Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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21/9/20

Educación 4.0 (Visión sistémica del mundo: 36)


¿4.0?

¿Qué es 4.0?
Podríamos decir que 4.0 es algo así como la Cuarta Revolución Industrial; de hecho, es en este sentido siendo la primera la producida por máquina de vapor, la energía hidráulica y el advenimiento de la electricidad; la segunda, la debida a la introducción de la producción en masa y las líneas de montaje; la tercera la automatización de los procesos y la cuarta, el advenimiento de la cibernética y la inteligencia artificial.
Así mismo, se aplica también la Revolución 4.0 a las cuatro revoluciones en el campo de la informática, la 1.0 fue la aparición del ordenador digital, la 2.0 el ordenador personal y la microinformática, la 3.0 el advenimiento de Internet y la 4.0 es del advenimiento de los cinco pilares de la actual cuarta revolución digital: los Bigdata, la 5G, la IA, el Internet de las Cosas y la robótica.
Y en realidad todos los aspectos de la vida están siendo afectados de alguna forma por lo que podríamos denominar, la Sociedad 4.0. También podríamos hablar de distopía 4.0, en la medida en que las características y atributos del actual mundo distópico está íntimamente relacionado con el entorno 4.0 que se mete por todas las rendijas de nuestra vida. De hecho, sin este apoyo esencial 4.0, no estaríamos viviendo, probablemente, la actual distopía social a nivel planetario.
Esto no deja de ser una hipótesis de trabajo, pero que creo que es fácilmente demostrable.
Nuestro libro, “Consciencia y Sociedad distópica” en realidad lo que hace es describir con pelos y señales la Sociedad 4.0, una sociedad planetaria que está a punto de alcanzar el umbral de viabilidad y que, hace ya bastantes años que sobrepasó el punto de “overshoot”, el sobrepasamiento tras el cual, hagamos lo que hagamos, ya nada podrá evitar que en algún momento crucemos el límite de la viabilidad, nos queden para ello uno, cinco, diez o veinte años.
Resulta paradójico que justamente vayamos a cruzar ese fatídico umbral cuando disponemos de cada vez mejores recursos, herramientas y procedimientos para hacer de este mundo un lugar habitable, equitativo, solidario y cómodo para que todos los habitantes del mundo pudiéramos vivir una existencia agradable. Pero resulta que los seres humanos hemos desarrollado nuestra civilización potenciando las dos caras de la moneda, o en terminología de George Lucas, hemos ansiado explotar los dos lados de la Fuerza, el luminoso y el oscuro. Lo que sucede es que si las potencialidades del lado luminoso de la Fuerza no tiene nada que ver la que ofrecía la “Sociedad 0” o preindustrial, o la 1.0, 2.0 o 3.0 y ninguna de ellas con las que nos ofrece la Sociedad 4.0; en el lado oscuro, las capacidades de destrucción desde la Sociedad 0, con sus guerras napoleónicas la 1.0, con guerras como la de Secesión americana y coloniales,  2.0 que hizo posible la Primera Guerra Mundial y 3.0 que hizo posible la Segunda y el desarrollo del armamento nuclear, la Sociedad 4.0 nos tiene reservada guerras hasta ahora inimaginables, pero que ya estamos viviendo, además en carne propia, como hemos podido intuir en la entrega “34.- Armas silenciosas…” para guerras tranquilas. Como diría el General Sanjurjo Jul, las guerras reflejan el ambiente de cada época y emplean los mismos recursos para el combate, que se emplean para la paz.
En nuestra Sociedad 4.0 pasa y pasará exactamente lo mismo, todo lo que vemos con ilusión y esperanza que puede suponer un avance hacia delante en una sociedad más tecnificada y fácil de vivir, “alguien” ya ha pensado cómo utilizarla para hacer daño al enemigo.
Siendo conscientes de que vivimos en el filo de una navaja de doble filo, de que todo lo que nos puede hacer felices, nos puede hacer unos desgraciados, según qué manos lo utilicen, presento desde esta entrega hasta comienzos de noviembre, la serie de meditaciones de los capítulos del libro “Consciencia y Sociedad distópica”, para aportar en su contenido la perspectiva holística, la visión sistémica de cada uno de los temas de sus capítulos, a modo de un resumen sistémico, global en donde aplicar los conceptos y conocimientos que hemos visto en las entregas hasta el momento publicadas en el Blog.
Así que empezaré por el capítulo I sobre cultura y educación de mi buen amigo Ricardo Grinszpun. No dejan de ser enfoques personales, pero con la amplia perspectiva de la visión de conjunto y evolutiva a muy largo plazo. Y algo muy importante, como diría Don José Ortega y Gasset, “de nada puedo hablar como maestro, aunque de todo como entusiasta”, es decir, lejos de mi la necia idea de pontificar sobre estos asuntos, no siendo un entendido en sistemas educativos. Por lo que quiero que seáis conscientes de que no hablo como experto de casi nada, sino como hombre de la calle que ve y observa y, desde esta perspectiva, por cierto, entusiasta del conocimiento, me atrevo a comentar cosas, eso sí, con perspectiva holística, sistémico o global y sobre todo con horizonte temporal a largo plazo, por lo que no entro en detalles coyunturales.

