Las ventanas de nuestra
vivienda reflejan nuestra forma de mirar al mundo.
Hay personas cuya tendencia es
tenerlas cerradas, con las persianas bajadas o con cortinas opacas, mostrando
así un rechazo a la luz que le viene del exterior.
Hay personas que, por el
contrario, tienden a abrir por completo sus ventanas, incluso sin cortinas,
mostrando con ello una tendencia a la dispersión y al poco parar.
Hay, por otro lado, personas
que acostumbran a tener los cristales de sus ventanas sucios, mostrando con
ello una normalidad ante la falta de claridad o de transparencia.
Definir una única actitud
correcta antes las ventanas es algo atrevido. Cada persona tiene su propia
forma de ver e interpretar el mundo y no es recomendable adoptar una forma de
vista ajena.
No obstante, hay un sencillo
ejercicio que puede ayudarte a discernir si tu forma de mirar al mundo es
profunda o superficial.
Prueba a colocarte unos
segundo en el recibidor o entrada de tu casa. Una vez allí, intenta abstraerte
de sus sensaciones corporales, trata de mirar a través de tus ojos, pero como
si no tuvieses cuerpo. Como si sólo fueses energía con capacidad de ver.
Una vez sientas esa realidad,
recorre tu vivienda y siente...
Si tus ventanas están cerradas
y algo en tu interior se encoge al sentir poca luz, trata de, poco a poco, ir
abriendolas hasta que algún día ya no sientas que te encojes.
Si eres de las personas que
tiendes a tenerlas siempre abiertas e incluso alineadas con puertas y, al
observarlas con esta renovada mirada sientes que algo en tu interior se acelera
al verlas, prueba a poner algún visillo suave, bajar un poco la persiana a
ratos, e incluso poner algún objeto decorativo sencillo (puede servir una
alfombra) entre la puerta y la ventana, para que la vista de frene, se mantenga
en el interior y no salga tan rápido. Si eres de las personas que han
normalizado los cristales sucios y ante la nueva mirada te molesta la suciedad,
prueba a limpiarlos y observa qué sientes.
A veces, desde una edad muy
temprana, perdemos la profundidad de nuestra mirada y normalizamos la que
nuestro inconsciente creó como supervivencia.
Una vez recuperas tu verdadera
forma de ver el mundo, sentirás que tus ojos son tus primeras ventanas. A
partir de ese momento, lo demás será un reflejo de tu propia coherencia.
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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas
en
el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y
empresas que mejoran la calidad de vida.
Todas están a tu disposición de manera gratuita a traves
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