Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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11/5/20

El individuo autónomo (Visión sistémica del mundo: 17)


Para lo que sigue, os propongo hacer el siguiente ejercicio.
En la entrega número 8, 9 y 10, vimos cómo evolucionaron las estructuras biológicas para desarrollar la célula. Y mencionamos con especial atención (marcados con los hashtags #), en concreto 64. Vamos a explicarlos un poco mejor ahora, empezando por los seis primeros.
Vamos a hablar de cómo han ido evolucionando los seres vivos e incorporando los planteamientos que utiliza la Teoría de sistemas para explicar el por qué de las cosas. Haremos referencias a las células y a los seres vivos en general, pero…
Cuando se haga referencia a un individuo, no os centréis en los seres vivos de la Evolución biológica en general (que también), sino en el ser humano, en las personas y, al hablar de asociacionismo celular, pensad en el asociacionismo humano, en las comunidades humanas, en nuestras organizaciones. Veréis que “todo lo dicho para los seres vivos en genérico”, es aplicable a los seres humanos y los diferentes tipos de asociaciones y comunidades.
Si lo lográis, encontraréis pleno sentido a estas entregas sobre el pensamiento sistémico y podréis comprender mucho mejor las próximas entregas en adelante.
Así que donde ponga “células” o “animales”, poned “personas”. Y el resto, igual (más o menos).
Empezamos…

1. Infinita espiral de ataque-defensa

Expresión clara del predominio alternativo de fuerzas antagónicas, la primera con tendencias “malévolas” de destruir y preservar el caos (Segunda Ley de la Termodinámica) y la segunda, con tendencia “benévola” de construir y defenderse (violar la Segunda Ley).

2. El Sol como fuente directa de energía


Como forma de decir que, sea como sea, la energía en el Universo procede únicamente de las estrellas o, dicho de otra forma, si reescribiéramos el bíblico Génesis, diríamos solemnemente: “en el principio fue la Energía, y la Energía era y es el Sol (las estrellas)”. Es decir, en el principio Dios creó la Energía, “instante cero” del Big bang. Antes, versículo 2 del Génesis, era el caos. Pero lo primero que hizo Dios fue “crear la luz” (versículo 3). No le costó un día sino varios miles de millones de año, pero al final, consiguió crear la clave de la Energía: las estrellas. De ellas se obtiene cualquier tipo de energía en el Universo. Y a partir de ellas, transformar la Energía en materia.

3. La Vida se basa en el asociacionismo molecular


Y la materia se basa en el asociacionismo molecular, es decir, en la Química. La Energía es Física, la materia es Química y, la Química es asociación de elementos materiales, aunque, como vimos en la entrega 7, todo parece indicar que, tanto la Física de las energías como la Química de la materia, no son otra cosa que “información”, vibraciones de un supuesto vacío, tanto más bajas cuanto más densas; tanto más “frías” cuanto más sólidas.
Y aquí pudiéramos pensar que algún tufillo teosófico, pudieran percibir las mentes abiertas a esta filosofía, dado que con la Creación, el Espíritu, parece como si hubiera intentado (dicho esto con muchísimo cuidado para no molestar a las mentes ortodoxas), hacerse presente en forma de materia, desde la más alta vibración energética (la Luz, como expresa el Génesis) a la más baja, la materia, pero de forma gradual, comenzando con las formas más sutiles, “las aguas”, aunque no todas las aguas eran iguales, y comenzó por las más sutiles (las del Cielo) separándolas de las más densas (el mar) (Gen 1, 7-8).
Y así fue el proceso de incremento de densidad por simple asociacionismo molecular y unos días de miles de millones de años.
Y por arte de birle birloque, surgieron las proteínas y el ADN, o lo que es lo mismo, los virus, capaces de reproducirse. Pero no vamos a entrar en el origen de la vida. Digamos que simplemente surgió en algún lugar del Universo (o en muchos lugares) y durante tres mil millones de años, en la Tierra se fue desarrollando lentamente el concepto “individuo” mediante un lento proceso de creación de estructuras, todas ellas basadas en una película compuesta de lípidos y proteínas.

