Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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14/2/22

7.- Evolución del pensamiento medioambiental

La naturaleza no puede ser conquistada sino por la obediencia

Francis Bacon

Introducción

El Siglo XX ha supuesto, desde todos los puntos de vista una transformación absoluta del pensamiento económico del ser humano respecto a la capacidad productiva.

Los economistas clásicos, hemos visto consideraban que para producir bienes y servicios era necesario utilizar unos recursos o factores productivos: la tierra, el trabajo y el capital.  Esta clasificación de factores sigue siendo muy utilizada en la actualidad. Por tierra se entiende no sólo la tierra agrícola sino también la tierra urbanizada, los recursos mineros y los recursos naturales en general. Por capital se entiende el conjunto de recursos producidos por la mano del hombre que se necesitan para fabricar bienes y servicios: la maquinaria o las instalaciones industriales, por ejemplo. El dinero sólo será capital cuando vaya a ser utilizado para producir bienes y servicios, en cuyo caso se llamará capital financiero. Y por trabajo se entiende la actividad humana, tanto física como intelectual. En realidad toda actividad productiva realizada por un ser humano requiere siempre de algún esfuerzo físico y de conocimientos previos.

Mansour Mohammadian entra ahora a plantarnos el problema generado por el factor productivo denominado “la tierra” o, dicho de otra forma, los recursos naturales que el ser humano extrae de la Naturaleza, es decir de “la tierra”, bien sea productos agrícolas, ganaderos, pesca, minería y, en términos generales, las materias primas.

Esta extracción se ha ido incrementando a lo largo de los siglos, en la medida en que ha ido aumentando las cifras de la población de las diferentes regiones y países del mundo, hasta llegar, en el Siglo XX a intuirse, hasta qué punto esa extracción que, nunca antes se había planteado que si hiciera de fuentes que no fueran inagotables. En otras palabras, hasta el Siglo XX, nunca nadie pensó, salvo Malthus, que el crecimiento demográfico supusiera el problema de agotar los recursos naturales y, por otro, de saturar los sumideros, también naturales, con la basura y desperdicios no renovables.

Dónde están nuestros límites

Esta pregunta, los seres humanos jamás nos la hemos planteado hasta nuestra historia bien reciente, a decir verdad, la primera persona que se la planteó fue Malthus. Thomas Robert Malthus afirmó que el crecimiento de la población, si no se controla, aumenta como una progresión geométrica.

La subsistencia aumenta sólo en progresión aritmética. Con ello, y las descripciones analíticas planteadas en su libro An essay on the principle of population, publicado originalmente en inglés en 1798, se expuso lo que pasó a denominarse la catástrofe malthusiana, consistente en las

consecuencias derivadas de la afirmación que el crecimiento de la población humana, libre de contenciones, consistía en un crecimiento exponencial puro, de carácter geométrico, mientras que la producción de alimentos según su argumento, no podría superar nunca un crecimiento de tipo lineal o a lo sumo potencial. De esta forma, puesto que la tasa de crecimiento de la población era más acelerada que la de alimentos, a partir de un cierto umbral de población, Malthus pronosticó que habría indefectiblemente una escasez de alimentos a gran escala lo que conllevaría a una gran hambruna, la cual calculó se sucedería a finales del siglo XIX, específicamente, para la década de 1880.

Evidentemente, la catástrofe malthusiana no se produjo, lo que evidenció que su planteamiento, sin dejar de ser correcto, era quizás demasiado simplista, no teniendo en cuenta otros factores que podían tanto amortiguar el crecimiento de la población como potenciar más allá de sus predicciones el rendimiento agrícola y ganadero, como para alimentar a mucha más población de la que él había predicho.

Malthus consideraba que el crecimiento de la población era sí o sí exponencial y el de la producción de alimentos era sí o sí aritmético o a lo sumo geométrico, con lo que el punto de cruce de ambas funciones suponía la crisis por el predicha.

Pierre-François Verhulst fue un matemático belga, que publicó en 1838 (40 años después de la publicación del ensayo de Malthus) una obra que, basada en las estadísticas disponibles de aquel entonces, complementaba la teoría del crecimiento exponencial, o de la progresión geométrica, colocando un factor correctivo en la ecuación diferencial que anteriormente se estaba planteando. Hoy en día se le reconoce principalmente a Verhulst como el descubridor de la función logística, o curva sigmoidea, es decir, en forma de la letra “S”, que acabamos de ver. Su modelo matemático del crecimiento de la población incorpora, básicamente, un elemento que contiene y expresa los factores que frenan el crecimiento sin límite.

