—Son bienaventurados los que dan, mas cien veces bienaventurados los que dan aquello que aún quieren, porque ellos ya se van saliendo de las influencias de este mundo.
Son bienaventurados los que predican amor,
mas cien veces bienaventurados los que lo llevan en su pecho y lo hacen con sus
manos porque es el Cristo-Buda que habla y hace a través de ellos.
Son bienaventurados los que alaban a Dios,
mas cien veces bienaventurados son los que, sabiendo su «plan para el mundo»,
trabajan en su realización.
Son bienaventurados los que abren los ojos y
contemplan al mundo, mas cien veces bienaventurados los que abriendo más aún
los ojos, contemplan el universo del cual el mundo apenas es una mota. Y viendo
su pequeñez se hacen grandes.
Son bienaventurados los que se limpian los
oídos de las voces vacías de este mundo, mas cien veces bienaventurados son los
que, oyendo, se hacen sordos para estar con los sordos y entenderlos hasta
limpiarlos.
Son bienaventurados los que predican en los
templos con el corazón, mas cien veces bienaventurados son aquellos que se
preparan en «la doctrina de la unidad» y la predican por el mundo con hechos.
Son bienaventurados los que siguen a Dios,
mas cien veces bienaventurados los que comprenden que Dios no tiene nombre, ni
forma, ni atributos. ¿Cómo meter un rayo de sol en una lata? Estos no serán
fanáticos porque verán que cada religión tiene una forma de ver a Dios y todas
las formas son verdaderas mas no la Verdad.
Son bienaventurados los que descubren la
enseñanza que la vida les trae a cada momento, mas cien veces bienaventurados
los que la hacen suya y después la reparten sin quedarse nada para sí.
Son bienaventurados los que conocen las
leyes que regulan las existencias de las formas, mas cien veces bienaventurados
son aquellos que las hacen «ellos mismos» y las exteriorizan armonizadas en su
«estar».
Son bienaventurados los que llegan a las
causas de las cosas por el conocimiento que les han legado, mas cien veces
bienaventurados lo son aquellos que con innumerables esfuerzos inician nuevos
caminos de comprensión y abren nuevas ventanas hacia la luz.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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