuevo sistema de comunicación de radio que portaban.
Tras esto, los dos oficiales japoneses decidieron tomar el pasaporte a mejor
vida antes de verse humillados en una rendición, cuestión impensable por aquel
entonces pues constituía un deshonor y una deshonra para un militar japoneses.
El 16 de mayo de 1945 el destructor americano "USS
Sutton" tomó el control del U-234 para ser entregado, posteriormente, a
las autoridades de Portsmouth, el 19 de mayo de 1945. Un mes y días después el
viaje del U 234 había finalizado. ¿Sí, había finalizado? Al menos quedó en
puerto, pero el viaje de su carga partiría a distintos destinos.
Visto lo tratado hasta ahora, ¿qué transportaba el U 234 en su
interior? Pues desde que tocó puerto, se admitió que el submarino transportaba sistemas de armas secretas muy
importantes para el Japón. Que a bordo iban los últimos y más sofisticados avances
de la ciencia y tecnología alemanas: un Messerchsmitt
262 desmontado pieza por pieza, componentes
vitales de misiles y cohetes, equipos electrónicos de comunicación, radares,
las últimas espoletas de proximidad, revolucionarias granadas anticarro,
medicamentos contra la malaria... y un sinfín de planos detallados de otros
tantos sistemas y equipos de la más reciente tecnología bélica nazi. Pero lo
más importante es que entre las 240 toneladas de carga había óxido de uranio,
cuestión por entonces que no parecía gran cosa, pese a ello había un mínimo de
conexión con algo que empezaba a conocerse como energía atómica. Estos datos no
llegaron a la prensa nacional americana ni a la internacional, pero sí
aparecieron en los periódicos locales de Portsmouth. Con los años se
confirmaría que había 560 kilos puros del isótopo fisionable U235, suficientes
para construir de forma inmediata 10 bombas atómicas idénticas a la lanzada
sobre Hiroshima. Consta también, que de entrada, no se quiso inspeccionar el
submarino amarrado a puerto, no fuera que hubiera trampas explosivas dispuestas
que detonaran a lo más mínimo. Al poco, un grupo de personas llegaron con una
serie de aparatos, que resultaron ser medidores Geiger, tal y como le
explicaron al oficial de comunicaciones del submarino alemán que preguntó por
tales artilugios, y ahí fue donde le explicaron que medían las radiaciones que
emitía el uranio. Con los años este oficial quiso publicar un libro explicando
muchas cosas de las que pasó en aquel viaje, de la carga que se transportaba, y
vete a saber cuántas cosas más, pero el libro quedó sin imprimir, algo o
alguien lo impidió. Obvio que sus consecuencias por desnudar la verdad de lo
que sabía las debió de padecer, pero como no es el objeto de lo que nos trae no
amplio esta cuestión, sino que lo menciono a modo de exponer que alguien quiso
hablar, y como tantas veces ha pasado en nuestra historia, se le impidió y
silenció. Se impide alegando los típicos argumentos de seguridad nacional o
similares, lo que se suele hacer cuando se oculta la verdad de hechos que de
saberse… no estaríamos donde estamos ni en manos de los que estamos. Mencionar
que este oficial sí pudo editar dos libros que dieron lugar a la película ya
menciona antes de Das Boat 2 la última
misión, película tildada de ficción por los típicos críticos de cine que no
saben distinguir la realidad de la ficción, o que fueron inducidos a decir que
era ficción para que la gente que viera la película no pudiera pensar que
podría ser algo real. Vamos, lo de siempre.
