Uno de los términos y conceptos más frecuentemente mencionados en las
enseñanzas teosóficas es el término del Logos. Y este término ha
sido una fuente de confusión y equivocación para algunos estudiantes de la
Filosofía Esotérica, y generalmente esto se ha debido a que ellos han sido
influenciados por las ideas encontradas en lo que sólo puede llamarse
pseudo-Teosofía. Ideas erróneas tales como la noción de
que el Logos es un “Él” o algún tipo de Ser o Entidad o un rol alcanzado a
través de un alto grado de iniciación. Todas estas nociones son
falsas, inmaduras y no filosóficas, y no tienen su origen en ninguna Sabiduría
Eterna, sino en la imaginación y la ignorancia de sus diversos exponentes.
En cambio, las enseñanzas de H.P. Blavatsky, William Judge y los mismos
Maestros con respecto al Logos son bastante diferentes y están firmemente
enraizadas en la antigua filosofía de la verdadera Sabiduría Eterna.
A lo largo de los milenios, toda filosofía espiritual (tanto oriental
como occidental) ha enseñado claramente la existencia y la necesidad del Logos. Y
la clave para la comprensión de este concepto se encuentra en la palabra
“Logos”, que es una palabra griega que equivale a “Lenguaje”, “Palabra”,
“Verbo” y “Voz”.
En realidad es un término platónico, aunque el concepto mismo precede a
Platón por largas edades. Y la idea completa detrás del significado literal de
la palabra “Logos” es que es la expresión manifestada del subjetivo, silencioso
y siempre oculto Absoluto.
El Absoluto es el Principio Único Divino Eterno Infinito, la Realidad
Suprema y Última, que está más allá de toda definición, descripción y
comprensión. Es la Vida Una, el Elemento Uno, la Esencia y la Energía
Inmutable, la cual es la Existencia Misma, y es impasible y no se ve
afectada por nada, independientemente de si el Universo existe en ese momento o
no. Es el verdadero Ser Divino o Ser Superior de todos, porque verdaderamente
es la Realidad una y única.
El Infinito, para ser realmente infinito, no puede tener nada finito en
Sí Mismo, o dejaría de ser el Infinito, ya que esa palabra literalmente
significa “no finito de ninguna manera”. Y por lo tanto, es absoluto,
lo cual –en terminología filosófica– significa: completamente diferente y no
relacionado con lo relativo. “Relativo” significa la totalidad de la
existencia manifestada, pero al mismo tiempo es la fuente y el sustrato de toda
la existencia manifestada.
Por lo tanto, la Teosofía enseña que el Infinito es siempre
inmanifestado, inmanifestable, incondicionado, indiferenciado, y sin ningún
atributo, característica, forma o personalidad de ningún tipo. Pensar o
referirse a Ello como a un “Él” o una “Ella” es negar toda la filosofía
teosófica.
Casi todo lo que se puede decir sobre ello es que es la Conciencia
suprema, pura y absoluta. Y como es Conciencia absoluta, está
inconmensurablemente más allá incluso del tipo de conciencia más elevado y más
sublime que podamos concebir. Para nuestras percepciones
inevitablemente relativas, no puede sino parecer más bien como Inconsciencia
perfecta, ya que no podemos comprenderla o entenderla de ninguna manera, más
que simplemente saber que «ES». Y de igual modo, siendo La
Luz Absoluta, para nosotros no puede sino parecer más bien como Oscuridad
perfecta, debido a Su naturaleza completamente insondable e infinita. El infinito es la Infinidad misma.
En la Teosofía, el nombre más
frecuentemente aplicado para designar al Absoluto es “Parabrahm” o
“Parabrahman”, el cual es un término hindú sánscrito que significa «Brahman
Supremo» o «Brahman Infinito». Parabrahm y Brahman son sinónimos, pero
el término «Parabrahm» es el que Blavatsky y los Maestros usan con más frecuencia.
