Final del Capítulo
2 del libro “Bioeconomics, Biological Economics”
Como conclusión de lo expuesto en los
capítulos anteriores, es importante significar que tomó algún tiempo, pero
finalmente los economistas y científicos en general llegaron a aceptar el hecho
de que la actividad socioeconómica estaba teniendo un efecto negativo sobre el
entorno en el que se lleva a cabo. Los recursos naturales se redujeron
rápidamente y la flora y la fauna se extinguieron. Como una reacción a este
estado de cosas, el pensamiento ambientalista ha evolucionado gradualmente
durante las últimas cuatro décadas conduciendo y aproximando algo parecido a
uno disciplina de economía del medio ambiente. El resultado ha sido el aumento
de varias disciplinas científicas dedicadas a investigar el impacto de la
actividad socioeconómica en el medio ambiente y los recursos naturales.
Hemos visto que la primera de estas
disciplinas que se desarrolló fue la Economía de los Recursos Naturales, que se
ha ocupado del estudio de la utilización y la gestión de los recursos naturales
en el proceso de producción económica. Fue muy importante para los economistas
saber cuándo se agotaría un recurso para poder sugerir prácticas de manejo para
su utilización a largo plazo.
Los últimos experimentos que utilizan
análisis químicos o de ADN sugieren que diversidad de las especies botánicas puede
ser mucho más útil que proporcionar sólo un sistema taxonómico de clasificación.
Dicha información indica, que además de las ventajas económicas la
multiplicidad de especies florales también pone de manifiesto cómo han interactuado
con su entorno y cómo se han adaptado a él en para desarrollarse y evolucionar.
Por tanto, la clasificación taxonómica para que sirva como un depositario de
información realmente útil se debe estudiar holísticamente. Este tipo de
estudio llamará nuestra atención sobre el hecho de que el orden taxonómico es
mucho más que mera variedad y diversidad y es una expresión bioeconómica que
indica la interdependencia y la integridad de la naturaleza. La información
obtenida a través de estos estudios bioeconómicos podría facilitar el tipo de gestión
a ser practicado para la conservación y sustentabilidad de los recursos
naturales. Un sistema de taxonomía bioeconómica proporcionará una asociación
de especies y será útil para actualizar sus relaciones de acuerdo con los
últimos avances en el conocimiento, arrojando luz sobre los métodos eficientes
y apropiados de gestión a largo plazo.
Las Economías de Recursos Naturales ha
sufrido desde dos puntos opuestos de vista. Según el punto de vista biológico,
los recursos naturales deben ser estudiados según sus poderes regenerativos
indicativos de sostenibilidad mientras que el punto de vista económico sólo se
preocupa por el precio que puede poner en el mercado. Este punto de vista se ve
aún más debilitado de hecho por que estos precios suelen estar lejos de su
valor real y de ninguna manera reflejan su valor biológico real. Además, los
precios económicos de la naturaleza pueden mantenernos completamente en la ignorancia
y tan alejados de la sostenibilidad que, al ocultar este hecho nos mantiene
ajenos a su trayectoria de extinción.
La preocupación por el crecimiento
económico continuo a través del derroche en el uso y abuso de recursos
naturales escasos, especialmente combustibles fósiles, no ha sido suficiente y
los economistas han tenido que preocuparse por la degradación ambiental y
contaminación de sus componentes físicos tales como aire, agua y tierra. Así, la
disciplina de la Economía ambiental se desarrolló para tratar con el impacto de
la actividad socioeconómica y especialmente la utilización de energía y sus
efectos secundarios, sobre el medio ambiente.
Los economistas ambientales también están
preocupados por el papel de la tecnología en el sistema de actividad
socioeconómica y cómo las “externalidades” producidas por la actividad
económica industrial puede “internalizarse” y contabilizarse.
También han tenido en cuenta la
importancia vital del capital natural y han completado la teoría del valor del
capital incluyéndolo con sus otros componentes. Se percataron de que este tipo
de capital tiene un valor intrínseco que es mucho más que el precio que podría
tener en el mercado y es realmente invaluable.
La gestión medioambiental durante su vida
bastante corta se ha distinguido por varios paradigmas, cada uno de los cuales
se ha desarrollado en respuesta al nivel de conciencia del público en general y
su demanda de decisiones políticas y medidas reglamentarias. Estas medidas se
han basado en el principio de que la contaminación debe evitarse por la fuerza
si es necesario. En una sociedad democrática esa fuerza ha sido un castigo
monetario; que aquellos que contaminan tienen que pagar los costos de limpieza.
