¿He sido afectuoso hoy con alguien, tolerante, respetuoso de sus puntos de vista?
¿He
encontrado la confianza en mí suficiente, la humildad que es necesaria, para no
emitir opiniones, si no me las han pedido?
¿Me he
sentido obligado por alguna fuerza oculta a opinar siempre, a discrepar por el
más mínimo desacuerdo, a querer tener siempre la razón?
¿Han
primado en mi mente pensamientos de baja vibración como las preocupaciones, los
temores a lo que pudiera suceder, los recelos, las insatisfacciones, la
desconfianza, el desagrado, o por el contrario han surgido en mí pensamientos
sublimes como la confianza en la vida, el optimismo, la certeza de una
divinidad que vive en mí, que se manifiesta a través de mí?
¿Mi mundo
emocional ha estado hoy turbio como como esos charcos que se forman en los
caminos después de los aguaceros, pisados por los cascos de los caballos, he
ido de tristezas en ansiedades como saltan los niños sobre las piedras que se
ponían para atravesar el arroyuelo?
¿O he
estado en paz, sereno, sin dar bandazos de euforia y bajones de melancolía,
observando alerta ese eterno momento presente, donde fluye la vida, con aceite
suficiente en mi lámpara para arrojar un poco de luz de la consciencia, sean cuales
sean las cartas que reparte el Padre Universo?
¿He
sentido que vibra en mí una alegría sin motivo aparente, una sorpresa ante la
magia de la divinidad que me rodea, me he visto reflejado en la conducta de
otros, he estado curioso ante los impulsos de ese niño asustadizo que lo juzga
todo y a todos, que se cree separado y amenazado por una brizna de paja que
mueve el viento?
¿He
prestado atención con los ojos cerrados a la vida que se agazapa en los dedos
de mi mano, en mi pecho, en el rítmico ajetreo de la respiración? ¿He saboreado
los alimentos, olido el azahar de un limonero, palpado la textura de mis
calcetines de lana?
¿He
conocido hoy a alguien, he saludado a un extraño y me he dado cuenta que su
rostro se iluminaba mientras me respondía?
-Hola. Buenos días.
-Buenos días, caballero.
-¡Que tenga buen día!
-Igualmente, muchas gracias.
¿He mirado
a algún bebé a los ojos y he sido consciente de la magia de su inocencia, esa
presencia que estremece? ¿Le he hablado a un animal afectuosamente, he sido
capaz de encontrar la ausencia de juicios en esa otra forma de vida?
¿Hoy he
estado unos minutos en silencio, más atento en ser que hacer, más humilde ante
la increíble sincronicidad del Universo, donde todo engrana, todo fluye, todo
es exactamente como debería ser?
¿Me he
preguntado en algún momento que le falta a este ahora para ser perfecto, desde
el movimiento de las galaxias alrededor de su centro, hasta llegar a la Vía
Láctea con sus miles de millones de soles, los otros cuerpos celestes, donde la
ciencia ha descubierto exoplanetas que tienen todas las probabilidades de estar
habitados?
¿Me he
detenido a observar con asombro y curiosidad la impresionante similitud que hay
entre el micro y macro mundo?
¿Soy
consciente de que el noventa y nueve coma nueve, nueve, nueve… de los átomos
que componen mi cuerpo es espacio vacío?
Han
llegado los últimos minutos de este día para mí y dentro de poco estaré
dormido. Es un buen momento para preguntar:
¿Si una
inteligencia, que es a la mía, como la mía, es a la de las hormigas, tuviera
que elegir las almas que darán un salto cuántico a una humanidad que comience a
vivir desde la esencia y no desde la apariencia, elegiría el alma que está
encarnada en mí?
¿Estoy
curioso, asombrado y humilde ante lo que ocurrirá, sea lo que sea, o estoy
temeroso y preocupado?
Ahora
puedo dormir tranquilo sabiendo que ocurrirá siempre lo que es más conveniente
para mi proceso evolutivo y el desarrollo de la consciencia.
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Autor: José Miguel
Vale (josemiguelvale@gmail.com)
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