Todo
lo que hemos revisado en las anteriores entregas relacionadas con una resumida
visión sistémica de los capítulos del libro “Consciencia y Sociedad distópica”,
según la cual el dinero no es sino el sistema de información que refleja el
valor de las cosas materiales, de la materia, energía e información con la que
los sistemas humanos desarrollan su actividad para mantenerse en un suficiente
estado estable, la Economía es la imagen fiel de la vida del hombre sobre la
Tierra, desde que el ser humano decidió realizar sus transacciones comerciales
mediante unidades monetarias, vendiendo y comprando.
Todo
movimiento, toda acción llevada a cabo por los seres humanos, ha tenido, tiene
y tendrá su componente económico, de modo que el desarrollo de la Economía es
el reflejo de la evolución humana desde sus orígenes hasta la actualidad.
De
esta forma, también podemos hablar de cuatro eras o periodos en la Economía,
desde la 0.0 hasta la actual 4.0, que responden básicamente a los mismos
periodos observados en la Tecnología, la Sociedad, la Política, etc.
La
base del comportamiento económico es lo que todos conocemos como capitalismo,
basado en la implantación del mercado, del comercio, donde alguien compra lo
que alguien vende.
Períodos económicos
Denominemos
“Economía
0.0” al sistema feudal, que progresivamente fue evolucionando hacia los orígenes de
capitalismo primitivo, con el Renacimiento.
Economía
1.0 o teoría clásica
Podríamos
indicar el Renacimiento, cuando surgió el concepto de comercio reglado por algo
que pudiéramos denominar “contabilidad”, como el comienzo del periodo de la
Economía 1.0. o periodo clásico, basado en la creencia de que lo que sea que el
ser humano produzca con sus sistemas de producción, lo que hace es sólo
transformar aspectos de la propia Naturaleza, idea apoyada por las de los
economistas Willian Petty y Nicholas Barbon, de que la auténtica riqueza es la
riqueza natural, la originaria de la Tierra. Esto hizo que un país rico lo
fuera en tanto tenía riqueza de materias primas y era pobre, si carecía de
ellas; de ahí, el interés colonial de naciones como España o el Reino Unido.
Hubo una escuela denominada los fisiócratas que creían en la regeneración de la
riqueza sin provocar daño esencial a la tierra. Incluso para ellos, los
trabajadores auténticos eran agricultores implicados en el cultivo de la
tierra, el único factor productivo capaz de generar excedentes de producción. La
aparición de autores como Adam Smith con su libro “La riqueza de las naciones”
y de David Ricardo autor de la “Ley de rendimientos decrecientes”, supone el
fin del periodo clásico. El talón de Aquiles de la teoría clásica fue la
creencia de que los recursos naturales son abundantes e inagotables, por lo que
carecen de valor, hasta que son incorporados al sistema productivo para la
obtención de productos vendibles.
Luego
vino Malthus con su teoría, que hemos explicado del crecimiento exponencial de
la población versus el crecimiento aritmético de los recursos. Estamos a
finales del dieciocho.
Economía
2.0 o teoría neoclásica
Un
cambio real desde la teoría económica clásica a la Teoría Neoclásica es el
énfasis en la economía basada en el intercambio a través del máximo crecimiento
y producción en vez de una economía basada en el valor de uso. Surge en la
década de 1870 y su denominación “neoclásica” no es del gusto de todos los
economistas, pero se diferencia de la teoría clásica por la forma de explicar
los precios y el valor de las cosas, mientras en la teoría clásica el precio
está en función de los costes al producir los bienes (por el lado de la
oferta), en la neoclásica, el precio lo impone la demanda. Así, más o menos, hasta
la aparición de Keynes.
