Y decía:
—Durante mucho tiempo se ha dicho: tomad el
trigo y recogerlo con esmero, porque, de él, sale el pan que os alimenta; mas
tomad los espinos y juntadlos para llevarlos al fuego, porque no os dan
alimento y os roban el jugo de la tierra.
»Y yo os diría: aun los espinos que veis al lado de los caminos o
en los campos para algo sirven, y cuando los echáis al fuego, con ellos quemáis
vuestra ignorancia, porque todo fue puesto bajo el cielo para algo, pero es más
fácil decir esto no sirve que ahondar en sus últimos secretos.
»Mirad las montañas heladas donde apenas si crecen los arbustos, y
viven tan sólo la víbora y el alacrán. Ellas, no deseando nada para sí, toman
las lluvias y aunándolas con los pliegues de sus faldas, las dejan ir por sus
laderas para fertilizar los valles y hacerlos florecer.
»Ellas no desean nada
porque están arriba, y el mar lo recoge todo porque está abajo. Así, el más
humilde de los hombres ha de estar lleno como el mar, y para ello ha de bajarse
al resto de los hombres, y vacío como las montañas, porque de esta forma de él
beberán muchos hombres.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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