Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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9/11/20

Pandemia 4.0 (Visión sistémica del mundo: 43)

 

Modelos epidémicos

La Teoría de Sistemas permite diseñar modelos que pueden simular el comportamiento de los sistemas reales. Es el caso de las epidemias. Por las noticias que vemos en los informativos, diariamente nos bombardean con datos, tanto reales de casos y fallecidos, como simulados, predictivos sobre cómo se supone va a comportarse la epidemia.

Básicamente un modelo de epidemia consiste en cuatro variables básicas, más todas las que se quiera para aproximar lo más posible el modelo a la realidad: susceptibles, contagiados, curados y, en su caso, vacunados. En el gráfico al final, podemos ver la representación gráfica de este modelo. A más susceptibles, aumentarán los contagios, que finalmente se curarán y al aumentar la población de curados, disminuirá, obviamente los susceptibles hasta el punto de que, salvo que haya nuevos casos importados, la epidemia se extinga por disminución de susceptibles por debajo de un nivel crítico. Si a este ciclo, se le añade la posibilidad de vacunar, esta medida acelerará el fin del brote epidémico, que es en lo que estamos actualmente con el Covid.

Con los rumores o ahora conocidos como “fake news”, sucede exactamente lo mismo. Hay personas desinformadas que caen en la trampa de creerse un rumor. Con el tiempo, los crédulos se desengañan y advierten de la falsedad del dato. Y puede que los medios de información adviertan (vacunen) a la población sobre la falsedad del rumor.

Es importante tener esto en mente para lo que sigue.

Pandemias 4.0

El comportamiento social de las epidemias a lo largo de la Historia se ha caracterizado por los atributos de las cuatro sociedades, desde la 0 hasta la actual 4.0, entendiendo por Sociedad 0, a la preindustrial y pre-científica y donde el caballo hacía posible la mayor velocidad en el transporte físico.

Todo esto es importante, dado que, para que una epidemia pueda expandirse es necesaria una densidad de población y una capacidad de movimiento tanto mayor cuanto mayor sea su R0, su tasa de contagio. La última gran pandemia de Gripe, la mal llamada Gripe española, hemos de recordar que tuvo lugar en tiempos del Titanic, ocho años después del primer vuelo de los hermanos Wright, la primera generación de coches a motor y la primera comunicación trasatlántica por radio, que Marconi la efectuó desde Cape Cod en 1907. La actual pandemia de Covid19 está teniendo lugar con los máximos adelantos 4.0 imaginables hasta el momento, por los que literalmente “en tiempo real” todo el Planeta conoce las noticias y en doce horas, el germen puede llegar (y ha llegado) a los últimos rincones del mundo.

Así que, con independencia de la virulencia del virus, la capacidad de manipulación de la realidad es en la actualidad infinitamente superior que en las grandes epidemias del pasado. Es más, mucho antes incluso, de que llegue el virus a un nuevo territorio por vía física, por contagio real, ya ha llegado por contagio informativo (pandemia informativa). De hecho, el comportamiento sistémico de una epidemia es exactamente igual, como hemos visto al principio, que el de un rumor o información, tanto si es real, como si es ficticia. En ambos casos el conjunto SIR existe (Susceptibles, Infectados y Recuperados). Es decir, en la actual pandemia, de alguna forma coexiste la difusión física de la enfermedad, y su difusión informativa, tanto la oficial por medios de comunicación oficiales como la alternativa por Youtube y demás medios de redes sociales.

Si en esta difusión informativa existiera intencionalidad en que la gente creyera algo más o menos, distinto de la realidad, los medios de comunicación, al servicio de intereses espurios del tipo que sea, podrían mostrar una realidad que no es, sino que se quiere, se crea que es. La posibilidad es real y técnicamente es perfectamente posible. Sólo se necesita intencionalidad suficiente para ello.

