Así
hablaba Abul Beka en la tarde. Medina Runda le escuchaba con el corazón y hasta
el Guadalevín llevaba hacia el valle su palabra. Y les ponía ejemplos para que,
por semejanza, comprendieran:
—Ayer
vi cómo dialogaban una araña con una hormiga. Me acerqué a ellas y oculto tras
unas hiedras oí que esta última decía: «No comprendo cómo apareces y
desapareces, cuando quieres, ante mí».
»La araña le respondía: «Es que tus ojos no pueden ver
otra tierra que hay hacia arriba, adonde tú no podrás nunca ascender sino a través
del terreno. Sin embargo, donde termina tu visión hay un mundo mucho más amplio
que este que te rodea, y a él me voy en los hilos de mi imaginación. Tejiendo
sabiamente estos hilos puedo pasar a otros mundos que tú nunca imaginarías».
»Y
la hormiga, pensativa, le dijo: «¿Quieres decir que hay hormigueros que
ascienden en vez de descender hacia la tierra?». «Ciertamente –repuso la araña,
feliz–, y donde la luz te envuelve por todas las partes y llena de calor tu
cuerpo y lo hace brillante como una llama. Y ahora perdona que me vaya, mas
tengo cosas que hacer en el mundo de arriba». Y diciendo esto, desapareció de
su presencia entre los rayos del sol.
Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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