Entropía y Bioeconomía.
Las teorías del valor han seguido una
trayectoria evolutiva de acuerdo con la importancia que los economistas han
dado a cada factor de producción. La Teoría del valor del Trabajo fue invocada
cuando los economistas pensaron en la labor y el trabajo físico como el más
importante factor de producción. Fue presentada por Smith y Ricardo para
explicar cómo los bienes y servicios podías ser apreciados. En este caso el
precio de un producto queda determinado en términos de trabajo físico empleado
para producirlo, ignorando la importancia de su valor intrínseco, tanto del
recurso natural como del medioambiente.
No obstante, la estimación de los precios
de cada recurso, depende de su abundancia o escasez para otros. Los economistas
explicaron el precio en términos de coste de producción solamente, lo que es
una vía muy simple porque no consideraron la cantidad producida (el precio
unitario decae en función del incremento de la producción) Alfred Marshall
influyó mucho en el desarrollo de la teoría de la utilidad y por el contrario
de otros los precios estaban relacionados con ambos costes (producción, oferta)
como por la demanda.
Como ya se mencionó, Marx extendió la
teoría laboral del valor para defender la teoría laboral del superávit con la
explotación del trabajo como tema central. Ahora, no obstante, con la
globalización de la Economía, este sistema se manifiesta así mismo en forma de
la explotación del Tercer Mundo, cuya fuerza laboral no está justamente
recompensada por su trabajo ni por, obviamente por la sobreexplotación física a
la que es sometida por las corporaciones multinacionales.
Algunos economistas como Walras quitó
énfasis al rol de los recursos naturales y de la energía como capital
circulante y sacó la teórica posibilidad de considerar “salida” (output) desde
un punto de vista de cada unidad individual de entrada como valor marginal. La
debilidad de esta teoría del Valor útil es que no explica la paradoja de los
precios de dos productos, por ejemplo, un metal precioso y el pan. Aunque es
mucho más necesario y útil el pan que el metal precioso, aquel es mucho más
barato que este. Esto, junto al hecho de que el precio depende de la oferta y
de la demanda (utilidad) y no de cada uno de los factores por separado, esto
sustituye la Teoría de la Utilidad por la Teoría del Valor de Utilidad
Marginal.
A medida que la economía humana ha
llegado a ser ampliamente basada en el capital, se ha llegado a dar cada vez
más importancia al proceso productivo. Como establecieron Funtowicz y Ravert
(1992), el capital en el periodo clásico fue usado para facilitar la producción
de bienes y servicios. En el moderno periodo industrial ha sido usado a través
del mercado de capitales para financiar la producción industrial. De todas
formas, ahora en la era postmoderna, cuando el capital ha sido sobreestimado,
ha perdido lentamente importancia como factor de producción y está siendo usado
a través del proceso de financiación para asegurar su propio incremento.
El significado de los varios componentes
del capital en forma de capital monetario, capital manufacturado, capital
humano y capital natural y el hecho de que el primero es muy dependiente que el
tercero, ha sido apreciado en una comprensiva Teoría del Valor del Capital. El
capital natural, por sí mismo es piedra angular de los recursos biológicos
renovables, los recursos no renovables junto con el poder de asimilación de la
basura por el medioambiente y su capacidad regeneradora. El asunto que preocupa
a la teoría del capital, es cómo conseguir la reemplazabilidad, complementariedad,
compensación, incertidumbre, irreversibilidad y, por último, pero no menos
importante sostenibilidad. Aunque es verdad que la teoría del valor del capital
por los componentes biológicos, aborda el consumo de los recursos, la
contaminación y degradación del medioambiente debido a las bases termodinámicas
de la degradación ambiental.
Es por esto que yo he propuesto otra
teoría del valor denominada “La Teoría de la entropía del valor” (Mahoammadian 1999). Esta
teoría del valor puede dar cuenta del incremento de la entropía mediante la
provisión real de resultados empíricos obtenidos por la degradación entrópica
de la materia y la energía que está sometida al proceso productivo. Así como es
la teoría del valor que tiene el concepto de sostenibilidad incorporada en
ella, permitiéndonos apreciar cuán (in)sostenibles son los recursos.
