Con este título inquietante arranca una serie
de artículos que Robinson Alexander Devia y quien esto escribe iremos publicando
mensualmente y de manera alternativa. Para quien no lo conozca, Robinson es un
ser humano excepcional con una gran trayectoria humanista, muy querido en
Colombia y muy reconocido en toda Latinoamérica y parte de Europa. En el año
2010 se presentó como candidato del Movimiento
La Voz de la Consciencia para la presidencia del Gobierno de Colombia,
consiguiendo el respaldo de más de un millón de firmas, cuando solo necesitaba
356.000 para poder inscribir su candidatura ante la Registraduría Nacional.
Nuestra labor de investigación acerca del
futuro de la Humanidad nos lleva a compartir la hipótesis de la más que
probable desaparición del capitalismo en los próximos años, para ser sustituido
por otro sistema económico-financiero global más sofisticado y totalmente centralizado.
De entrada, este asunto de la próxima megacrisis
mundial, al que Robinson y yo estamos prestando gran atención desde hace años,
lo queremos plantear desde una perspectiva más bien filosófica. En mi caso, me basaré en los humildes
conocimientos que poseo sobre geopolítica y macroeconomía pero, sobre todo,
tendré muy en cuenta mis observaciones y conclusiones personales que, a modo de
hilo conductor, proceden de otros trabajos de investigación anteriores, que
culminaron en enero de este año con la publicación del artículo titulado “La falocracia y el nuevo orden mundial”.
En esta primera entrega sobre la última gran
crisis económica que se avecina, quiero tratar este delicado asunto de manera muy
genérica y con una amplia perspectiva, para que podamos comprender mejor el por
qué y el para qué de este previsible acontecimiento que marcará un antes y un
después en la historia de la Humanidad. Y, por tal motivo, no entregaré datos
oficiales ni mencionaré fuentes consultadas, al menos por ahora, para no hacer
demasiado extenso este artículo.
El fin
del capitalismo al que me refiero es el que está sustentado, principalmente, por
la especulación en los mercados financieros a nivel global, basándose sus artífices en el cortoplacismo,
es decir, en la consecución del máximo beneficio en el menor tiempo posible.
Siendo ésta dinámica financiera cortoplacista la que tiene los días contados, pudiendo
predecirse con poco margen de error su cercana “fecha de vencimiento”. Prever
el desenlace final del actual escenario económico capitalista es fundamental
pues, de este modo, seremos capaces de anticipar el devenir de la siguiente etapa postcapitalista.
El capitalismo neoliberal, también llamado
capitalismo salvaje, morirá en pocos años. Y, más aún, me atrevo a decir que será
en menos de una década cuando el modelo capitalista dominante habrá quebrado de
manera total y definitiva, y será sustituido temporalmente por otro modelo
económico global más perverso y tiránico. Afortunadamente, no durará mucho,
puesto que finalmente se transformará en otro modelo muy distinto, esta vez al
servicio de los ciudadanos del mundo.
Para argumentar y demostrar todo lo que acabo
de decir hasta ahora, quiero empezar respondiendo a tres cuestiones importantes.
PRIMERA: ¿En qué me estoy basando para
anunciar la inminencia de la última gran crisis económica global? SEGUNDA: ¿Cómo viviremos la muerte del capitalismo?
TERCERA: ¿Y qué nuevo modelo
socioeconómico lo reemplazará en los próximos años?
A la
primera cuestión puedo responder
haciendo referencia a una brillante afirmación de un filósofo, sociólogo y escritor
polaco, cuya valiosa obra intelectual comenzó en la década de los años 50 y
finalizó poco antes de su muerte en 2017. Me refiero a Zigmunt Bauman, quien
llegó a afirmar que “los seres humanos nos hemos convertido en
una raza de deudores”. Con esto, el señor Bauman nos estaba advirtiendo
sobre tres aspectos muy importantes acerca del endeudamiento económico.
En primer lugar, que los seres humanos y las
familias de casi todo el mundo caemos fácilmente en la trampa de la hipoteca
fácil o del préstamo bancario inmediato para poder vivir “mejor”, para consumir
más, para jugar a ganar más con la especulación o, simplemente, para poder
sobrevivir.
