SOMOS
LIBRES PARA SER
La raza
descendiente de Adán deberá transformar su ADN para hacer la transición que nos
propone el momento actual del planeta y de la humanidad. Esta raza Adámica nos
programó con algunas ideas que hemos estado experimentando: “comerás del fruto del conocimiento del bien
y del mal”, “parirás con dolor”, “conseguirás el pan con el sudor de tu
frente”, “adorarás a Dios con todo tu corazón y a él te entregarás”, y un gran
etcétera.
Esta idea
de dios que castiga, al que hay que obedecer y que, además, necesita
sacrificios humanos para su adoración, no va más en la transición. Hay que salir de esta raza que separa, que
divide, que produce dolor porque no hay reconocimiento del ser mismo, en uno
mismo. Este viejo programa fue diseñado para la raza adámica, reconocida como
raza de mamíferos humanos.
Me fue
revelado, y hoy lo asumo, que es necesario trascender esta naturaleza inferior
para que la vida tenga sentido. Este
pulso de la naturaleza no es una idea, se siente, se percibe y el universo lo
reclama. Esta es la experiencia del momento presente.
Nosotros
somos parte de esta gran “crisis” evolutiva, la necesitamos. Esta es la maravillosa oportunidad hacia la
trascendencia. El universo entero está
confabulando porque en él mismo, la transición se está dando.
El
experimento de la dualidad ha terminado su ciclo, y con él todo lo creado por
los dioses y los personajes que lo sustentaron.
Este es el momento. ¡SOMOS LIBRES PARA SER!
EL PUENTE
ENTRE LO HUMANO Y LO DIVINO
Comenzando
a vivir esta transición me doy cuenta de la magia del momento planetario y
humano, que estamos viviendo.
Habiéndome
dado cuenta de la ignorancia en la que viví, empecé a hacer cambios
significativos, no solamente mentales y de actitud, sino modificando totalmente
mi vida.
Ahora,
amando mi proceso y agradecida por lo vivido, me ha sido más fácil salir de lo
preestablecido, del sometimiento, de las demandas de los paradigmas
esclavizantes. Comienzo a saborear los albores de mi nueva naturaleza. Ahora mi vida cobra sentido y hay sentido en
el vivir.
En esta
materia mamífera humana, siento que habita el GEN DIVINO que hay que
desarrollar porque la naturaleza lo reclama.
Esta búsqueda interior es el signo de que mi nueva naturaleza me está
impulsando y que llegó el momento de mi transición. La necesidad de mi alma
ayuda a que mi nueva naturaleza se realice.
Es por esto que me exijo y me doy el permiso de tener una vida más sutil
y más consciente. Así voy limpiando las
capas más densas de la célula, con la intención profunda de continuar el
proceso.
Mi materia
está comprometida, mi cuerpo, mi mente y mi esencia, están dando los pasos
hacia mi naturaleza sagrada.
Así voy
divinizando la materia, esta que habito; que está siendo de puente entre lo
humano y lo divino; donde está EL GEN DIVINO, la semilla que hay que
desdoblar. “Tal vez, puedo imaginar que
es el tránsito que se dio en el mamífero animal, en cuya naturaleza también
estaba contenido el gen humano a desarrollar. Me atrevo a compartir sigilosamente
que ese fue el eslabón perdido; por eso jamás se halló, porque el eslabón es el
gen”.
DESDOBLANDO
LA CONSCIENCIA
He vuelto
a la materia para librar una batalla entre lo personal y el personaje que lo
creó, y para des identificarme de todo lo construido por él. Esta es la necesidad de mi alma, ir
desaprendiendo para que el desdoblamiento se realice.
Para
comenzar el desdoblamiento hay que salir de la ignorancia. Dejar de asumir lo que no es; enfrentarnos a
esa información heredada y verle su contenido.
