Así
oraba Abul Beka en el silencio de su templo interior:
—Hermanos que os posáis sobre mis hombros y susurráis a
mis oídos palabras confortables, que en el silencio de mi corazón me habláis
con la lengua de la sabiduría y tocáis las cuerdas del arpa de mi alma, que
estáis atentos a mis días y a mis noches y veláis mis sueños y los sueños de
mis sueños... quisiera estar con vosotros, mas la materia todavía me impide disipar
las distancias.
»Es
ella la que a veces me hace insensible a vuestras llamadas y a vuestros
sacrificios, a vuestros desvelos y a vuestro amor desinteresado.
»Vosotros
aleteáis más cerca de él.
»Vosotros
andáis más cerca de sus pasos.
»Vosotros
os reconfortáis con su sonrisa.
»Yo
os pido para que pidáis.
»Yo os llamo para que llaméis, porque sois como el aire
para las alas de la oración; sois como la tierra para los árboles y las flores
del amor; sois como el cauce del río para el agua viva.
»Vuestro
hacer no es ni un susurro, porque lo acalla vuestra humildad. Vuestro vestido es
el silencio. Y cuando os tenéis que exteriorizar, lo hacéis como si fueseis
vosotros los necesitados de ayuda.
»La
más grande de entre las flores que diera la santidad de la Tierra no sería sino
un simple retoño al lado de la que formaría una simple imagen vuestra.
Paz y Amor
a todos los seres.
======================================================
Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
======================================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.