Modelos de realidad

La Educación, como cualquier otra actividad humana puede utilizarse con doble y antagónico sentido, como poder de despliegue de las capacidades del ser humano y como un poder de sometimiento. El noble oficio de cultivar el campo para obtener los mejores frutos, puede ser utilizado para sembrar cizaña y hacer fracasar las mejores de las perspectivas. El mundo de la Cultura, también se puede utilizar para ambos fines. Desde encomiables arquetipos y modelos de comportamiento que permitan al educando obtener lo mejor de sí, hasta conducirle hacia perversos sistemas de creencias y adoctrinamientos para hacer de él un fanático e ignorante seguidor ciego de un pensamiento único y dominante.
En el proceso educativo, de una forma u otra, lo que se hace es facilitar al niño herramientas para que aprenda a realizar y construir “modelos de realidad”, es decir, partiendo de un hecho, ya referido en las primeras entregas de que la Realidad está ahí fuera de nosotros y nosotros, mediante la percepción de nuestros sentidos y los mecanismos de síntesis y análisis cerebrales, conseguimos construirnos en nuestra mente concreta un modelo del mundo, de modo que para cada uno de nosotros “el mundo es como sí…”, es decir, como una ficción elaborada por nuestra mente que, contrastándola con la información que recibe según su experiencia, van paulatinamente aproximándose a la realidad.  Es decir, nuestra realidad es una ficción elaborada que tiende a aproximarse a la Real, salvo que nos aferremos a nuestra falsa ficción de modo que rechacemos la propia Realidad, que es lo que sucede cuando llegamos al convencimiento absoluto, que como dice Nietzsche, “es más peligroso para la verdad que la propia mentira”.
Las recetas educativas, parece como si hubieran evolucionado hipertrofiando las capacidades ejecutivas de los niños y adolescentes a fin de enfrentarse “el día de mañana” a la sociedad y saber ganarse el sustento, pero atrofiando cada vez más las capacidades y aspectos de humanidad de los alumnos, es decir, más para saber hacer y menos para aprender a ser. Y esto se ha disparado de forma acelerada con el uso de las nuevas tecnologías.
Y más aún, en el aspecto humano, cada vez menos se permite al educando que evolucione por sí mismo, sino que se le somete a un cada vez más intenso proceso de adoctrinamiento en modo “pensamiento único”, políticamente correcto con el gobierno e ideología de turno, muy cercano a visiones antagónicas de la realidad; liberales versus conservadores, religiosos versus escépticos o ateos, hétero versus homo sexualidad, integradores versos racistas, afirmacionistas versus negacionistas, etc. Lo que está generando una sociedad cada vez más radicalizada en sus planteamientos, que tiene que ser peligrosamente afín al gobierno e ideología de turno, a riesgo de sufrir persecuciones y acosos. Y todo esto tanto más cercano al mundo de la ficción (en ambos extremos del espectro) cuanto más polarizada está la sociedad, hasta el punto en el que, en ambos extremos la gente desarrolla su vida en la pura ficción y postverdad elaborada por los ideólogos de ambos extremos culturales.
No es una frase hecha, pero la armonía la da la centralidad en los planteamientos, la neutralización de las fuerzas antagónicas, con un aceptable margen de oscilación y variabilidad, pero jamás con el predominio absoluto basado en el convencimiento absoluto. Volvemos a lo de siempre, la realidad está ahí fuera y nosotros nos manejamos con modelos de realidad, tanto mejores cuanto más centrados y equilibrados estén. Porque los extremos son “rigurosamente falsos” y deletéreos.
Reconozco que soy por naturaleza ecléctico y que, como el Yin y el Yang, tanto en la luz hay un punto de duda y oscuridad y en la oscuridad un punto de lucidez. Conseguir que los niños aprendieran esa capacidad de no dar nada ni como totalmente cierto ni totalmente falso debería ser un objetivo para conseguir, que no se divisa en el futuro inmediato ni a largo plazo.

