==============================================
El blog El Cielo en la Tierra publica todos los lunes, desde el 3 de septiembre de 2018, una entrada relacionada con el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica. Por medio de la web del Proyecto se puede tener información detallada sobre sus objetivos y contenidos y cómo colaborar con él:
==============================================
Las explosiones de suicidios se encuentran a menudo ligadas a un
cuadro psicopatológico de tipo depresivo. Muchos han denunciado los efectos
violentos, con trasfondo suicido-homicida, de pacientes depresivos tratados con
productos antidepresivos que funcionan removiendo la inhibición a actuar, en
lugar de interrogar las implicaciones psíquicas profundas de la depresión.
La depresión no alcanza para explicar explosiones de violencia como
la de Cho. La acción de Cho es compleja, creativamente concebida y articulada.
Una obra de arte saturada de referencias simbólicas, fragmentos de terror-pop
contemporáneo. Sobre un trasfondo depresivo, testimoniado incluso en el texto
escrito que acompañaba el video de Cho, emerge una potente reacción que se
alimenta de varias sustancias fácilmente accesibles: psicofármacos, imaginario
terror-pop, armas de precisión y de alta potencia. No sé qué psicofármacos
tomaba Cho.
La página del Corriere della
sera sugiere, en la casualidad del acercamiento de la inserción
publicitaria, una clave de lectura que no se puede reducir a un cuadro
depresivo: la acción agresiva de Cho está ligada a una saturación de los
circuitos de elaboración emocional y parece originada por un cortocircuito
provocado por la sobrecarga. Un comportamiento explosivamente violento sigue a
la pérdida de control sobre la relación entre estímulos informativos y
elaboraciones emocionales.
El “acting out” (“pasar a la acción”) asesino puede ser, en origen,
la consecuencia de una depresión, probablemente tratada con sustancias que
permiten saltar la inhibición a actuar sin hacer mella en el nudo depresivo.
Pero sobre esta desinhibición farmacológica se ha empalmado un
universo semiótico en plena ebullición, una avalancha de semio-estimulaciones
que han conducido al psico-organismo a una suerte de hiperexcitación
incontrolable.
El objeto a indagar es el ciclo pánico-depresión.
El mensaje de Intel Corporation, como en general el flujo de estimulaciones
publicitarias, moviliza la agresividad competitiva, la trasgresión violenta de
las reglas, la afirmación impetuosa de la propia expresividad. El multitasking
al que hace referencia la publicad de Intel es el factor más potente de
intensificación de la productividad del trabajo cognitivo. Pero el multitasking
es, también, un factor de desestructuración de las facultades de elaboración
racional de las informaciones y un factor de sobreexitación patógena del
sistema emocional.
En el new speak del hiperliberalismo semiocapitalista, la expresión
“Multiplica tu libertad” significa “Multiplica tu productividad”.
No es sorpresivo que la exposición al flujo de estimulaciones informativo-publicitario-productivas
produzca efectos de tipo pánico, neurasténico y de patológica irritabilidad.
Pero no existe linealidad en la sucesión entre estímulo movilizante de la
energía nerviosa y acción violenta, de lo contrario todos los trabajadores
sobreexpuestos a un intensa explotación nerviosa se transformarían en asesinos
y esto, por el momento, no sucede. El circuito es más complicado. La constante
movilización de las energías nerviosas puede llevar a una reacción de tipo
depresivo: la frustración de los intentos de acción y de competencia llevan al
sujeto a retirar su energía libidinal de la arena social. El narcisismo
frustrado se retira y la energía se apaga.
La acción terapéutica no se dirige, en este punto, hacia el núcleo
profundo de la depresión, porque el núcleo profundo de la depresión (como
veremos) es inatacable por parte de las fármaco-terapias. El tratamiento
terapéutico de la depresión implica un trabajo prolongado y profundo de
elaboración lingüística y la fármaco-terapia puede actuar eficazmente sólo
sobre bloqueos que inhiben la acción, no sobre el núcleo mental de la
depresión. Y esta acción desbloqueante puede estimular una acción violenta
sobre un trasfondo depresivo.
Intensificación del estímulo nervioso, retiro de inversión
libidinal, dolorosa compresión del narcisismo son los aspectos de un cuadro
patológico hoy bastante difundido. Podríamos distinguir netamente las patologías
de sobrecarga (el pánico, el disturbio de la atención, la dislexia) de las
patologías de desinversión (depresión y, al límite, autismo). Pero luego de
haberlas distinguido conceptualmente deberíamos ver cómo estas patologías,
cuyas génesis son distintas, actúan de manera complementaria y simultánea
provocando formas extremas de violencia.
Naturalmente, los fármacos que remueven los obstáculos inhibidores
de la acción sin afectar el núcleo depresivo pueden funcionar como
desencadenadores de acciones privadas de pensamiento, puras y simples
explosiones autodestructivas o violentas.
Señala Alain Ehrenberg, en su libro La fatiga de ser uno mismo. Depresión y soledad: ”Desde 1980 la neurosis
de angustia ha estado dividida en dos categorías: el ataque de pánico y el
disturbio ansioso generalizado. Estos dos síndromes son rápidamente pasados al
campo de los disturbios depresivos porque se pueden curar mejor con los
antidepresivos que con los ansiolíticos. La angustia es, hoy, un aspecto del
continente depresivo”.
El cuadro patogénico fundamental de la época en la que emerge la
primera generación conectiva es la hipermovilización de las energías nerviosas,
la sobrecarga informativa, el estrés de atención constante. Un aspecto
particular y una consecuencia importante de la hipermovilización nerviosa es
la rarificación del contacto entre cuerpos, la soledad física y psíquica de
los individuos infoesferizados. Dentro de estas condiciones, deberíamos
analizar la depresión como fenómeno epidémico secundario pero perfectamente
integrado en el cuadro psicótico-pánico de la primera generación conectiva.
Conceptualmente, me interesa distinguir las patologías de trasfondo
ansioso de aquellas que tienen un trasfondo depresivo, porque en las primeras
veo el efecto de una sobrecarga excitatoria, mientras que, en las segundas, veo
un efecto de desinversión de la energía. No obstante, si quisiéramos explicar
la explosión epidémica de la violencia en el alba del nuevo milenio, deberíamos
ver el cruce entre estos dos niveles. La hiper-excitación frustrada lleva a
una desinversión de la energía libidinal que llamamos depresión. Pero el sujeto
puede hacer saltar el bloqueo depresivo gracias a los productos farmacológicos
o a un shock de comportamientos que pueden ser mortales.
===========================================
Autor: Franco “Bifo” Berardi
Fuente:
Extraído de su libro Generación Post-Alfa :
patologías e imaginarios en el semiocapitalismo.
===========================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.