No hace falta decir que esta medida, como todas las demás medidas similares, no
ha tenido mucho éxito.
El objetivo debería ser realmente
desalentar la contaminación por completo y la educación es el vehículo adecuado
para lograr un cambio en la mentalidad y el comportamiento humano. Por
supuesto, esto no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana o incluso
durante varios años, necesita al menos una generación o dos, pero se ha dado el
primer paso y cuanto antes a ese paso sigan los demás, mejor para todos. A
nuestros hijos hay que enseñarles que hemos de cuidar nuestra casa común, el Planeta
Tierra, con el mismo empeño y atención que damos a nuestros propios hogares
para mantenerlos limpios y también recordando que nuestra casa común requiere
aún más atención considerando el número de nosotros que vivimos en él.
El siguiente paso en el desarrollo de nuevos
paradigmas de Economía-medio ambiente para proporcionar un estudio que explique
las interrelaciones entre el sistema socioeconómico y el medio ambiente ha sido
la Economía Ecológica y esta ha sido la razón principal para su desarrollo.
Esta disciplina se ha preocupado por la integración
del estudio de utilización de recursos y la de gestión ambiental del proceso de
fabricación, consumo y eliminación de residuos. Además, ha estado muy
preocupada por si la tecnología en sí misma puede todo a través de los
inconvenientes ambientales que ha creado a través de su uso por parte del sistema
socioeconómico; es decir, si puede ser la causa y a su vez la solución de los
problemas que ella misma ha creado.
La Economía Ecológica con sus raíces
neoclásicas y neoliberales se ha preocupado solo por la creación de riqueza
máxima por parte del individuo como agente económico independientemente de los
impactos ambientales y sociales. Ha favorecido la monetización (no valoración)
de recursos naturales y servicios ambientales con todas sus consecuencias
perjudiciales como la sobreexplotación, la extinción, la degradación y la ética
de la equidad intergeneracional. yo no pienso que aceptar precios económicos
dudosos para los servicios ambientales será la la forma más “racional” de
salvar los ecosistemas naturales y sus recursos biológicos. Fijar el precio de
los servicios medioambientales será la forma más racional de escapar de nuestra
esfera de responsabilidad y también de las generaciones futuras. Aunque la
valoración monetaria proporciona una pragmática solución al comparar el valor
de varios recursos y servicios ambientales, no obstante como todas las
soluciones económicas es demasiado pragmático para nuestro propio bien y carece
de un imperativo ético.
La monetización puede hacer que los
valores diferentes sean conmensurables haciendo posible tener medios
mensurables comunes para hacer concesiones. Sin embargo, existen valores, como
salvar el medio ambiente, garantizar la biodiversidad o valores que tienen que
ver con características culturales que son intrínsecos y, por tanto,
inconmensurables. La teoría neoclásica favorece la monetización bajo pretexto
de racionalidad. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que la elección racional
de los agentes económicos depende del juicio y del diálogo y no lo que es, o
debería ser, el ideal neoclásico o deseable. Esta teoría se basa en el
consumidor y se concentra en sus preferencias desde una perspectiva utilitaria.
De esta forma el valor ético es a todos los efectos prácticos equivalente al
valor económico monetario. Además, la utilización de los recursos naturales se
rige por varias y conflictivas tendencias. Es decir, podrían utilizarse y
gestionarse de acuerdo con principios biológicos de uso y regeneración y
también de acuerdo con los principios de análisis de coste-beneficio
determinados por abundancia o escasez.
Si bien la consideración biológica puede
iluminar en cuanto a la sostenibilidad, la utilización de recursos el económico
conducirá a la competencia en el mercado para obtener el mejor precio para
ellos sin tener en cuenta su obsolescencia de uso. Tanto mas la utilización y
gestión de los recursos según los principios biológicos son importantes para
los países desarrollados, cuanto más lo son para los subdesarrollados donde
tienen que ser utilizados por personas indígenas que practican un buen manejo
de acuerdo con los principios biológicos pero han de pagar dividendos
económicos. Los economistas deben idear planes e incentivos para lograr y
demostrar este punto. Los planes e incentivos elaborados según la teoría
bioeconómica puede proporcionar medidas que no se basen ni en valores
monetarios exclusivamente ni sobre los valores biológicos tampoco
exclusivamente, sino en una combinación de los dos, que tiene un valor
bioeconómico que nos guiará en nuestras decisiones a utilizar los recursos
biológicos y los servicios de los ecosistemas para garantizar su sustentabilidad.