En este escenario sanitario y tecnológico 4.0 estamos viviendo la realidad del Covid 19. Y en él, la Medicina está viviendo una debacle como nunca ha sufrido. En los once meses de pandemia, la ciencia médica se ha visto sorprendida como nunca por la virulencia de un virus desconocido, de aún no se sabe bien su origen. La primera ola, tuvo una mortalidad cercana al 10%, acaso porque nadie sabía cómo tratar la extraña sintomatología, que ha variado de forma extrañísima con el paso de las semanas.

Todo es extraño, todo es sorprendente y todo es sospechosamente manipulable y acaso manipulado. La propia información científica, parece haber caído en desgracia al aparecer estudios e informes que, desde una visión objetiva y científica, parecen contradecirse entre sí. Y uno puede que termine por sospechar si el sentido de los resultados está condicionado por la entidad que paga o subvenciona las investigaciones. Y ahí lo dejo.

Y en este sentido, surge un fenómeno asombroso y se diría nunca antes visto, el negacionismo versus el “oficialismo” o, sectores que defienden las tesis oficiales de los organismos internacionales y los gobiernos y los que sospechan que esto pueda ser lo que se está llamando ya una “falsa pandemia” o “algo planificado (pLandemia)” con no se sabe qué finalidad, que interesa que la gente crea como si fuera una pandemia. Es decir, estamos asistiendo a una “realidad aumentada intencionadamente”, una realidad que no responde a los hechos, sino a las informaciones que los medios oficiales de información están dando en según qué países. Así, mientras en Estados Unidos, parece que se ha decidido dar por finalizada la pandemia, en España se ha decidido elevarla al paroxismo, la verdad que no sé con qué intención, salvo la evidente de meter el miedo en el cuerpo a la gente y de destruir la Economía del país, cosa inconcebible en un Gobierno que supuestamente esté en sus cabales.

Pero con o sin intencionalidad, en un sentido o en otro, lo que sí es cierto es que, sea lo que sea “esto”, lo que es innegable es que ha desbordado tanto a los gobiernos como a los sistemas sanitarios de prácticamente todos los países. O eso parece… Es decir, es como si en algún momento se hubiera cruzado un umbral de sobrepasamiento o capacidad de tener bajo control la situación, casi al principio de la pandemia, en el primer trimestre del año, y a partir de ahí, de haber cruzado ese punto de no retorno, ya nada de lo que se quiera o pueda hacer, tanto desde el punto de vista médico, como sanitario o, como político y social, puede controlar un proceso pandémico que ha tomado él, de modo inercial, el control de la situación. La OMS afirma que superar el 5% de PCR+ supone que la difusión está fuera de control. Y todo esto está generando en la población algo que va más allá del miedo al virus, incertidumbre, ansiedad, aislamiento, recelo de todo y ante todo.

En el fondo es como si se estuviera produciendo una metamorfosis social de proporciones jamás imaginadas hasta la fecha dado que además el impacto económico provocado por las medidas de restricción de la circulación de personas impuesta por los gobiernos literalmente ha hundido las economías de muchos países, especialmente en España, el país más perjudicado del mundo desarrollado por la pandemia, en términos de proporción de población afectada, tanto sanitaria como económicamente. Es el efecto social de este “suceso cisne negro”. Esto va a tener consecuencias tanto previstas como imprevistas a corto, medio, largo y muy largo plazo (posiblemente décadas).

Cambio de paradigma

Las cuatro revoluciones, desde la 1.0 a la 4.0 han conllevado y conllevan un asombroso cambio de paradigma, entendiendo como tal a “un nuevo modelo que sirve de norma”. Dee Hook, el padre ideológico y real del sistema de tarjetas de crédito decía que lo difícil no es cambiar de modelo mental, sino saber deshacerse del antiguo. Esto es lo que habitualmente conocemos como “resistencia al cambio”. Pues si bien esta dinámica pasiva o retroactiva ha podido funcionar durante un tiempo en las revoluciones anteriores, aunque finalmente fuera arrollada por la vía de los hechos, en los cambios de paradigmas 4.0, catalizados por este fenómeno pandémico, no se deja opción a resistirse al cambio. Es una imposición por la vía de la fuerza. O sí, o sí.

