La Economía Ecológica como segundo paradigma
Esta disciplina y una revista con ese
nombre nacieron en 1989. El editor de la revista describió en su primer número
el objetivo de esta disciplina. “La relación entre ecosistemas y sistemas
económicos en el sentido más amplio”. Continuó diciendo que “Tiene la
intención de ser un nuevo enfoque tanto de la Ecología como de la Economía que
reconozca la necesidad de hacer que la Economía sea más consciente de los
impactos y dependencias ecológicas, la necesidad de hacer que la Ecología
sea más sensible a las fuerzas económicas, incentivos y restricciones. .... “.
Por lo tanto, la Economía Ecológica ha
tenido la intención de continuar donde la Economía de los recursos y la Economía
ambiental lo dejaron, es decir, el estudio de las relaciones entre las
limitaciones e impactos mutuos que un sistema económico y un sistema ecológico
ejercen entre sí. En otras palabras, la Economía Ecológica intentará integrar
el estudio de la utilización de recursos con los problemas de gestión ambiental
en una investigación multidisciplinaria.
La Ecología como ciencia, se ocupa
realmente de tres cuestiones importantes:
1. Flujo de materia y energía a través de
comunidades.
2. Dinámica de la población, especialmente
las interrelaciones entre poblaciones.
3. Distribuciones geográficas de
poblaciones.
Esta amplia gama de preocupaciones
contrasta con el interés limitado de la Economía de los procesos de producción,
consumo e intercambio. Sin embargo, lo que es más significativo es que ninguno
de estos procesos puede arrojar luz sobre la preocupación más fundamental de la
macroEconomía clásica; es decir, la asignación de recursos biológicos escasos
para ser utilizados con fines alternativos.
Lo que se pretende para la Economía
Ecológica es integrar las dos disciplinas de la Economía y la Ecología y
desarrollar una metodología para lograr sus objetivos mediante:
- Hacer la Ecología más diversificada
involucrando las ciencias sociales, especialmente la Economía.
- Hacer la Ecología más global para poder
lidiar con algunas cuestiones como las emisiones de gases de efecto invernadero
con consecuencias globales o con cuestiones que se están volviendo globales
como el caso de los organismos modificados genéticamente.
- Hacer que la Economía y la teoría
económica respondan mejor a los conceptos y principios de la Ecología. Son
algunos de ellos, el crecimiento limitado mediante el control eficiente de los
mecanismos de producción y consumo, acordes con el principio de regeneración y
reciclaje de los residuos.
- Dar a la Ecología un estatus más
importante que una mera disciplina de la ciencia de la biología.
Debilidades de la Economía Ecológica
Si bien la Economía Ecológica ha tenido
un éxito relativo en los objetivos antes mencionados, no ha sido útil en la
formulación de una teoría de precios completa que tenga en cuenta no sólo los
valores genuinos de los costes de extracción de recursos naturales, sino
también, y lo que es más importante, por los costes ambientales y sociales de
los productos de desecho generados por su utilización en el proceso
socioeconómico. Cualquier nueva teoría
de precios tendrá que ajustarse más a la calidad que a la cantidad para evitar
la miseria humana a través del despido laboral y el desempleo en general. La Economía
Ecológica debe preocuparse más plenamente por las limitaciones que las
actividades socioeconómicas provocan y ejercen un impacto colectivo sobre el
medio ambiente. Además, la Economía Ecológica no ha tenido éxito en producir
una teoría científica para la utilización de recursos biológicos renovables.
Un área importante de estudio para la Economía
Ecológica ha sido la relación entre tecnología y medio ambiente y el papel que
juega el crecimiento económico continuo en esta relación. Las preguntas que
surgen aquí son: ¿Puede el crecimiento económico proporcionar el antídoto para
problemas ambientales como el calentamiento global, el agotamiento del ozono,
la lluvia ácida y otros que la tecnología ha provocado? Además, ¿será posible
que la tecnología misma cure mediante el progreso científico y las nuevas
invenciones el daño causado a los ecosistemas naturales? Además, ¿la tecnología
podrá producir “nuevos” recursos? para sustituir los recursos naturales
agotables en el sistema socioeconómico global en constante expansión? La
respuesta a todas estas preguntas es que no lo sabemos; hay una gran
incertidumbre. Las acciones, reacciones y, lo que es más importante, las
interacciones humanas han creado nuevas dinámicas en lo que respecta al medio
ambiente global. Sin embargo, sus trayectorias son bastante inciertas e
impredecibles.
La cuestión de la “sustituibilidad”
(sustituir recursos naturales por recursos artificiales) es importante porque en
el nivel socioeconómico, el sistema se basa en la utilización de recursos
naturales agotables que eventualmente se agotarán en el futuro. También esa
sustitución puede tener lugar debido al hecho de que la sustitución de un
recurso “artificial” por uno natural reducirá el costo del producto o hará que
el sistema de producción sea más eficiente. Sin embargo, la sustitución
distorsionará la dinámica de la utilización de los recursos en lo que respecta
al agotamiento, el precio y el costo. Esta distorsión puede tener varias
consecuencias:
(1) Provocará la sobrevaloración de las
habilidades asociadas con tecnologías de explotación de recursos.