Economía
3.0 o keynesiana
Básicamente
está basada en el estímulo de la economía en épocas de crisis. Su teoría
significó una ruptura con el pensamiento económico anterior e influyó en las
políticas económicas seguidas por los países occidentales después de la Segunda
Guerra Mundial. Keynes la plasmó en la publicación de su Teoría General sobre
el empleo, el interés y el dinero en 1936, como respuesta a la Gran Depresión
del 29. Propició el New Deal de Roosevelt y el Plan Marshall. Criticó a los mercados autorregulados y le
dio a los Estados un papel básico en épocas de recesión. Así que la idea de
Adam Smith de que al vicio de acumular se contrarresta con la virtud de
repartir, no parece que fuera del gusto de Keynes, si ello se producía
espontáneamente. Como tampoco era cierto que se produce lo que se necesita más
algo más que se vende. Así que según Keynes el desempleo no es producto de la
pereza sino de deficiencias estructurales. Así que el desempleo es estructural
y ningún gobierno es capaz de garantizar el pleno empleo, pero está obligado a
que los gobiernos corrijan los errores del mercado.
Partiendo
de estos principios, ha evolucionado la economía de mercado que todos conocemos,
pero ha evolucionado en el sentido de la desregulación o lo que se suele
denominar “neoliberalismo”, que fue impulsado por los gobiernos de Margaret
Thatcher y de Ronald Reagan a finales de los setenta. Esta tendencia ha
impulsado extraordinariamente tanto las inversiones como las desigualdades y
está en el origen de las sucesivas crisis económicas que hemos padecido desde
entonces.
La
ideología comunista
Si
bien a partir de 1800 la riqueza y la renta per cápita se multiplicó como no lo
había hecho nunca en la historia, pues hasta entonces el PIB per
cápita se había mantenido prácticamente estancado durante siglos, la atracción
que provocó la urbe hacia el campesinado provocó una migración del campo a la
ciudad, en busca de mejores condiciones de vida, pero toda esa gente se vio
sorprendida por una condición laboral cada vez más difícil y lamentable, la
Inglaterra de Dickens. Había nacido el proletariado. En ese contexto, se
desarrolló la vida de diferentes pensadores como Karl Marx y Frederich Engels.
Los planteamientos de Marx, se idearon en la sociedad industrial de la
Inglaterra victoriana, la que describe Charles Dickens, donde nació el
proletariado y donde la esclavitud aún era legal. Pero ni en Alemania ni en
Francia ni en Inglaterra se puso en práctica la ideología comunista. Y por
supuesto, nunca fue pensado para países agrícolas. Y fue en ellos, como Rusia, donde
se puso en práctica.
La
gran diferencia entre el capitalismo y el comunismo (y puedo equivocarme, pues
no soy experto en estos temas) radica en que el capitalismo obedece a la vida
normal de las gentes, del comercio y del mercado de las comunidades humanas,
con sus defectos y virtudes, pero el socialismo (primera fase del comunismo)
obedece a las ideas de dos personas que se pusieron a pensar cómo debería ser,
según ellos, el mundo. Resulta que en las decenas de países en donde se ha
tratado de imponer (siempre por la fuerza) esta ideología, ha resultado ser un
fracaso sin excepción. Ha quedado una versión light que denominamos
socialdemocracia que, bueno, para participar del sistema de bipartidismo
izquierda-derecha, no está mal; hasta tiene tintes progresistas propio del
“mester de progresía” universitario.
Así
que, dentro de la evolución de la Economía, el comunismo es una distopía social
impuesta dictatorialmente, que no obedece a la ley de fuerzas antagónicas ni a
un comportamiento sistémico, sino a un deseo de alguien que ni siquiera supo
para qué servirían sus ideas. Es algo así como una mutación ideológica que ha
conducido a ninguna parte y no ha aportado ninguna mejora sostenible.
