Eran los meses de invierno, en uno
de los inviernos, valga la cacofonía, más crudos de mi vida y me sentía
amenazado por el mundo, por el miedo de no tener un techo donde guarecerme de
las inclemencias ni un mendrugo con que calentar el estómago.
Entonces encontré un anuncio que
ponía que buscaban personas para vigilante de obras y fui y me aceptaron.
A las siete de la tarde los
trabajadores terminaban su faena y yo empezaba la mía y cuando todos se iban y
el lugar se quedaba en silencio, me metía en un contenedor de esos que
acondicionan un poco con aire caliente, para que no te hieles a la intemperie.
Olía fatal porque los obreros
dejaban sus ropas de trabajo y estaba sucio, polvoriento y cerrado herméticamente.
Entonces me preguntaba:
¿Qué hago aquí, a miles de
kilómetros de donde nací, solo, desamparado, vendiendo mis horas de descanso
por unas monedas que me permitan sobrevivir?
¿No serán bastantes las noches que
hice guardias durante 25 años en el ejército?
Y una tristeza profunda me taladraba
un riñón como si fuera un objeto punzante, una impotencia sorda, ganas de
emprenderla contra cualquiera que estuviera cerca, para poder descargar la
rabia que me consumía.
¿Fui un gandul en mi juventud?
¡Vamos hombre! Por el contrario: me
esforcé, estudié dos carreras universitarias, fui ejemplar trabajador, me
superé constantemente, tuve la mente abierta y la voluntad necesaria para
asumir riesgos, me adapté a nuevas exigencias, y seguí trabajando después de
ser pensionista en el ejercito y, sin embargo, el paralelo geográfico donde
vivía, me ponía límites constantemente, me restregaba en la nariz que el
subdesarrollo y las economías que están al sur del río Bravo, son para que el
vecino del norte les ponga la bota encima y les extraiga el zumo, son caldo de
cultivo para abismales diferencias entre clases sociales y, si hay algún pueblo
que intente descarriarse de la manada, le ponen zancadillas y fabrican alguna
mano criminal que le apriete el cuello hasta que no respire. Si a eso se le
suman errores y tozudez de algunos gobernantes, el agua le llega a la nariz a
cualquiera, y entonces tomé una de las
decisiones más arriesgadas de mi vida: emigrar a Europa sin que nadie me estuviera
esperando, con la osadía de creer que pasados los cincuenta se puede comenzar
de nuevo.
Recuerdo que dormitaba un rato
sentado en un banco, dentro de aquel "lujoso apartamento" después
salía a hacer una ronda y así hasta que amanecía.
Y al amanecer, había unos naranjos
cerca e iba a oler esa aroma que desprenden, tomaba algunas mandarinas recién
cogidas del árbol (esto fue hace años, así que espero que haya proscrito el
delito por robo)
Mientras la luz del sol, como cada
mañana, se empeñaba en darnos esa lección de perseverancia y ese mensaje, de
que la noche no es eterna, ni el día. Y ahí encontraba la ternura de mi alma,
la humildad para aceptar y agradecer por lo que tenía y no quejarme por lo que
pensaba que faltaba.
Ayer pasé por ese sitio, casi sin
darme cuenta, porque viajábamos en coche de regreso a casa y nos detuvimos a
comer algo en ese pueblo y mi corazón hizo cabriolas al recordar, los ojos se
humedecieron y tuve la humilde sospecha de que no fue tan casual como pensé.
A veces la sabiduría del Universo te
da una palmadita en el hombro, te hace un guiño, te trae a sitios donde
libraste batallas y te hiciste más fuerte.
No hay nada tan reconfortante como
hacer consciente que en el corazón hay reservas insospechadas de amor por la
vida, hay un manantial inagotable de confianza en ti mismo, en la divinidad que
habita en uno. No hay gozo comparable con la certeza de haber vencido a tus
miedos, de haberte refugiado en la nobleza del corazón y haber tenido la
dignidad de seguir adelante a pesar de los reveses. No hay mayor fortuna que contar,
como un avaro cuenta sus monedas a escondidas, ¡¡los gramos de FE que has
atesorado en la vida!!.
Gracias Universo.
===================================
Autor: José Miguel Vale (josemiguelvale@gmail.com)
===================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.