La cuestión es que el mismo Oppenheimer, jefe del proyecto
Manhattan, proyecto para la elaboración de la bomba atómica americana, tuvo,
como no, acceso el uranio 235. Lo que pasó justo después, se pierde en los
archivos, no hay archivos, ni registros. Parece que ahí acaba el rastro de los
560 kilos de uranio 235, o al menos eso nos quieren hacer creer las historias
que cuentan al respecto. Y es que cuando una historia como esta queda ahí, hay
que sospechar automáticamente que se pretende ocultar datos vitales, eso es más
que evidente. Por tanto, tenemos que tirar por otro hilo. Resultas de aquellas,
sabemos ambos bandos conocían que sus enemigos tenían programas secretos para
construir bombas atómicas. Era un secreto a voces. Los americanos, en aquellos momentos, estaban
más preocupados con lo que estuvieran haciendo los alemanes y japonés, que lo
que estos estaban de preocupados por los americanos. Ello era debido a que los
americanos sabían casi todo sobre la bomba atómica, el problema es que no
tenían uranio 235 enriquecido. El problema es que los alemanes en 1938, antes
del inicio de la II Guerra Mundial ya había descubierto la fisión nuclear, así
que iban por delante en el juego atómico con respecto al resto de las naciones.
Además, los alemanes tenían posibilidad de conseguir uranio mientras que los
americanos no tenían terrenos desde donde extraerlos. Los americanos ensayaron
sus artefactos atómicos con plutonio, pero no con uranio, debido a que lo
tenían. Así que cuando aquella carga de uranio llega a sus costas, fue el
regalo inesperado de Hitler a sus enemigos. ¡Realmente fue un regalo
inesperado?
Lo que hasta aquí tenemos claro ya, es que una carga de uranio 235
dirigida a Japón para que pudiera elaborar bombas atómicas que lanzar contra
los americanos en su costa oeste desde sus submarinos, acabó en manos de los
americanos y del proyecto secreto para la fabricación de la bomba atómica. Ironías
de la vida, se supone, se supone que es irónico si no es que estaba programado.
Sigamos. Si yo, siendo americano, no tengo el uranio 235 para
fabricar mis bombas atómicas, y de pronto me lo encuentro, ¿no sería absurdo no
usarlo dado que es la pieza que me queda para terminar mi puzle y de camino la
lanzo y gano la Segunda Guerra Mundial? Para mí es más que obvio que así lo
haría en función de la mentalidad de aquella contienda y época. ¿Lo hicieron? A
esta pregunta ya sabemos la respuesta: dirán que no. ¿Cómo van a reconocer los
americanos que los alemanes se habían adelantado a ellos en la creación de la
bomba atómica, y que fue gracias a los nazis que pudieron fabricar su bomba
atómica tras que rindieron un submarino en puerto propio con la carga del
material que necesitaban para terminar de fabricar su bomba? ¿Cómo van a
reconocer que fue gracias a os nazis que ellos, los americanos, pudieron
fabricar sus bombas atómicas? No, esto es reconocerse en inferioridad ante un
enemigo ya derrotado. Sería reconocer ante su pueblo que a poco que hubieran
tenido más tiempo los nazis hubieran sido ellos lo que lanzaran bombas atómicas
por todo el planeta sin que los americanos pudieran evitarlo debido a que iban
más retrasados que los mismos retrasados nazis en los avances atómicos. No, no
se puede mostrar debilidad, flaqueza o inferioridad, aunque el enemigo esté
concluido. Y llegados a este punto me parece que la cosa pinta en la dirección
adecuada, ¿no?
Veamos, no obstante, otra vertiente curiosa, en este caso el diseño
externo de las dos bombas atómicas arrojadas sobre Japón. La primera bomba
lanzada es llamada Little Boy, la segunda es llamada Fat Man. La primera tiene una forma alargada y la segunda es algo
ovoide, la primera usa como material detonante uranio y la segunda usa
plutonio. Sí, esto es lo que se ha
podido recopilar de información de ambas bombas además de más datos, pero lo
curioso es ¿por qué usar en la primera bomba uranio y en la segunda plutonio si
ya sabían que funcionaba con uranio? ¿Por qué cambiar las formas de las bombas
y consecuentemente el alojamiento interno de las mismas en los bombarderos
cuando ya sabes que la primera funciona?
