1.- Por qué
escasean las fieras
En 1982,
un científico muy conocido en América, Paul Colinvaux, publicaba un manual de
ecología cuya versión española se titulaba “Por
qué son tan escasas las fieras”; aunque el original inglés era más preciso,
al referirse a las «grandes fieras».
La
respuesta está en la transmisión de energía de unos escalones a otros en las
cadenas alimenticias. Es decir; una planta absorbe energía solar y la
transforma en su propia energía química, que la empleará, en parte, en nutrirse
y, en parte, la perderá en mantenerse viva. Por eso, cuando una cebra se la
come, solo coge una porción de la energía que había al principio y de ahí
vuelve a perder un poco más para su supervivencia (mantener su Temperatura
constante, reproducirse...). Así, cuando la pequeña cantidad de energía que
queda llega a los últimos eslabones, el león, ya no hay energía suficiente para
que estos se multipliquen mucho.
2.- El eterno ciclo de los zorros y los conejos
Esto se ha estudiado mucho en Biología, y
se han desarrollado modelos matemáticos que explican el por qué, para que un
zorro pueda comer diariamente, hacen falta cuatro conejos para alimentarle. Es
lo que se conoce como el modelo de Lotska y Volterra, que viene a decir algo
así que, si aumenta la población de conejos, la de zorros también aumentará
hasta que haya tantos zorros, que la población de conejos no sea suficiente
como para poder alimentar a todos los zorros, momento en el que la población de
zorros comenzará a morir por inanición. Esta mortandad de zorros permitirá a la
de conejos, reproducirse e iniciar un nuevo ciclo. Todo está bien, siempre que
la población de conejos supere con mucho la de zorros.
Y así se comporta la cadena alimenticia.
Paul
Colinvaux hace una observación útil para la explicación de las conductas
humanas: los grandes depredadores, como los leones, los tigres o los pumas,
necesitan estar en un permanente estado de desasosiego, necesitan sentir el
dolor del hambre, para que se ponga en juego su terrible habilidad para la
caza. Este británico que enseña en Estados Unidos sostiene que los depredadores
son escasos porque el medio que los contiene, incluidos ellos, deben cumplir
con la segunda ley de la termodinámica; pero hay que recordar que somos unos
bichos con hambre, que consumimos energía y andamos por ahí provistos de un
cuerpo. Conviene, para precavernos de ese olvido estratégico, leer esta nota en
sentido más estricto que alegórico.
3.- La regla del
1/10/100
Se
calcula que las biomasas de los niveles tróficos decrecen rápidamente a
medida que aumenta el nivel. Así, por ejemplo, con 8 toneladas de hierba se
alimenta una tonelada de vacas, y con una tonelada de vaca se alimenta una
persona de unos 48 kg. Más o menos esto supone que para alimentar 1 Kg de
ser humano, hacen falta 20 Kg de carne de vaca que proceden de 160 Kg de pasto
vegetal.
Se
podría resumir que la progresión, depredador, herbívoro, vegetal es de
1/10/100, es decir dos potencias de diez, regla del 10%.
Si
la biomasa vegetal es la producción primaria del alimento y la de los
herbívoros es la secundaria, el depredador es el consumidor de una energía que
no se transformará en energía aprovechable para un tercer escalón, salvo los
animales carroñeros.
En
suma, la condición de depredador genera en el extremo una situación de
increíble desproporción entre alimento y consumidor que hace que se llegue a
una situación en la que el equilibrio o la estabilidad sea a costa del hambre
de las fieras.
La
proporción del 10% se puede mantener razonablemente, cuando el ecosistema se
encuentra en el clímax ecológico, siendo consciente que el rendimiento de 100
Kg de biomasa vegetal es necesario para “fabricar” un solo Kg de depredador.
En
condiciones normales la Naturaleza impone el freno a esta desproporción a base
del hambre y la mortandad de los depredadores (Modelo de Lotska y Volterra). Y
en el extremo, cuando la población de depredadores es excesiva, simplemente se
produce una hambruna general, la tensión alimenticia desciende, el ecosistema
se recupera por las bases y se vuelve a iniciar de nuevo un ciclo. El sistema
ecológico, de este modo se autorregula él solo.
Si
la cosa se quedase en los zorros o los leones, tal y como se presenta el tema
en la película “El Rey León”, sabemos que todo irá bien en el reino de Mufasa,
donde se respeta el ciclo de la vida. Sin embargo, si aparecen las hienas
dirigidas por Scar, el malvado hermano de Mufasa, la cosa se tuerce y nos
encontraremos con el territorio prohibido, donde sólo hay cadáveres
desperdigados en una naturaleza muerta, donde las hienas lo han esquilmado
todo. Y hasta ellas morirán de hambre.
Pero
en la película “El Rey León”, los guionistas de Disney introdujeron un factor
que solamente pertenece al ser humano, la maldad de Scar y de las hienas, o que
también podríamos llamar “intencionalidad perversa”.
4.- Aparece el
factor de la Intencionalidad
Aquí,
en este justo momento del discurso sobre la visión sistémica del mundo, hacemos
por primera vez la introducción de la intencionalidad en el comportamiento de
los sistemas.
