Cada semana aparece el impulso, como si fuera algo ya regulado, natural, imposible de evitar. El impulso, que brota, de expresarme. Por el tallo de las flores corre la savia de la vida y es inevitable el aroma que desprenden. Hay eso que es puro, cuando nada se busca, cuando el hacer basado en el costo – beneficio no es lo que manda. Acción espontánea.
Los días caen como gotas de lluvia, intensamente constantes, elusivamente livianos, en esta vacación que significa regresar al contacto con mi historia. En este tiempo de relaciones dentro de Caracas, rodeada de la gran familia, esa que ha sido mi escuela de vida, la fuerza de cada personaje tiene la cualidad de reflejar siempre algo de mi.
Penetro a esa otra vida, la de la pantalla que refleja mi mundo de Internet, y suceden otras cosas, tan distintas… otra cuestión. De manera que observo que nado en piscina de agua dulce y lo hago en el mar salado. ¿Se puede elegir? No lo se, parecería que si.
Internet es el mundo donde pueden surgir emociones y reflexiones que interactúan con historias y personajes nuevos. Estas relaciones suceden dentro de algo que es sin carga, sin semillas, aunque están sin embargo impregnadas de presencia, presente y acción liberada.
La familia, por otro lado, es un roce de emocionalidad entre artistas, ya que esa es la huerta que predominantemente cultivamos. Por lo tanto la cosecha es de un ambiente de sicologías que se mueven y se encuentran unas con otras. La cesta viene cargada con los resultados de semillas antiguas, y es inevitable, como una comida que ha de consumirse y digerirse.
Los días caen como gotas y nada pasa realmente. Unos personajes mueren, otros nacen, sabemos o no sabemos de toda esta gente. Unos son conocidos como el ex-presidente de Argentina, y otros anónimos a la sociedad como el nieto de una amiga que vive en los ranchitos de los suburbios.
Al penetrar en esta pantalla de la red virtual, de esta gesta de información abrumadora que es
Así que a todo esto me puedo preguntar ¿qué cabida en mi, tienen las doctrinas y filosofías espirituales? ¿Qué haremos con las palabras? La intensidad de la pasión que explota no tiene nombre. Del mismo modo, hay pasiones reprimidas… así, ¿aparecerá el valor para, cuando menos, mirarlas?
Dos mundos: el exterior de la historia, las experiencias y la memoria… el interior de las comprensiones explícitas o no mencionables, sean silenciosas o bulliciosas.
Dos aspectos: el de la reactividad sicológica, el deber ser, el deber hacer, la búsqueda de logros… y el del intelecto puro, que cuestiona e indaga, libre de la presión emotiva y por lo tanto permite aguzar el ojo que todo lo mira.
Luego está la realidad relativa, este asunto de que existo como una expresión de cuerpo, mente y emociones que son inseparables… y está la realidad absoluta, esto de que soy la existencia misma, el Ser eterno. En ambas, cualquier fragmentación entre mente y emoción genera inestabilidad. Por esto, aunar mente y corazón, vicular estrechamente jnana y bhakti, borra toda división, pues ser es conciencia pura del sentir. Y aún más… cuando el sentir no es causado, es como felicidad completa. Cuando no hay frontera entre pensar y sentir se borra la dualidad, y ya no lo llamo pensar ni sentir, sino expresión de Ser. Expresión como la acción misma de un río de conciencia que fluye como vida espontánea y en libertad, pues ninguna represa frena su impulso. Nunca lo ha hecho aunque así pudiera parecerlo.
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Autora: María Luisa
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