Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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28/7/10

Arpas Eternas: Los Papiros 79 y 80 de los Archivos Esenios (1/5)

Arpas Eternas se encuentra entre los llamados “Libros Revelados”. Y es uno de los más importantes de los últimos tiempos. Fue editado 20 años antes de lo publicado sobre los Manuscritos de Qumram y el contenido de ambos es, en lo esencial, coincidente, aunque Arpas Eternas es más rico en detalles y datos. De su amplio contenido, Pepe Navajas, editor de Ituci Siglo XXI y amigo del Blog, ha seleccionado una serie de pasajes que todos los miércoles pone a nuestra disposición.

1. Profecía del Maestro Jesús referida a estos tiempos (ver entrada publicada el pasado 19 de febrero)

2. Encuentro entre Jesús y Juan el Bautista siendo niños (24 de febrero)

3. Jesús y Juan el Bautista, siendo niños, oran en un templo esenio (3 de marzo)

4. Profecía de Jesús a Vercia, la druidesa gala (10 de marzo)

5. La inquietud compartida entre Vercia, Nebai y Mágdalo (24 de marzo)

6. Muerte de Juan el Bautista y lectura de su testamento (31 de marzo)

7. El prendimiento de Jesús (1/2) (7 de abril)

8. El prendimiento de Jesús (2/2) (14 de abril)

9. Jhasua ante sus jueces (1/2) (21 de abril)

10. Jhasua ante sus jueces (2/2) (28 de abril)

11. Gólgota (1/2) (5 de mayo)

12. Gólgota (2/2) (12 de mayo)

13. Debate en el Gran Colegio (19 de mayo)

14. Esperando al Amor (26 de mayo)

15. Jhasua a los 15 años (2 de junio)

16. Jhasua, a los 12 años, en el Templo de Jerusalén (9 de junio)

17. Lo que escribió Jhasua, a los 19 años, sobre el Templo de Jerusalén (16 de junio)

18. Jhasua aclamado en el Templo de Jerusalén (1/2) (23 de junio)

19. Jhasua aclamado en el Templo de Jerusalén (2/2) (30 de junio)

20. Jhasua, Marcos y Jhosuelin (7 de julio)

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La verdadera historia de los comienzos de nuestra civilización, (la Civilización Adamica) se recopila en una serie de entregas de Arpas Eternas dedicadas a los Papiros 79 y 80 de los Archivos Esenios del Monte Tabor, datado hace 8300 años y son leídos a Jhasua (Jesús) cuando todavía no había cumplido 20 años.

Es la historia de ABEL, (primera Encarnación Mesiánica del Espíritu de Jhasua en esta civilización) y su relación con ADAMU (erróneamente Adam); EVANA (erróneamente Eva) KAINO (erróneamente Caín, y hermanastro de Abel) y otros personajes que conocemos de la Biblia y de Mitos y Leyendas de otras culturas.

+21. Los Papiros 79 y 80 de los Archivos Esenios (1/5) (28 de julio)

+22. Los Papiros 79 y 80 de los Archivos Esenios (2/5) (4 de agosto)

+23. Los Papiros 79 y 80 de los Archivos Esenios (3/5) (25 de agosto)

+24. Los Papiros 79 y 80 de los Archivos Esenios (4/5) (1 de septiembre)

+25. Los Papiros 79 y 80 de los Archivos Esenios (5/5) (8 de septiembre)

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21. Los Papiros 79 y 80 de los Archivos Esenios (1/5)

Jhasua iba acompañado por los cuatro amigos Doctores de La Ley y que participaron activamente su educación en esta vida: José De Arimathea, Nicodemus, Nicolás y Gamaliel, además de Joshuelin y otros que aparecen en el relato. Los otros nueve Esenios que con él estaban encargados de instruir y guiar a Jhasua» en la conquista de la Sabiduría estaban allí presentes, más los cuatro doctores venidos de Jerusalén, el tío Jaime y Jhosuelín, era ya Un conjunto respetable de inteligencias y de voluntades puestas al servicio de la verdad.