Y se admite de manera natural que en realidad el Absoluto es inexpresable e
innombrable, pero, sin embargo, cada religión de cada nación ha aplicado su
propio término al Principio Supremo para facilitar la comprensión. En
el hinduismo esotérico, es Brahman o Parabrahman. En el budismo esotérico, es
Adi-Buddha o Adi-Buddhi, que significa literalmente «Sabiduría Primordial»,
mientras que la Cábala usa el término Ein-Soph (también escrito como Ain-Soph),
que literalmente significa «La Nada Infinita e Ilimitada».
El Logos, entonces, es la expresión objetiva del Absoluto subjetivo y
abstracto, o la Palabra que proviene del Silencio. Y esto tiene que
suceder para crear el Universo, ya que el Absoluto (debido al hecho de Su Absolutez)
no puede crear nada por sí mismo. E incluso le es indiferente que haya un
Universo, pero los Maestros enseñan que la aparición y la evolución periódica y
cíclica del Universo se debe a una Ley inherente y automáticamente operativa.
Ellos explican que es como si hubiera un gran reloj divino, o lo que
podríamos llamar con alguna libertad un “computador cósmico” que está
eternamente girando y que impulsa al Universo a manifestarse y a
desmanifestarse una y otra vez, siempre en el momento correcto. Y
la Teosofía sostiene que ciertamente no hay ninguna “Voluntad Divina” personal
ni inteligencia consciente detrás de todo.
Los Maestros de la Fraternidad Transhimaláyica han declarado que niegan
la existencia de Dios tal como lo concibe la religión, y evitan usar ese
término por completo y Blavatsky lo reiteró en La Doctrina Secreta al
declarar que considerar o referirse al Absoluto como «Dios» es malinterpretarlo
por completo.
Sin embargo, a pesar de emplear ese término, los primeros versículos del
Evangelio de Juan en el Nuevo Testamento cristiano expresan muy claramente este
concepto del Absoluto y del Logos, ya que dicen: «En el principio existía
la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en
el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de
cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la
luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron».
Estas famosas palabras, en las que se usa el término griego “Logos” (en
su sentido exclusivamente platónico) y que nadie puede negar que tiene todas
las características del platonismo, han sido distorsionadas a propósito, y la
teología cristiana les ha dado nuevos significados, tal como ha sucedido con
todos los textos del Nuevo Testamento original.
La interpretación o explicación esotérica sería la siguiente: «En el
principio de este Universo existía el Logos, y el Logos estaba con el Absoluto,
y el Logos era la radiación directa del Absoluto. El Logos estaba en el
principio con el Absoluto. Todas las cosas en este Universo han sido emanadas y
han evolucionado a partir del Logos; y nada ha existido aquí
excepto mediante el Logos. En el Logos estaba la Vida Divina
misma; y esa Vida es la Luz espiritual en el hombre. La Luz del Logos brilló a
partir de la oscuridad del Absoluto; y el Absoluto permaneció completamente
inalterado e impasible por ello, siendo la Absolutez Misma».
La declaración atribuida a Jesús en otra parte del Evangelio de Juan de
que “Nadie ha visto al Padre excepto el Hijo”, tiene también las
características distintivas del esoterismo platónico, neoplatónico y
pitagórico, aunque esta afirmación probablemente será negada o puesta en duda
por la mayoría hasta que realmente se encarguen de realizar una investigación
adecuada e imparcial sobre el asunto. Y la conclusión es que el Absoluto nunca
ha sido visto o percibido directamente por nadie, excepto por el Logos, quien
es el “primer engendrado del Padre”.
Por lo tanto, en pocas palabras, el Logos es la Luz y la Vida del
Universo que todo lo anima. Es el Universo Viviente mismo. Es
la radiación primordial del Absoluto en el amanecer del Maha-Manvantara o ciclo
de la Vida Universal. Es la Luz que irradia desde la Oscuridad Desconocida del
Absoluto. Es Tiempo, resurgiendo del seno infinito de la Eternidad. Es el Anima
Mundi o Alma Universal. Es la Ideación Divina misma. Es Alaya y se convierte en
la Mente Universal.
