Pienso que los Grandes Seres caminarían con la humanidad, con las pautas emanadas de la administración de cada país. En España llevarían mascarilla, no porque creyeran necesariamente en ella, sino por cercanía con las personas, con su dolor y su asfixia, por solidaridad con una humanidad sufriente. Caminar por la calle con boca y nariz tapadas no es dar la razón al sistema, es creer en la comunión humana y desde esa comunión en el dolor y la asfixia no dejar de compartir nuestro anhelo de aire libre, sobre todo nuestro anhelo de transformación ya personal, ya colectiva y de dar vida a una nueva civilización. Si para algo nos ha servido el COVID 19 es para terminar de echar a la basura una civilización depredadora con la Creación que ya no nos sirve y que ya estaba condenada.
25/9/20
El Covid y las Grandes Almas
Nos comprometemos aquí y ahora con ilusión en el alumbramiento de lo nuevo con el presentimiento de que no estamos solos, de que nos acompañan Grandes Almas que siempre han sido con la humanidad. Nuestra tarea es dar a entender quizás más con hechos que con palabras que hay otro modelo, otro paradigma. Más allá de este panorama privado de sonrisas al que nos ha llevado un modelo que ya agoniza, hay una alternativa de simpleza, austeridad, color, creatividad, sostenibilidad y maravilla. La tarea es grande, pero hay muchos seres que ya están viniendo y gateando que querrán tomar testigo.
El COVID 19 no puede ser la excusa para una nueva batalla entre los humanos, sino oportunidad para anunciar la nueva civilización fraterna, verde, solidaria que ya estaba llamando a la puerta. Confesaremos nuestro privilegio. Hemos tenido en suerte caminar junto a Grandes Almas encarnadas en la Tierra. No olvidaremos nunca esos días en que nuestros pasos se hicieron uno con los del Maestro Thích Nhất Hạnh o los del Maestro Parvati Kumar. De ninguna forma podemos concebir a esos grandes Guías caminando y al mismo tiempo desafiando la legalidad vigente, que además es apoyada por una mayoría de la ciudadanía. Los imaginamos por supuesto aquí y ahora con la mascarilla en el asfalto público. Los visualizamos con su poderosa presencia sonriente y compasiva; con su verbo poético y elocuente, esbozando fe y esperanza, compartiendo la necesidad de mostrarnos agradecidos y reverentes para con la vida, de vincularnos a los elementos, a las costumbres saludables y naturales, de afinar nuestros días con las Pautas y Leyes divinas.
Los imagino abundando en la idea de que no hay nada que atacar, ya sea el último virus, ya sea el sistema infectado de demasiadas enfermedades, principalmente de exceso de individualismo y materialismo. No hay nada que confrontar, a lo sumo defender la vida y colmarla de sano gozo, poder y salud; a lo sumo invitarnos a crear otro mundo basado por fin en los principios inherentes al alma, ya nunca más a nuestra personalidad depredadora.
Por último, les imagino invitándonos a abrazar vida sin fin, pues ese abrazo es el que nos hará trascender el terror al PCR positivo, nos emancipará de todos los miedos y temores, nos liberará del apego a este exclusivo cuerpo, nos dará comprensión de la enfermedad y de la caducidad o impermanencia de las formas. Es a la postre la conciencia de la falsedad de la llamada muerte la que nos privará de la angustia en la que nuestra humanidad está en gran medida sumida.
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Autor: Koldo Aldai (koldo@portaldorado.com)
Fuente: http://www.koldoaldai.org/
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