El papiro 79 era como una apoteosis del Hombre-Luz, Abel, que continuó la obra de Bohindra en favor de la paz y la justicia. El papiro 80 relataba la muerte del justo y más tarde la de sus padres Adamú y Evana.

Y el maestro Nasan inició la lectura del rollo 79 que, decía así:

"Relata la gloria de Abel, que fue como una bendición-sobre los pueblos, y su trágica muerte por causa de Kaino, su hermano, adoptivo.

"La Luz- Divina estaba con él, porque siempre buscó el consejo de los Ancianos y jamás impuso su voluntad con violencia...

"Se creía un niño entre los hombres de experiencia y saber, y escu­chaba con amor la palabra de todos para obrar aquello que convenía a. todos.

"Nunca se buscó a sí mismo y parecía .haber olvidado que era el Thidalá, dirigente de innumerables pueblos que tenían toda sus espe­ranza en él.

"El mismo limitó el poder omnímodo, que los Príncipes de la Alian­za le dieron, y quiso a su lado una trilogía de mujeres que habían dado pruebas de prudencia y de sabiduría en los países que estaban bajo su tutela: Ada la admirable compañera de Bohindra, que por muerte de su padre, Jebuz de Galaad y. por pedido de su pueblo, era Matriarca y Reina del país de Galaad; Walkiria de Kiffauser, nieta del gran civili­zador de los países del norte, Lugal Marada, cuya muerte y la de sus hijos ocurrida al arrojar de su país la invasión de razas bárbaras, la colocó a ella en el alto puesto que la muerte dejó vacío. Los países del Ponto Euxino y del Cáucaso occidental gritaban a voces lo que ella era para sus pueblos.

"Y Solania de Van, que nacida, en las .agrestes orillas del Lago Van, era entonces Matriarca del norte Africano desde Corta —agua, hasta las Columnas de Hércules (desde Túnez hasta el Estrecho de Gibraltar.), después de haber llevado la Ley de la Gran. Alianza desde el Bajo Nilo hasta más allá de las Cataratas en el país de Artinon. .

"Estas tres ilustres mujeres, tenían sus lámparas encendidas para alumbrar el camino de Abel en medio de los pueblos de tres Continentes.

''Venía después el Consejo de los diez. Ancianos Kobdas, conocedores de los países de la Alianza y de sus costumbres y leyes. Y por último la Junta de representantes de cada uno de los pueblos de la Gran Alianza que pasaban de los doscientos.

"Yo no hago más —decía él— que sellar con el anillo de Bohindra lo que todos vosotros habéis querido que sea. Tan sólo me opondré cuan­do queráis la injusticia y la guerra, que Son los más espantosos delitos que repudia la Bondad Suprema.

“Tasaron cien lunas sobre los países de la Alianza, y la barca dorada de la fraternidad se deslizaba suavemente por las aguas mansas de una paz que no alteraba ninguna borrasca.

"La serpiente voraz del egoísmo parecía haber 'sido exterminada para siempre.

"Luna tras luna llegaban los Koraforcas trayendo al Santuario de la Paz, los mensajes de los países aliados comunicando a la Gran Junta Central de Gobierno las innovaciones, los cambios, los proyectos, los progresos realizados, siempre dentro del marco augusto de la Ley que todos habían jurado.

"A veces el mensaje era portador de tristezas y desolaciones oca­sionadas por la furia de los elementos.

"Témpanos de hielo que habían azotado poblaciones de la costa del mar, inundaciones que habían perjudicado los campos de labranzas des­truyendo cosechas; epidemias en los ganados, erupción de volcanes, te­rremotos, etc., etc.

"Pero ahí estaba almacenado el Tesoro Sagrado que ordenaba la ley, aportado por todos los países año por año, en previsión de estos casos funestos inevitables sobre el planeta, pero remediables oportunamente, cuando el amor fraterno reina en los corazones de los dirigentes de pueblos.