En ocasiones, en la Teosofía se lo denomina simbólicamente como el Sol
Espiritual Central o el Gran Sol Central, el cual impregna y es todo
el Universo, y está compuesto por los Siete Rayos que son las siete fuerzas y
potencias ocultas (es decir, secretas y desconocidas, excepto para quien está
lo suficientemente iniciado) dentro del Universo.
Muchos nombres diferentes utilizados en muchas tradiciones espirituales
diferentes pueden llegar a confundir a menos que tengamos en cuenta que casi
siempre son nombres meramente ilustrativos aplicados a este mismo Logos. Así
como es Brahmā el que emerge como Logos del Brahman Absoluto en la filosofía de
los Upanishads, también es Adam Kadmon («Hombre Celestial») el que emerge como
Logos de Ein-Soph en la Cábala, y es Avalokiteshvara el que proviene de
Adi-Buddhi en el esoterismo del buddhismo tibetano. Algunos
hindúes hablarán del Absoluto y de su Logos como Shiva y Shakti, mientras que
otros preferirán usar el término Vishnu, Narayana o Ishvara para el Logos. Y
puede que otros se refieran a ello como el Kundalini Universal o la Madre del
Universo, mientras que un verdadero gnóstico cristiano podría inclinarse a
llamarlo Sophia Divina.
Lo que es importante recordar es que estos NO son una colección de
diferentes seres o entidades (y de hecho no son ni un ser ni una entidad), sino
simplemente son nombres y términos descriptivos para el Principio Logoico
que anima y da vida a este Universo entero. Y es por eso que
Madame Blavatsky precisó que en la filosofía Esotérica, “el Logos es
simplemente un término abstracto”, y agregó que “el Logos no es ninguna
personalidad, sino el principio universal”. El símbolo arcaico
universal relacionado con el Logos era el del círculo con el punto en el centro.
Y en un capítulo de La Doctrina Secreta titulado
“Teogonía de los Dioses Creadores”, leemos lo siguiente: «Ese Principio
Primero, o mejor dicho, ÚNICO, era llamado “el círculo del Cielo”, simbolizado
por el hierograma de un punto dentro de un círculo o triángulo equilátero,
representando el punto al LOGOS. Así, en el Rig Veda, donde ni siquiera se
nombra a Brahmā, comienza la Cosmogonía con el Hiranyagarbha, el
“Huevo Áureo” y Prajapati (Brahmā posteriormente), de quien emanan todas las
Jerarquías de “Creadores”. Este Punto es la Causa Primera, pero AQUELLO de
que emana, o más bien de lo cual es la expresión o Logos, se deja en
silencio. A su vez, el símbolo universal, el punto dentro del
círculo, no era aún el Arquitecto, sino la causa de aquel Arquitecto; y el
último estaba precisamente en la misma relación con aquella, como el punto con
respecto a la circunferencia del Círculo, que, según Hermes
Trismegisto, no puede definirse».
El punto dentro del círculo también se ha representado como el número 1
dentro del 0, lo cual simboliza la Primera Causa (el Logos) que irradia desde
la Causa sin Causa (el Absoluto); el Uno Universal que irradia desde
el Eterno Cero.
Como se viene demostrado a lo largo de este artículo explicativo, el sistema
definido de la filosofía esotérica encarnada en la Teosofía siempre procede de
los universales a los particulares, en lugar de intentar ir de los particulares
a los universales. Comienza en el principio, en el punto de partida definido y
fijo del Absoluto, y luego procede progresivamente hacia abajo.