La teoría de la entropía del valor
podría, pienso, responder a la cuestión planteada por O’Connor en 1996, sobre
la sostenibilidad como “¿qué tipo de teoría del valor implica esto? Cualquier
teoría del valor relativa a la sostenibilidad tiene que contener estos aspectos
esenciales.
1.-
Interdependencia entre procesos biológicos y socioeconómicos.
2.-
Reciprocidad entre los procesos biológicos y socioeconómicos.
3.- Énfasis en
la calidad frente a la cantidad en pos-procesos productivos.
4.- Equidad
intergeneracional.
5.-
Mantenimiento de la integridad biológica heredada mediante la utilización
dinámica y regeneración de los recursos biológicos.
6.- No
interferencia entre los ciclos temporales de la Naturaleza, ya que ellos
contribuyen al reciclado natural de la basura de los humanos.
Además, la Teoría de la entropía del
valor es un objetivo de la teoría del valor ya que nos permite apreciar a la
biosfera como fuente real de riqueza a ser utilizada ahora y ser sostenible en
el futuro también. Esta teoría del valor hace posible evaluar los procesos
socioeconómicos dentro de un marco evolutivo y “no una abstracción intemporal”.
Incluso esta teoría del valor junto a la
teoría del valor del trabajo y la teoría del valor del capital, nos proporciona
una “holística teoría del valor bioeconómico”, que hace posible una mucho más grande y plenamente abarcable
visión de la naturaleza no por el valor de su uso, o como eliminador de
residuos generados por el sistema socioeconómico, sino por su valor intrínseco
como fuente de placer estético y de inspiración. Además, semejante teoría
holística del valor puede tener en cuenta la evolución conjunta del desarrollo
socioeconómico con el de la Biosfera en una vía mutuamente beneficiosa para
ambos, así como la gran capacidad de sostenibilidad.
Las teorías del valor del trabajo,
capital y la entropía son todas y cada una de ellas, reflejos de ciertos
aspectos de la cultura humana, mientras que la teoría del valor de la
bioeconomía refleja la holística naturaleza de la cultura. Además, semejante
teoría del valor hace posible un tratamiento integral de los problemas
relacionados con estos factores y, el dominio de la actividad socioeconómica
puede evaluarse acorde con las realidades biológicas, socioeconómicas y
medioambientales.
Información, conocimiento e ideas se
están incrementando de modo importante como fuente de valor añadido para el
sistema socioeconómico. La idea del trabajo como actividad física está
cambiando por la de trabajo intelectual llegando a ser fundamental en el
proceso productivo y en la economía de mercado, creando un ciclo perpetuo de
innovación. La creación de conocimiento por la investigación científica y el
procesado de la información está encontrando un lugar central en la economía
global. Por otra parte, la rápida innovación ha significado que el factor
tiempo está alcanzando una importante posición en los procesos productivos.
Esto es debido al hecho de que el valor de una mercancía está determinado,
además de por el capital, energía y trabajo físico, por cuánto tiempo es
necesario para producirla.
De todas formas, la entropía en el
proceso de producción se incrementa con el tiempo y, por lo tanto, el tiempo es
una variable significativa que ha de ser tenida en cuenta por y para incluirla
dentro de los factores de producción, con su propio valor en la teoría. La
teoría del valor de la entropía, no obstante, lleva tiempo incorporado en ella
y, por lo tanto, no se necesita una “teoría del valor del tiempo”. Es por todas
estas razones que la teoría del valor de la Bioeconomía es ciertamente la
teoría del valor holística, realmente competente de los imperativos biológicos,
medioambientales, socioeconómicos y éticos de nuestro tiempo y, ciertamente
refleja la gran transformación que está barriendo la sociedad humana.
Conclusiones
Se puede suponer, desde lo expuesto en
este capítulo, que ha tenido lugar una lenta transición desde la total
importancia de la tierra, el recurso natural y la idea de la autosuficiencia de
las naciones debido a su natural stock de capital. El sistema socioeconómico
humano, con su indiscutible dependencia de los recursos naturales es como un
astronómico “gran atractor”, devorando estos recursos de los que es totalmente
dependiente. No obstante, sólo un servicio labios está siendo pagado por la
importancia de los recursos naturales y el sistema económico sigue produciendo
artículos de lujo como si estos recursos no importaran con la esperanza de
satisfacer lo que Georgescu-Roegen ha denominado “el ansia mórbida
de artilugios”.