En segundo lugar, las pequeñas y medianas empresas
productoras de bienes y servicios también entran fácilmente en la dinámica del
endeudamiento perpetuo para, en la gran mayoría de los casos, poder iniciar su
andadura, posicionarse en su sector, tratar de ser competitivas y, si tuvieran
éxito, para poder seguir creciendo y expandiéndose.
Y, en tercer lugar, está la deuda pública
generada por los estados-nación. Valga como ejemplo la deuda pública española,
que ha crecido exponencialmente en los últimos años, llegando a ser billonaria
(más de un millón de millones de euros) y suponiendo al año casi el 100% de su Producto
Interior Bruto. Es decir, que si cogemos todo lo que España produce en un año
en cuanto a bienes y servicios (todo lo que produce cada persona, cada empresa
y cada institución pública o privada en España), alcanzaría apenas para pagar
toda esa deuda. Y, por desgracia, cada vez hay más países en el mundo cuyas
deudas públicas han superado con creces el 100% de su PIB anual. Y éste
fenómeno de “bola de nieve” debido al endeudamiento perpetuo creciente, además
de ser relativamente reciente, es imparable y, sobre todo, insostenible.
A la
segunda cuestión, del cómo
se producirá la muerte del capitalismo, respondo también con varias cuestiones
a tener muy en cuenta. Primeramente, podemos ver que es imposible seguir
dándole continuidad a esta perversa dinámica del crecimiento económico
ilimitado o de expansión infinita del capital, puesto que cada vez somos más
las personas que habitamos en este hermoso planeta de recursos limitados. Estos
son, a mi modo de ver, los principales factores que motivan a la élite
financiera global, para tratar de sustituir el actual sistema capitalista
neoliberal por otro modelo económico que continúe favoreciendo sus intereses
egoístas.
Y ¿cómo se supone que empezará todo esto?
Desde mi punto de vista, ya ha empezó hace mucho tiempo. Ahora solo queda hacer
detonar una última gran crisis
financiera mundial como nunca antes se ha conocido. Previsiblemente se dará
a conocer, con el desplome de todos los índices bursátiles de todas las bolsas
de valores del mundo en cuestión de pocos días. Pero ahí no quedará todo,
puesto que uno de los objetivos principales de la susodicha élite será la creación
de un Banco Central Mundial para la implementación de una futura moneda única
global. Y, para ello, los actuales bancos centrales de todo el mundo deberán realizar
un cambio de estrategia en cuanto a las políticas monetarias para frenar las
acostumbradas emisiones de papel-moneda de curso legal.
A partir de aquí, los bancos dejarán de proporcionar a sus clientes los
clásicos billetes de papel y monedas de metal, para pasar más bien a recogerlos
y retirarlos de la circulación hasta cierta fecha límite en que supuestamente
desaparecerán. Todo esto se irá haciendo paralelamente a la introducción de las
conocidas criptomonedas, que pasarán a ser de curso legal y que, en principio, posiblemente
sean de ámbito nacional o continental, para no mucho tiempo después, tratar de
convertirlas todas ellas en una única criptomoneda de uso global.
En
cuanto a la tercera cuestión, el modelo socioeconómico planetario que prevalecerá durante algún tiempo será
el que acabo de citar, es decir, el del dinero
electrónico centralizado a nivel mundial en un solo Banco Central donde
todas las transacciones económicas y cada una de las operaciones financieras
estarán permanentemente computarizadas y vigiladas por quienes desean ostentar
el control total sobre la economía y las finanzas a nivel global. Y, al mismo
tiempo, los usuarios de tales transacciones y operaciones dispondremos de
infinidad de terminales y dispositivos electrónicos que nos permitirán seguir
realizando todo tipo de gestiones digitales en relación a los cobros, pagos,
transferencias, préstamos, inversiones, apuestas, domiciliación de recibos,
etc., muy similar o casi igual a como se viene realizando hasta ahora, con la salvedad
de que habrá desaparecido el dinero en
efectivo, pasando pues a la historia el dinero cash o dinero en metálico.