Parece como si una voluntad planetaria hubiera decidido esta situación y a nadie se le hubiera ocurrido que viene impuesta por arriba. Pero cuesta creer esto en un escenario internacional como el actual. Así que en general, se piensa que “esto es lo que hay” y hay que asumir la cruda realidad, aunque no se comprenda bien ni el origen, ni el devenir de los acontecimientos ni, por supuesto el futuro, ni en qué quedará todo.

En este escenario de confusionismo total, parece que nuestras autoridades políticas, sanitarias, económicas y sociales están tan perdidas como cualquier ciudadano de a pie. Eso si, parece claro que la solución será la vacuna. Como si con la vacuna se acabaran todos los males, cosa que se pensaba también con el Tamiflú, que se quedó en el parto de los montes, pero con una tesorería para las farmacéuticas bastante considerable. Esta vez, parece que el parto será el de un león salvador que solucionará todos los males. Podemos creer que el esfuerzo planetario que se está haciendo romperá todos los record en colaboración internacional.

Mientras tanto, nuestros sistemas y modelos sanitarios, en concreto en español, considerado como uno de los cinco mejores del mundo impresiona de hacer aguas por todas partes. Y uno de los sectores que está siendo más afectado es el sector de la medicina primaria que, literalmente, para los usuarios, simplemente ha dejado de existir, o como si no existiera. Se ha llegado a imponer la consulta telefónica (caso de que se conteste al teléfono) que, según los entendidos, es deontológicamente inaceptable.

Resulta que el acoso al sistema es de tal magnitud, que se trata de dar respuesta a los acontecimientos, tanto reales como los que se cree que son reales, en tiempo real, es decir, sin posibilidad de razonar el tipo de respuesta. Casi se está produciendo un forzoso cambio de paradigma, de modelo sanitario, sin capacidad de reflexión sobre lo que se está haciendo. Ni siquiera es posible el protocolo “ensayo – error”. Se hacen las cosas tal y como aparecen las situaciones, a ver qué pasa y, además, con el emponzoñamiento de la controversia política, donde las actitudes profesionales ante la pandemia están prostituidas por el signo político del que piensa y actúa. Es decir, estamos ante un proceso sanitario que está vergonzosamente politizado desde sus orígenes, al menos en España.

Pero la consecuencia de todo esto, a nivel sanitario es que la gente sigue enfermando y muriendo de lo que enfermaba y se moría siempre, pero no es atendida por esas patologías que están en una gran proporción postergadas por el Covid, para que, a lo mejor, ahora la gente enferme y muera directa o indirectamente a causa del Covid. El baile de cifras de contagiados y fallecidos indica el caos total en el que nos encontramos.

Caos total 4.0 como paradigma

Este es, por tanto, un cambio de paradigma que va más allá de lo que se podía esperar por la incorporación de la Inteligencia Artificial, los macrodatos, la bioingeniería, la Medicina de precisión o el transhumanismo. Es un cambio de paradigma originado en el Caos total o Caos 4.0, que también.

Y esto es muy peligroso, porque del Caos total 4.0 no va a surgir nada bueno, al menos para la población. Pero como no se suele dar puntada sin hilo, puede que el caos total, sólo sea aparente para una población que se dirige cada vez más a un estatus de obediencia y docilidad hasta hace bien poco inimaginable, pero que en la actualidad resulta ya evidente. Lo está demostrando la respuesta de la población a las durísimas medidas de restricción a la movilidad en España, con unas consecuencias económicas y en el empleo absolutamente letales e inaceptables hace cinco años. Y sin embargo la gente confinada, amablemente aplaude las medidas “por su bien”, aplaudiendo por las ventanas en principio y de modo explícito a los abnegados sanitarios, pero también y de modo implícito (y muy útil políticamente hablando) a las medidas del Gobierno.