En
la naturaleza no existe intencionalidad, porque no existe la noción de
consciencia individual, exclusiva, de momento y que sepamos, del ser humano.
Existe la necesidad de sobrevivir y, para ello, es necesario depredar, matar
para comer, para aliviar el desasosiego y el hambre. Pero una vez satisfecho,
el león y la serpiente no tendrán intención de atacar de nuevo hasta que
vuelvan a tener hambre.
Así
que ahora entramos en el reino del hombre, que por mandato divino recibieron la
orden de: “Ser fecundos y multiplicarse,
y llenar la tierra y sojuzgadla; ejercer dominio sobre los peces del mar, sobre
las avesUno
observa la situación (que considera real), la contrasta con sus objetivos y
toma decisiones para actuar para que los datos reales sean los más próximos a
sus objetivos. Así, con el vaso vacío y queriendo verlo lleno para beber, el
contraste inicial es vaso vacío frente al deseo de tenerlo lleno. La decisión
es abrir el grifo e empezar a dejar caer el agua. Los datos reales del vaso
mostrarán un progresivo llenado del vaso. La respuesta será ir cerrando poco a
poco el grifo hasta que, viéndolo lleno, cerrar el grifo.
Pues
bien, en la Naturaleza, el objetivo es siempre, alcanzar el estado estable, así
que, una vez conseguido, no hay necesidad de seguir actuando, porque el
resultado es “pasarse de frenada” y perjudicar al medio y al final, a uno
mismo; que es lo que demuestra el modelo de Lotska Volterra, de los zorros y
los conejos. El depredador zorro trata de comer conejos, porque ciertamente, el
conejo es un alimento suculento y agradable, pero pasarse en su voracidad tiene
como consecuencia que los conejos empiezan a escasear hasta el límite de que
induce su propia muerte (la del zorro). Y así comienza un nuevo ciclo de vida y
muerte.
Es
decir, la Naturaleza, a pesar de que trata de alcanzar el perfecto estado
estable, habitualmente no lo consigue y pasa sus días y sus años en un
permanente estado oscilante, tipo zorro versus conejos. O, dicho de otra forma,
el crecimiento de las poblaciones (o de la riqueza) tiene un límite, más allá
del cual, comienza todo a volverse en contra.
En
la Naturaleza, ese volverse en contra tiene un nombre “la muerte” de los que
abusan, porque al final, el esquilmado de los recursos hace que el elevado
nivel de población (o de riqueza, que requiere unos costes de mantenimiento
cada vez más elevados), se dé de bruces con la escasez.
La ambición versus
la disponibilidad
Adam
Smith, famoso economista escocés del Siglo XVIII, en su tratado sobre la
riqueza de las naciones, ya indicaba que el hombre se ve permanentemente
sometido a dos fuerzas antagónicas, el vicio de acumular frente a la virtud de
repartir. Esto es lo mismo que el dilema de los zorros y los conejos, donde los
zorros, en su instinto de supervivencia, tienden a devorar conejos sin límite,
mientras que la Naturaleza lo tiene pensado para que el suelo vegetal alimente
a los conejos y estos se reproduzcan justamente como conejos para alimentar a
los zorros. Pero si estos se pasan en su ambición de devorar (de acumular), la
Naturaleza responde con la virtud de repartir lo que hay que, si sube la
población de zorros, pues no hay para todos y ya se sabe lo que va a pasar,
para alivio de los conejos.
En
la frontera del ser humano, esto es igual. Frente a recursos finitos, los
ambiciosos tratan de acumular riqueza, olvidándose de que es necesario repartir
para que todos puedan vivir.
En
este caso, el modelo de Lotska Volterra se complica, dado que, para explicarlo,
han de intervenir tres especies, la que supone el alimento de los depredadores
(los conejos) y dos especies depredadoras, zorros y, por ejemplo, hienas. En
este caso, las hienas, muy superiores a los zorros, cazan más conejos que los
zorros, de modo que el reparto de conejos es desigual. Las hienas crecen en
número y los zorros se fastidian y han de aguantarse con las sobras. La
situación previsible es el incremento de las hienas, la mortalidad de conejos y
de zorros, hasta que las hienas, también comiencen a morir porque ya no queda
comida para nadie. Es el escenario del territorio prohibido de Scar, el hermano
de Mufasa, el Rey León.
Conclusión
Señoras
y señores, les presento, con este modelo de hienas, zorros y conejos, el Gran
Teatro del Mundo representado por los ricos, los pobres y los recursos de la
Madre Tierra.
Esto
NO VA A SER un curso de Economía, que de eso ya tenemos expertos suficientes,
muy hábiles en explicar cómo el dinero se estira y se encoje a voluntad de los
que tienen el botón de la máquina de hacer billetes. Entramos en la descripción
de la Bioeconomía, donde explicaremos cómo la Naturaleza se lo monta para
conseguir el estado estable y de cómo el ser humano trata por todo los medios
de evitar esa estabilidad para beneficio de una minoría, provocando lo que
venimos en denominar “distopía social”.
Y os
recuerdo la frase de Carl Sagan: “La primera gran virtud del hombre fue la duda y el primer gran
defecto la fe.” del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”.
Gen 1, 28.
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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y
en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
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La publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en
este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes
desde el 20 de enero de 2020.
Se puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto
por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
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