Lo más
común es que la palabra hogar lleve a nuestra mente a pensar en el espacio que
hemos elegido, consciente o inconscientemente, para habitar físicamente.
Este lugar
físico, cuya función es protegernos y aportarnos confort y seguridad, tiene, al
igual que nosotros, un aspecto trascendente y sutil que está conectado
íntimamente con el nuestro.
Más allá
de la apariencia física, de su estructura y decoración, lo que realmente otorga
el título de hogar a una vivienda es la calidad y calidez de su espacio
inmaterial.
La calidad
del silencio, de la serenidad, de la cercanía, de la posibilidad de comunicarse
con profundidad, la facilidad para sentir o recuperar el equilibrio son
cualidades que están impregnadas en el ambiente.
Cuando lo
que transmite el ambiente de nuestro hogar no nos gusta, la tendencia habitual
es buscar el cambio exterior, el material, con la intención de que la novedad
exterior genere la novedad deseada en nuestro interior. Pero, aunque esto puede
funcionar durante unos días o semanas, por norma general, los cambios que nacen
del exterior suelen diluirse con mucha facilidad haciendo que la inversión de
tiempo, economía y energía en el cambio, pierda sentido en el momento en el que
pese a toda la novedad, el ambiente vuelve a transmitir, en muy poco tiempo,
los mismos frenos en nosotros que nos llevaron a desear el cambio.
Los
motivos de que esto se produzca son siempre inconscientes.
La falta de
consciencia de la función real de una vivienda y de lo que la convierte en un
hogar, así como el desconocimiento de la conexión que se genera entre su
interior y el interior de las personas que la habitan, hace que las viviendas
se traten, muchas veces, de forma superficial cuando nunca es casual lo que en
ellas se vive.
En el
momento en que tomamos consciencia de que nuestro primer hogar, aquel que nos
debe aportar la seguridad y el confort necesarios para desplegar nuestra
realidad con total naturalidad es nuestro propio cuerpo, que nuestra esencia es
lo que da identidad y sentido a cada movimiento, pensamiento y acción y que es
precisamente nuestra realidad interna la que da forma y moldea la externa, es
cuando, ante una necesidad de cambio en nuestro hogar, nos aseguramos de
hacerlo de con una atenta mirada interior para que la nueva realidad material
sea coherente con nuestra esencia más profunda y natural.
================================================================================
Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en
el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y
empresas que mejoran la calidad de vida.
Todas están a tu disposición de manera gratuita a traves
del e-book Habitar, al que puedes acceder a través de este enlace:
================================================================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.