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El blog El Cielo en la Tierra publica todos los lunes, desde el 3 de septiembre de 2018, una entrada relacionada con el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica. Por medio de la web del Proyecto se puede tener información detallada sobre sus objetivos y contenidos y cómo colaborar con él:
http://sociedaddistopica.com/
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Cuando Jeffrey Pfeffer
afirma que "el trabajo está matando a la gente y a nadie le importa",
no lo dice en un sentido metafórico.
Lo dice tal cual, con
todas sus letras, basándose en las investigaciones que ha realizado durante
décadas, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.
Pfeffer, profesor de la
Escuela de Postgrado de Negocios de la Universidad de Stanford y autor o
coautor de 15 libros en el campo de la teoría organizacional y el manejo de
recursos humanos, argumenta en su último libro, "Muriendo por un
salario" (Dying for a paycheck, en inglés), que el sistema de trabajo
actual enferma e incluso termina con la vida de las personas.
En él relata el caso de
Kenji Hamada, un hombre de 42 años que murió de un ataque al corazón en su
escritorio en Tokio. Trabajaba 75 horas a la semana y demoraba cerca de dos
horas en llegar a la oficina.
Justo antes de su muerte,
había trabajado 40 días seguidos sin parar y su viuda declaró que Kenji estaba
excesivamente estresado.
Ese es solo uno de muchos
ejemplos incluidos en la publicación, donde el autor pone en contexto los
efectos de un sistema de trabajo que en ocasiones se torna "inhumano"
por la excesiva carga laboral.
Según la evidencia
recopilada por Pfeffer, en Estados Unidos, el 61% de los empleados considera
que el estrés los ha enfermado y el 7% asegura haber sido hospitalizado por
causas relacionadas con el trabajo.
De hecho, sus
estimaciones apuntan a que el estrés está relacionado con la muerte anual de
120.000 trabajadores estadounidenses.
Y desde un punto de vista
económico, destaca el académico, el estrés tiene un costo para los empleadores
de más de US$300.000 millones al año en ese país.
En su libro usted menciona que existe un sistema laboral tóxico
que está matando a la gente. ¿Qué evidencia tiene al respecto y cómo el trabajo
moderno afecta a los empleados?
Existe evidencia de sus
efectos sobre la salud. Las largas jornadas laborales, los despidos, la falta
de seguro médico, el estrés provocan una enorme inseguridad económica,
conflictos familiares y enfermedades.
El trabajo se ha vuelto
inhumano. Por una lado las empresas, de una manera fundamental, se han
desentendido de la responsabilidad que tienen con sus empleados.
Pero también ocurre que
así como crece la "economía gig" (de trabajadores independientes),
también crece la inseguridad laboral.
¿Quién es responsable de este fenómeno?
Si piensas en los años 50
o los 60, los directivos decían que era necesario equilibrar los intereses de
los empleados, los clientes, los accionistas. Ahora todo está centrado en los
accionistas.
En los bancos de
inversión, por ejemplo, hay una práctica muy generalizada bajo la cual
trabajas, vas a tu casa a darte una ducha y regresas a la oficina.
Bajo ese sistema, muchos
empleados se vuelven drogadictos, porque terminan consumiendo cocaína y otras
drogas para mantenerse despiertos.
Aunque el fenómeno que usted describe sería transversal, ¿hay
ciertos sectores más afectados?
Un empleado de una
fábrica, un piloto de avión, un conductor de camión, tiene un límite máximo de
horas que puede trabajar.
Pero irónicamente, en
muchas de las profesiones no hay límites.
En el caso de Estados Unidos, usted ha escrito que el lugar de
trabajo es la quinta causa de muerte en Estados Unidos
Al menos la quinta causa,
quizás más.
¿Y quién se hace cargo de esas muertes?
Los empleadores son
responsables; y los gobiernos son responsables por no hacer nada al respecto.
¿Entonces qué papel juega la política en todo esto?
Tiene un rol enorme.
Tenemos que hacer algo para detener esto. Pero no seremos capaces de hacer nada
a un nivel individual.
Si quieres resolver el
problema de manera sistémica, se requiere una intervención sistémica que debe
provenir de algún tipo de regulación.
¿Cómo reaccionan los directivos de empresas cuando usted conversa
con ellos?
Nadie argumenta que los
datos no son correctos, porque los datos son bastante abrumadores. Pero esto es
como el juego de la "papa caliente": la gente ve el problema, pero
nadie quiere hacerse cargo.
De hecho, los costos de
salud son enormes. Las condiciones de trabajo causan enfermedades crónicas como
diabetes o problemas cardiovasculares.
Pero también hablando de costos, las empresas pueden replicar que
hacer cambios al sistema de trabajo afectará las ganancias corporativas
Es que eso no es verdad.
Sabemos que la gente estresada tiene una mayor probabilidad de renunciar.
Sabemos que los empleados enfermos -psicológica o físicamente enfermos- son
menos productivos.
Sabemos, por estudios
realizados en Estados Unidos y en el Reino Unido, que sobre el 50% de todos los
días laborales perdidos por ausentismo están relacionados con el estrés
laboral.
El Instituto
Estadounidense del Estrés calcula que el costo anual es de US$300.000 millones
al año.
Entonces es muy caro
tener trabajadores enfermos o empleados que van a trabajar, pero con bajo
rendimiento. Esto le cuesta a las empresas una fortuna.
Desde el lado de los trabajadores, usted ha escrito que las
personas deberían cuidarse a sí mismas. Pero si un empleado reclama por mejores
condiciones laborales, es muy probable que termine despedido. ¿Cómo se pueden
cambiar las condiciones de trabajo?
Primero, los empleados
tienen que asumir la responsabilidad de cuidar su propia salud.
Si vas a trabajar a un
lugar donde no te permiten equilibrar tu vida laboral y tu vida familiar,
tienes que irte.
Entonces la gente
contesta: "No me puedo ir". Y yo digo: "Si estás en una sala y
esa sala está llena de humo, intentarás salir de ahí, porque las consecuencias
para tu salud serán muy severas".
Lo otro es que la gente
tiene que presionar para que existan leyes y actuar colectivamente para
protegerse, porque también hay costos para la sociedad.
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Autor: Entrevista a Jeffrey Pfeffer (profesor de la Escuela de Postgrado de Negocios de la Universidad
de Stanford y autor o coautor de 15 libros, de los que Muriendo
por un salario es el último)
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