Aquí si quieres me puedes decir que soy algo tocapelotas y que
pongo en duda la versión oficial. Vale, como quieras, pero al menos plantéate
las cuestiones evidenciadas pues te aseguro que hay quienes confirman que la
versión oficial no es más que para tapar la verdad de que el uranio nazi fue
usado en las dos primeras bombas atómicas americanas contra el Japón. Así que
tú te lo piensa y ya decides. Pese a todo, ahora, y a modo de final o casi
final, observemos lo siguiente, y atentos:
Resulta que un documento desclasificado el 1 octubre de 1978 evidencia
una transmisión encriptada japonesa por vía diplomática, que es interceptada
por los aliados, El título de la transmisión interceptada es Estocolmo a
Tokio, número 232.9, Diciembre de 1944 (Departamenteo de Guerra), Archivos
Nacionales, RG 457, SRA 14628-32“, y dice así refiriéndose a un momento de
la batalla del Kursk en 1943, batalla
entre los rusos y los nazis:
Esta bomba es
revolucionaria en sus resultados, y pone patas arriba todos los preceptos de la
guerra establecidos hasta ahora. Estoy enviandoos, en un grupo, todos estos
informes sobre lo que llaman una bomba que divide el átomo. Es un hecho que, en
junio de 1943, el Ejército Alemán probó un nuevo tipo de arma contra los rusos
en localización a 150 kilómetros al sureste de Kursk. Aunque fue el Regimiento
de Infantería nº 19 (los Rifles de Vorezneh) entero de los rusos el que fue
atacado, sólo con unas pocas bombas (cada una pesando hasta 5 kilogramos)
fueron suficiente para barrerlos por completo hasta el último hombre. Lo
siguiente es de acuerdo con la declaración del Teniente Coronel Kenji,
consejero del agregado en Hungría y anteriormente en este país, quien por
casualidad vio la escena real inmediatamente después de que lo mencionado
arriba tuviera lugar, y dijo: “Todos los hombres y los caballos (dentro del radio)
de la explosión de los proyectiles fueron carbonizados e incluso habían
detonado todas sus municiones. Es
más, es un hecho que el mismo tipo de material fue probado en Crimea también.
En ese momento los rusos afirmaron que fue gas venenoso, y protestaron que si
Alemania las usaba otra vez, Rusia también usaría gas venenoso.” Recientemente
las autoridades británicas advirtieron a su población de la posibilidad de que
podrían ser atacados por bombas alemanas divisoras de átomos. Las autoridades
alemanas también advirtieron que la costa este de América podría ser la zona
elegida para un ataque ciego de este tipo de bomba volante.
Y aquí termina este comunicado entre Estocolmo y Tokio. Se añade,
que esta comunicación desde Estocolmo es real puesto que los japoneses nunca
tuvieron conocimiento, durante la guerra, de que sus transmisiones desde Berlín
y Estocolmo habían sido descifradas en Londres y Washington. Este documento
desclasificado lo que evidencia entre otras cosas, es (1) que hubo un lanzamiento
atómico contra los rusos en la batalla del Kursk (2) que fue probada en Crimea,
y (3) que los japoneses sabían del poder atómico antes de que se lo fueran a
entregar los nazis desde el ya conocido submarino U 234.
Pero esto no es todo, sino que el testimonio declarado por el periodista
italiano Luigi Romersa, en 1947, de que a principios de octubre de
1944, ya famoso por su reportaje sobre la liberación de Mussolini por los
alemanes, recibió la misión del mismo Mussolini de viajar a Alemania con el propósito
de informarle personalmente de los avances de las armas secretas nazis. Romersa
visitó las instalaciones subterráneas de Turingia, las rampas de lanzamientos
de los cohetes V-2 y la prueba de la bomba atómica alemana totalmente
operativa. Romersa declaró ser testigo el día 12 de octubre de 1944 a las 11:45
del test atómico nazi en la isla de Rugen, en el mar Báltico, cerca de la base
de Peenemunde, manifestando que la explosión atómica fue captada
fotográficamente desde varios lugares de la costa báltica y que la onda sísmica
provocada por la detonación fue detectada hasta en Estocolmo siendo la
distancia entre ambos puntos de unos 750 kilómetros en línea recta.
