El
nivel de nuestra vibración interior responde con mayor firmeza a lo sutil que a
lo material.
Nuestra
luz interior es mucho más resplandeciente y permanente ante los cambios que
surgen como resultado de conectar con nuestra verdad.
Comparto
hoy la experiencia de un hombre de mediana edad que me hizo llegar hace unos
días y que me llenó de tanta gratitud como admiración.
Me
contó que acababa de pasar una fase compleja de separación de su pareja.
Hacía
unos meses que había llegado a un punto de incomodidad en la convivencia que le
llevaba a evitar todo lo posible estar en casa pues sentía que al entrar en
ella su lucidez se apagaba y se bloqueaba. Ya no sentía que aquella vivienda
fuese su lugar pero tampoco sentía energía para dar el paso y salir de ella.
Desde
que había comenzado el frío, el tiempo que dedicaba a pasear por la naturaleza
cuando acababa de trabajar para sentir y conectar con la libertad que anhelaba
y desde ella proyectar un nuevo futuro, se había reducido y observó que pasaba
una media de 4 horas al día en su coche.
Además
de desplazarse, en su vehículo leía, escribía e incluso meditaba.
Llevaba
meses leyendo los artículos que comparto y me contó que, en uno de esos
momentos de más conexión interior tras una meditación, sintió la idea de poner
en práctica mis consejos en el interior de su vehículo.
+Comenzó
a darse cuenta que normalizaba la suciedad de los cristales tanto como
normalizaba no ver las cosas claras en su vida y se comprometió a limpiarlos
más a menudo.
+Puso
en práctica la consciencia de unidad cada vez que abría las ventanas sintiendo
que la vida entraba y se fundía en su interior.
+Cada
noche que salía del vehículo hasta el día siguiente, se dejaba una nota en el
cuentakilómetros preparando para sí mismo un mensaje con la emoción con la que
deseaba comenzar su próximo día.
+Observaba
que acumulaba siempre desorden en un mismo lugar. Observándose, llegó a
percibir que el estaba relacionado con su autoestima porque cada vez que su
autoestima estaba más baja aumentaba el desorden y cada vez que lo ordenaba,
mejoraba el concepto de sí mismo.
+Se
dio cuenta de que normalizaba la incomodidad con mucha frecuencia y se
comprometió a poner cada día su asiento de forma confortable según la tarea que
fuese a desarrollar.
+Ponía,
siempre que podía, orientado el vehículo hacia una de sus mejores
orientaciones.
El
hombre, emocionado, me confesó que tras dos semanas practicándolo, sentía que
había recuperado la mejor relación: la
relación consigo mismo.
Había,
por fin, logrado salir de la vivienda atreviéndose a afrontar la incomodidad
emocional que le suponía aquella situación.
Por
unos meses estará en la vivienda de unos familiares que, curiosamente, su nueva
llegada favorecerá a todos por la luz mutua que se aportarán hasta que él
encuentre su nuevo hogar.
Para
su mayor emoción y la mía, compartió conmigo la sensación interior de haber
logrado soltar los bloqueos que él mismo ponía internamente a su vida y cómo,
con sólo comprometerse cada día a conectar con su verdad interior con los
ritmos naturales de la vida, sintió cómo su lucidez y su integridad le
mostraban el camino.
La paz
interior y la armonía son ahora su vibración más latente.
Llevo
más de 15 años facilitando la armonía en personas y en viviendas. Este testimonio
ha iluminado mi propio concepto de la armonía y de la voluntad interior.
Deseo
que también ilumine la tuya.
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Autor: Andrés
Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de
publicaciones centradas en
el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de
viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida.
Todas están a tu disposición de manera gratuita a traves del e-book Habitar, al que puedes acceder a través de
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