Este es el famoso método oriental, el deductivo, conocido en occidente
como el método platónico debido a la insistencia de ese gran iniciado en él,
mientras que el método inductivo de los particulares a los universales es el
método aristotélico, el cual -junto con el propio Aristóteles- es criticado de
manera grave y justificada por Blavatsky y los Maestros. El
Maestro Kuthumi escribió: «¡Qué artimaña más vulgar la de
sus aristotélicos! Con la persistencia de un perro sabueso persiguen una idea
hasta el mismo borde del “abismo infranqueable”, y después, acorralados, dejan
que los metafísicos descubran la pista, si pueden, o que la dejen perder». Y
Blavatsky dijo en su obra Isis Desvelada que el sistema
platónico debe triunfar sobre el aristotélico, por el bien del
mundo occidental. Pero, ¿Cuántos de los que hoy se llaman a sí
mismos teósofos tienen siquiera la más mínima comprensión o conocimiento de
alguno de los dos?
Pensemos por un momento y consideremos el hecho de que incluso las
matemáticas básicas proceden de los universales a los particulares, indicando
claramente que esta es la forma correcta, natural, lógica y precisa de
proceder, en lugar de ir de los particulares a los
universales.
Siempre comenzamos con el 0, luego con el 1, y luego «los muchos» surgen
del 1 de manera eventual y progresiva. Sería estúpido, así como imposible, que
las matemáticas comenzaran en algún lugar que no fuera el punto de partida
definitivo y último.
De manera similar, la Teosofía genuina trata del Absoluto (el «Eterno
Cero», el TODO Abstracto Ilimitado) y del Logos Universal (el 1) que irradia de
Él, en lugar de interesarse por las manifestaciones inferiores, posteriores y
temporales (y por lo tanto ilusorias), tales como el llamado Logos Planetario o
Logos Solar, los cuales son los principales objetos de atención entre los
pseudo-Teósofos, quienes también dicen que los diversos Logoi han
progresado hasta alcanzar la posición del Logos a través del sendero de la
iniciación.
En las más de diez mil páginas de los escritos de H.P. Blavatsky, que
abarcan más de quince años, el término “Logos Solar” es usado solamente una vez
(e incluso esa vez se utiliza en un sentido muy diferente a la forma en que los
instructores posteriores han usado el término) y el término “Logos Planetario”
no es usado en absoluto. Tales términos tampoco son usados por
William Judge ni por ninguno de los Maestros, tales como el Maestro M. y el
Maestro K.H., y cuyos extensos escritos han sido dejados para nosotros y
puestos a disposición fácilmente para la lectura y el estudio de cualquier
persona suficientemente interesada en saber lo que verdaderamente enseñan
los verdaderos Maestros. La Teosofía, al hablar del Logos, casi
siempre habla exclusivamente del Logos Universal. «Caos-Theos-Kosmos» es una
frase utilizada por HPB y los Maestros en una parte de La Doctrina
Secreta cuando hablan de los orígenes y la manifestación del Universo.
«Caos-Theos-Kosmos» significa el Absoluto, y el Logos significa el
Universo Manifestado. Esa es la forma en que todo avanza y progresa. Filosóficamente
hablando, la palabra griega “Caos” no tiene el mismo significado que cuando
usamos ese término en el habla cotidiana moderna, sino que se refiere al estado
sin forma de la Absolutez. “Theos” se traduce como «Dios» y
«Kosmos», escrito con una K en vez de con una C, en enseñanzas Teosóficas hace
referencia al Universo, en lugar de solamente al cosmos de nuestro sistema
solar, aunque por supuesto este está incluido en él.