El poder de la ficción frente a la verdad

Por el contrario, es cada vez más acusada la manipulación, tanto de la realidad objetiva como de las creencias, convirtiendo verdades universales en certezas locales, que pierden todo su valor fuera de la tribu, así sea, como tiende a ser, la tribu una tribu planetaria. Y como apunta Ricardo Grinszpun, es más costoso conseguir señales confiables que falsas, lo que se denomina como el principio de la desventaja o yo diría el de “la verdad incómoda”. Es lo del sentido de los informes jurídicos ¿en qué sentido lo quiere, Sr. ministro? Hay que dar gusto al jefe, así como que hay que dar gusto a la gente y que se crea lo que quiere oír, ficciones a gusto del consumidor. Eso lo tienen claro los políticos cuando diseñan campañas electorales.
No obstante, las elaboraciones ficticias muestran un gran poder de cohesión en la gente. Es más fácil conseguir el aplauso de las masas enfervorizadaqs en base a una ficción o a una mentira, que ante la cruda realidad. Por eso, creo que fue Padme Amidala, la reina del planeta Naboo, en el episodio 1 de la Guerra de las Galaxias, la que dijo aquello de que “todas las dictaduras comienzan con el gran aplauso del pueblo”. Mirad a los inteligentes nazis…
Y esto sirve tanto para las ficciones políticas como religiosas. La quinta raza raíz de la que somos los actuales seres humanos de las últimas de sus generaciones, arrastramos decenas de siglos de una fe basada en las creencias y dogmas que han hecho de este mundo un mosaico de verdades locales que han ocultado la Verdad Universal, la que nos uniría a todos los seres humanos. Han conseguido que por un mismo Dios esté dividido el mundo, sin que Dios tenga nada que ver en el desaguisado, porque todo lo que tenía que decirle al mundo lo ha dicho ya y a la gente se las educa en las interpretaciones teológicas de cada creencia. Y es triste ver cómo esas verdades universales, que están ahí, al alcance de todos, están ensombrecidas detrás de las organizaciones erigidas en sus garantes. Acaso no han podido hacer otra cosa, dado el nivel de consciencia de sus seguidores.
Donde se ha podido evidenciar esta manipulación ha sido y es en los colegios, donde al alumno se le trata de adoctrinar en uno u otro sentido, para efectuar una programación mental que Miguel Ruíz, autor del libro “Los cuatro acuerdos” denomina “El Sueño del Planeta” o lo que la Sociedad quiere que pensemos y en qué creamos.
Es como lo de la programación neurolingüística que define la realidad como una ficción y no como un descubrimiento, lo que en parte se basa en el indiscutible hecho de que la realidad que todos conocemos no es sino “modelos mentales de esa misma realidad” que a veces funcionan bien y otras nos encajonan en ficciones incluso absurdas.
Y esto no es sino un robo de la propia consciencia, ya que como afirma Ricardo Grinszpun, la educación actual no facilita el crecimiento personal en consciencia, sino que aporta un conjunto de habilidades y conocimientos para trabajar y a la postre, mantener la maquinaria productiva de la sociedad. Esto desemboca en una verdad, la de que la crisis de la actual distopía social parte de la crisis nuclear del sistema educativo, pues no disponemos de una educación para la consciencia. Se nos enseña a pasar exámenes, aunque luego no nos acordemos de lo supuestamente aprendido. Esto hace que nuestra vida sea un simple papel (currículum vitae) que dice que existimos, quienes somos, qué sabemos y qué habilidades profesionales nos son reconocidas. Y si lo perdiéramos, simplemente dejaríamos de existir personal y profesionalmente.