¿Creías que habíamos llegado al fin? Pues
queda que encontrar el siguiente material, pues lo he visto, pero ha debido
desaparecer de Internet una entrevista realizada a Oppenheimer
años después del fin de la II Guerra Mundial, cuando el periodista le inquiere
con la siguiente cuestión: ¿Por qué no
probaron la bomba atómica antes de lanzarla sobre Japón? La respuesta fue muy
simple: porque ya la había probado los alemanes.
¿Piensas
que no hay más? Pues sí, ahora paso a leer textualmente lo publicado por
Alberto Ferrari en Buenos Aires, el texto dice así:
Estados Unidos pudo completar el proyecto
Manhattan de construcción de su primera bomba atómica, con el material
radiactivo que le aportó un submarino alemán que se rindió en mayo de 1945
frente a sus costas, sostiene un ensayo editado en Argentina.
El submarino alemán U-234 se entregó en el puerto de
Portsmouth, Estados Unidos, el 13 de mayo de ese año -cinco días después de la
rendición del III Reich- y había partido del puerto noruego de Kristansand,
detalla el periodista Abel Basti en "El exilio de Hitler", editado
por Planeta. (Hago un paréntesis, aquí se dice que es el
13 de mayo cuando el U 234 se rinde en puerto, aunque anteriormente se dijo que
fue el 19 de mayo, así que algunas fechas pueden que tengan cierto baile, pero
en lo general es coincidente el resto de los hechos. Continuemos con lo
publicado por Alberto Ferrari)
El submarino transportaba material radiactivo y además
viajaban científicos alemanes que habían realizado una prueba nuclear en la
isla de Rugen, en el Mar Báltico, asegura Basti, citando al periodista italiano
Luigi Romersa que en 1947 declaró haber sido testigo de ese ensayo atómico.
El material radiactivo y los científicos alemanes fueron
trasladads en absoluto secreto al laboratorio Los Alamos, en Nueva México, donde
se desarrollaba el proyecto Manhattan.
"Uno de los oficiales nazis especializado que venía en
el submarino, de apellido Schlike, fue quien dio la solución para poder detonar
la bomba de plutonio, usando los fusiles infrarrojos, que había transportado en
su colosal carga de elementos nucleares", asegura Basti.
"El propio Schlike instaló los fusibles de la bomba de
la prueba que estalló el 16 de julio de 1945, en el desierto de Nuevo
México", detalla en su ensayo. El periodista argentino cita como fuente de
su investigación documentos desclasificados de los archivos navales
estadounidenses, que recién en 1983 y ante la insistencia de periodistas de la
cadena CNN, fueron difundidos públicamente.
El interrogante que plantea Basti es si el viaje clandestino
desde Noruega a Estados Unidos con su valioso cargamento de material radiactivo
fue una decisión del capitán del submarino, Johann Heindrich Fehler -quien en
ningún momento intentó destruir la carga- o fue una estrategia deliberada de
jerarcas del III Reich a cambio de salvoconductos.
Precisamente, Basti menciona en su ensayo que después de la
derrota de Stalingrado, que cambió el curso de la guerra, muchos jerarcas nazis
elaboraron el denominado "Plan de Estraburgo" para buscar escondites
- especialmente en Sudamérica - y salvar sus fortunas al término de la
contienda que ya daban por pérdida.
Semanas después del desembarco aliado en Normandía, el 10 de
agosto de 1944 en el edificio Maison Rouge de la ciudad francesa de Estraburgo
"se reunieron los jerarcas, funcionarios, banqueros, industriales y
empresarios nazis, para decidir cómo continuarían sus actividades después que
cayera Alemania", precisa Basti.
En ese encuentro estuvieron presentes directivos de las
empresas Rochling, Concern, Krupp, BMW, Siemens, Volkswagen, Messerschmidt,
Goering-Werke de Linz, que habían colaborado con el ascenso de Hitler, y en
Estraburgo "establecieron estratégicas políticas y financieras para el
nazismo de posguerra".
Basti es autor de varios ensayos sobre los prófugos nazis en
Argentina, entre los que se destacan "Bariloche nazi, Hitler en
Argentina" y "Tras los pasos de Hitler" que han sido traducidos
al holandés por el sello MJVertaalservice y al italiano por Eden Editori.
