La élite y los nuevos imperios
financieros y empresariales
Recientemente publiqué un texto titulado Reflexiones conscientes sobre un posible gobierno mundial. Puede
descargarse, en formato PDF, por medio de este enlace;
Entre otras cosas, en sus páginas se describen dos hitos del
momento histórico que vive la humanidad:
A) La consolidación de un nuevo tipo de imperio: las gigantescas
corporaciones transnacionales, financieras y empresariales, que dominan y
controlan la economía del planeta y se mueven por él a su antojo, por encima de
gobiernos y fronteras.
+Las diez principales multinacionales
del ranking mundial ostentan un valor combinado comparable al producto
interior bruto (PIB) de 180 países, el 92% de los 195 integrados en la
Organización de Naciones Unidas (193 como miembros natos y dos más, Palestina
y la Santa Sede, en calidad de “observadores”).
+Las 100 primeras
obtienen anualmente unos ingresos que se aproximan al 50 por 100 del PIB
planetario (en 1997 suponían solo el 33%).
+Y las 200 más
importantes tienen en sus manos el 75 por 100 de
la economía mundial (hace 25 años rondaba el 50%).
+Además, hay una nítida tendencia a la concentración de poder y
recursos en un número cada vez menor de estas corporaciones. Verbigracia, examinando
la evolución de la Bolsa de Nueva York, el principal mercado de valores, la
cifra de empresas que cotizan en ella ha descendido a la mitad desde 1997. Y
en la esfera bancaria, las cinco mayores firmas acumulan el 45 por ciento de
los activos, frente al 20 por 100 del año 2000.
+Con base en todo lo cual, cabe prever que, para 2025, solo unas 150 mega-corporaciones
moverán más del 80 por 100 de la economía del planeta.
Fuente:
Reflexiones conscientes sobre un posible gobierno mundial, de Emilio Carrillo.
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B) La acumulación por parte de una élite muy minoritaria de la
inmensa mayoría de la riqueza y el patrimonio mundiales. Especialmente, por
varias decenas de personas que son los principales beneficiados de tal
acaparamiento y de la apropiación de los recursos colectivos.
En 2015,
por primera vez en la historia de la humanidad (a partir de ahí, se ha
consolidado), el uno por ciento de la población mundial –unos 75 millones de
personas- alcanzó a poseer y atesorar más patrimonio y riqueza que el 99 por
100 restante -7.600 millones de seres humanos -. Detrás la frialdad de los
dígitos, puede vislumbrarse que se trata de algo tremendo. Sin embargo, no
queda ahí la cosa:
+Primero, porque
escrutando en ese uno por ciento, se constata que en su seno existe, a su
vez, un uno por ciento (el uno por ciento del uno por ciento: unas 700.000
personas) que es quien realmente hace suya la mayor parte de la riqueza.
+Y segundo, porque
indagando en ese uno ciento del uno por ciento, escudriñando en sus lazos
consanguineidad y parentesco, localizando a los cabezas de los diferentes
clanes familiares que lo componen y rastreando sus conexiones e interacciones
accionariales en las corporaciones transnacionales antes mencionadas, se
concluye que no son más de unas pocas decenas de personas las que se han
apropiado del patrimonio colectivo y de los recursos naturales, rigiendo la
economía mundial a través de los reiterados imperios financieros y empresariales y
dominando el sistema socioeconómico y político-institucional a escala global.
+Por tanto, la
radiografía de la élite muestra: 1º. En su núcleo duro, unas cuantas decenas
de personas. 2º. En torno a ellas, el uno por ciento del uno por ciento de
los habitantes del planeta. 3º Y alrededor de este, el uno por ciento de la
población total. Un modelo que cristaliza en la organización de la élite en
círculos. El
primero consta de muy pocos miembros. Y a partir de él, como las ondas que
provoca la caída de una piedra en el agua, existen más círculos: una vasta
red de élites y sub-élites que es utilizada por el círculo primero para sus
fines, que incluyen el mantener al resto de la población mundial alienada,
domesticada y contaminada por paradigmas, sistemas de creencias y una visión
del mundo egoicos y egocéntricos. Todo ello bajo una estructura piramidal
férreamente jerarquizada, que tiene su correspondencia y correlato en los
organigramas de dirección, gestión y control de los gigantescos holdings y
corporaciones transnacionales.