(2) Causará una subvaloración de las
habilidades asociadas con las tecnologías de gestión ambiental.
(3) Dará lugar a la subvaloración de los
productos obtenidos de la producción intensiva en recursos, en contraste con el
precio de los productos obtenidos de la producción intensiva en capital. Esto
significa que los recursos naturales se considerarán falsamente baratos, lo que
fomentará un aumento del consumo y los llevará hacia el agotamiento.
Son también importantes las cuestiones de
separabilidad (independencia) de los factores de producción y la
complementariedad entre el sistema natural y el sistema socioeconómico. La Economía
Ecológica considera que los factores de producción son independientes y esto no
es cierto. En el mundo real de la actividad socioeconómica se necesita capital
para obtener recursos naturales y también se relaciona el trabajo con ambos, tanto
por el hecho de que la cantidad de capital como de recursos determinan cuánta
mano de obra se requiere en el proceso de producción. En este sentido los tres
factores de producción están íntimamente relacionados y dependen el uno del
otro La Economía Ecológica al enfatizar el dinero como unidad de intercambio ignora
el hecho de que su valor puede variar de vez en cuando debido a las
fluctuaciones de la tasa de cambio y también debido a las devaluaciones de la
moneda. En cuanto al primero, pone a los países pobres en desventaja en
relación con los ricos que tienen monedas más fuertes y, por lo tanto, es
necesario extraer más recursos biológicos para venderlos con las consecuencias
concomitantes de agotamiento y de impacto ambiental. Además, para seguir siendo
competitivos en los mercados internos, las naciones pobres tendrán que recurrir
a la devaluación ocasional de sus monedas con consecuencias similares.
Además, la monetización oculta los
orígenes biológicos de muchos recursos y, en realidad, “economiza” todos los
recursos naturales hasta el punto de que sus valores intrínsecos se confunden
perdiendo de vista la dimensión ética.
El último intento de un grupo de
economistas ecológicos (Costanza et al, 1997) de calcular, en equivalencia al PIB,
el valor monetario de los distintos ecosistemas del mundo y los servicios
ecológicos que prestan, aunque útiles para dibujar la atención a su importancia
económica para el nivel socioeconómico internacional, sin embargo, el sistema
es contraproducente. Pensando en el capital natural en términos monetarios no
ha impedido su sobreexplotación incluso la ha promocionado estimulando la
publicidad de su “comerciabilidad”. Esta debilidad se ha argumentado por los
economistas ecológicos neoclásicos como Pearce y Moran en 1995, debido al hecho de que el mercado “real” se
ha desviado del “ideal” produciendo así el punto óptimo de Pareto, resultado
que no es ni social ni éticamente deseable ni ponen en valor el servicio. Esto no
resolverá el problema.
La Economía Ecológica basada en la teoría
económica neoclásica está realmente preocupada por la maximización de la
riqueza asumiendo sistemas estables en un utilitario mundo de bienes y
servicios de relaciones de seres humanos. La teoría neoclásica de la Economía
Ecológica tiene como piedra angular al agente económico individual, “Homo
economicus”, como el elemento más importante de la actividad
socioeconómica. Pero este individuo carece de fundamentos sociales y sólo está
interesado en sus propias preferencias no adaptativas y la maximización de los
beneficios a través de la competitividad. Además, esta teoría aplicada a los
consumidores se basa en la maximización del consumo y obligado a ello, por lo
tanto carece de moralidad. Ignora la libre elección de los individuos de
preferir determinados productos, ya que, aunque se ofrece elección, en realidad
es la elección de los productores y no lo que real y verdaderamente desean los
consumidores.
El problema de la escasez de recursos
La escasez de recursos debería ser una de
las preocupaciones más fundamentales de los economistas. Si la Economía se
define como el estudio de los medios disponibles para la sociedad de alcanzar
metas deseables, entonces la escasez puede definirse como un reflejo de las limitaciones
de algunos (o todos) los medios disponibles para lograr esos objetivos. Además,
los economistas deberían preocuparse por las limitaciones externas que causan las
actividades y tienen un impacto colectivo en la sociedad. La escasez de
recursos es una restricción y por lo tanto, a la asignación de recursos naturales
escasos debe dársele de alguna forma un tratamiento especial por como nuevo
paradigma de la Economía ambiental.
La escasez de recursos, el progreso
tecnológico y los objetivos de una sociedad son las formas habituales
reconocidas por la teoría neoclásica para la asignación de recursos escasos. La
teoría neoclásica del mercado en la que se basa la Economía Ecológica no es
realmente adecuada para la asignación de recursos desde un punto
“intertemporal” de vista. Además, no se lleva a cabo completamente la
internalización de las decisiones ambientales por parte de agentes de la
economía en esencia egoísta.
La Economía Ecológica se basa en la
teoría económica neoclásica con sus conceptos de perfecta racionalidad y
equilibrio, pero no obstante esta teoría no puede proporcionar una base
realista para el sistema socioeconómico mundial. Este sistema está influenciado
por muchos pequeños eventos (sociales, económicos, políticos, biológicos y
ambientales) que simplemente se ignoran y se tratan como ocasionales y por
tanto "externos" al proceso socioeconómico. Ellos tienden a ser
contabilizado para tener un sistema socioeconómico consciente de las realidades
de la Economía global y el sistema de la biosfera.
