Capítulo 3 del libro “Bioeconomics,
Biological Economics”
5.- Cuestiones de política pública
En general, se acepta que
la condición humana está empeorando en referencia a sus condiciones económicas,
sociales, biológicas y ambientales y éticas. Económicamente, porque en medio de
las riquezas la suerte humana se ve con un futuro muy sombrío, por supuesto.
Las tres cuartas partes de la Humanidad carecen de las necesidades básicas para
tener una vida digna. Nos enfrentamos a un desempleo galopante y a un aumento
del coste de vida (con costes de salud y educación en una categoría diferente)
aunque se supone que debemos estar agradecidos y felices con la baja inflación
(lo que al público general no se le ha dicho es que a qué coste para ellos se
logra esta baja inflación) Pero, ¿cómo pueden los jóvenes graduados
universitarios ser felices con baja inflación si no tienen trabajo para empezar
y no tienen medios de independizarse y tener una casa para empezar a vivir por
su cuenta? ¿Es posible que la industrialización y el progreso tecnológico hayan
dejado de ser útiles? O al menos, ¿sus ventajas son cuestionadas por sus
desventajas?
Desde una perspectiva
social todo esto es cuestionable, por la gran inequidad en la distribución de
la riqueza donde el gran parte de la que es generada acaba en manos de un grupo
minoritario. La mayoría deja de participar del disfrute de esta riqueza,
especialmente en las naciones subdesarrolladas. Estas naciones tienen la carga
adicional de estar presenciando el saqueo de sus recursos biológicos y el
despojo de sus hábitats por las empresas multinacionales que extraen estos
recursos y los transportan a las metrópolis donde se consumen a precios muy
baratos. Estas mismas empresas, sin embargo, exportan y venden a estos países
en vías de desarrollo de productos manufacturados a precios exorbitantes, acaso
elaborados con las materias primas que les “robaron”. Aquí nos enfrentamos un problema
ético de gran trascendencia que concierne, no sólo a los derechos de los pobres
y desposeídos, sino también los derechos de las generaciones futuras y derechos,
si los hubiere, de todas las demás criaturas. Para explorar los diferentes
puntos de vista y llegar a opciones socialmente aceptables para todas las
partes interesadas, los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales y
asociaciones de bienestar animal, han de saber reunirse y dialogar para llegar
a acuerdos sobre los intereses económicos e industriales de cada sector y, así
poder lograr un diálogo constructivo.
Desde una perspectiva ambiental,
también aquellas preguntas son cuestionables, porque la Humanidad está
asistiendo a un gran deterioro del aire, el agua y el suelo a nivel planetario,
envenenando los tres ambientes y terminando rápidamente con la vida silvestre. Estamos
cada vez más expuestos a riesgos para la salud debido a la disminución de la
capa de ozono y cada vez más estamos a merced de adversidades debidas a la
emisión de gases de efecto invernadero, todo lo cual afecta a las condiciones
climáticas, lo que ahora se conoce como el cambio climático.
Desde la perspectiva
biológica, todo es también cuestionable, porque la Humanidad se enfrenta a
incertidumbres en relación con la genética manipulación de organismos,
trasplante de órganos, eutanasia, enfermedades genéticas y demás iniciativas
que peligrosamente están tocando lo más sagrado de la vida, el código genético.
Todo esto debería hacernos despertar ante la terrible situación en la que nos
encontramos, dejar de mentirnos a nosotros mismos y plantearnos la necesidad de
poner nuestros asuntos en orden, tanto desde una perspectiva económica, social como
medioambiental. Esto necesita interdisciplinariedad en la investigación de los principios
bioeconómicos para clarificar exactamente lo que se tiene que saber sobre sus
interacciones y relaciones. Esto debe realizarse de modo que de los políticos,
en las instituciones apropiadas, utilicen la información obtenida en las
investigaciones para elaborar políticas pragmáticas. Sin embargo, es posible
que los principios bioeconómicos no sean lógicamente fáciles de cumplir, ni
sean económicamente viables o incluso políticamente convenientes. Sin embargo,
esto no debe constituir un argumento en contra de estos principios y debería
estar en la agenda política del siglo XXI.
Las políticas de gestión
elaboradas por las instituciones reguladoras han estado orientadas desde un
enfoque económico. Socialmente sin embargo, ello no ha sido muy beneficioso
porque ha ignorado la interacción bioeconómica entre los factores biológicos y
los socioeconómicos. La adhesión a los principios bioeconómicos como la
restricción del crecimiento económico, la “desmaterialización e
inmaterialización”, conservando y preservando los recursos biológicos, apostando
por el reciclaje, poniendo impuestos sobre los recursos, cuotas transferibles,
fomento de la autarquía y el uso de tecnología apropiada, entre otros, podría
ser de gran ayuda. hacia la reducción de la pobreza rural en los países en
desarrollo a través de uso sostenible de bosques y pastizales. En tales casos,
la cosecha total, estará determinada por institución reguladora de acuerdo con
la capacidad de carga de la tierra, su capacidad regenerativa y luego repartida
entre la población rural.
Es más, las políticas de
gestión deben elaborarse a nivel microeconómico, nivel para la aplicación de
los principios bioeconómicos para la formulación planes de reestructuración a
nivel local y regional. Pero también han de elaborarse a nivel macroeconómico para
la aplicación de los mismos principios pero por razones socioeconómicas y políticas
ambientales a nivel nacional e internacional.
Las políticas de gestión
deben ser lo suficientemente efectivas para evaluar cómo tales eventos, como la
globalización de la Economía, van a influir en la pobreza y el consumo y, sus
posibles efectos en la sociedad mundial y el medio ambiente global. Sin
embargo, debe tenerse en cuenta que la utilidad de estas políticas dependerá sobre
qué tan precisos son los datos y cuánto “mensaje bioeconómico contienen” en
lugar de ser simples portadores de números.
Los datos deberán ser
fiables para realizar la gestión política formulada, tan libre de riesgos como
sea posible frente a una gran incertidumbre, por lo general, asociada a datos
de esta Naturaleza. Es, respecto de la incertidumbre, que nos encontraremos
ante dos posibilidades:
1. ¿Nos interesa
gestionar la incertidumbre científica? o
2. ¿Nos interesa
gestionar científicamente la incertidumbre?
Para un evento como el
calentamiento global cuando no estamos científicamente seguros acerca de que
sea cierto, entonces tenemos que tratar de manejar científicamente esta
incertidumbre.
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Autores: Mansour Mohammadiam y José
Alfonso Delgado (traducción)
Nota: La publicación de las diferentes entregas
de El Tercer Camino
se realiza en este blog, todos los lunes desde el 3 de enero de 2022.
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