Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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28/9/20

Tecnología 4.0 (Visión sistémica del mundo: 37)


Yo tengo 64 años, mi generación de los años cincuenta nació en pleno mundo analógico, acaso en la revolución digital 1.0, la de los primeros grandes ordenadores que muy pocas organizaciones disponían. Crecimos así hasta que de repente, surge la revolución 2.0, el ordenador personal, que irrumpió en nuestras vidas con veinte años. El cambio fue dramático y nos pilló a todos, creo, con el paso cambiado. Yo fui de los que al ver lo que se avecinaba decidí, como Escarlata O’hara, la de lo que el viento se llevó que “jamás dejaré que estas máquinas me dominen”. Otros no sintieron eso. Pero yo sí, y decidí surfear la descomunal ola que se estaba formando. A mis treinta y tantos surgió el tsunami de Internet (3.0) y ahora, ya retirado me enfrento con la revolución 4.0. Se diría que la vida de mi generación ha sido apasionante, porque somos de los pocos que hemos experimentado tres revoluciones tecnológicas alucinantes. Los postmilenials, que ya tienen veinte años, son nativos digitales 4.0. Podréis comprender que la visión del mundo de ambas generaciones, respecto de la tecnología, no tiene nada que ver.
La pregunta que Ricardo Griszpun planteaba, en el capítulo sobre tecnología del libro “Consciencia y Sociedad distópica” en boca de Antonio Rodríguez de las Heras es sobre si ¿está nuestro cerebro preparado para un entorno digital? Con ese choque frontal del mundo analógico con el digital, ¡hombre! no creemos haber necesitado los de mi generación, de momento, de un psiquiatra, pero sí damos fe de que nuestro cerebro, al menos los de aquellos que suponemos, lo hemos soportado, enfrentarnos a la revolución 4.0, puede que ya nos venga demasiado grande. Hasta la resiliencia tiene un límite.

Cobayas del mundo digital

¿Hemos sido, mi generación, animales de laboratorio digital? ¿Lo somos todos los seres humanos? Hemos sido formateados totalmente dos veces y aún nos queda una tercera para el paso a la 4.0, con el seso un poco seco ya.
La realidad digital está transformando nuestras señas de identidad. La sacrosanta privacidad, a pesar de los esfuerzos del legislador, desde que aparecieron las grandes bases de datos en los años ochenta, por establecer una normativa severa de protección de datos personales, no sé (y sé perfectamente de qué hablo, pues me ha tocado lidiar con la LOPD y ahora con el Reglamento Europeo de Protección de Datos) qué capacidad de coacción va a tener para que las grandes empresas de la información respeten sus normas. No va a ser posible, por mucho que quiera el legislador, evitar que todos nosotros seamos permanentemente vigilados por “Gran Hermano”.
De esto trata el capítulo segundo de “Consciencia y Sociedad distópica”, de ese divorcio entre lo natural humano que es lo analógico, que ha reinado en este Planeta desde su creación hasta finales de los cuarenta, y lo digital, cuando en 1946 hizo su presentación en sociedad del ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer) ya concebido por Alan Turing. Desde entonces al ser humano el mundo ha sido partido en dos, con dinámicas completamente diferentes. El binomio estímulo-respuesta, o acción-reacción, se ha disociado, pues por un lado en lo analógico ha seguido como siempre, aunque con la aviación, se han acortado tiempos y distancias; pero en el lado digital, ambos estímulo y respuesta han ido acortando el tiempo de reacción hasta aproximarse literalmente a lo que solemos denominar ya “Tiempo Real”, es decir, estímulo y respuesta en tiempo cero. Y todo lo que no sea eso, se califica de “retardo”, aunque sea de milisegundos y, según qué operaciones, puede suponer demasiado tiempo.
Con ello, la dinámica de mutación tecnológica digital está siendo muchísimo más rápida que la física analógica y el desfase es aún mucho mayor en el ámbito de los procesos cognitivos. En otras palabras, ¿hasta dónde puede soportar el ser humano, no aprender conocimientos sino tomar consciencia de ellos como para adaptar sus hábitos y personalidad a la alucinante velocidad de evolución de lo digital?

