Las antiguas granjas avícolas y establecimientos ganaderos prácticamente han
pasado a la historia, por más que algunos se empeñen en continuar hablando de
su existencia, que, sí la hay, es absolutamente minoritaria y no describe para
nada la realidad del “sector”.
De hecho, lo que actualmente imperan son las explotaciones ganaderas, que, con el apelativo de “explotaciones”, ya indican claramente lo que son. Y el protagonismo de las más grandes entre ellas es cada vez mayor.
Así lo ponen de manifiesto con rotundidad los datos
del Instituto Nacional de Estadística (INE), que fueron analizados por el
diario Cinco Días en su edición de 5
de mayo de 2022 con el titular España
pierde 170.000 granjas, pero produce 2 y 5 veces más cerdos y pollos, señalando
que “España ha experimentado un cambio en su modelo de producción ganadero entre
2009 y 2020”.
Efectivamente, el número de
tales explotaciones es cada vez menor: en solo una década, han disminuido un 30
por 100 (un 50% en el caso de las explotaciones porcinas y 81% en el de las
avícolas).
En paralelo, a pesar de este
decremento, la cifra de cabezas de ganado confinadas en estas explotaciones no
solo no se reduce, sino que aumenta (hasta un 22% para el porcino y un 16% el
bovino).
Como consecuencia de lo todo lo
cual, el número medio de animales por explotación se ha incrementado sensiblemente
en todos los segmentos: ovino, 9%; caprino, 16%; bovino, 43%; porcino, 145%;
avícola, 440%; y conejos, 527%.
Por tanto, cuando las explotaciones apícolas tienen ya de media 11.205 aves y las porcinas 869 cerdos, es momento de ser rigurosos y denunciar la demagogia de los que, por sus interés económicos, pretenden justificar la ganadería “intensiva”, con todo lo que conlleva, por medio de falaces proclamas sobre el mundo rural y la España deshabitada.
Por
supuesto que estos ámbitos geográficos merecen toda la atención y medidas
sociales y económicas dirigidas a su apoyo real. Pero esto nada tiene que ver
con los intereses espurios que pretenden ligar la digna supervivencia de estas áreas al maltrato
animal y al negocio basado en el sacrificio de sangre inocente.
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Autores: Lola Rumi y Emilio Carrillo
Fuente:
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