Economía 4.0
Si
el motor de la Economía tradicional eran las empresas de producción de bienes y
servicios, es decir, la Economía productiva, la que genera auténticamente la
riqueza, en la actualidad, sobre todo desde la irrupción del neoliberalismo y
del fenómeno de la Globalización, las entidades que están dominando la arena
económica son las financieras, mediante la implantación de la economía
especulativa. Es ahora el sector financiero el auténtico controlador de la
economía. Es la Fase 3: Mutación actual, que Vicente Marcos expone en el
Capítulo VII-Economía de nuestro libro “Consciencia y Sociedad distópica”.
Vivimos
en un estado global, con flujos absolutos de billones de dólares diariamente de
un extremo a otro del mundo, cosa inimaginable hace cincuenta años. Y si con el
paso de la teoría clásica a la neoclásica empezó a dársele más importancia al
valor de cambio (demanda) que al valor de uso y derivado de los costes, en la
actualidad, la contabilidad analítica, que determina los costes de operación de
un producto, nada tiene que ver con lo que al final pueda valer en el mercado,
pudiendo un producto que haya costado 100 € su producción, poder o tener que
ser vendido bien por 10€ o por 10.000, depende. Lo que supone que en el actual
sistema capitalista lo que importa es el valor de cambio, fijado por la ley de
la oferta y la demanda. Y puesto que la capacidad de oferta tiene un límite
físico, la capacidad de demanda, no tiene ese límite, pues depende, no de la
necesidad real del producto por parte de los consumidores, sino del deseo
inducido por la propaganda y la publicidad.
Y
aquí entran de lleno las tecnologías, especialmente la tecnología 4.0, de la
mano de las redes sociales.
El
ciberespacio de las redes sociales, como explicábamos en la entrega 38.-
Sociedad 4.0, funciona como una red de narcotráfico, donde el producto con el
que se trafica es la información sobre los deseos de la gente, deseos
manipulados para que sean creados sin que previamente el sujeto haya sentido su
necesidad. Es como diría Bill Gates: “la informática es un mercado que crea
necesidades a la gente que nunca antes había experimentado”. Esta es la
definición académica de droga: una sustancia que, sin necesitarla previamente,
al probarla, crea adicción y dependencia. Las redes sociales eso es lo que
hacen. Han desarrollado un capitalismo de vigilancia y un sistema de demanda
inducida. Negocia con futuros humanos, con predicciones sobre lo que somos y
sobre todo sobre lo que “ellos” saben que vamos a ser. Es darte lo que crees
que necesitas, pero en realidad te están imponiendo. Y todo es Inteligencia
Artificial, tecnología persuasiva, un sistema pandémico a gran escala,
entendiendo pandémico como el proceso de expansión de los deseos, perfectamente
isomorfo al de una epidemia microbiana.
De
esta forma, se manipula y se genera demanda a voluntad, en un pacto de acuerdo
entre el proveedor y la tecnológica que soporta la Red social. Y todo esto nos
parece gratis, sin saber que “si algo es gratis, el precio eres tú”.
Así
que la Economía 4.0 funciona, por arriba, en base a entidades cada vez más
poderosas y en menor número, lo que conocemos como la élite mundial, que Martín
González explica en el Capítulo V.- Política y yo hago referencia en las
anteriores entradas 4.0. Pero por abajo, como inductores de la demanda están
las redes sociales y demás sistemas de publicidad.
Los ciclos económicos
Una
de las características de la vida en todos sus aspectos es su comportamiento
cíclico. Las etapas descritas, mercantilismo, productividad y especulación en
tiempo real no han descrito un proceso lineal sino cíclico. Todo el mundo
conoce desde los egipcios aquello de la época de vacas gordas y flacas de unos
siete años, frase que procede del vaticinio que José le hizo al faraón.