La hipertrofia racional y la atrofia afectiva

En la educación, supongo, ocurre como en lo que se denomina “pedagogía del amor”, que no tiene absolutamente nada que ver “saber que Dios nos ama” a “ser conscientes de que Dios nos ama”. Se sabe algo cuando se ha leído, se ha estudiado, y se pasado un examen que certifica que sabemos eso. Pero ser conscientes de lo que se sabe, supone vivir esos conocimientos, hacerlos propios, personales, vivenciales, experienciales. Pero el sistema educativo, inclusive el religioso, se conforma con “saber”, pero tomar consciencia parece, no digo irrelevante, pero sí secundario. Bastante tiene el profe con enseñar matemáticas, geografía de su Comunidad Autónoma, lengua de su Comunidad Autónoma e historia de su Comunidad Autónoma, es decir, enseñar “verdades locales”, que no universales. Y además tratar de que los niños estén en silencio en clase.
No se tiene en cuenta en los planes educativos que tenemos tres cerebros, el visceral, el afectivo y el racional (el cerebro triuno de Paul McLein). Tuvo que venir Daniel Goleman en los años noventa para enseñarnos con su best seller “Inteligencia emocional”, que a los niños no se les puede medir, calificar y encorsetar sólo por su IQ (Coef. Intelectual), sino que tenemos un atrofiado cerebro emocional que en la vida puede destacar en inteligencia, a veces mucho más que el racional; y demostraba cómo niños de IQ normalito, pero con gran desarrollo afectivo, tenían mucho más éxito en la vida, desde todos los puntos de vista, que aquellos huraños cerebros matemáticos de descomunal IQ, esos que ganan olimpiadas de cálculo.
Líbreme, Dios de criticar las múltiples leyes de educación y planes de estudios que hemos disfrutados en los últimos cuarenta años (gracias a Dios, yo soy de la Ley del 57 y, aún me acuerdo de algo del Griego que estudié), pero diría que estamos cada vez más lejos de que nuestros hijos se formen en una Educación holística. Hemos desarrollado (o intentado desarrollar) a la Marta de Betania, la que andaba ocupada con las cosas de la casa y dejando dormir el sueño de los justos a María, la que se quedaba embobada escuchando al Maestro. Y el problema está en que al descuidar el lado humano de la persona y sólo incidir en el racional con las disciplinas STEM (Science, Technology, Engineering y Mathematics), supone un esfuerzo inútil, porque cada vez estamos más cerca del “Punto de singularidad”, donde la Inteligencia Artificial desbanque definitivamente al ser humano en estas labores racionales STEM.
Si a esto añadimos la peligrosa deriva de un Sistema Educativo que, para decirlo sin rodeos, parece que se dirige hacia la programación de una ingente masa de “épsilons”, diseñados para las tareas más peligrosas y repetitivas, con una planificación educativa e incluso genética que inculca consignas subliminales en la educación. Así describe Aldous Huxley nuestro casi presente “Mundo feliz”.

