Los amig@s de la revista Tradición Perenne nos han enviado estos magníficos extractos (Capítulos XI y XII) del libro de Lao Tsé (también llamado Lao-Tzu) titulado Wen Tzu (Subtitulado La comprensión de los misterios del Tao). Su lectura esta cargada de sugerencias para paladear durante el fin de semana.
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Cuando el yin y el yan armonizan
Cuando el cielo alcanza sus alturas y la tierra alcanza sus profundidades, cuando el sol y la luna brillan, cuando las estrellas parpadean, cuando el yin y el yang armonizan, en todo esto no hay planificación. Toma el camino correcto, y las cosas serán espontáneamente naturales.
No es el yin y el yang y las cuatro estaciones lo que dan nacimiento a los múltiples seres; no son las intemporales lluvias y el rocío lo que alimenta a las plantas y a los árboles: cuando los espíritus están conectados y el yin y el yang armonizan, entonces nacen miríadas de seres.
El Camino almacena vitalidad en su interior y aloja al espíritu en la mente. Tranquilo y sin vínculos, sereno y luminoso, alegre y armonioso, el corazón está abierto y sin forma, en paz y sin sonido. Es como si no hubiera asuntos que tratar en los despachos del gobierno, como si no hubiera personas en la corte. No hay eremitas ni refugiados, trabajos forzados ni castigo injusto.
Todo el mundo en el campo contempla las virtudes del liderazgo y emula sus ideales, que se vuelven a decir en diferentes lenguas y alcanzan a otras naciones con diferentes costumbres, de manera que la gente pueda observarlas incluso a distancia. Se trata simplemente de que el liderazgo extienda su sinceridad en todo el mundo.
Por ello, premiar lo bueno y castigar lo violento es el orden correcto. Lo que lo hace factible es pura sinceridad. Aunque las directivas puedan ser claras, no pueden ser llevadas a cabo en solitario, sino que deben esperar la pura sinceridad. Así, si el liderazgo es ejercido sobre el pueblo pero el pueblo no lo sigue, es a causa de que la pura sinceridad no está ahí.
Sagrado y milagroso
El cielo establece el sol y la luna, ordena las estrellas y los planetas, rige las cuatro estaciones y armoniza la oscuridad y la luz. Calienta mediante el sol, proporciona descanso mediante la noche, seca por medio del viento, y humedece por medio de la lluvia y del rocío. Cuando da a luz a los seres, nadie puede verlo alimentando, sin embargo, todos los seres crecen. Cuando mata a los seres, nadie puede verlo destruyendo, sin embargo, todos los seres perecen. A esto se le llama sagrado y milagroso.
Por ello, los sabios emulan esto: cuando promueven las bendiciones, nadie ve cómo lo hacen, sin embargo, las bendiciones surgen; y cuando eliminan las calamidades, nadie puede ver cómo sucede, sin embargo, las calamidades desaparecen. No puede descubrirse mediante la investigación, sin embargo, cuando se examina no es irreal. Si se calcula a corto plazo, hay carencia; pero si se calcula a largo plazo, hay de más.
Silenciosos y sin voz, pero moviendo al mundo tremendamente con una sola palabra, así son quienes hacen avanzar la evolución mediante la mente celestial. Así, cuando la sinceridad pura se forma internamente, su energía mueve al cielo: aparecen las estrellas de buenos augurios, descienden los dragones amarillos, llegan los fénix, surgen las primaveras olorosas, crecen delicadas semillas, los ríos no se desbordan, los océanos no producen maremotos.
Pero si nos oponemos al cielo y somos violentos hacia los seres vivos, entonces el sol y la luna se eclipsan, las estrellas se desvían de sus cursos, las cuatro estaciones se mezclan entre sí, los días son oscuros y las noches son claras, las montañas se derrumban y los ríos se secan, hay tormentas de verano en el invierno y heladas en verano.
El cielo y la humanidad tienen interconexiones, de manera que cuando las naciones perecen, los signos de los cielos cambian. Cuando la moral de la sociedad es caótica, aparece el arco iris. Miríadas de seres tienen interconexiones, la vitalidad y la energía tienen maneras de reducirse entre sí. Por ello no puede fabricarse artificialmente lo milagroso y lo sagrado mediante el conocimiento y no puede forzarse a que suceda mediante el empleo de la fuerza.
Así pues, las personas elevadas unen las virtudes con el cielo y la tierra, unen las luces con el sol y la luna, unen los corazones con espectros y espíritus, y unen la fiabilidad con las cuatro estaciones. Aceptando la mente del cielo y la energía de la tierra, se afianzan a la armonía y absorben su paz. Viajan los cuatro mares sin dejar sus casas, cambiando las costumbres para que la gente cambie hacia lo mejor, de modo que parezca que lo hiciera por sí misma. Así son las personas que son capaces de ejercer influencia espiritual.
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