El mercantilismo ha sido la ideología
económica en Europa durante dos siglos y fue regulado por los gobiernos para
asegurar una sólida economía y como resultado, una nación fuerte. Ello se consiguió
mediante la colonización importando metales preciosos y recursos naturales y la
manufactura de los productos que eran exportados a eses colonias donde la
manufactura era prohibida por las metrópolis. Detrás de esta estrategia estaba
el concepto del balance de mercado para cumplir objetivos políticos y
estratégicos. Los objetivos económicos eran cumplidos mediante subsidios a los
fabricantes locales y con tarifas protectoras. Como tal la economía
mercantilista fue muy positiva para la prosperidad de las naciones, pero con
negativas consecuencias para la tierra y los recursos naturales.
La economía fisiocrática se desarrolló
como reacción al mercantilismo con el énfasis en el comercio mediante la
facturación, en detrimento de la tierra y de los recursos naturales. Los
fisiócratas creían que el trabajo transformaba sólo lo creado por la naturaleza,
la agricultura era productiva pero no así el proceso de fabricación. Esto
indicaba su deseo por el imperio de las leyes de la naturaleza. Por otra parte,
estaban en contra de muchas propuestas de regulación del mercantilismo, las
cuales pensaban, amarrarían el flujo económico de la actividad agrícola. Esto
se reflejó en la famosa frase “laissez faire, laissez passer” (dejar hacer,
dejar ir).
De acuerdo con los primeros economistas
clásicos “sólo la naturaleza genera riqueza que el hombre puede organizar”, lo
que significa que el sistema económico humano no es una economía autopoiética,
(que se crea y mantiene a sí misma), pero sólo reorganiza los recursos
naturales para producir objetos útiles para la vida humana. El sistema
socioeconómico está para producir lo que sea, ha de usar en ello procesos de
producción que antes han sido creados por la naturaleza. La idea original de
Smith de la libre empresa por la competitividad y la cooperación se ha
convertido en su famosa frase: “El vicio privado frente a la virtud pública”.
El modelo económico capitalista en
realidad no está configurado para mejorar la justicia y reducir las
desigualdades económicas y sociales además promover las buenas prácticas
ambientales. Su principal propósito es administrar la producción de bienes de
lujo y alto precio y por lo tanto maximizar beneficios para las compañías, pero
si los trabajadores sufren en el proceso, peor para ellos… El sistema
socioeconómico humano con su mercado capitalista es gradualmente pero seguro,
subestimando los recursos naturales, se está transformando de lo que solía ser
un proceso parcialmente creativo a uno completamente organizador
La idea del crecimiento económico
constante de algunos economistas neoclásicos ha sido generalmente aceptada por
la mayoría, en contra del consejo de otros incluidos los biólogos. El
crecimiento económico continuo no es posible por muchas y válidas razones como
la degradación medioambiental, el agotamiento de los recursos naturales y por
estar frontalmente en contra de los principios biológicos de la conservación y
regeneración. Por otra parte, no podría practicarse por imperativo ético de
nuestra responsabilidad para las generaciones venideras. El pensamiento
económico está, de nuevo, evolucionando gradualmente hacia la toma de
conciencia de que el sistema socioeconómico es completamente dependiente de la
economía de la naturaleza y los sistemas socioeconómicos y biológicos son
altamente interdependientes, interrelacionados e interactivos.
La economía clásica abandonó la teoría
del valor del trabajo y la teoría neoclásica abandonó la teoría del valor del
capital a favor de la idea de la escasez. Es decir, los precios están
determinados, no por cómo cuánto trabajo y capital son usados para producir
bienes y por cómo de abundante o escasos estos productos son; en otras
palabras, oferta y demanda. En este tema, los economistas neoclásicos perdieron
lentamente el interés en los objetivos de crecimiento a largo plazo y se
preocuparon en la utilidad a corto plazo y el manejo de los recursos naturales
no renovables, lo que resultaría en su agotamiento y escasez. Esto sigue siendo
muy cierto a pesar de que el concepto de escasez está perdiendo su brillo
esencial en la economía global, totalmente dominada por la sociedad de la
información.
