Introducción: ver el primer post en el blog (18/04/2019)
EL HADA Y LA LIEBRE
Una vez, una
joven liebre vivía en un pequeño bosque entre una montaña, un pueblo y un
rio. Mis niños, muchas liebres corren a
través del brezo y el musgo, pero ninguna tan dulce como ella.
Tenía tres amigos, un chacal, una comadreja de agua
y un mono. Después del largo día de
trabajo, buscando comida, al anochecer se reunían los cuatro para hablar y
pensar. La hermosa liebre habló y les enseñó muchas cosas a sus tres compañeros.
Ellos le escuchaban y aprendían a amar a las criaturas de los bosques, y eran
muy felices.
Amigos míos, dijo un día la liebre, no comamos
mañana, pero la comida que encontremos durante el día, se la daremos a
cualquier pobre criatura que encontremos.
Todos estuvieron de acuerdo. El día siguiente, como
cada día, empezaron la búsqueda de la comida fuera y adentro.
El chacal
encontró en una choza del pueblo, un pedazo de carne y un bote de
cuajada de leche con una cuerda atada a cada asa. Por tres veces gritó alto. ¿De quién es esta carne? ¿De quién es la
cuajada de leche? Pero la choza estaba vacía, y no habiendo escuchado una
respuesta, puso el pedazo de carne en su boca y la cuerda de la jarra alrededor
de su cuello y huyó al bosque. Y colocándolos a su lado pensó. ¡Qué buen chacal
que soy! Mañana comeré lo que he encontrado si nadie viene por aquí.
¿Y que encontró la pequeña comadreja de agua en sus
rondas por los alrededores...?
Un pescador pescó algunos brillantes peces dorados y
después de esconderlos bajo la arena volvió al rio.
Pero la comadreja encontró el escondite, y tras
sacar los peces de la arena, grito tres veces. ¿De quién son es estos peces
dorados? Pero el pescador escuchaba
solamente el murmullo del rio y nadie contestó su llamada. Así que se llevó los
peces a su pequeña casa del bosque y pensó: ¡Que buena comadreja soy! Hoy no comeré estos peces, pero quizás otro
día.
Mientras tanto el amigo mono escaló la montaña y
encontró algunos mangos maduros, los bajó a los bosques y los puso debajo de un
árbol, y pensó: ¡Que buena mano soy!
Pero la liebre yacía en la hierba del bosque y sus
hermosos ojos se humedecieron de tristeza. ¿Qué puedo ofrecer si alguna pobre
criatura pasa por este camino? – pensaba -. No puedo ofrecerles hierba, y no
tengo ni arroz ni nueces para dar. Pero
repentinamente saltó con alegría. Si alguien viene por aquí, pensó, me daré a mí misma para comer.
Bien niños, en el pequeño y dulce bosque vivía un
hada con alas de mariposa y largo cabello de luz de luna. Su nombre era Sakka.
Ella sabía todo lo que sucedía en el bosque. Ella sabía si una pequeña hormiga
había robado a otra hormiga. Ella sabía los pensamientos de todas las pequeñas
criaturas, incluso los de las pobres pequeñas flores, pisoteadas sobre la hierba.
Y sabía que este día los cuatro amigos del bosque no comían, y que toda la
comida que pudieran encontrar, era para ser dada a cualquier pobre criatura que
se encontrasen. Así que Sakka se transformó en una vieja encorvada mendiga,
caminando con un palo.
Fue primero al chacal y le dijo: He caminado durante
días y semanas, y no tengo nada que comer. No tengo fuerza para buscar comida.
Te ruego me des algo, oh Chacal.
Toma este pedazo de carne y esté bote de cuajada de
leche. Lo robe de una choza en el pueblo. Es todo lo que tengo para darte. Te
veo luego, dijo la mendiga y siguió el
camino a través de los sombríos árboles.
Entonces Sakka encontró a la comadreja y le
preguntó: ¿Qué tienes tú para darme, pequeña mía? Toma estos peces, oh mendiga,
y descansa un rato bajo este árbol, contestó la comadreja. En otra ocasión,
respondió la mendiga, y continúo a través del bosque.
Un poco más lejos Sakka encontró al mono y le dijo:
dame de tus frutos, te lo ruego. Estoy famélica y cansada. Toma todos estos
mangos, dijo el mono. Los he cogido todos para ti.
En otro momento, contestó la mendiga, y no se quedó.
Sakka encontró a la liebre y le dijo: dulce ser de
los bosques de musgo, dime, ¿dónde puedo encontrar comida? Estoy perdida en el
bosque y lejos de mi casa. Te daré a mí misma para comer, dijo la liebre.
Recoge un poco de madera y haz un fuego; yo saltaré dentro de las llamas y tú
podrás entonces tener la carne de una pequeña liebre.
Sakka creo llamas mágicas que se elevaban de unos
troncos, y llena de alegría la liebre salto dentro del brillante fuego. Pero
las llamas eran frías como el agua, y no quemaron su piel. ¿Por qué ocurre
esto? Le dijo a Sakka, no siento las llamas, las chispas son frescas como el
rocío del alba.
Sakka entonces se transformó de nuevo a su forma de
hada y habló a la liebre con una voz más dulce que cualquier otra voz que ella
hubiese escuchado.
Querido ser, dijo el hada, Yo soy el Hada
Sakka. Este fuego no es real, es
solamente una prueba. La amabilidad de tu corazón, oh bendecido ser, debe ser
bien conocida por todo el mundo en las edades venideras.
Y diciendo esto, Sakka golpeó la montaña con su
varita mágica y con la esencia que brotó de ella, dibujó la imagen de una
liebre en el orbe de la luna.
El día siguiente la liebre se encontró de nuevo con
sus amigos, y todas las criaturas del bosque se reunieron en torno a ellos. La
liebre les contó lo que le había pasado y ellos se regocijaron y vivieron
felices para siempre.
Ya
sabéis, os puedo ir mandando estos cuentos de Noor Inavat Khan en PDF, escribir a deeelij@gmail.com
Enlace al libro de Noor: https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=inu.39000000078449;view=1up;seq=21
Finalmente
aprovecho por si alguien quiere lo publicado, anteriormente, por Deéelij en
este Blog sólo ha de decirlo en el mail antes indicado
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