Sin embargo, verifico que la humanidad prefiere seguir siendo manipulada
por la información heredada, antes de aceptar ésta, que lo libera.
Anoto que,
aunque la humanidad siempre está diciendo que quiere conocer la verdad y ser
diferente, esto no ha estado acompañado de la fuerza interna para conseguirlo;
porque se sigue defendiendo lo que se cree que se sabe. Y aclaro, esta no es una batalla entre el
bien y el mal, y no es que el bien deba imponerse. Este no es un cambio de ideas, de nuevas
filosofías o de dogmas limitantes; es la salida del paradigma de la dualidad,
para que una nueva vida emerja en lo biológico y en lo químico, permitiendo que
la fuerza espiritual electromagnética haga la alquimia en la materia.
El diseño
de los opuestos, construido por los dioses, fue perfecto para la raza de los
mamíferos pensantes “comerás del fruto
del bien y del mal”, pues esto era lo que la raza necesitaba vivir para
desarrollar este programa. Percibo que a estos dioses del bien y del mal,
también se les acabó su ciclo y se han estado marchando, pues no pueden influir
en los que ya han tenido acceso al conocimiento, quienes están desdoblado su
conciencia.
MI NUEVO
PROGRAMA ELECTROMAGNÉTICO
Así estoy
viviendo el tránsito de una raza a la otra. No permitiendo que los viejos
hábitos y acostumbramientos, del programa anterior, sigan llevando el control.
Me he dado
cuenta que en la medida en que mi frecuencia vibracional va cambiando, se
producen sensaciones diferentes en mis células. Algo como MÍSTICO percibo en
mí, y siento que me va cambiando la impronta biológica del programa anterior.
Es una energía magnética que se va apoderando de mi esencia.
Puedo
sentir mi próxima naturaleza, que es más electromagnética que física. Con esta
energía me siento viviendo en el reino de la NADA. Es por esto que insisto en que
este paso no es filosófico, ni de creencias.
Es aprender a vivir más como energía y menos como objeto, más como
proceso que como materia densa. Siento que así se logra la divinización de la
materia. En la medida en que lo voy
consiguiendo, le voy dando crédito a la vida eterna, en la que puedo perder el
cuerpo físico SIN PERDERME DE QUIÉN SOY.
Me doy
cuenta que hay que ser un apasionado para ir más allá de lo que me plantean los
cinco sentidos, de lo preestablecido, incluso para ir más allá de mi propia
ignorancia. Esta transición la estoy
haciendo a través de las neuronas del corazón, para conseguir la coherencia en
el momento presente.
Ahora que
me estoy viendo más sagrada, me doy cuenta que esto es lo más natural para
alcanzar. Hoy sé que, para ver no
necesito los ojos; y que para oír no necesito los oídos. La percepción que sale de mi corazón está por
encima de ellos.
Como cada
raza goza de su propia organización sistémica, esta naturaleza me invita a
participar desde mi nueva condición sagrada, volviéndome UNO, con la
inteligencia universal que me contiene.
Además, siento que mi campo electromagnético crece en frecuencia y,
precisamente, esto es lo que denomino “LO SAGRADO EN MÍ”.
Así voy
verificando que estoy desplegando el pergamino que me permite ver más allá de
lo cinco sentidos. Me doy cuenta que
estoy regresando al reino de la “NADA”, experimento mi regreso a CASA.
Esta es la
nueva historia que le cuento a mis células, lo que implica una vida consciente,
un recorrido consciente que le ha dado sentido a mi vida. Entonces, no es el resultado de una de una fe
ciega, sino de lo comprendido y lo vivido.
El programa electromagnético
que estoy reconociendo es la capacidad que tengo de experimentar el espíritu en
la materia.
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Autora: Ananda Castro (graciasananda@gmail.com)
Fechas de las entregas de Ananda Desplegada publicadas en este
blog:
+Facsímil 1: 5 de abril.
+Facsímil 2: 5 de mayo.
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