Actualmente, Basti es director del diario Periódico del Sur
de Bariloche, villa turística de la Patagonia argentina donde el SS Erich
Priebke vivió en la clandestinidad hasta 1994, cuando fue descubierto y
extraditado a Italia, para ser juzgado por la masacre de las Fosas Ardeatinas.
Hasta aquí esta noticia leída y publicada hace tiempo atrás y tras después
deñ final de la II Guerra Mundial, donde además se citan libros sobre el final
real de Hitler, que posiblemente no se suicidó, pero de esto hablaremos en otro
video. Que aquí lo que nos trae es si Hitler, o su camarilla regalaron la bomba
atómica o no.
Hay
que apuntar un detalle sobre Hitler, un auténtico síndrome de Hubris como lo
conocemos ahora, un psicópata, que es la mejor definición de sus desvaríos, o
el ejemplo perfecto del trastorno narcisista de la personalidad, pues en
concreto, cuando sus generales le pedían llegar a Moscú que estaban a escasos
30 kilómetros de distancia y cerrarían la contienda contra la URSS de forma
fulminante, Hitler les dijo que había que ir primero a Stalingrado, que ellos
veían la finalidad bélica, pero que no entendían la finalidad política del
conflicto. Así que en vez de entrar en Moscú, acabar la guerra contra la URSS,
luego ir al sur y apoderarse de los campos petrolíferos teniendo, por tanto,
resuelto el problema energético para el esfuerzo de la maquinaria de guerra
nazi y dejar a Stalingrado para el final, Hitler y su finalidad política que no
consistía en otra cosa que humillar a Stalin arrasando la ciudad que llevaba su
nombre, impidieron, afortunadamente, el orden lógico de la guerra en aquellos
momentos. Si Hitler hubiera hecho caso del consejo de sus generales, la URSS
habría caído, y se habría terminado frente que no habría que seguir manteniendo
en combate, así como los recursos de todo tipo habrían caído en sus manos, y a
ver quién le paraba los pies a partir de esos momentos. Y relato esto de la
finalidad política de Hitler, pues se asegura que Stalin fue informado de la
detonación atómica en la ya antes mencionada batalla del Kursk, pero que como
lo sucedido no fue, digamos espectacular, para él, pues decidió seguir con las
hostilidades contra los alemanes como si nada hubiera pasado. Y aquí entra en
pánico Hitler con su concreta visión política de la guerra, y es que prefería
no ser él quien siguiera lanzando este artefacto atómico dado que no consiguió los
efectos que perseguía, y que fueran otros, los japoneses en este caso, quienes
lo hicieran y que fueran estos los que la historia juzgase en el futuro por los
efectos devastadores de una detonación nuclear. No obstante, aquí se siembra
una duda, que se resuelve con la desesperación de los nazis, más en concreto de
Hitler y su camarilla más próxima, que al igual que él eran todos unos
psicópatas de manual. La duda es la siguiente ¿cómo es que Hitler entrega la
bomba atómica a los japoneses, cuando, y pese a ser sus aliados junto con
Italia, consideró sin error posible de interpretación en su libro “Mi lucha”
que los japoneses eran una raza inferior a la que habría que doblegar en el
futuro? La única vía de respuesta que se me ocurre, es que ante la desesperación
de la derrota nazi, los japoneses con el uso de la bomba atómica pudieran
frenar a los aliados en todos los frentes llevándoles a la rendición sin
condiciones ante tal poder armamentístico, y que así los nazis resurgirían de
nuevo, cargando con la culpabilidad de la devastación nuclear a los japoneses.
Llegados a este punto donde he resumido
mucho toda esta historia, queda añadir algo que es fascinante, y esto que diré
es parte de algo que en su momento leí, pero que no tuve la prudencia de
bajarme de Internet, pero resulta que en un punto de nuestra historia reciente,
y debido a la historia no contada de la humanidad, se hicieron análisis de
superficies en terrenos del África del Norte y en la zona de Oriente Medio,
arrojando esos análisis que se encontraron las evidencias de radioactividad
como consecuencias de detonaciones nucleares como unos dos a tres años antes de
Cristo. Y esta vez no fueron ni los nazis ni los americanos, ¿quiénes fueron?
