Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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3/2/22

Entre más conscientes, más miedo

Hablar del miedo puede ser tan extenso como hablar del amor o la felicidad, por tanto, el alcance de este artículo es limitado. Mi objetivo es estimular el ejercicio de la mente abstracta y el discernimiento individual, esto quiere decir que existirán muchos enfoques y rumbos que no se tratarán líneas abajo y que son sumamente valiosos también. No obstante, el enfoque que pretendo desarrollar muy sintéticamente vale la pena usarlo para la reflexión y para aportar en el auto conocimiento del vehículo que habitamos.  

En la evolución de la materia de abajo hacia arriba, o también conocida como la evolución biológica de las especies, hemos pasado de minerales a vegetales, luego a reino animal y por último a seres humanos.  Los últimos nos consideramos más conscientes por tener mas desarrollado nuestra capacidad de raciocinio.

En esos reinos, puedo decir solo con el ánimo de reflexión, que los primeros dos reinos no “sufren de miedo.”  En el globo terráqueo ni los minerales, ni los vegetales tienen sensaciones de miedo.

¿De donde nace el miedo? 

Cómo dice Yuval Noah Harari, el éxito biológico de las especies está medido en la supervivencia y en la multiplicación de sus miembros.  Esto quiere decir que genéticamente todos los reinos tienen programado en su ADN la misión de supervivir y de reproducirse.  Lo cual es lógico y evidente, nos basta con observar y podemos rarificar esta afirmación.

Lo que hizo lo biología siguiendo su propósito fue brindar “sensores” en los individuos que empezaban a desplazarse para reconocer el mundo que lo rodeaba y para supervivir.  A estos sensores hoy los conocemos como sentidos y glándulas. Los primeros captan información y las segundas emiten hormonas como alarmas que se activan en el interior del cuerpo y nos impulsan a reaccionar para proteger nuestra vida. Las sensaciones que producen estas sustancias en momentos de alerta son las que hoy en día llamamos miedo

¿Cómo evolucionó el miedo?

Lo que llamamos miedo ha recorrido tres grandes escalones: físico, emocional y mental.

+El miedo físico, es un miedo incrustado en el ADN donde el organismo brinda sustancias como mecanismo de alerta para la supervivencia. Ejemplo de esto es: imaginemos una iguana (cerebro reptil), tranquila en un árbol, de repente la rama donde está se mueve bruscamente, en ese momento su cuerpo emite unas hormonas que alertan el organismo, activan el torrente sanguíneo, disminuyen la sensación de dolor, sensibilizan los sentidos y sin pensar la iguana salta de una a otra rama.  Esto ocurre en centésimas de segundo.

+El segundo miedo es el emocional, que está asociado a las relaciones sociales, por tanto, nació solo en las especies que para su supervivencia requieren estar en manada o en pareja.  Es decir, qué hay animales como las serpientes que no desarrollaron el miedo emocional, pues genéticamente están programadas a estar solas. En este caso un antílope (cerebro mamífero) que se encuentre solo en una llanura tranquila, va a experimentar en su cuerpo sensaciones químicas incómodas, como sensores que le indican que algo no está bien. La especie, genéticamente sabe que estando solo no logrará sobrevivir. Igualmente, como el miedo anterior, sin pensarlo el antílope buscará por todos los medios encontrar a su manada y eliminar esa sensación incómoda (miedo) que está sintiendo.

+El siguiente miedo es el mental; un buen ejemplo es el “homo sapiens” que desarrolló significativamente el mundo mental.  Este miedo se percibe como un conjunto de sensaciones que sentimos en el cuerpo, mucho más sutil que los miedos físico y emocional, pero que nos dan signos de alerta sobre la supervivencia.  En este ejemplo el “animal” está en un sitio seguro, vive en comunidad, pero detecta peligro por los cambios en la estructura de poder del grupo y siente amenazada su vida; por ende, siente miedo. En este caso racionalmente el individuo tomará las decisiones que considere para evitar su muerte.

¿Sucede lo mismo con los seres humanos?

Nosotros los “homo sapiens sapiens” somos resultado de la evolución, es decir, en nuestra información genética ha quedado consignada la historia de la evolución de las especies y la evolución de los miedos físico, emocional y mental.  El caso es que no somos conscientes que venimos evolucionando por miles de millones años y, por tanto, tampoco lo somos de nuestra historia y ni porque sentimos lo que sentimos.

Por ejemplo: Sabemos racionalmente que el transporte aéreo es uno de los más seguros del mundo, no obstante, en el momento de una turbulencia sentimos lo mismo que la iguana del ejemplo anterior o digamos por caso que terminamos la relación afectiva con nuestra pareja y genéticamente sentimos lo mismo que el antílope que se encontraba solo en la llanura.  Pero resulta que, en la sociedad actual, nuestra vida no está en peligro por experimentar una turbulencia o por terminar una relación afectiva, pero de todas maneras “sentimos morir de miedo”.

Para hacer más complejo el asunto, las glándulas hormonales no distinguen los procesos mentales de vivir, recordar o imaginar. Quiero decir con esto que las sustancias que emite nuestro cuerpo y llamamos miedo, las vivimos solo por el hecho de imaginar o recordar un evento sin que esté sucediendo en el momento presente.

Y no siendo suficiente para el ser humano la cantidad de miedo que tenemos acumulados por la evolución, hoy en día sumamos más, pues ellos también han evolucionado y los sentimos en situaciones que nada tienen que ver con la supervivencia. Ejemplo: “tengo miedo de no pasar a la universidad”, “tengo miedo a que me digan que no”, “esta película me da miedo”, etc.

Lo que me lleva a la conclusión de que entre más evolucionado sea el reino de la naturaleza más “sufre de miedos”. 

No obstante, antes de terminar quiero indicar que este artículo no es pesimista, todo lo contrario, pues en la evolución del ser humano las sensaciones de miedo tienen un giro si seguimos el sentido de LA VIDA. Lo he recordado a través de Emilio Carrillo y me dedico a ejercitarlo con cierta frecuencia, pues en la medida que continuamos con la evolución podemos quitar protagonismo a la mente concreta, ejercitar la mente abstracta y percibir la esencia manifestándose mas activamente en la vida cotidiana, que como resultado nos lleva a tener más confianza en la perfección de LA VIDA implicando ineludiblemente que los miedos se vallan diluyendo.

Nota: parte de este artículo lo escribí en un avión sintiendo un poco de miedo, ja, ja, ja...

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Autor: Ernesto Yugueros (ernestoyugueros@gmail.com)

https://conexionconlaesencia.blogspot.com

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