Hoy que la “Autoridad Sanitaria”... ¿a qué mérito obedece esta calificación?... va creciéndose en derechos a costa de mermar los del Paciente, más que nunca, los segundos necesitamos recuperarlos, rescatar nuestros derechos olvidados, como a los primeros recordarles sus deberes descuidados.
Les viene bien que siga así, pues les
da vía libre para ir creciendo en autoridad haciéndose notar en mando y
distancia, como vemos hoy mas que nunca con el tema Covid, hasta el punto que
han subido peldaños en el escalafón social.
Nos hallamos a las puertas de que nos
convoquen para ponernos en la fila para recibir la vacuna del Covid. Ellos ya
nos tienen visualizados en cola y con la camisa remangada como en la mili o en
las aldeas del tercer mundo. Que sea así o de manera más cívica y
democrática....o no sea....depende de nosotros.
Esta vacuna, al igual que la situación
que estamos viviendo las personas, no es como ninguna conocida hasta hoy desde
nuestra existencia como seres humanos en la Tierra. Su necesidad, en el mejor
de los casos, pongamosla en cuarentena por dudosa; su eficacia a la hora de
proteger nuestra salud más cuestionable aún, sus efectos adversos (RAV) desde
lo cuantitativo hasta lo cualitativo aún mucho más, y los intereses no
humanitarios de quienes las promueven, incluidos los gobiernos que la
planifican..... en la sospecha infinita.
Ante semejante panorama de falta de
empoderamiento cívico-sanitario por una parte, y de total incertidumbre ante la
amenaza de la vacuna para el Covid, ¿que nos queda?, ¿que hacemos?....cualquier
cosa menos bloquearnos o rezar.
A mí que me convoquen por escrito. De
cara al juicio final en que terminará este culebrón sanitario, necesitamos
recopilar documentación firmada. No queda otra que pasar a la acción y trabajo
en equipos informativos; lo deduje tras
acudir al I Congreso de Salud Censurada celebrada en Balaguer a
finales de agosto de 2.019. Organizado por Dulce Revolución, tuve ocasión de
conocer, departir y escuchar a quince ponentes. Impresionante el tema de las
vacunas y la información que nos llegó de Xavier Uriarte e Isabel Bellostas
desde el punto de vista médico, y de Luis de Miguel Ortega desde lo legal, por
la falta de aplicación de la legislación en cuanto a derechos del paciente y la
impunidad médica ante los graves efectos adversos (RAV) siempre negados.
También desde el punto de vista
médico-cívico-legislativo, no nos queda mas que anticiparnos. Pasar de ese
acomodo mental-ideológico, derivado de delegar la acción reivindicativa a
sindicatos y partidos “activos y combativos”, que permitía relajarnos como masa
acrítico-pasiva, y pasar a la acción directa para empoderarnos desde, primero
conocer el derecho en vigor y en segundo lugar, no quejarnos sino reclamarlo
formalmente para poder ejercitarlo.
Reclamar nuestros derechos y también
sus obligaciones. En el caso concreto de la vacuna, exige conocer dos
documentos base: Cuestionario Prevacunal y Consentimiento
Informado, recogidos implícitamente en la Ley 41/2002: Reguladora de
la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de
información y documentación clínica. Esta ley en su artículo 2 punto 2
dice: “Toda actuación en el ámbito de la sanidad requiere, con caracter
general, el previo consentimiento de los
pacientes o usuarios”. En el punto 4 del mismo artículo lo explicita al
añadir: “Todo paciente o usuario
tiene derecho a negarse al tratamiento excepto en los casos determinados
en la Ley. Su negativa al tratamiento constará por escrito”.
El primero en rellenar debe ser el Consentimiento
Informado, ya que sin él
no ha lugar el segundo. Sobre esto, el
artículo 8 punto 1 de la ley dice: “Toda actuación en el ámbito de la salud
de un paciente necesita el consentimiento libre y voluntario del afectado”.....pero...el
apartado “A” del punto 2 del artículo 9 de esa ley dice o desdice: “Los
facultativos podrán llevar a cabo las intervenciones clínicas indispensables en
favor de la salud del paciente, sin necesidad de contar con su consentimiento,
en los siguientes casos: a) Cuando existe riesgo para la salud pública a causa
de razones sanitarias establecidas por la Ley”.....y aquí amigo Sancho con
la iglesia hemos topado.
Todo esto ya viene del franquismo
medieval y su: “Reglamento para luchar contra las enfermedades Infecciosas”
de 1.945. El artículo 22 del capítulo 5 dice: “Cuando las circunstacias
aconsejaren y con ocasión de estado endémico o epidémico o peligro de éste, los
Jefes Provinciales de Sanidad podrán imponer la obligatoriedad de determinadas
vacunas sancionadas por la ciencia”
Pues aquí y ahora, ¾ de siglo mas
tarde, de nuevo una ley franquista, nos “encinta” a la posible futura
operatividad con la vacuna. Existen precedentes obligando a 35 familias el año
2.010, resueltos en la Audiencia de Granada, a favor de la Consejería de Salud
de la Junta de Andalucía, siguiendo la doctrina del Tribunal Constitucional
amparada y avalada por la Ley Orgánica 3/1.986.