La Economía Ecológica con la teoría del
equilibrio general como fundamento no puede dar cuenta de la ocurrencia de
eventos macroeconómicos tales como los cambios fiscales o fluctuaciones del
mercado de valores. Según esta teoría, todos los eventos, pequeños o grandes,
son predecibles y la racionalidad gobierna el día a día. Esto está lejos de lo
que sucede realmente en el mundo “real” del comercio influenciado por contingencia,
convulsiones políticas y catástrofes ambientales. Esto debería explicar el
absurdo resultado de un pequeño evento cotidiano como una orden de venta de
varios accionistas en una gran Economía que si se sigue por la mentalidad de
rebaño de otros accionistas podría provocar una caída del mercado con
consecuencias desastrosas a través de la Economía mundial interconectada para
pequeños inversores en países desarrollados y para la población en general en los
países subdesarrollados. Ahora más que nunca esto es una prueba más en apoyo
del hecho de que la teoría del equilibrio de la Economía neoclásica es poco
realista e inoperante en una Economía global interactiva.
Contrariamente a la teoría del equilibrio
según la cual los pequeños cambios son promediados dentro de la teoría de
“grandes números”, los últimos modelos de simulación indican que son
acumulativos hasta poder causar grandes fluctuaciones. Además, se auto
organizan para impulsar al sistema a un punto crítico en el que puede
producirse un accidente que conduzca a la emergencia de un nuevo estado.
Además, este nuevo comportamiento podría proporcionar el vínculo entre cantidad
y calidad y es exactamente el pasaje desde un uso cuantitativo del sistema
económico a uno cualitativo de un sistema bioeconómico que debería interesar a
la humanidad en su actual etapa de desarrollo.
El sistema socioeconómico humano ya no es
un simple sistema lineal, sino uno complejo no lineal en una etapa crítica
donde es muy susceptible a grandes fluctuaciones auto organizadas como
resultado de la acumulación de muchos pequeños cambios. Esto indicaría la
inutilidad de los intentos de las autoridades monetarias de manipular la
economía para paliar los efectos de los eventos macroeconómicos. El hecho sigue
siendo que estas medidas son correctivas y no estructurales, que son las que
son necesarias. Lo que realmente se requiere es transformar un sistema
económico de máximo crecimiento optimo basado en recursos biológicos renovables
a un sistema bioeconomico. Las medidas paliativas ya no funcionan; solo estamos
posponiendo el día del juicio final.
Es con lo que comenzamos esta serie, que
una vez superado el día del overshoot, el punto de no retorno, cualquier medida
paliativa, lo único que hará es retrasar por algún tiempo la catástrofe, pero
ya no la podrá evitar.
Ni siquiera sabemos si tomando políticas
bioeconómicas adecuadas ahora, este final desastroso se podría evitar. Sólo
queda intentarlo, a ver si…
Epílogo- AD
Desde finales del Siglo XX, desde cada
vez más voces y agentes sociales se ha venido anunciando la creciente gravedad
de la situación medioambiental. Calificados de milenaristas y de milenarismo,
los grandes poderes económicos han tratado de minimizar la “intoxicación
apocalíptica” de los ángeles trompeteros del fin del mundo, como se nos suele
calificar a los que nos dedicamos a advertir a la gente sobre la gravedad de la
situación medioambiental.
Pero por una parte, mientras se
ridiculizan los avisos sobre la degradación medioambiental, por la otra, en una
visión beatífica, esos mismos poderes nos acusan de ser los responsables del
supuesto cambio climático; los mismos que critican, amenazan con un futuro
atroz si no obedecemos a las autoridades para llevar a cabo la transición
ecológica y se les llena la boca con el mantra del “desarrollo sostenible”, que
es lo mismo que recomendarle a un paciente con cáncer de pulmón, que deje de
fumar.
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Autores: Mansour Mohammadiam y José
Alfonso Delgado (traducción)
Nota: La publicación de las diferentes entregas
de El Tercer Camino
se realiza en este blog, todos los lunes desde el 3 de enero de 2022.
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