Fuente:
Reflexiones conscientes sobre un posible gobierno mundial, de Emilio Carrillo.
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Hitos ambos que, además, están siendo potenciados por la crisis
del coronavirus, que se ha configurado como escenario propicio para que esas
corporaciones y esa élite aumenten aún más su peso y su poder a nivel global.
La bonanza de los
multimillonarios
Cada vez disponemos de más datos, contrastados y verificados, que
muestran y confirman todo lo anterior.
Como buen exponente al respecto, se trae aquí el informe que el Institute
for Policy Studies de Washington acaba de divulgar, titulado Billionaire Bonanza 2020. Es posible
acceder a él, en versión PDF, a través de este enlace:
La información que recopila se refiere sobre todo a Estados
Unidos, todavía primera potencia económica del planeta –China se le acerca cada
vez más- y en donde se ubica la mayoría tanto de las sedes sociales de las grandes
corporaciones y como de los domicilios de los componentes del núcleo duro de la
élite. Pero ayuda a saber y entender lo que está ocurriendo a escala mundial.
Entre sus conclusiones, destacan las que se sintetizan en los dos epígrafes
siguientes.
Un vistazo a las últimas
décadas
+Una minoritaria élite domina la política, la cultura y la
economía.
+Su riqueza ha ascendido y se ha concentrado asombrosamente en las
últimas cuatro décadas. Lo que choca abruptamente con el hecho que cada vez son
más los hogares con un patrimonio neto cero o negativo y las familias que,
disponiendo un sueldo, llegan a duras penas a final de mes.
+En los últimos 30 años, de 1990 a 2020,
la riqueza del grupo más selecto de la élite de EE.UU. se elevó en el 1.130 por cien, 200 veces más que el
crecimiento medio de la del país en su conjunto.
+En paralelo, evaluado en porcentaje de sus ingresos y beneficios, las obligaciones fiscales de esa élite disminuyeron
un 79 por 100 entre 1980 y 2018.
+Y su patrimonio se recuperó rápidamente de la crisis financiera
de 2008, creciendo un 80,6 por 100 entre
2010 y 2020, cinco veces superior al incremento medio de la riqueza de los
hogares norteamericanos.
La crisis del coronavirus
+La pandemia actual está haciendo más visibles estas desigualdades,
cuya envergadura asciende sin cesar y atenaza no solo a la economía, sino
también al sistema político y a la democracia.
+Entre el 18 de marzo y el 10 de abril de 2020, más de 22 millones
de personas perdieron sus puestos de trabajo en Estados Unidos; y la tasa de
desempleo se lanzó al 15 por ciento. En paralelo, la riqueza de la élite se incrementó a lo largo de estas tres semanas ¡en
un cuarto billón de euros!
+Esto benefició especialmente a 34 grandes multimillonarios. Y
ocho de ellos alcanzaron a ganar medio millón de euros a la hora durante cada
una de las 24 horas de cada uno de los 100 días comprendidos entre el 1 de
enero y el 10 de abril de 2020.
+Valga este botón de muestra: en esos 100 días, la fortuna de Jeff Bezos se incrementó aproximadamente
en 25.000 millones de dólares (una cifra superior al producto interior bruto
anual de bastantes países), a un ritmo de más de 15.000 euros por minuto.
Corolario
Con datos como estos y otros muchos que
proliferan de una parte a otra del planeta, ¿habrá quién continúe tildando de
camelo, fantasía o mentira “conspiranoica” la existencia de una reducida élite
que maneja los hilos de la economía, la sociedad y la política? Pues sí, habrá
quién siga sin verlo. Pero, desde luego, no será porque falten evidencias al
respecto, sino, sencillamente, porque no hay peor ciego que aquel no quiere
ver.
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Autor: Emilio Carrillo
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