La economía neoclásica, con su énfasis en
el precio y el dinero lentamente se ha convertido lentamente en valor libre
desde el punto de vista del atractivo social. Acorde con el modelo neoclásico,
el mercado es el lugar donde la persona egoísta, que es un agente económico que
actúa en su propio interés para maximizar su propio beneficio,
independientemente del atractivo social y la optimización de Pareto. Esto es en
contraste con la persona social que aprende y cambia, esto es, evoluciona. Por
lo tanto sus deseos y utilidades
evolucionan acorde con las circunstancias tales como en el caso de la escasez
de recursos y la degradación medioambiental entre otros.
Por otra parte, la economía neoclásica no
ha tenido demasiado éxito en sentar las bases de las relaciones comerciales con
los problemas reales de la economía como se pudo evidenciar en la crisis de las
economías del Este asiático en 1997-98. Es claro que la economía neoclásica
sobrevivió a su utilidad y de no ser por el soporte que algunas organizaciones
internacionales influyentes le han aportado, habría desaparecido hace mucho
tiempo. Las razones son muchas y serán expuestas en el capítulo seis, donde
comentaré por qué nuestro presente sistema socioeconómico basado en este modelo
con sus conceptos que carecen de base científica, son irreales. Aquí sólo basta
decir que hay una gran pérdida de interés en la economía convencional como
objeto de estudio como así lo indica el descenso de estudiantes universitarios.
No obstante, el interés en disciplinas económicas heterodoxas e
interdisciplinares y los libros al respecto es evidente, como “la Economía de
la mariposa (Butterfly Economics) de Paul Ormerod, y los cursos sobre economía
ambiental y ecológica así como mis propios cursos sobre Bioeconomía.
Las ideas de Keynes, se puede decir que
se formaron, al menos parcialmente, sobre las bases intelectuales de la
socioeconomía marxista, en su creencia de que la interferencia gubernamental es
realmente una vía democrática de planificación económica similar a la idea de
Marx de la planificación centralista, que es la vía socialista de la economía
planificada. A Keynes no se le puede etiquetar realmente de economista del
crecimiento, aunque como se ha dicho, él tuvo más interés en promover la alta
demanda de bienes a través de un alto nivel de producción. No obstante, su
interés en la producción se debió por su preocupación por el empleo y el
incremento de la población. Pensó que, si el desempleo persiste, entonces los
salarios podrían caer y con ello los precios debido a la pérdida de poder
adquisitivo y, por lo tanto, un equilibrio ilusorio podría surgir en el mercado
de oferta-demanda. Por supuesto, él era un gran creyente en el concepto de
equilibrio y en la manipulación del mercado para alcanzar ese equilibrio. Como
he explicado brevemente y me extenderé más adelante, la teoría del equilibrio
general es ciertamente ilusoria, pero ha sido utilizada para el surgimiento de
ideas innovadoras en economía. Esta teoría no es operativa y, especialmente en
nuestra economía globalizada y con mercados inundados de mercancías y con el
sistema de crédito a pleno funcionamiento. Significa que la sentencia del
economista Jean Baptiste Say “la oferta genera su propia demanda”, se confirma que es verdad, después de todo.
La economía keynesiana ha contribuido a
extender nuestra comprensión de la Economía a gran escala con la ventaja que el
problema del desequilibrio puede ser aliviado con decisiones políticas. Esto es
muy importante en la era de la economía globalizada donde hay una gran ligadura
entre las economías de los países industrialmente desarrollados y no
desarrollados, así como nuestra preocupación por el agotamiento de los recursos
naturales y la degradación medioambiental. La toma de decisiones políticas a
través de la cooperación global en áreas como la protección y utilización de la
biodiversidad y adecuado manejo de los recursos naturales y combustibles
fósiles, su auténtico valor y las consecuencias medioambientales, la limpieza
de las costas son de máxima importancia.