Revolución 4.0

La revolución tecnológica e industrial 4.0 se caracteriza por la irrupción en bloque de cinco tecnologías a saber: 1.- Los Macrodatos (o BigData), 2.- El IoT o Internet de las Cosas, 3.- La IA o Inteligencia Artificial, 4.- La telefonía móvil 5G y 5.- La Robótica. Más una sexta, la bioingeniería que está desembocando en el “Transhumanismo”. Estas seis transformaciones van a ser tan poderosas, que cambiarán el mundo “otra vez” y para siempre. Wikipedia tiene excelentes resúmenes sobre estas seis tecnologías, que os animo a consultar, porque no es objetivo de este capítulo explicar en qué consiste cada uno, sino sus consecuencias en el devenir de los seres humanos, alineado con la exposición de Ricardo Griszpun en el Capítulo III del libro, en aras de una comprensión global y sistémica de semejante conmoción.
Si recordáis las primeras entregas de la serie, refería que, para la existencia de los sistemas vivos, y las sociedades humanas lo son, son esenciales tres componentes, materia, energía e información; teniendo las tres una expresión virtual denominada “dinero”, con la que los seres humanos se entienden y hacen negocios. Pues bien, con la revolución 4.0 y, como nunca antes, la información adquiere  un absoluto predominio sobre las otras dos, en el sentido de que, antes, mucho antes de que un Kg de materia o un Megavatio de potencia pase de un lugar físico “A” a otro lugar físico “B” para su uso o consumo, se ha producido todo un proceso de captura de datos, almacenamiento de información, análisis, toma de decisiones y comunicación a terceros en el mundo de los sistemas de información, siendo el movimiento físico, sólo el acto final de toda la cadena.
A este absoluto predominio de la información David Brooks en 2013, en el New York Time lo denominó “Dataismo”, algo así como una nueva religión cuya diosa, a la que adora, es la información y los datos. Y la liturgia del Dataismo se basa en IoT, BigData, IA y 5G. El Dataismo necesita de estas estructuras para honrar a la diosa Información y sus ángeles, los datos. El término ha tenido fortuna.
Ya en el Siglo XX a los medios de información, a la prensa, radio y televisión, por el poder de propaganda que se les veía, se comenzó a denominarles “el cuarto poder”, además del ejecutivo, legislativo y judicial. Ahora, si nos damos cuenta sorprende ver cómo no hay empresas más poderosas en el mundo que las grandes tecnológicas, hasta los gobiernos, haciendas y banca mundial están en poder de las empresas tecnológicas que permiten mantener activo todo el entramado digital del ciberespacio, por donde se captan, analizan, elaboran las ordenes y se transmiten de una punta a otra del mundo en pocos milisegundos a golpe de “Intro”. Y como dice Morozov, estas estructuras no están hechas por las grandes tecnológicas para ser seguras, sino para ganar dinero. Y pueden hacerlo.
Si en entregas anteriores hacía referencia a la frase de Mayer A. Rothschilddame la máquina de hacer dinero y poco me importará ya los que hacen las leyes”, ahora, esta frase es fácilmente cambiable por una que diga “dame el control de la información y no me importará ya ni quienes hagan el dinero, las leyes ni los gobiernos, ni siquiera los bancos”. Posiblemente, lo veremos al tratar el capítulo sobre los círculos de poder, el que antes tenía la máquina del dinero, ahora tiene también la máquina de la información, con lo que tiene ya el control de absolutamente TODO.

El punto de singularidad

Para tener el control absoluto de la información, es crítico el uso masivo de los Macrodatos (inmensas cantidades de información de ámbito planetario estructurada y no estructurada), 5G para conseguir tiempo cero de retardo de la información, Inteligencia Artificial para su procesamiento y decisiones rutinarias, el IoT para comunicaciones entre máquinas y algo esencial para que todo esto sea manejable, que son los Sistemas de Mando y Control, del que hablamos en la entrega 16 sobre las funciones de información (4 de mayo de 2020). El término es militar, pero universalmente utilizado en el mundo empresarial, que permite procesar la información para convertir la inmensidad de datos capturados en información estructurada, esta en conocimiento analizado para con él, poder aportar al decisor “inteligencia” para una toma de decisión correcta o con el menor margen de incertidumbre posible.
La velocidad con la que los modernos sistemas de información operan excede con mucho la capacidad del ser humano de procesamiento, así que cada vez más se desarrollan herramientas de análisis y minería de datos capaces de filtrar la información para transformarla “automáticamente” en conocimiento y en “inteligencia” con un planteamiento prospectivo “que pasaría sí…” para cada una de las opciones. Y debajo de todo esto está la Inteligencia Artificial, dejando al hombre, de momento, la capacidad de decisión.
Pero, aunque no parece que sea inminente, está cercano el momento en el que incluso la capacidad de decisión de la IA exceda la del propio ser humano. En los sistemas de armas es ya una realidad la capacidad del propio armamento de decidir si disparar o no al objetivo. Técnicamente es factible, son algoritmos de decisión en “tiempo real”, en tiempo cero. Las consecuencias legales de la decisión tomada por el arma es otra cuestión, pero posible es.
Es decir, llegará un momento en la historia en el que crucemos el Punto de Singularidad que ya predijo Von Newman en los años cincuenta.
En suma, que la evolución del ser humano ha dado paso a la tecnificación de la vida, quedando el propio ser humano cada vez más a rebufo de los avances tecnológicos. Resulta que somos tanto dueños como esclavos de la tecnología que hemos creado, porque de toda la inmensa capacidad de procesado que permite 4.0, a nosotros se nos ha dado en nuestro Smartphone una simple limosna informática, que nos hace felices al ver que nos podemos descargar una peli en cero coma.