Pero
en esta frase bíblica describe un comportamiento humano, cual es que, en época
de abundancia, la gente se acostumbra a derrochar y a vivir por encima de sus
posibilidades. Aquí hay que pararse ante una afirmación que siempre se ha
considerado como un axioma indiscutible: "los recursos son siempre escasos". Emilio Carrillo niega la
mayor, afirmando que esto no tiene por qué ser así, si los seres humanos
ajustamos nuestros deseos a las posibilidades que nos brinda la naturaleza (adelanto
este principio como uno fundamental del Modelo 2 del mundo, que explicaré en
entregas posteriores). En un ambiente de consumo responsable, necesario y
suficiente, los recursos no deben ser escasos. La escasez surge cuando algún
agente se excede en el consumo de esos recursos.
Ciclos
económicos cumplen siempre cuatro fases, la primera de Expansión o inflación,
la segunda de auge o estanflación, la tercera de recesión o deflación y la
cuarta de crisis o depresión
Fase de
expansión, inflación o liquidez
Hay
dinero, lo que permite un endeudamiento a corto plazo del pasivo mientras que
las inversiones permiten un endeudamiento a largo plazo. El sistema bancario
capta financiación a corto y hace inversiones a largo, financiado con dinero
líquido suficiente procedente del corto plazo. El proceso termina por una contradicción
interna; los agentes se endeudan a corto, pero haciendo inversiones a muy largo
plazo, lo que supone que los agentes empezarán a tener más tarde que pronto,
problemas de liquidez.
Fase de
auge o de lucha por la liquidez
Hay
demasiadas inversiones a largo plazo que exigen amortizaciones mensuales que
cada vez es más difícil hacerles frente. Se tratará de maximizar la liquidez
que esté a disposición. Así que, por parte del pasivo a largo, se trata de
encontrar refinanciaciones a corto para rotar los vencimientos de la deuda. En
este clima, se incrementa la incertidumbre y cada vez habrá menos prestamistas
dispuestos a acceder a refinanciar deuda.
Así
que aumenta la demanda de crédito y disminuye la oferta de la concesión de
crédito, lo que conduce a un incremento de los tipos de interés.
Fase de
recesión
Comienzan
los despidos y los expedientes de regulación de empleo (EREs).
El
consumo de verá moderado o reducido, así como la inversión, para al final,
verse las empresas obligadas a reestructurar el pasivo y el activo. Es decir,
recomponer el excesivo endeudamiento y rediseñar los proyectos de inversión a
medio y largo plazo.
Toca
ahora amortizar el excesivo endeudamiento, liquidando el activo a largo plazo,
tales como las inversiones inmobiliarias, bursátiles, liquidación de
prácticamente todo, aunque con ello la economía se hundirá sin remedio, y con
ella, los precios (deflación), los tipos de interés, destrucción masiva de
empleo y de consumo.
Para
superar esta etapa, hay que superar el pasivo, amortiguar masivamente la deuda
y reconvertir el activo que quede (esto se denomina, creación de burbujas) y
transformarlo en bienes que sí demanden los ahorradores, en el plazo más breve
de tiempo.
Fase de
depresión
De
no suceder estas condiciones, la depresión parece el final del camino, en el
que habrán caído una importante proporción de los sectores productivos y de
servicio.
Pero
cuando todo está hundido y todo está a la venta, es la oportunidad de los
agentes con mucho dinero, capaces de comprar a precio de saldo los restos
mortales del anterior ciclo.
Es
en la nueva fase de recuperación, donde los
procesos de reestructuración de las empresas se han llevado mayoritariamente a
cabo, reduciendo los
niveles de apalancamiento, por lo que el tejido empresarial está saneado, lo
que permite buscar nuevas oportunidades de negocio.
Al
principio de la fase de recuperación los
niveles de desempleo alcanzan niveles máximos, pero a medida
que se van desarrollando lentamente nuevos negocios, los niveles de desempleo
consiguen cambiar la inercia y descender, lo que lleva a una mejora de los
niveles de consumo.
Los
ciclos económicos se miden de valle a valle, de fase de depresión a fase de
depresión.