La economía marxista, comenzó con gran
esperanza y optimismo, pero no ha sido de gran influencia en la teoría ni en la
práctica económica. Su mayor debilidad ha sido no proponer soluciones a los
problemas reales del mundo. Esto lo interpretó el mismo Marx da que era debido
a que de hecho los economistas institucionales eran “lacayos de la clase
capitalista”. Sin embargo, sus ideas podrían revivir en las ciencias sociales,
incluyendo la economía, si, por ninguna otra razón que el puro número de población,
particularmente de la clase trabajadora, que ha perdido la esperanza en el
capitalismo y está otra vez, buscando ideas similares de salvación de la
injusticia social.
Incluso el abstracto concepto de Marx es
exactamente abstracto porque su valor puede ser medido mediante una entidad tan
abstracta como el dinero. Igualmente se puede decir que el sistema
socioeconómico humano trata la biosfera como una entidad abstracta valorada en
términos de dinero (argumento reduccionista) y no como un valor intrínseco en
sí mismo (argumento holístico). Es desafortunado que el sistema socioeconómico
humano se base en y esté dirigido por el modelo de mercado competitivo y la
biosfera se valore sólo por su valor económico (precio – dinero) lo que es la
némesis del sistema de valor capitalista.
La información emana de dos fuentes; por
un lado está toda la información originada por los sistemas de actividad de los
humanos (socioeconómica, científica, tecnológica y cultural) y por el otro está
toda la información disponible en la biosfera. Hay, no obstante, otra fuente de
información que puede tener interés, si no más, que es la resultante de la
interacción de los organismos, ellos mismos, así como la información que surge
de su interacción con el medio ambiente. Como se podría apreciar, este
resultado es muy complejo y, si no fuera suficiente, toda la actividad humana
se superpone sobre ella.
El significado de la información de los
sistemas de producción socioeconómicos, es debido al hecho de que la
información puede, hasta cierto punto compensar el incremento de entropía en un
sistema auto regulado y auto organizado. Esto significa que, usando la
información, el sistema tomaría menos energía en el futuro para llevar a cabo
una función similar y así se produciría menos entropía. Obtener información,
sin embargo, supone bastante tiempo, esfuerzo e inversión de capital.
Las teorías del valor sobre cuales los
diversos modelos económicos se han basado durante las pasadas centurias, se
pueden comparar con una teoría sobre los icebergs, los cuales ocultan su mayor
masa que no ha sido usada. Una teoría funcional del valor tiene que incorporar
los tres factores de producción incorporados para ser utilizados. Los procesos
socioeconómicos no funcionan con un solo factor de producción, sino con los
tres, aunque en cada periodo y debido a cualquier imperativo biológico o
socioeconómico uno u otro puede tomar especial relevancia. Una teoría del valor
orientada hacia lo biológico tal como la “Teoría del valor
de la entropía”, debe ser instituida.
La Teoría del valor de la entropía es una
teoría del valor objetivo y funcional, porque incorpora información y tiempo
sobre los otros factores tradicionales de producción. Esto significa que la
Teoría del valor de la entropía, con el paso del tiempo, hacen comprensibles
las variables biológicas y socioeconómicas dentro de una “Teoría del valor de la bioeconomía” que sepa reflejar los cambios
de la sociedad. La Teoría del valor de la bioeconomía toma el tiempo como una
variable intrínseca del sistema socioeconómico y en ello reside una de sus
mayores ventajas.
Se debe prestar más atención a la ciencia
de la Biología, así como a las bases científicas de la Economía que ha de
aceptar el imperativo de la visión a largo plazo que ha sido ignorada por tanto
tiempo. En breve, una nueva teoría
económica y un nuevo modelo operacional ha de ser desarrollado para tener en
cuenta todos los nuevos factores y variables que influyen en la socioeconomía
global y en los sistemas de la Biosfera. Esta es la teoría bioeconómica global
e interdisciplinaria, que es el tema central de esta serie.
Bibliografía
empleada en las seis primeras
entradas
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Autores: Mansour Mohammadiam y José
Alfonso Delgado
Nota: La publicación de las diferentes entregas
de El Tercer Camino
se realiza en este blog, todos los lunes desde el 3 de enero de 2022.
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