Desde los años 1970, la teoría ha vuelto a recibir gran atención como un ejemplo importante de la teoría del caos, el determinismo y la dinámica de los sistemas complejos, posteriormente como una metodología estadística para la inferencia sobre sistemas sociales basados en datos discretos, especialmente útil en la nueva ciencia de datos, a través de la denominada regresión logística.

La idea fundamental del modelo logístico es colocar un factor que hace que la población se encuentre limitada por elementos o recursos determinados por el ambiente, que impiden que las poblaciones puedan seguir creciendo sin límite, colocando una cota superior para este crecimiento. Por ello se habla de un crecimiento acotado, es decir, limitado. En las ecuaciones que hemos visto puede observarse que la tasa de crecimiento “r” es común a ambos modelos, pero en el crecimiento sin límite esta tasa o razón de crecimiento afecta a la actual población P(t), mientras que en el modelo propuesto por Verhulst, el logístico, la tasa o razón afectará al producto de P(t) y a otro factor, constituido como [ K P(t) ], lo que implica que cuando P(t) crezca, la tasa efectiva de crecimiento disminuirá, a tal punto que la población P(t) nunca podrá superar el valor K, al que efectivamente se le denominará capacidad de carga y representará un valor asintótico que el sistema (o el ambiente) impone a la dinámica poblacional.

La aplicación directa de los principios de crecimiento logístico, se han visto ya en el crecimiento de la población mundial, viéndose que, en un horizonte temporal suficientemente alejado del presente, como es 2100, la población mundial habrá alcanzado en esa fecha más de once mil millones de habitantes, siendo Asia y a partir de ahora África, los dos continentes más poblados del mundo.

Si bien, estos ensayos pueden suponer los inicios del pensamiento a largo plazo sobre el desarrollo humano, no fue hasta la década de los años sesenta, que se comenzó, por un muy reducido número de expertos, a ver que la Humanidad, tras el espléndido resultado de las medidas de crecimiento y expansión económica experimentados en el mundo Occidental al calor de Estados Unidos y en Europa, los efectos del Plan Marshall, podía empezar a creerse el mito del crecimiento económico ilimitado.

Evolución del pensamiento medioambiental

Esta problemática es la que ha obligado a los economistas a no seguir planteándose la obtención de recursos naturales como si estuviéramos ante fuentes inagotables de riqueza. Por eso, Mansour Mohammadian afirma que la razón fundamental de la evolución del pensamiento ambiental como nuevo paradigma ha sido haber evidenciado que las teorías neoclásica y keynesiana, en su confianza en el pleno empleo, la maximización de la producción y consumo con la ayuda de los gobiernos, si fuera necesario, han malgastado los recursos naturales y ha destruido el medio ambiente. El resultado ha sido el surgimiento de la toma de consciencia medioambiental en los países industrializados durante la década de los sesenta, mientras la maquinaria económica funcionaba a pleno rendimiento.

Por consiguiente, considerando que el crecimiento económico está estrechamente ligado a la utilización y consumo de recursos naturales no renovables y a la degradación ambiental, los economistas se han tenido que enfrentar a varias cuestiones. Estas son:

Hasta donde podrían ellos estimar el beneficio y ventajas de una economía basada en esta forma de tratar los recursos naturales

Como de importante sería esta opción política pensando que sería óptima y mantenida bajo condiciones cambiantes.

Como de continuo podría ser el crecimiento desde el estricto punto de vista económico y si ello sería siempre deseable.

Como podría desarrollarse el crecimiento económico y el desarrollo sin un agotamiento de los recursos y la inevitable degradación ambiental que el supone.

¿Puede existir complementariedad entre el sistema socioeconómico y en sistema natural.

Este es un aspecto muy importante en relación con el proceso de desarrollo siendo éste un proceso multifacético basado en el consumo de recursos agotables.

Estos son algunos de los asuntos que los economistas han desarrollado a través del desarrollo de diversos modelos o paradigmas del pensamiento económico durante las pasadas décadas. Lo que sigue, en las siguientes entradas es la explicación de algunos de estos paradigmas.

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Autores: Mansour Mohammadiam y José Alfonso Delgado (traducción)

Nota: La publicación de las diferentes entregas de El Tercer Camino

se realiza en este blog, todos los lunes desde el 3 de enero de 2022.

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