No es posible actuar a golpe de respuesta táctica a los ataques. La táctica, o se basa en un planeamiento operativo adecuado que obedece a un planteamiento estratégico a largo plazo, o es inevitable el fracaso total.

Como diría el biólogo y naturalista Paul Ralph Ehrlich (el biólogo, no el médico premio Nobel de Medicina), “el hombre sabe responder a las emergencias, pero es incapaz de prevenirlas”. No sé si es este el caso, pero ante una emergencia no prevista, sólo cabe una respuesta táctica, ni siquiera operativa, por lo que termina, la respuesta, siendo un desastre, solucionado “de aquella manera”, que es lo que estamos viendo todos los días por los medios informativos.

En el addendum sobre la pandemia del coronavirus, decíamos que lo que estamos viviendo es el evidente resultado del comportamiento caótico de los sistemas.

House of cards

Este es uno de los elementos más preocupantes de la Humanidad en la actualidad.

A ver si me explico para que se me entienda lo que quiero decir.

El mundo actual impresiona de ser un castillo de naipes (house of card) o un inmenso campo de dominó; para lo que quiero explicar vale.

Está lo suficientemente bien construido, como para que impactos pequeños y no tan pequeños sólo provoquen pequeños desplomes de cartas. Pero, por otra parte, es lo suficientemente vulnerable como para que un vector infeccioso bien pensado, en un mundo donde la transmisión de materia, energía e información puede producirse casi en tiempo real, este vector, que no lo olvidemos, es tanto biológico (el virus) como informativo (la mezcla de noticias falsas y ciertas), puede hacer auténticos estragos en todos los sistemas y subsistemas humanos que mantienen a la sociedad tal y como la hemos conocido hasta hace casi un año.

¿Se entiende esto? Bien, sigamos.

A juzgar por la letalidad del agente, éste no es excesivamente agresivo, en el sentido de que el millón de muertos frente a los 30 millones de afectados (datos del 17 de septiembre), no superan el 3% de letalidad. Es un virus importante a efectos de mortalidad, pero ni de lejos se sitúa en los niveles de otros virus como el Ébola o la Fiebre amarilla o el vibrio del Cólera. Es decir, es un virus malo, pero no demasiado malo a efectos de mortalidad.

Sin embargo, su rápida difusión ha descolocado absolutamente a los sistemas sanitarios de todo el mundo. Ha sido un “susto de repente” que, entendemos, se superará cuando la fase aguda de la pandemia se supere y el virus quede entre nosotros como un viejo conocido, como lo es el virus de la gripe que, cada año no es menos mortal que el Covid. La gripe estacional provoca unos cinco millones de casos y causa unas 700.000 muertes al año en el mundo; es decir que, si el foco informativo que se le hace al Covid se le hiciera todos los años a la gripe, nos habríamos muerto de pánico, todos.

Así que, pensándolo bien, el problema real, con ser el sanitario un problema importante, no es el más fundamental. Los tiros no van por lo sanitario, sino por lo económico. El virus se está comportando como una ficha de dominó de 1 milímetro capaz de tirar a la siguiente de 1,5 milímetro y esta, a la siguiente de 2,5 milímetros, la ficha número 32 de la secuencia en caer tendría una altura de 287 metros, que tumbaría sin problemas una ficha de 50 metros más alta que el edificio Empire State de Nueva York. Así que nadie piense que hay enemigo pequeño.

Y a uno le da por pensar si este bicho es lo que se necesita para destrozar, literalmente, casi todas las economías mundiales, como acto final de esa Guerra silenciosa que expliqué en la entrega 34, una Tercera Guerra Mundial basada en el uso de armas silenciosas, tan silenciosas como el uso de la manipulación informativa, elevada al paroxismo con las redes sociales, que he referido en anteriores entradas y como coda final, un pequeño virus propagado (¿intencionadamente?) en tiempo real por todo el mundo.