La economía es cíclica. Se va desarrollando en diferentes fases de
subidas y bajadas que forma un ciclo al que se vuelve con el tiempo. Debemos
saber que los ciclos no tienen un tiempo determinado, por lo que pueden ser muy
diferentes según la situación y el territorio concreto. Por ello, entre los
diferentes tipos de ciclos económicos que existen podemos encontrar: Ciclos cortos: entre algunos meses y 2
años. Ciclos medios: oscilan entre los 7 y los 10 años. Ciclos largos: 50 años también
denominados de Kondratiev.
Ciclos
de Kondratiev
Las
ondas de Kondrátiev, también llamadas ciclos largos de la actividad económica,
son descritas como fluctuaciones cíclicas de largo plazo, con forma sinusoidal,
de la moderna economía mundial capitalista. Debe su nombre al
economista soviético Nikolai Kondrátiev. La duración de cada onda o ciclo largo
varía entre 47 y 60 años, durante los cuales se alternan un período de alto crecimiento, en
el cual las coyunturas de prosperidad son más marcadas y duraderas, y un
período de crecimiento relativamente lento, en el cual las crisis son más fuertes
y las depresiones más prolongadas. A diferencia del ciclo
económico corriente de 7 a 10 años de duración, la mayoría de los economistas
consideran que la evidencia no es suficiente para probar la existencia del
ciclo largo, pero economistas destacados han apoyado esta hipótesis a partir de
Joseph Schumpeter.
Kondrátiev
identificó tres fases en el ciclo: expansión, estancamiento y recesión. Más
común hoy en día es la división en cuatro períodos, con un punto de inflexión
(colapso) entre la primera y segunda fase. Escribiendo en la década de 1920,
Kondrátiev propone la aplicación de la teoría al siglo XIX:
1790–1849
con punto de inflexión en 1815. 1850–1896 con punto de inflexión en 1873. En
1896 se inició un nuevo ciclo
Los
mercados más importantes y de la demanda de infraestructuras (canales,
ferrocarriles, carreteras) se saturan, lo que conduce a un estancamiento de la
economía. Sin embargo, el estancamiento no significa necesariamente que los
mercados están maduros. Los mercados estuvieron sobre abastecidos
temporalmente, a partir de la década de 1870 y hasta la 1890, período durante
el cual también hubo una gran cantidad de «destrucción creativa» en la
industria, el hierro fue desplazado por el acero y mano de obra, que fue
desplazada por la maquinaria, para ser después nuevamente empleada debido al
crecimiento. La fase de estancamiento se caracteriza por la falta de buenas
oportunidades de inversión, que lleva a tasas de interés bajas y a un descenso
en los niveles de crédito, que crea un boom especulativo y altos niveles de
deuda, seguidos por un colapso y por la crisis financiera.
El
ciclo largo afecta al conjunto de la economía, pero más directamente a la
producción que a los precios, aunque Kondrátiev también observó las
fluctuaciones en los precios, la inflación y las tasas de interés y consideró
que, en general, en la fase de ascenso los precios suben.
Con
la irrupción de neoliberalismo de Reagan-Tatcher, se generó un ciclo expansivo
que ha avocado en la actual situación económica, con dos grandes crisis
económicas por medio.
Y
es que resulta que, al no obedecer ya los ciclos económicos al comportamiento
“natural” del mercado, explicado en los ciclos cortos, sino a las
especulaciones intencionales de los grandes poderes financieros, estos pueden generar
un proceso de expansión o de recesión cuando les venga en gana. Hasta
circunstancias tan nefastas como las actuales, generadas por la pandemia de
Covid 19, puede que suponga a gran escala una oportunidad para darle un nuevo
giro de tuerca a Proyecto de Nuevo Orden Mundial.
El esclavo digital
Me
permito transcribir literalmente este trozo del capítulo VI.- Economía de
Vicente Marcos:
En la
manipulación profunda a la que estamos sometidos, nos hemos creído que este
plano es un valle de lágrimas, donde se viene a sufrir, donde tenemos que
portarnos bien para ahora sí ir a un plano superior, al cielo, que sí es
excelso y divino. Esto es una falacia que ha promovido el círculo uno de la
élite.