Nuevas clases sociales

Antes de la sociedad 1.0, la de la primera revolución industrial, el mundo se dividía en ricos y pobres (como ahora. Sí) pero en castas de reyes, nobles y plebeyos. Tras la primera revolución y sobre todo tras la segunda, con el advenimiento de las fábricas, las clases sociales se transformaron en empresarios capitalistas y proletarios. La 4.0 vuelve a transformar las clases, denominadas ahora como “white collar y blue collar” (de cuello blanco, con corbata y de cuello azul, el del mono de trabajo) en castas biológicas “alfas”, “betas”… y “épsilons” o incluso “omicrones” para la inmensidad de pobres de los pobres del mundo. Es decir, la casta dirigente estructurada en ciclos concéntricos que se explican en el capítulo V del libro y la inmensa masa trabajadora, felizmente esclavizada para mantener la noria de la producción y el mercado.
Para esto hace falta la quinta y sexta tecnología, la robótica y la biotecnología que permitirán ambas el transhumanismo o diseño artificial de las nuevas castas de seres humanos, siendo un porcentaje bastante elevado de “humanos descartables”. La conmoción que la revolución 4.0 en su conjunto va a provocar en el mercado laboral es inimaginable. Las tasas de paro se pueden disparar a niveles inconcebibles. Lo que significa que tal y como están las cosas ahora, es un futuro insostenible.
El riesgo de estallido social puede darse por garantizado, a menos que se produzca una revolución en la legislación del mercado laboral tan brutal, que logre parar el inevitable conflicto social que la incorporación de la IA y la robótica va a suponer.
Pero el poder legislativo no se ha caracterizado por su rapidez y, mucho menos, con el actual ene-partidismo, en el que los partidos políticos no son capaces de ponerse de acuerdo ni en el color de los lápices.
Veremos a ver qué pasa. Pero lo que es seguro es que el mundo de dentro de diez años no tendrá nada que ver con el actual.

Conflictos 4.0

Los augurios que referíamos en la entrega “34.- Armas silenciosas” para guerras tranquilas, son reales, porque real es el armamento que utiliza, la información, lo que ratifica Pino Caballero cuando dice que la próxima gran guerra será en Internet y donde el enemigo es simplemente la población, todos nosotros, y el objetivo, simplemente el sometimiento a la nueva esclavitud del NOM. La democracia (que ya es un lejano recuerdo del pasado en todos los países que alguna vez lo fueron), el término será eliminado del diccionario.