4. El paso definitivo hacia la célula fue la membrana celular


Para los que no la conozcáis, la membrana celular ha sido la invención más asombrosa de la Naturaleza, junto con los ácidos nucleicos y las proteínas. Tanto los ácidos nucleicos (ADN y ARN) como las proteínas, no tendrían utilidad alguna, si no se hubiera inventado la membrana celular, que es una película que permite “la desigualdad”, es decir, el desequilibrio entre los dos ambientes que es capaz de separar. Es semipermeable y permite mantener presiones osmóticas, concentraciones de iones y potenciales eléctricos diferentes. Y justamente es ese desequilibrio entre fuera y dentro, lo que permite violar la termodinámica.
La membrana es la estructura que envuelve cada orgánulo de la célula, las mitocondrias (la central energética de la célula), el retículo endoplásmico, el núcleo y en sí misma, recubre a la célula, protegiéndola del medio ambiente en el que vive.
Es decir, los seres vivos, nosotros, los humanos incluidos, somos un mogollón de células constituidas por membranas celulares, somos membranas celulares altamente organizadas para hacerle burla a la Segunda Ley de la Termodinámica.
Ir más allá de esta explicación implicaría dedicarnos a estudiar Biología, que no es el caso.
Pero sí es muy importante desde la perspectiva del pensamiento sistémico, que sí es el caso, entender, comprender y ser conscientes de que, decir “individuo” es decir poseer una estructura que permite ejecutar una función (o funciones) que hacen posible que “lo de dentro” sea significativamente diferente de “lo de fuera”, a costa de mantener una desigualdad térmica (que viola la segunda Ley) y que, además, no se puede dividir, es decir, constituye una sola entidad, por eso se denomina “individuo” in-divisible.
El primer “individuo” como tal fue la célula procariotica, también conocida como bacteria, carente de núcleo (carios), para tras muchos centenares de millones de años, alcanzar el estado “eucariótico” (con núcleo), que es la célula, tal y como la conocemos.
El virus fue el ensayo general de la reproducción, una vez desarrollado el ADN.

5. Estado altamente organizado a costa del consumo energético

Hablar de este epígrafe, sobre lo que hace posible, es meternos en el terreno de la Bioquímica y de la Genética que son para todo buen biólogo, médico o fisiólogo, (al menos para mí), la Ciencia más bonita y esclarecedora que existe sobre el cómo y el por qué es posible la vida.
Para lo que nos ocupa, para lograr esa mirada tan sistémica como contemplativa de los misterios que hacen posible la Vida, la Bioquímica, que en los seres vivos conforma lo que se conoce como “metabolismo”, supone un desarrollo inteligente conformado por millones de reacciones químicas amortiguadas y aceleradas por proteínas denominadas enzimas, que simplemente, su comprensión hace que la mente humana no tenga más remedio que humillarse y reconocer, como decía Einstein, que no es posible que Dios haya estado y esté jugando a los dados. Es decir, cadenas metabólicas como la Glucolisis, el Ciclo de Krebs, la Fotosíntesis de las plantas o la Cadena respiratoria, que, todas ellas hacen posible generar nada menos que el ATP “Adenosín trifosfato”, que es la molécula energética fundamental que hace posible todas las reacciones que requieren consumo energético (es como un “nanosol” un Sol minúsculo, del ¡tamaño de una molécula!), supone tal desarrollo y expresión de inteligencia cósmica, que simplemente es tan imposible que sea fruto del azar, como que mil millones de monos tecleando una máquina de escribir, durante miles de millones de años (o en tiempo infinito), sean “casi” capaces de escribir Don Quijote de la Mancha. Es la conocida teoría de “mono infinito”.
Cuando uno penetra hasta las profundidades de la materia viva, se da cuenta de que el azar, casi no existe, y que como diría Fred Hoyle, el Universo (o la consciencia responsable de él), es sumamente inteligente. O algo más, que no sabemos qué es.
El número Pi (π), es de esas cosas que, por su irracionalidad, podría hacernos pensar que sus decimales son simples números aleatorio puestos al tun tun y, nada más lejos de esa banalidad. Ni en un calculado Pi con doce billones de decimales, se ha descubierto ningún vestigio de aleatoriedad.
Así que el descomunal despliegue de inteligencia que requiere este “altamente organizado sistema vivo que es “el individuo” celular, hace suponer que la larga marcha hacia la complejidad celular, y posteriormente complejidad pluricelular, ha de tener algún sentido, algún “Tao”. Y si la Ciencia no lo entiende, la espiritualidad sí.