Por todo lo mencionado anteriormente, es
posible afirmar que el actual modelo económico-político-capitalista, podría
llegar a convertirse en un modelo económico-militar-transhumanista (al menos durante
un período de tiempo intuyo que así será), donde se tratará de convertir a la
gran mayoría de los seres humanos en perfectos esclavos del nuevo orden
mundial. Tratarán de seducirnos con falacias y falsas promesas universalistas
sobre la curación de las enfermedades, el retraso del envejecimiento o,
incluso, el logro de la propia inmortalidad, mediante el “mejoramiento” de
nuestros cuerpos biológicos a través de las tecnologías y de la inteligencia
artificial. Esto, que suena a ciencia
ficción, entiendo que será posible hasta cierto punto, pero solo lo será para
unos pocos, precisamente para los creadores del nuevo sistema distópico de
control global, quienes tratarán por todos los medios de culminar su
maquiavélico plan del nuevo orden mundial (recomiendo el artículo “¿Qué hay detrás del transhumanismo?”).
Sin embargo, tengo plena confianza en que
dicho plan eugenésico nunca llegará a triunfar de manera absoluta según la
pretensión de sus promotores. Aunque, muy probablemente, lograrán culminar
algunos de sus principales objetivos como, por ejemplo, el que acabo de señalar
acerca de la implantación de una criptomoneda de ámbito global.
Los distintos grupos de la élite financiera
global, llevan demasiado tiempo planeándolo y, por tanto, harán todo lo posible
para tratar de imponer su perversa agenda globalista. Sin embargo, no habrá tal
transformación o sustitución completa sino que, más bien, ocurrirá una rápida
mutación del sistema capitalista hasta que, finalmente, emerja un nuevo sistema
socioeconómico mundial con lo mejor del capitalismo junto a la incorporación de
unos nuevos principios reguladores más éticos y solidarios a nivel global (véase Glocalismo). Al menos esta es mi visión utópica. Y todo
ello, ocurrirá gracias a la predecible elevación del nivel de consciencia de
buena parte de la población mundial, donde habrá
un despertar masivo de seres humanos, sobre todo a partir de que se inicie la
Última Gran Crisis Económica Mundial. Aunque esto, lamentablemente no será
suficiente para evitar durante algún tiempo las graves consecuencias que
sufrirán gran número de personas.
¿Y qué
podemos hacer entonces? Pues
muy sencillo. Prepararnos poco a poco, mentalizándonos, compartiendo esta previsible
realidad con quienes estén dispuestos a escuchar, uniéndonos a grupos o
comunidades de personas que interactúen mediante las llamadas economías
alternativas (véase el artículo de “Las economías
sociales”),
visitando ecoaldeas y comunidades autosuficientes, liberándonos de las deudas
bancarias, aprendiendo a vivir mejor con menos bienes materiales y con menos
dinero, estrechando vínculos y cooperando con nuestros vecinos, etc.
No obstante, todo lo anterior, más vale estar
informados, abiertos y tranquilos ante esta posibilidad, que quedar en la
completa ignorancia de lo que a todos se nos viene encima. No tienes porqué
creerme, sin embargo, te puedo asegurar que el conocimiento que compartiremos
Robinson y yo acerca de la megacrisis económica, te permitirá estar preparado/a
para saber afrontar los avatares que puedan acontecer en los próximos años.
En próximos artículos, daré nueva información acerca
de las posibles fechas del más que probable desplome bursátil global, como
detonante del inicio de la última etapa distópica que sufrirá la Humanidad. Etapa
que, afortunadamente, no durará mucho tiempo gracias a los crecientes proyectos
sociales utópicos emergentes que, desde lo local, irán confluyendo en un gran
proyecto utópico global multilocal, que estará al servicio de todos los Seres
Humanos en particular y de la Vida Planetaria en general.
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Autor: Manolo López (Autor de “La
Huelga Tranquila” y “Glocalismo”)
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