Y un día hablaba así:
—Había una vez una familia que vivía en una mísera casa, con tejado
de ramas y muros de madera. Y cuando venía el hambre, pegaba a la puerta de
aquella casa con más fuerza que en ninguna; y después se quedaba a descansar en
ella.
Uno de entre los días, llegó a su puerta un peregrino y,
sentándose, esperó la caridad. Entonces, el padre le dijo:
«Sé bienvenido a tu
casa. Todo cuanto tenemos compártelo con nosotros».
Y tomándolo de la mano, lo llevó a su pobre casa; y quitándose su
abrigo, lo abrigó; y quitándose su bocado de alimento, lo alimentó.
Y Abul Beka dijo:
—En verdad os digo que vi más caridad en aquella casa que en todas
las mansiones de Medina Runda juntas. En ellas se da lo que sobra, y en esta,
se dio lo que necesitaban para ellos mismos.
»Mirad con el corazón y veréis la luz que despedía en el plano del
sentimiento aquella casa; y qué aura de quietud tenían sus moradores; y qué
serena armonía interior se respiraba en aquel hogar.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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