Y no se puede terminar este artículo sin reflexionar sobre el hecho de
que, habiendo
un único Logos, en diversos textos hay referencias al Primer Logos, al Segundo
Logos y al Tercer Logos. ¿Qué se entiende por estos términos? H.P. Blavatsky,
en su obra Las Transacciones de la Logia, indica que son “los símbolos
personificados de las tres etapas espirituales de
la Evolución”: las tres fases evolutivas que se despliegan en el seno del Logos
Universal y Único. Por tanto, los tres Logos son una expresión simbólica
dirigida a presentar conceptos claves y a facilitar su entendimiento. Se trata
sintéticamente a continuación el significado de cada uno de ellos:
+Primer Logos: Se le
conoce como el Logos Inmanifestado o el Logos más elevado. Es
radiación o emanación directa del Absoluto, se halla fuera del espacio y del
tiempo y es solamente potencialidad latente. Se le representa
gráficamente como el punto en el centro del Espacio Infinito de In-substancia
Primordial y marca el comienzo —más bien, el recomienzo— de la existencia
diferenciada después de la Gran Noche del Universo (Maha-Pralaya) en la que no
había nada, ni sonido ni silencio, excepto el propio Absoluto o Parabrahm
indiferenciado, incondicionado, ilimitado…
+Segundo Logos: Siendo el
Primer Logos la “potencialidad” del universo, el Segundo emana de él y es la “potencia”
del universo, Consciencia indiferenciada, con la que empieza el espacio y el
tiempo. Blavatsky, en la obra citada, señala que es “la Ideación Divina que
combina los planes y prototipos ideales de todas las cosas en el mundo
manifestado objetivo, así como en el subjetivo.” También se le llama Logos
Manifestado, pero esta denominación es equívoca, pues el Segundo Logos se
manifiesta mediante y como el Tercer Logos, por lo que es más bien
Semi-Manifestado, por expresarlo de alguna manera. Este Logos es la Mente
Divina y Universal mencionada en el hinduismo como Mahat, que literalmente
significa “El Grande”. Y como muestran las alegorías hindúes, ella produce
“siete hijos nacidos de la mente” que van a desempeñar papeles cruciales e
importantes en todo el universo. La síntesis de los siete, que en realidad son
siete rayos, siete poderes o siete fuerzas, es el Tercer Logos.
+Tercer Logos: Si al
Primer Logos es potencialidad latente y el Segundo potencia y Consciencia
diferenciada, el Tercero es la diferenciación última del Segundo en forma de
fuerzas cósmicas individualizadas, de las que proceden la innumerable serie de
Jerarquías divinas. Tal como se acaba de resaltar, el Segundo Logos contiene en
sí mismo al Tercero y se manifiesta mediante y como este Tercer Logos, al que
también se hace referencia como los Siete
Rayos, los Siete Poderes
Creadores o los Siete
Logos. Estos Siete Rayos son realmente las siete fuerzas ocultas del
Universo que dan como resultado, entre otras cosas, la realización y la manifestación
objetiva de lo que yace latente, subjetivo y arquetípico dentro de la Ideación
Divina o Mente Universal. En otras palabras, se ocupan del cumplimiento del
Plan de Acción para la construcción y creación del Universo.
Por tanto, lo que hay es un Logos Único que efectúa la
evolución del Universo a través de tres etapas distintas. Y, desde luego, no se
trata de ningún tipo de Ser, Entidad o Persona Divina, sino más bien la Vida
Universal misma, que responde y actúa bajo el impulso inherente de la Ley
inmutable.
Para
resumirlo todo brevemente, los tres Logos tienen una analogía bastante clara en
las tres etapas físicas de la evolución de cada ser humano. Primero
está la concepción y el misterioso proceso invisible que eventualmente resulta
en las primeras etapas de formación (Inmanifestado), luego el período de
gestación donde el feto comienza a tomar forma y crecer dentro del útero pero
permaneciendo invisible y en su interior (Semi-Manifestado), y finalmente, gracias
a las dos etapas previas del proceso, el ser humano —el microcosmos del
macrocosmos— nace en la manifestación objetiva (Manifestado).
Además, esas
“tres etapas distintas” quizás no son tan distintas, separadas y claras como
quisieran nuestras finitas mentes e intelectos. A menudo nos suele gustar
encajar las cosas en cajas ordenadas y en compartimentos definidos, pero no
requiere mucha reflexión o consideración darse cuenta de que muchas cosas en la
Naturaleza no son así.