6. Y la vida inventó el "steady state”

En esta larga evolución hacia la complejidad, que alcanza su clímax creador en el individuo celular, la constante que siempre prevalece es la tendencia hacia el estado estable. A este estado estable, a este “steady state”, en Biología se le ha dado el nombre de “metabolismo”. Este término en su etimología viene del griego «μεταβολη» (metabolē) formado de «μετα» (meta) más allá y «βαλλειν» (ballein) que quiere decir arrojar y, termina con el sufijo -ισμός (-ismo)), que significa cualidad, es decir la cualidad que tienen los seres vivos de poder cambiar químicamente la naturaleza de ciertas sustancias, es, ya en una definición práctica y explicativa, el conjunto de reacciones bioquímicas y procesos fisicoquímicos que ocurren en una célula y en el organismo pluricelular.
Pero lo importante de la etimología es ese “ir más allá arrojando, añadiendo elementos a algo, es decir, incrementando su complejidad, ya que ese es el sentido de la Vida, el Tao de la Vida.
Pero esa tendencia a añadir más y más, hemos visto que tiene sus límites en la entrega número 10. Existe algo que pone límites a un crecimiento indiscriminado a la complejidad. Y ese parece ser el “talón de Aquiles” de la Vida, que no puede crecer ilimitadamente.
Por eso, el “Steady State” tiene en su esencia el equilibrio de dos fuerzas antagónicas (como siempre, el antagonismo o complementariedad, el Yin y el Yang), el anabolismo y el catabolismo. Anabolismo, de ana- hacia arriba, incrementar y Catabolismo, de cata- hacia abajo, disminuir. Es decir, mientras unas funciones crean elementos, otras los destruyen, de modo que durante las etapas de “steady state”, el metabolismo es un juego de suma cero, tanto gano, tanto pierdo.
Este es el estado deseable, al que tiende la vida, pero ese aparentemente “techo de cristal” que tiene la complejidad, nos ancla a los seres vivos en nuestra forma densa, a los rigores de tener que tratar de equilibrar ambas fuerzas, lo que se consigue durante un cierto tiempo, hasta que fallan las fuerzas y no somos capaces de mantener nuestro ritmo de reparación de estructuras y funciones respecto del inexorable avance del caos, a lomos de la despiadada Entropía.

7. Convertir materia inanimada e inerte en materia viva

Todo lo anteriormente expuesto está muy bien y explica en devenir de la vida, pero falta el primero y más fundamental y esencial de los pasos hacia la vida.

La Fotosíntesis.

Para crecer (anabolismo) y mantenerse (metabolismo), hace falta consumir energía, sintetizar “algo” que haga de Sol, en el interior del ser vivo, para poder regenerar el trabajo extra que requiere mantener sus estructuras y funciones. Y hemos visto que eso se consigue con una curiosa molécula que se ha dado en denominar “ATP” o Adenosín Trifosfato, que con la ruptura del enlace fosfato, genera el calor y la energía necesaria para que se lleven a cabo el común de reacciones anabólicas. Pero el ATP necesita materia orgánica, en concreto Glucosa, para ser sintetizado en la Cadena respiratoria.
Pero, antes de que surgiera la vida, del modo que fuera, sobre la Tierra, no existía materia orgánica. La cosa estuvo bastante chunga hasta que a los primeros elementos que apuntaban maneras, parecidos a los coloides y a las micelas, se les ocurrió crecer en complejidad, lo suficiente como para hacer algo más que ingerir materia inorgánica para mantener sus primitivas estructuras víricas.
Y Dios creó la Fotosíntesis. La forma de convertir la materia inanimada, con el amparo de la luz solar y de una molécula milagrosa, la Clorofila que, casi es idéntica a la Hemoglobina (las dos manejan y transportan el Oxígeno), en materia orgánica y, demás, como desperdicio, mira por donde, nada menos que Oxígeno.
Este es el salto cuántico de la vida, lo que hace capaz de transformar la materia inorgánica en orgánica, lo sin vida en vivo.
Ya tenemos al individuo primigenio, a la célula, o mejor, a los dos tipos de células, los dos individuos, el uno que fabrica vida y es capaz de mantener su estructura por sí mismo, la célula vegetal y, por otro lado, la célula animal, que en el fondo necesita de la primera para vivir. Con la célula animal surge el parasitismo animal. Alguien que vive a costa de otro.

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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y
en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
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La publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en
este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes
desde el 20 de enero de 2020.
Se puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto
por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
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