Los promedios y los puntos críticos
El problema real de nuestro sistema
socioeconómico sustentado por el concepto de equilibrio neoclásico es que se
cree que los pequeños shocks promedian y, por lo tanto, hacen posible que se
acumulen en un gran shock. Por tanto, la desestabilización del sistema se
vuelve insignificante. Sin embargo, sabemos que grandes conmociones, como lo
demuestran ocasionales caídas del mercado de valores, crisis políticas o
catástrofes ambientales ocurren con efectos devastadores sobre el sistema
socioeconómico.
Los eventos reales que tienen lugar en
este complejo sistema de actividades no pueden, aunque sí de modo insignificante
a veces, promediar como el concepto de equilibrio ha sugerido. Según Per Bak
(1997) este tipo de tratamiento “promedio” al que se hace referencia en física
como “aproximación de campo medio” es aplicable a sistemas muy ordenados
o desordenados. Por tanto, es totalmente inadecuado para un sistema como el
sistema socioeconómico global que se encuentra en un punto crítico de estado
entre orden y desorden.
Un sistema en el punto crítico pasa por
diferentes estados de estabilidad y criticidad antes de establecerse en un
nuevo estado. Puede aventurarse entonces que el sistema socioeconómico al estar
en un estado crítico entre el orden y el desorden, se auto organiza hacia un
nuevo y más complejo estado que será el estado de globalidad socioeconómica
total. Esta interpretación se muestra en la figura l de elaboración propia.
Hay varias cuestiones importantes que
deberían preocuparnos ahora, a saber:
¿Es real el todopoderoso “mercado” con su omnipresente “mano invisible” real o ficticio? Y, si es real: ¿es el dinero la mejor unidad para comercializar la tierra y de la mano de obra como los factores de producción?
Además: ¿Pueden las consideraciones económicas ser suficientes para asegurar la equidad intergeneracional de los recursos naturales y la del ambiente? ¿Es el sistema socioeconómico una manifestación de auto organización crítica? ¿Cuándo y en qué condiciones se alcanzará esta criticidad?
Dinámicas de estado crítico
¿Cuáles son las dinámicas necesarias para
producir un estado crítico?
Dado que la Economía Ecológica se basa en
la teoría económica neoclásica muy orientada al mercado, como tal no disfruta
de una perspectiva a largo plazo. Ésta es una de las razones por las que ha
sido muy difícil, si no imposible, introducir nociones y pautas ambientales a
la teoría neoclásica para desarrollar una teoría con perspectiva de largo
plazo. Además, la teoría neoclásica no conduce a la integración de toda la gama
de bisagras de soporte vital que realiza el entorno natural a través de su gran
cantidad de recursos y servicios. Esto destaca la muy importante y significante
diferencia entre el sistema socioeconómico humano y la economía de la naturaleza
donde estas funciones no son realmente “producidas” en el sentido
socioeconómico de la palabra, pero que forman partes verdaderamente integrales
e intrínsecas del sistema natural tanto espacial como temporalmente.
Espero dejarlo bastante claro en el próximo
capítulo donde presento el nuevo paradigma de la Bioeconomía, Economía
Biológica, que este innovador paradigma no esta en deuda con la teoría
neoclásica con sus conceptos de racionalidad y de equilibrio y por lo tanto, no
sufre de las muchas debilidades de esa teoría. Además, como se verá claramente,
la Bioeconomía tiene las funciones de apoyo integradas en sus fundamentos
teóricos y no tiene para producirlos. Además, se aclarará a través de la
bioeconomía que aunque los componentes básicos de la biología son diferentes y
operan en diferentes escalas espaciales y temporales, de las de la economía
son, sin embargo, regido por principios comunes cuyas interacciones, más que
sus composiciones, son de suma importancia y deben ser de gran interés para nosotros.
Se propone la Bioeconomía como una
disciplina holística para aclarar la dinámica de las interacciones entre la
biosfera y los sistemas socioeconómicos que operan en un sistema planetario
unificado. La información así obtenida debe ser muy útil en el contexto de cómo
estos sistemas pueden coevolucionar, en lugar de que cada uno evolucione por
separado e independientemente, en beneficio de la humanidad y su existencia
sostenible en general.
Desde hace algún tiempo me he preguntado
si es necesario tomar otro paso de la Economía Ecológica y posarse en la puerta
de la ciencia de la biología para desarrollar la bioeconomía. Me he beneficiado
en mis pensamientos de las siguientes palabras de Wordsworth en Tintern Abbey
(citado en "Nuevas Botellas de Nuevo Vino", de Julia Huxley. 1957: Harper y Row):
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Autores: Mansour Mohammadiam y José
Alfonso Delgado (traducción)
Nota: La publicación de las diferentes entregas
de El Tercer Camino
se realiza en este blog, todos los lunes desde el 3 de enero de 2022.
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