Al Logos
Inmanifestado también se le denomina Narayana, que, a su vez, es otro nombre
para Vishnu en el hinduismo y se puede traducir como “el Espíritu de la
Ideación Divina moviéndose en las aguas”. Lo que engarza con el comienzo del Libro del Génesis, dónde se habla acerca
del “Espíritu de Dios moviéndose sobre las aguas de las profundidades” antes de
que el mundo se formara. En las antiguas escrituras hindúes, leemos que
Narayana empezó a moverse sobre las aguas infinitas del Espacio abstracto y que
este fue “el primer aleteo de la manifestación”, que dio como resultado la
reaparición cíclica del Universo después del Maha-Pralaya.
En cuanto a
los Siete Rayos que se conocen como Tercer Logos, son los Siete Kumaras del
hinduismo (que son los siete “Hijos de Brahma nacidos de la mente” o Hijos de
la Mente Universal), mientras que en el budismo son los Siete Dhyani Buddhas,
en el cristianismo los Siete Arcángeles, en el judaísmo los Siete Elohim y en
la Cábala los siete Sephiroth inferiores.
Todos son
nombres diferentes para una y la misma «cosa». Como dice la escritura más
antigua conocida por el hombre (el Rig Veda del hinduismo):”La Verdad es Una,
aunque los sabios la llamen por muchos nombres”.
La Doctrina Secreta en sí -al igual que en la Enseñanza esotérica que
subyace a todas las religiones del mundo- es descrita en esa obra como «la
síntesis de la religión, la filosofía y la ciencia»… porque es la fuente
arcaica y primordial de toda la Verdad que existe en las diversas religiones,
filosofías y ciencias del mundo.
El lado filosófico de la Teosofía es una parte vital y esencial de ella.
La palabra «filosofía» literalmente significa «Amor a la Sabiduría» o «Amor a
la Verdad», siendo sabiduría y verdad palabras sinónimas en los tiempos
antiguos. El término ha desarrollado una connotación más bien negativa aquí en
occidente, debido a la filosofía especulativa seca, polvorienta, sin alma y
demasiado intelectual que surgió y se marchitó aquí en los últimos siglos.
En la obra Estudios en La Doctrina Secreta, B.P. Wadia
escribió: «Durante los últimos siglos, la filosofía metafísica ha sido una
clase muy inútil de sofistería especulativa en toda Europa. El mundo occidental
primero tiene que entrenarse en la idea de que la filosofía de los Antiguos
está lejos de ser especulativa, y que la metafísica oriental es una ciencia que
es altamente práctica. Los escritos de Blavatsky muestran esto de manera
ampliamente clara. En nuestro propio Movimiento Teosófico hemos sufrido por la
torpeza de muchos estudiantes precoces que no vieron las razones para inspeccionar,
estudiar y examinar las enseñanzas de los Maestros a través de Blavatsky en su
verdadera posición y perspectiva, es decir, la metafísica y la
filosófica».
La espiritualidad separada de la filosofía a menudo es poco más que
idiotez, tal como ha demostrado dolorosamente el movimiento espiritista, las
enseñanzas y mensajes canalizados, y la manía con los ángeles que caracterizan
el movimiento New Age. Pero mientras tales cosas van y vienen, la Sabiduría
Antigua y Eterna siempre permanece, porque es la Verdad Eterna, y la Verdad
nunca cambia.
La Teosofía está aquí para cualquiera y para todos los que la deseen. La
puerta está abierta… ¿por qué no entras y encuentras las respuestas a tus
preguntas?
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Autor: El texto procede de dos artículos de la Logia Unida de Teósofos de Inglaterra, ensamblados y ajustados por Emilio Carrillo para esta publicación.
Fuentes:
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Las Enseñanzas Teosóficas se publican en este blog cada domingo, desde el
19 de febrero de 2017
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