Claro, esta versión de la película es “conspiranoica que lo flipas”, pero perfectamente posible a la luz de las tecnologías que la pueden hacer real. Es decir, si las calenturientas mentes de la Élite han podido pensar en esto, lo han podido hacer perfectamente. Es lo de los “Protocolos de los sabios de Sión”, que diría Henry Ford (ver la anterior entrega 42-Economía 4.0), puede que no los hayan escrito los sionistas, pero lo que pone es lo que están haciendo. Pues esto es igual, puede que no hayan planificado la pandemia los amos del mundo, pero sus efectos son los que a ellos les beneficia totalmente para conseguir sus fines.

Así que, en el otro extremo del argumentario, podemos decir que, en una Humanidad como la nuestra, donde los sistemas humanos son tan complejos y extremadamente grandes como los de los dinosaurios, esta pandemia puede que esté siendo como el asteroide que impactó en Yucatán hace 65 millones de años. Es decir, el acto final de la “sexta gran extinción”, que provocará una explosión combinatoria de efectos deletéreos en todos los ámbitos de la vida humana. Principalmente en el económico, al ver cómo un parón de la actividad económica de dos meses (lo que ha durado el primer estado de alarma en nuestro país), simplemente lo nos ha arruinado, y no se recuperará en el medio plazo, si es que lo consigue en el largo plazo (allá por 2025 o más allá).

Pero, además, y eso los economistas lo saben, los efectos de una gran recesión se hacen notar en décadas. Y la actual no es por manipulaciones financieras de los mercados, como la de 2008, sino por parada total de la actividad económica. Si recordamos la entrega “25.- Inductores de la complejidad”, decíamos que los inductores de la complejidad son básicamente son los retardos, las inercias, la sensibilidad a mínimos cambios y los atractores caóticos. En la actualidad, todos esos factores se están dando de un modo inimaginablemente severo. Pero me quiero centrar en el principio de inercia.

La actividad económica de un país como el nuestro, depende del adecuado engranaje de miles, por no decir millones de agentes sociales, cada cual haciendo su trabajo en correcta interrelación con los demás, donde cada agente ha perdido la totipotencialidad y depende para sobrevivir de que el resto de los agentes sociales funcionen adecuadamente. No somos esponjas sino seres vivos altamente desarrollados (en el extremo, dinosaurios). Pues este complejo sistema social funciona casi en automático gracias a que mantiene una dinámica inercial extremadamente poderosa, como la de un petrolero. Detener esa inercia es casi imposible en condiciones normales, dado que la inercia con la que navega el petrolero impedirá la frenada en corto plazo. Pero si por una catástrofe planetaria (la caída de un asteroide en el caso de los dinosaurios, o una pandemia en el nuestro), es capaz de detener en seco las economías del mundo, sobre todo la de aquellos países más afectados, una vez detenidas, la propia inercia de reposo impedirá un arranque rápido. Por eso sospechamos que la salida de la actual crisis en España va a ser cuestión de muchos años de duro trabajo.

Los analistas estiman que volveremos a navegar normalmente en cuatro años. Veremos a ver.

Ante esta situación de desplome de muchos castillos de naipes, puede que alguien salga beneficiado, con independencia de que se confirme la tesis conspiranoica o no, porque cuando un país queda en venta (ON SALE), siempre habrá algún comprador con ánimo de invertir y comprarlo, como parece que ha hecho George Soros con Argentina.

El tiempo dirá en qué queda todo este pandemónium. Y el tiempo dirá finalmente quienes han sido los vencedores y quienes los vencidos en este episodio bélico.

Pero hemos de saber esperar. Con todo, aunque los acontecimientos se producen a velocidad de vértigo, debemos de esperar algunos meses hasta poder despejar la espesa niebla en la que nos encontramos.

Espero haberme explicado razonablemente.

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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y

en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)

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La publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en

este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes

desde el 20 de enero de 2020.

Se puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto

por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/

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