"Y entonces era digno de verse, las caravanas de camellos, asnos y muías llevando el socorro a los pueblos que habían sido azotados por los elementos.

"Pero en este planeta de escasa evolución, no puede durar largo tiempo un estado semejante que ya fuera propio de un mundo de mayor adelanto.

"La serpiente feroz del egoísmo se despertó de nuevo, y acaso don­de menos se esperaba.

"En el papiro 62 de estas Escrituras, quedó relatado que Kaino fue reconocido como nieto de Etchebea por línea paterna, por cuya razón le correspondía una participación en el vasto territorio del país de Nairi en el alto Eufrates. Pero la larga esclavitud de su padre cuyo paradero se ignoró por mucho tiempo, puso aquellas tierras y pueblo bajo el do­minio de Iber, el soberano del país de Ethea, que las regía con toda la solicitud de un padre que se desvela par la felicidad de sus hijos. Y las tribus que poblaban aquella región no aceptaban la imposición de otro soberano. Y Kaino, que siempre se vio dominado por la ambición, no se conformaba con ser un Jefe de tercer orden en el principado pequeño de Shivara, cuya capital Nood estaba aún bajo la dependencia de su tío materno, su antiguo jefe y señor.

"Cuando se supo su origen y que era un descendiente directo del grande y querido Etchebea, su corazón se llenó de amargura al saberle repudiado por los pueblos que ocupaban los dominios que pertenecían a su padre.

"El genio conciliador de Bohindra había podido mantener en quie­tud relativa aquel espíritu turbulento como una tempestad, encomendándole misiones de importancia y muy arriesgadas en países lejanos, en los cuales pudiera hacer grandes méritos que lo hicieran conocido y amado de los pueblos.

"Mas, su carácter duro y dominante, entorpecía su propia camino, por más que la ternura maternal de Evana, la suavidad persuasiva de la reina Ada, y la sugestión que sobre él ejercía la Matriarca Walkiria, hicieron siempre un gran contrapeso a las violentas reacciones de su temperamento.

"Su tío materno, el Anciano Príncipe de Shivara, cayó postrado en cama para no levantarse más, motivo que dio origen a la perturbación de la paz en aquel país de la Gran Alianza. El Consejo del Anciano Prín­cipe juzgaba que Kaino debía presentarse al pueblo como sucesor, pero los jefes de las tribus no le querían para gobernante, sino que pedían a un nietecito del Príncipe, que sólo tenía 12 años de edad y sus padres ha­bían muerto.

"El niño se hallaba internado en el Pabellón del Rey, en el Santua­rio de La Paz, educándose como toda la noble juventud de su tiempo.

"Kaino se afianzó en las fuerzas guerreras del país, se conquistó con promesas a todo el cuerpo de arqueros que defendía el orden y cus­todiaba las fronteras, y pensó que con la fuerza dominaría a las tribus que le repudiaban.

"Y el Consejo de Gobierno de Shivara pidió auxilio a la Gran Junta Central, cuya sede habitual era el Santuario de La Paz. De inmediato comprendieron Abel y Ada que el origen del disturbio era Kaino, cuya ambición les había causado antes tantos sufrimientos. Y antes de que el desacuerdo tomara mayores proporciones, resolvieron ir a verle Evana y la Reina Ada, cuya autoridad maternal suavísima, le había desarmado en otras alteraciones semejantes.

"Una caravana de dos elefantes y 50 arqueros a caballo salió de La Paz en dirección al país de Shivara. Y mientras aquellas dos nobles mujeres, cada una en su pequeña tienda sobre el lomo de los elefantes, meditaban en el modo de vencer la rebeldía de Kaino, otra mujer va­lerosa, Walkiria, que se encontraba también en el Santuario de La Paz, meditaba a su vez sobre la forma justa y aceptable para los pueblos in­teresados de satisfacer los anhelos hasta cierto punto justos de Kaino, sin contrariar la voluntad de los pueblos.

