¡Mira, pues!. Aquí están las señales que pedías. Si tienes alguna experiencia de ellas, podrás discernir (parcialmente al menos) la naturaleza y el significado de la intimación y del despertar de la gracia que sientes que te toca interiormente durante tus devociones espirituales, y exteriormente siempre que lees u oyes acerca de la contemplación.
Como regla, pocas personas se ven tocadas tan singularmente y confirmadas en la gracia de la contemplación de tal manera que pasen a una experiencia inmediata y auténtica de todos estos dones juntos en el mismo comienzo. Si crees, no obstante, que has experimentado realmente uno o dos de ellos, contrástalos tú mismo con los rigurosos criterios de los textos sagrados y de tu guía espiritual o maestro interior. Si crees que lo aprueban con unanimidad, es hora de dar de mano a todo razonamiento especulativo, así como a toda reflexión imaginativa profunda sobre las sutilezas de tu Ser o del de Dios, de tus actividades o de las suyas. Al principio alimentaron tu entendimiento y te llevaron más allá de una existencia mundana y material al umbral de la contemplación. Pero la imaginación y la razón te han enseñado todo lo que podían, y ahora debes aprender a entregarte totalmente al simple y espiritual conocimiento de tu Yo Verdadero y de Dios.
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