Iniciativas hacia el lado luminoso

La gran paradoja en todo esto, y tanto en el capítulo dedicado a la cultura y educación, como en el resto de los capítulos del libro, está en que saber, saber, sabemos cómo convertir nuestro mundo en un mundo feliz, para salir del lado oscuro de la Fuerza y vivir a plena luz de la verdad, de la armonía y de la solidaridad entre todos los seres humanos. Empezando por los grandes maestros de la Filosofía y de la Espiritualidad y pasando por las grandes corrientes de renacimiento cultural y espiritual, para terminar en todos los recursos tecnológicos y psicológicos y sociales que las modernas ciencias humanísticas disponen, sería posible una educación en valores, potenciando las habilidades del corazón. Griszpun señala varias e importantes iniciativas, tales como la Escuela de los 7 pétalos de Noemi Paymal (Pedagoogía 3000), o las Escuelas Waldorf, o Montesori o Reggiana. Es decir, no estamos en un horizonte sin alternativas; las hay y muchas.
Pero a día de hoy, no es por ser aguafiestas, pero las posibilidades de que estas iniciativas prosperen son evidentemente muy escasas, porque existe una decidida intencionalidad por parte de los poderes fácticos del mundo, de que no sea así. Hay un objetivo distópico para evitar el colapso de la Civilización, que no es otro que el de aplanar la pirámide educativa para llegar a una simple estructura de línea-staff mundial, donde la línea sea una inmensa mayoría de seres humanos la clase épsilon de Huxley, adecuadamente adoctrinados y subyugados sobre la base del refuerzo negativo (el miedo), al servicio de una exquisita élite staff, que es en lo que se denomina NOM, Nuevo Orden Mundial.
Las iniciativas hacia el lado luminoso son meros desiderátum que sólo pueden tener éxito si la futura línea, antes de que se convierta en tal, sabe despertar y tomar consciencia de cuál es la actual megatendencia global del mundo en materia educativa y a muy largo plazo.
Los arquetipos sistémicos de desplazamiento de la carga, donde cada ley de educación que se publica en el BOE está dirigida a corregir el desastre originado por la Ley de Educación anterior, hace que se insista en lo que, se supone será un éxito electoral, sin atender el mal basal de la sociedad, el descuido de la humanidad del ser humano, el respeto de las Leyes de la Naturaleza, de la ética y el derecho y el despertar del alma dormida, todo lo cual no da réditos electorales, sino que es un plan estratégico a muy largo plazo, incompatible con el actual sistema democrático, porque supone sembrar y trabajar para que el éxito se lo lleve el adversario político si llegara a gobernar en tiempo de cosecha.
Como remate, la incoherencia de los mayores hace que el niño se convierta en el “noble salvaje” de Rosseau, aquel que aprende que hay que premiar lo bueno y penalizar lo malo, pero luego ve que los mayores hacen exactamente lo contrario, así que el, aún siendo noble, se comportará como un salvaje.
Y como siempre, Sólo con una visión global, con horizonte temporal de décadas o muchas décadas, a día de hoy, con un horizonte no anterior a 2050, se puede acometer la lenta evolución hacia un nuevo Renacimiento que nos saque de una época tan oscura como la que aconteció en el Siglo XV. Sólo que aquella, en oscuridad no le llegaba a esta ni a la altura de las sandalias.

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Autor: José Alfonso Delgado (Doctor en Medicina especializado en Gestión Sanitaria y
en Teoría de Sistemas) (joseadelgado54@gmail.com)
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La publicación de las diferentes entregas de Visión sistémica del mundo se realiza en
este blog, en el contexto del Proyecto Consciencia y Sociedad Distópica, todos los lunes
desde el 20 de enero de 2020.
Se puede tener información detallada sobre los objetivos y contenidos de tal Proyecto
por medio de su web: http://sociedaddistopica.com/
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