Posibilidades de una tecnología 4.0 luminosa

Las piezas musicales en clave menor suenan tristes o sombrías, mientras que las compuestas en clave mayor suenan alegres. Parece como si todo lo que se nos avecina fuera, de nuevo, escrito en clave menor, con claro predominio del lado oscuro de la Fuerza. Parece que todo está pensado para que, de un modo meteórico, todo evolucione hacia la concentración del poder absoluto (que supone la información) en manos de una élite central mundial, capaz, por supuesto, de implantar el NOM, sin ningún tipo de problemas. De hecho, se está ahora mismo implantando rápidamente (la pandemia está suponiendo una increíble aliada). Así que el lado luminoso de la Fuerza no va a surgir por evolución inercial del sistema en esa dirección. Es como el incremento de la fuerza gravitatoria de una estrella en su proceso de gigante roja, respecto de sus planetas y satélites. No hay forma de detener el proceso. Es una reacción en cadena a velocidad uniformemente acelerada.
¿Dónde está la luz al final del túnel? Pues no queda otra que la que podamos encontrar en el interior de cada uno de nosotros. El capítulo VIII de Espiritualidad es claro al respecto, que nadie se crea que seremos capaces los seres humanos de construir un mundo feliz, tecnológicamente feliz. Sería posible, pero el régimen inercial del sistema indica una dirección completamente contraria.
Igual que veíamos en la entrega anterior que en educación existen iniciativas fantásticas para frenar la deriva educativa hacia lo mismo (la nueva esclavitud) con diversas iniciativas de planes de educación fantásticos, como los 7 pétalos o la escuela Waldorf, en el caso de la Tecnología la cosa pinta mal, porque la tecnología 4.0 se centra en el uso de la información, que en este momento de la historia del mundo es simplemente el poder absoluto. Y los que lo pueden ostentar, no van a renunciar a él, de ningún modo.
Sólo queda la resistencia mental y espiritual de cada ser humano, que le permita despertar, que le permita ser consciente de que está inevitablemente siendo manipulado y casi su mente hackeada.
Nunca como ahora es absolutamente necesario ser conscientes, tomar consciencia de la realidad en la que vivimos, que es el objetivo del libro. Hay que reconocer que estamos enfermos para poder buscar el tratamiento. Hemos de ser conscientes de que se nos ha regalado un aparato muy majo que nos permite hacer muchas cosas, al que llamamos “móvil”, “celular”, Smartphone, iphone o teléfono inteligente, que es la expresión física de Gran Hermano, (Big Brother is watching me). Nadie lo dude. Así que ya podemos empezar a tomar consciencia de la máquina que tenemos entre manos, porque es nuestro cordón umbilical con Gran Hermano. Lo demás vendrá por añadidura.
Llegados a este punto, la aplicación de la visión sistémica de, en este caso nuestra actual tecnología, puede hacernos entender hasta qué punto es vital tomar consciencia de todo lo que se expone en el libro y trato de resumir en este artículo.
Es un tema de ganancia de entropía o, dicho de otro modo, el cumplimiento de la Segunda Ley de la Termodinámica, donde para que exista un estado de equilibrio (que no de estabilidad), se ha de haber alcanzado un valor máximo para cierta magnitud denominada entropía, que refleja el nivel de desorden del sistema. Los seres vivos por el simple hecho de serlos violan constantemente este principio, ya que tienden a mantener el denominado estado estable, de máximo orden de sus estructuras a costa de un alto coste de energía.
Trasladado este principio a lo que nos ocupa, creemos que la evolución actual de la Humanidad, con apoyo de la Tecnología, tiende cada vez más a un estado paradójico de máxima complejidad tecnológica (orden), a costa de un derroche de “energía humana” (de consumo alucinante de valores, principios y libertad humanas). Es decir, es como si la tecnología empezara a tener consciencia de sí misma y para mantenerse y crecer, fuera necesario empobrecer, disminuir, sofronizar o descomponer la propia consciencia humana, al menos de la inmensa mayoría de seres humanos, sometidos a un estado matricial (de la película “Matrix”) que, para crecer y vivir, necesita el letargo de la Humanidad, sometida a esas celdas generadoras de energía y calor. Es decir, es algo que para vivir tiene que hacerlo a costa de otro algo que le proporciona materia, energía e información.
Pues estamos siendo sometido a un continuo incremento de entropía por un nuevo ente que ha surgido de nuestras manos cada vez más complejo e inteligente. La tendencia a muy largo plazo es una distopía 4.0 consistente en un planeta altísimamente complejo tecnológicamente, que necesita a toda la humanidad para mantener su estado estable.
O, dicho de otro modo, vivimos en un sistema tecnológico que ha tomado su propio régimen inercial que se encamina, como un incendio, a un consumo cada vez mayor de energía humana, para evolucionar hasta sobrepasar el Punto de Singularidad. Si esto sucede, la Humanidad, como tal se habrá convertido en cosa del pasado. Y esto es paradójicamente igual que lo que ha hecho la propia Humanidad con el Planeta, se divorció de él a partir de la revolución 1.0 y 2.0, dando con la 3.0 claros signos de peligrosidad reflejado en los informes al Club de Roma.
El final de modo inercial que, es como está ahora, es francamente siniestro. Y lo único que podemos hacer la Humanidad, es tomar consciencia como Neo, cada uno de nosotros, seguir los consejos e instrucciones de los que ya lo están, los Morfeo y Trinity de la película y luchar entre decidir nosotros o que “algo” decida por nosotros lo que hacer con nuestras propias vidas.
Es por eso por lo que nuestro libro no se titula “Sociedad distópica”, sino “Consciencia y sociedad distópica”, porque es imperativo esta toma de consciencia en todos los aspectos de la vida, en los ocho capítulos del libro, justamente para luchar con todas nuestras fuerzas por resistir el intenso campo de fuerza gravitatorio que ejerce, en este caso la tecnología sobre nosotros.
8 De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, 9 y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras». 10 Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”». (Mt 4, 8-10)
Este pasaje es un mensaje para los que puedan dudar de que estamos siendo sometidos a la misma tentación.

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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y
en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
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La publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en
este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes
desde el 20 de enero de 2020.
Se puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto
por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
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