En cada aborto inducido hay un trocito de mí.
Desde que tengo
uso de razón he defendido siempre la libre elección de la mujer a continuar o
no con su embarazo, son experiencias que nos hacen evolucionar en nuestro
camino de vida.
Al día de hoy
sigo pensando igual, desde el Respeto a las decisiones personales, pero mi
visión hoy es mucho más amplia de lo simple que podía alcanzar en mi etapa de
identificación como mujer, esa mujer que quería comprender las circunstancias
que rodeaban a un embarazo no deseado, malformado, imposibilitado por las
inseguridades emocionales o económicas.
Todas estas
circunstancias nos han llevado a valorarnos por encima del derecho a la vida, y
sí, al menos yo sentía la soledad de las mujeres para afrontar esta etapa de su
vida. Venimos de la moralidad o inmoralidad, de los abusos sexuales y las violaciones,
de la degradación femenina, también hemos pasado por el abandono o viudedad,
soportando grandes sacrificios personales para anteponer a las nuevas almas en su
expansión de vida.
Todos hemos opinado,
pero pocos hemos asumido o colaborado realmente en facilitar las necesidades
emocionales o económicas de las mujeres y sus bebés en tales circunstancias; en
la actualidad la Solidaridad y Fraternidad entre almas están realmente vacías o
poco llenas en cuanto a maternidad se refiere.
Hoy comprendo
la relación vida y muerte que supone un aborto inducido, he sentido el
sobrevivir de un alma y el sacrificio generoso de otra para facilitar su
evolución, agradezco estas experiencias y las dejo ir.
En esta etapa
evolutiva donde la verdad quiere manifestarse y nos llega todo tipo de
información, está siendo muy duro para todos el supuesto uso o abuso que se ha
llevado a cabo con los cuerpos físicos de estas criaturas, es ahora cuando nos
hemos parado a verlo emocional y consciencialmente. Siento que todos estamos
unidos en ese dolor-duelo, y que entre todos lo tenemos que soltar desde la
comprensión compasión que acompañaban a estas circunstancias. Es duro para
todos y todas, porque directa o indirectamente hemos participado en estos
planes, que siendo ciertos o falsos, ahí están en nuestra evolución y
discernimiento. Es el momento de acompañarnos amorosamente, sin juicio, en
hermandad.
Al escribir el
artículo Nacer ¿Desde dónde Nacemos? Pude integrar en mí la presión y
degradación que habían vivido las distintas generaciones de mujeres, pude
sentir un gran deseo de aminorar la feminidad y más concretamente la maternidad.
Sentí un poder
oculto interesado en frenar y controlar a nuestros descendientes apartarnos de
nuestra propia naturaleza, y desvalorizar la esencia femenina. Sentía algo
interesado en interferir en el cauce que permite la reencarnación de almas en
este planeta Tierra y en nuestra evolución en consciencia.
Al día de hoy
sigue siendo un sentir que se encuentra en algún lugar de mí, y a su vez, cada
día mi corazón vibra más alto en admiración hacia el poder creativo ¡A la Creación
en sí! Cada mirada, cada elemento manifestado me muestra su grandeza, y siento,
Confía. Y la Paz se manifiesta en mí.
Nuestras vidas
no se pueden parar ahí, solo os invito a una reflexión que transcienda a un
bien mayor.
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Texto escrito y compartido por Petra Jiménez Gómez (partodesdeelamor@gmail.com),
autora del libro Parto desde el Amor.
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