Un día entró Abul Beka en el palacio del
visir, y todo estaba ricamente adornado y todo era lujo y vanidad. Y el visir
salió a recibirlo porque deseaba que le hablara.
Y
Abul Beka le dijo:
—La
doctrina de la Unidad no ha prendido aún en tu corazón. ¡Oh gran visir! ¿Crees
que tu palacio es este recinto cerrado?
»Ven
a otros lugares que no conoces...
Y lo
llevó a los barrios donde las gentes se apiñaban buscando cobijo y pedían por
la calle.
Y
así le dijo:
—Como
ves, tu palacio esplendoroso no sirve sino para alejarte del palacio real que
debías reinar. Mira y dile a tus arquitectos que cierren estas grietas por
donde puede derrumbarse tu reino. Y antes de buscar algo para tu comodidad, da
esa comodidad a todos tus hijos.
»Entonces
tu palacio no necesitará muros ni guardianes porque cada boca será un guardián
y cada pecho una muralla para defenderte. ¿Acaso no sabrían que al hacerlo lo
hacen para su bien?; y ¿acaso tú no estarías sereno y feliz?
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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