"Postergado y humillado siempre por los acontecimientos que le salían al paso cortando sus caminos, Kaino había llegado a una exaspe­ración tan violenta, que se hacía insoportable para todos.

"La Matriarca Walkiria sabía perfectamente hasta qué punto ha­bía lastimado a Kaino el engrandecimiento de Abel, su hermano adop­tivo. Obligado a ser siempre a su lado una figura de segundo orden, se había empeñado en reconquistar por lo menos lo que según su modo de ver le correspondía por derecho, la herencia paterna que le adjudicaba en el país de Nairi, los pueblos que estaban colindantes con el país de Ethea gobernado por Iber, el dulce y paternal Iber, que era como un vaso de miel para sus súbditos.

"Todos aquellos pueblos se habían puesto por propia voluntad bajo su tutela cuando muerto el noble príncipe Etchebea y llevados como es­clavos sus hijos a los países del hielo, se vieron como rebaño sin pastor.

"Iber no hacía nada por tenerles bajo su mando; antes, al contrario, les aconsejaba aceptar al que, siendo heredero natural del viejo Príncipe, tenía derecho sobre el país.

"Le dejaremos sus tierras regadas tantos años con nuestro sudor decían algunos, y nos iremos con nuestros ganados al país de Ethea. Kaino traicionó a Bohindra, a la Gran Alianza, a los que le sirvieron de padres... ¿Qué confianza podemos tenerle?

"El conflicto estaba planteado, y así lo veía la Matriarca Walkiria, que retirada en su alcoba del Pabellón de la Reina meditaba buscando una solución.

"La fina intuición que le acompañó siempre, parecía decirle que tras de toda aquella niebla vendría algo terrible que estremecía su corazón de mujer.

"Y reunida en confidencias íntimas con Abel, Adamú y el que esto escribe, que éramos como su familia del Eufrates, seguía con el pensa­miento a Evana y Ada, que marchaban hacia el país de Shivara.

"Nuestro hermano Iber —decía Abel— ha mandado mensaje que casi todos los pueblos del país de Nairi se han hecho solidarios para resistir a Kaino. No le quieren allí bajo ninguna forma. Y si él persiste en presentarse con un cuerpo de arqueros, aquello será una matanza horrible, porque todos los hombres y hasta muchas mujeres, están arma­dos de flechas, de hachas, de catapultas para esperarle.

"Lo que haya de ser será —decía Adamú—. Esperemos que la Reina Ada y Evana logren convencerle.

"En esta incertidumbre se hallaban, cuando llegó jadeante un men­sajero de Shivara trayendo la noticia de que Kaino no se había dejado convencer. Que había puesto en prisión los 50 arqueros de la escolta de la Reina, y a ella y a Evana las guardaba como rehenes en el pabellón de palacio en que fueron hospedadas desde su llegada.

"—Iré yo —dijo Abel, apenas oyó la infausta noticia. "—Y yo —añadió Adamú juntamente conmigo, que también me creía obligado a acompañar a mi nieto.

—Conviene que os quedéis —dijo Abel— para que toda esta juven­tud y niñez hospedada en los Pabellones de los Reyes no se alarmen, viendo que faltamos todos los íntimos que hemos cuidado de ellos.

"—Iré yo, y creo que basta —añadió Abel.

"—Llevad mi escolta de arqueros —dijo Walkiria—, que yo respondo de su valor y de su capacidad. Les tengo experimentados desde los tiempos terribles de nuestras grandes luchas en el norte. Nadie os será más fiel que ellos.

"—Bien —dijo Abel—; os acepto, Matriarca. Podéis avisarles que saldré esta misma tarde.

"Mas la Matriarca ya había forjado rápidamente su plan de acción, según su costumbre.

"Como era riguroso invierno, aquellos cien hombres vestidos con casacones y gorros de piel de oso negro que apenas les dejaban los ojos al descubierto, parecían de una estatura gigantesca cuando se presen­taron a Abel ya montados en sus caballos de guerra.

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