Iba con el grupo de hermanos de Medina Runda y se le acercó un niño
y le dijo:
—Maestro, dame algo para calmar la sed y el hambre que hay en mi
familia.
Y él le respondió:
—Aún la vida no se ha desperezado plenamente, aún no ha abierto sus
alas ante ti, y ya vives su crudeza. Mas no tengas temor, porque de aquellos que
labraron su vida sobre la áspera roca de las necesidades, salió el más bello
canto que conoció el hombre y la fuerza más humana que lo mueve. No te
adormezcas en la marcha.
»Piensa que esta carga que deposita en tus frágiles hombros la vida
será la que los haga duros y fuertes como columnas de mármol.
»¡Cuántos hijos de
hombres hacen de sus vidas un invernadero donde se cuidan a sí mismos en la
comodidad! Mas luego quedan por toda la vida encerrados en él... Y cuando viene el
invierno de las necesidades y rompe sus puertas y ventanas, se secan.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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