En esa mentalidad de escasez y presos de la manipulación olvidamos que el trabajo
es una imposición, no un derecho, y nos damos por felices cuando tenemos uno.
Somos la nueva modalidad de esclavos; los esclavos integrales. Esta nueva
tipología de esclavo se autoexplota a sí misma voluntariamente bajo la falsa
creencia de que son libres y sin que nadie les tenga que encadenar o dar con un
látigo.
Es esclavo
integral está atado al trabajo, principio básico del Sistema, como continúa
Vicente Marcos explicando: con unos pocos dueños de toda la riqueza mundial,
generan en todos nosotros la idea de escasez, de que los recursos son
limitados. Recordad que esto ya lo hacían los cambistas, para aumentar el
precio del dinero.
A partir de esta
creencia, hemos de trabajar, no para satisfacer nuestras necesidades, sino para
mantener la maquinaria operativa, mientras que no seamos sustituidos por las
máquinas, por cierto, y la maquinaria de consumo, como hemos referidos al
tratar antes lo de las redes sociales. Mientras, ellos crean dinero de la nada.
Si, además, todo
este sistema de creencias está canalizado por las redes sociales, el esclavo se
convierte en, además de integral, en esclavo digital.
Recuerdos del
futuro
Este es el actual
escenario 4.0, que hemos desgranado a partir de los capítulos de “Consciencia y
Sociedad distópica”. Pero no es un escenario surgido en el actual Siglo XXI.
Todo lo de la Élite mundial, el Nuevo Orden Mundial, son ideas “más viejas que
el mear”; lo que sucede es que, con el advenimiento de la tecnología 4.0, sus
ideólogos ya tienen plena capacidad para convertir “Un mundo feliz”, “1984” y “Fahrenheit
451”, en plena realidad, y mucho más aún.
La historia de
esta gente data de cuando los Iluminatti, sociedad secreta fundada en 1776, que
se llegó a decir que estaban detrás de la Revolución francesa.
El
1903, el servicio secreto ruso publicó el conocido panfleto titulado “Los
protocolos de los sabios de Sión”. La tesis central de Los Protocolos es que, si se remueven las capas
sucesivas que cubren u ocultan las causas de los diversos problemas que afectan
el mundo, se encuentra un grupo central que los promueve y organiza con el fin,
primero, de destruir los gobiernos y órdenes sociales establecidos, y con el
fin último de lograr el dominio. Lo de los sabios de Sión proviene de su origen
judío, ya que se conocen juntamente con la creación del Movimiento sionista de
Theodor Herzl a finales del XIX.
Los judíos niegan su autoría, pero como diría años después Henry Ford en su
libro “The International Jew”, “puede que no lo hayan escrito ellos, pero lo
que dicen los protocolos es exactamente lo que ellos están llevando a cabo.”
Es por ello, de todas formas, por lo que en la Élite mundial están
asentadas las principales familias judías, los Rothschild, los
Rockefeller, los Guggenheim, etc.
Así que todo lo que de alguna forma estamos viviendo en la actualidad, como
también apunté en la entrega 34.-Armas silenciosas, está pensado desde mucho
tiempo atrás, cuando los más poderosos de los poderosos pensaron que era mejor
tener el control total de la riqueza del mundo y repartirla a placer según
convenga, que ver cómo se pelean por ella “gente soez y de baja ralea”, como
nosotros, que diría Don Quijote de la Mancha.
Así que este es un futuro soñado hace siglos por aquellos que ya intuían lo
que sería el mundo a su debido tiempo.
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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y
en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
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La publicación de las diferentes
entregas de Visión
sistémica del mundo se
realiza en
este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad
Distópica, todos los lunes
desde el 20 de enero de 2020.
Se puede tener información detallada
sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto
por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
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