De nuevo las dos preguntas: ¿qué nos
queda?, ¿qué hacemos?....cualquier cosa menos bloquearnos o rezar. Salud
y Derechos: base y bandera en esta batalla; mesa y pancarta en la calle
para trabajo en labor divulgativa, desde el Manual de Resistencia
editado por la Liga para la Libertad de Vacunación.
En la temática-problemática de las
vacunas y enfermedades infecciosas con registro desde 1.900, se dan
informaciones tan sospechosas y controvertidas sobre su eficacia y efectos
adversos (RAV), que exigen repaso y puesta al día.
Máxime cuando la apuesta mercantil
anual a favor de este producto estrella, por parte de corporaciones farmacéuticas
e ideologías políticas subvencionadas por ellos, es cada día más clara, por su
doble o triple función política-sanitaria.
Ellos, para mantener o recobrar
nuestra salud, todo lo reducen a “soluciones” externas generadoras de IVA,
cuando la mayor fuente de salud, la tenemos dentro, recibida como herencia
finita y gratuita de nuestra madre física (sistema inmunitario y micicrobiota
intestinal). Cuando la única e indispensable Fuente de Salud para perpetuar
nuestra Existencia y crear nuestro espacio futuro, emana desde la Raíz de
nuestro Árbol de la vida, heredada como Semilla sembrada en el corazón por
nuestra Madre cósmica.....Sol de la Tierra.
El documento (Modelo 1): Consentimiento
Informado, lo firma el paciente una vez recibida toda la información
por el facultativo que nos va a vacunar. Si no lo hacen, es porque no se les ha
exigido el documento... porque no nos exigimos conocer nuestros derechos...y en
base a ese déficit de civismo, se vienen dando los crecientes abusos por parte
de la “Autoridad Sanitaria”.
El Cuestionario Prevacunal,
se rellena con las respuestas del paciente sobre supuestas contraindicaciones como
condición previa para vacunar o no.
El documento (Modelo 2): Daños y
Responsabilidades Médica y Administrativa, lo firman el paciente y el
profesional médico responsable.
Lo que la ciudadanos en general,
estamos dejando entrever con esta situación de normativa invasiva y erosión de
nuestros derechos en el tema Covid, es miedo y debilidad. El hecho de haber
pasado toda nuestra vida como masa acritica, delegando el conocimiento de
nuestros derechos a agentes públicos, partidos políticos, etcétera, hoy nos
impide ejercitarnos en el libre pensamiento, incluso temerosos para opinar con
criterio propio. Por otra parte, vemos como ese coro de “bienpagaos”, alineados
con las tesis oficiales del argumento uniformado, justifican todas las medidas
restrictivas no médicas que enferman a la sociedad. Por todo ello, nos invade
un sentimiento de desamparo tal que, a una parte de la ciudadanía le
infantiliza en su miedo, y a otra, también desde su miedo, la estimula para
trabajar desde el civismo democrático, a favor de la primera y la recuperación
de nuestros derechos en la Salud.
Admiro a Niestzche, que fue quien
delimitó una frontera entre lo cívico y lo político desde el derecho: “Donde
comienza el Estado, allí termina el Hombre”.
Así, aquí y ahora se trata, no de
trabajar unos para otros, sino a ser nosotros mismos; empoderarnos desde la
escucha activa a favor de nuevas propuestas en equipo....y resolver con la idea
de renovarnos hacia lo nunca conocido.
El embudo sociosanitario impuesto para
manipulación de códigos genéticos, contraviene el acuerdo internacional
(ratificado en 1977) de protocolo para Consentimiento Informado,
a favor de la autonomía del paciente, que fue redactado en el Código
Nuremberg de agosto de 1.947, tras los experimentos médicos en la Alemania
nazi y vacunación con efectos muy adversos en 1.940 en Guatemala....y que en
España suman ya 970 casos al año.
Traspasando todas las fronteras del
civismo democrático, de la moral cristiana y los Principios de Bioética
acuñados en el año 1.970, ya penetraron en lo mas íntimo de nuestra naturaleza
humana, como es el código genético orgánico. Hoy, al amparo
de esa impunidad, intentan llegar al alma, como esencia del sentimiento que
nace desde una Conciencia divina y herencia genética estelar.
Hoy lo que se viene dando entre los
humanos, es el reflejo de la batalla entre continuar la Existencia o
involucionar hacia la no existencia, que se dirime en otros mundos. Última
batalla, sobre seguir siendo o dejar de ser; la misma batalla existencial pendiente
dentro de cada cual. Así, la solución de lo de fuera, parte de como lo vayamos
resolviendo cada cual... en nuestro interior.
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Autor: Iulen Lizaso (iulenlizaso@gmail.com)
Nota: Este artículo se publica en el blog en dos entradas:
la primera, el miércoles 23 de diciembre; y la segunda, el miércoles 30.
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