Pues imagínatelo. Resulta que de aquellos años ya citados, se conoce de las
disputas familiares entre los dioses, entre el bando del dios Enki y el bando
del dios Enlil, y que en las refriegas familiares lanzaron sus llamadas armas de poder, lo que entenderíamos
como bombas nucleares sin que entre ambos bandos sufrieran directamente ninguna
consecuencia, sino que los efectos son los actuales terrenos mencionados que
quedaron como los conocemos: desérticos.
Y aquí si que llegamos al final de esta historia que puede ampliar
muchísimo, pues datos existen, pero el objeto de traer a colación este
serpentear histórico no es otro para mí que el de cuestionarnos siempre lo que
hemos aprendido, lo que se nos ha contado como verdad absoluta sin derecho a
dudar y menos a critica, re-evaluar o revisar.
Se trata de no seguir ciegos ante las versiones oficiales que nos han
ido dando en toda la historia de la humanidad, ya sea reciente o antigua. Se
trata de cuestionarse si lo que sabemos de forma oficial, no oficiosa,
realmente ocurrió como lo dicen o todo es una gran mentira vendida y comprada
para seguir un curso dado y dirigido al que no podemos escapar.
Me da igual si Hitler regalo o no la bomba atómica, si los planes
fueron esos u otros, lo que no me da igual es que nos creamos sin dudar
cualquier información que se da como la verdad absoluta sin derecho a
cuestionamientos posibles. ¿Por qué no podemos cuestionar la historia si ya
sabemos que se han ocultado muchos datos, falseado miles y encubiertos lo que
ni sé si podría contar? ¿Por qué seguir creyendo sin dudar? ¿Por qué no tener
un criterio propio que sea distinto e incluso opuesto a lo que nos han
trasladado como lo que en realidad ocurrió cuando en realidad pudo ocurrir de
otra forma? Al menos cuestiónate en privado lo aprendido y conocido. No se
trata de salir a la palestra a exponer tus propias conclusiones si difieren de
la verdad impuesta, pues lo que vas a encontrar es lo de siempre, lo único que
saben hacer los poderosos ante situaciones incomodas donde la verdad sale a la
luz: ridiculizar al mensajero dado que no pueden destruir el mensaje real de lo
que sucedió e incluso de lo que sucede.
Piénsalo un poco, cuestiónate más todo, saca tus conclusiones y al
menos tendrás una opinión formada en base a tus investigaciones dejando de ser
un loro que repite lo que aprendió sin más sentido que seguir en una perorata
cansina sin argumentos y evidencias. No obstante, como esta saga trata de ver
quién fue héroe, villano, psicópata, hubris o estúpido, si quien fabrica la
bomba, quien la lanza… o vete a saber si hay más héroes, villanos, psicópatas,
hubris o estúpidos en alguna parte de toda esta historia.
Una
última que te planteo, ¿quiénes son los héroes y los villanos hoy en día, los
policías que traicionan su juramento o los ciudadanos que han de soportar la
falta de honradez de quienes prometieron servirles y cuidarles? A lo mejor
todos son héroes y todos villanos. Entonces me remito a lo tratado por Carlo
María Cipolla donde establece las cinco leyes de la estupidez, dejando claro
que hay cuatro tipos de personas, los inteligentes que producen beneficio para
sí y los demás; los malvados que solo producen beneficio para sí y perjuicio
para los demás; lo incautos que producen beneficio para los demás y perjuicio
para sí; y los estúpidos que son los que producen perjuicio para sí y para los
demás. Pero fíjate que no te pregunto si los políticos son héroes o villanos, a
estos hoy en día solo los puedo definir como psicópatas fascistas: Malvados sin
remedio que te seguirán oprimiendo y sometiendo.
Actualizaciones ¿¿¿…??? deeelij@gmail.com
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